Castillo de Arena es un álbum de 1977, el último de una serie de nueve discos de colaboración entre el guitarrista flamenco Paco de Lucía y el cantaor Camarón de la Isla. El hermano de Paco de Lucía, Ramón de Algeciras, colabora con la guitarra y las letras fueron escritas por Antonio Sánchez, a excepción de la bulería "Samara". Tras este álbum, de Lucía se dedicó a experimentar colaborando en instrumentales con los guitarristas de jazz Larry Coryell, Al Di Meola y John McLaughlin, y sólo volvió a grabar con Camarón en el disco Como el agua de 1981. La verdad es que cualquiera de los ocho álbumes anteriores también podría figurar en el podio de sus mejores trabajos, pero es probablemente "Castillo de arena" el más sólido de tan magna colección, una inmejorable culminación de su etapa en compañía con Paco de Lucia ysu padre, Antonio Sánchez, como director artistico y principal autor, Aunque en las bulerias morunas que lo abren, "Bamara", por primera vez Camarón estampa en los crédito su firma, lo grabó recién casado, cuando todo iba de bien en mejor, y quizá por ello des prende tanta luz y vitalidad. Repite la jugada del anterior, "Rosa Maria" (1976), con unos tangos que incluyen estribillo de irresistible pegada: "Y mira que mira y torra", en los que además Pace tocada también el laúd Además: soleás, fandangos, tientos, tarantos y un cierre por seguiriyas de inesperado giro melódico. Sin duda este disco constituye una suerte de síntesis de las innovaciones que hemos podido escuchar hasta ahora, a la vez que anuncia cambios. Nos volvemos a encontrar unas bulerías sin palmas como en el disco de 1971, pero ahora Paco de Lucía se dobla en falsetas y algunas respuestas. Con Ramón de Algeciras de segunda guitarra suenan esporadicamente tres guitarras. En las bulerías 'Como castillo de arena' sorprenden algunos cierres ejecutados fuera de los doce tiempos habituales. Las guitarras parecen dejar que Camarón termine su cante para cerrar, aunque estén demasiado alargadas. Su forma de marcar y aguantar crea cierta tensión; esperamos mentalmente el remate después de ciclos de doce tiempos, y este remate viene justo detrás de esta espera. También en los tientos sorprende el acompañamiento de guitarra con inclinación al ritmo de tangos, y la voz reposada de Camarón. Aquí también hay cierta tensión entre una guitarra que busca la aceleración y una voz que al contrario se recrea. Al final triunfa el ritmo de tango con coros.
La figura femenina que inspira la canción, Samara, se presenta como un amor imposible, inalcanzable, pero a la vez arrollador en su fuerza. Las emociones descritas en la canción van desde la admiración hasta la desesperación, mostrando los altibajos de una pasión que está marcada por el sufrimiento. La voz de Camarón, conocida por su capacidad para transmitir una intensidad emocional única, se vuelve el vehículo perfecto para esta canción. Su interpretación de "Samara" es profundamente conmovedora, y es capaz de transmitir el dolor, la angustia, y la belleza que residen en las palabras. En cada frase, la voz de Camarón es el reflejo de su alma, logrando que cada oyente se sienta conectado con la historia que está contando.