La música en historias: Chinatown - Thin Lizzy #mesThinLizzy
Vamos a hablar de un disco que se podría decir, ocupa un lugar en la historia del rock, un disco que por considerar la situación de sus creadores la banda Thin Lizzy, era muy complicado que saliera publicado, considerando que se rumoreaba si disolución.
Pero a fin de cuenta Chinatown salió publicado y se podría decir que es uno de los mejores disco de la banda.
Luego de suscitarse varios problemas en la banda, por agotamiento, tras años de abusos con las drogas y el alcohol, la banda traería novedades y una de ellas fue la incorporación de Snowy White este no sería la única novedad, también se incluyó como colaborador a un fan inglés de 17 años llamado Darren Leight Wharton, que tocaba los teclados en una banda de versiones, y que a día de hoy sigue vinculado a la banda en sus distintas reencarnaciones.
Impredecible y genial como todos los grandes artistas, Phil Lynott sorprendió a cuantos vaticinaron un disco en la línea, del pop y ecléctica, tras su debut en solitario, pero Phil Lynott tenia bien en claro que ambas eran dos carreras y dos bandas completamente diferentes, que la relajación y la variedad quedaban para Solo in Soho su disco como solista y entregó Chinatown, el disco más visceral, salvaje y punk que escribiría en toda su vida.
Phil Lynott escogió la temática de Chinatown, según explicaba, pensando en la mano de obra barata china que en los siglos XIX y XX había emigrado a las ciudades occidentales de América para trabajar en la construcción de ferrocarriles. Los asiáticos se aislaban en sus ghettos, dando lugar a los populares barrios chinos, que el occidental siempre ha mirado con respeto y desconfianza, con la habitual mezcla de curiosidad y temor hacia lo exótico y lo desconocido.
Phil Lynott aseguraba haber grabado el disco en el Barrio Chino de Londres, un submundo integrado en el Soho, a espaldas de Piccadilly Circus, convertido hoy día en atracción turística lleno de restaurantes donde por 7 o 8 libras tienes un menú, pero que encajaba en los planteamientos, siempre rebeldes y al margen de la ley, que guiaban la vida del poeta rockero.
El Dragón de la portada, es la mejor ilustración del habitual Jim Fitzpatrick junto a la maravillosa cubierta de Johnny the Fox, estaba lleno de significados, con sus tres garras representando los pilares sobre los que se asienta la estructuración de la mafia china Poder, Maldad y Dinero.
Y en cuanto a la música, el grupo experimenta un proceso similar al que también vivían Aerosmith aquellos días, al borde de la ruptura, con tanta droga en sus venas como nieve hay en las cumbres montañosas en Invierno, con Whitford y Perry fuera, pero grabando discos soberbios como Night in the Ruts y Rock in a Hard Place.
En Chinatown solo hay una concesión a la suavidad en la relajante canción Didn´t I, una preciosa balada con arreglo de cuerda, orquestada por el productor Tony Visconti, Hey You, taquicárdica canción de Lynott y Downey llena de cambios de ritmo, tan pronto sonando elegantes como embalados calle abajo y sin frenos. Sobre Didn´t I, decir que podría encuadrarse en un género por sí sola, es música de salón irlandesa, con un trabajo de guitarras gemelas que suena a música celestial, a fina lluvia otoñal reverdeciendo los prados de la Isla Esmeralda.
El resto muestra a un grupo enfurecido, comandado por un Lynott rugiente, que en temas como We Will be Strong entona una sensación de hastío, tristeza y enojo, inéditos hasta el momento. En esa y otras canciones no vamos a escuchar más al adolescente que se divertía, diciendo que el haberse saltado las reglas maternas sobre la hora de llegar a casa, como hiciera en Dancing in the Moonlight. Aquel Phil Lynott ha dejado de existir. Un nuevo personaje mucho más peligroso, malherido, pero determinado a seguir en pie, y su voz, escuchada con atención y conocimiento, genera estas sensaciones.
Las guitarras dobladas, eso sí, ejerciendo como sustitutas de lo que serían los riffs entre estrofa y estrofa, en esta joya y en otras como Sweetheart, suenan a algo gratificante y conocido, a un murmullo que lleva uno siempre en su interior, y que aflora y llena de felicidad cuando te reencuentras con ello, como el golpe de la brisa en la cara al volver a la tierra natal tras una larga ausencia.
El mal carácter, propio de Phil Lynott "blandidor de botellas" , como lo llamó Mick Wall, ese al que Guns n´Roses atacaron en la incendiaria Get in the Ring, está presente en el title track, que cuenta con un solazo de guitarra de Snowy White lleno de tensión, precedido por una risita cabrona de Lynott que acongoja más que las carcajadas diabólicas que registró Gillan en el Disturbing the Priest de Black Sabbath, y un segundo punteo, de Gorham esta vez, con menos nervio, pero majestuoso. La maquinaria guitarrística seguía funcionando a la perfección, al menos en el estudio.
Atención de hecho a un tema como Having a Good Time, cuyos coros pueden confundir y hacer creer que estamos ante una canción ligera, En su segundo tramo, los dos unas guitarras que destilan azufre, que de hecho me recuerdan, solo en ese instante, al eco distorsionado, a la sensación de espacio cargado de electricidad de alto voltaje, que preside los surcos de los discos clásicos de Motörhead.
Sugar Blues suena a boogie rock asilvestrado, y es una de tantísimas perlas a descubrir en las vitrinas de ese museo, en las que se expone la mejor de las Artes, que es la música de Lizzy. En la bestial Genocide tenemos a un Phil ecologista, preocupado por las matanzas de bisontes en las llanuras de Norteamérica, y para la virulenta y agria Killer on the Loose se fijó en los crímenes de un tipo llamado Peter Sutcliffe, apodado el Asesino de Yorkshire, que asesinó a trece mujeres en la Inglaterra de finales de los 70. Lynott fue criticado por entenderse que frivolizaba sobre el asunto, lo cual no le impidió protagonizar el vídeo clip caminando por las calles de Londres envueltas en niebla, como un moderno Jack the Ripper.
Pese a todos estos logros, parece que sobre Chinatown siempre pesará esa estela negativa, esa condición de inferior, que no representa un papel relevante, que no es notorio dentro de la producción Lynott/Lizzy. Y es que grandeza llama a grandeza. Chinatown no es, en efecto, un disco notorio en la carrera de este grupo. No es notorio, y tampoco es notable. Es sobresaliente.
Daniel
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