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martes, 26 de octubre de 2021

Grandes éxitos y tropiezos: Billy Idol


Con Grandes éxitos y tropiezos iniciamos una nueva sección en 7días7notas, en las que os ayudaremos a elegir los mejores discos de los grupos y artistas más relevantes de la historia de la música, casi como si os estuviéramos acompañando en una de esas viejas tiendas de discos de segunda mano, esas pequeñas y escondidas anomalías que aún pueden encontrarse dentro del Matrix en el que se está convirtiendo este mundo en el que vivimos. Para esta primera visita a nuestra imaginaria tienda virtual, hemos pensado en buscar discos de una figura clave de la MTV y el punk rock comercial de los 80. Hablamos de William Michael Albert Broad, más conocido como Billy Idol ¿Qué discos suyos deberíamos comprar? ¿Cuáles deberíamos evitar? En esta sección te haremos siempre estas recomendaciones:

Estás tardando en comprarlo:

Cualquiera de sus primeros discos encajaría en esta sección, empezando por "Billy Idol", su debut de 1981, con hits memorables como White Wedding o Hot in the City, o la brillante continuación que supuso "Rebel Yell" (1984) con canciones como Eyes without a face o la propia Rebel Yell. Pero si tenemos que decidirnos por un disco que, sí o sí, estáis tardando en comprarlo, ese sería sin duda ​ "Charmed Life" (1990), que combina a la perfección la fórmula de punk rock comercial de discos anteriores, con un claro paso adelante en madurez artística. Temas como Cradle of love, Pumping of Steel, Prodigal Son y la impactante versión del L.A Woman de The Doors le sitúan en el punto más alto de su carrera.​

Si te queda pasta, llévate también:

Con Charmed Life bajo el brazo, si os queda presupuesto podéis optar por alguno de los otros mencionados en la anterior sección, pero nuestra recomendación sería que te llevaras su disco de 1986 "Whiplash Smile". Los otros son grandes discos, pero también obras más dispersas y con algunos temas de evidente relleno. Eso no ocurre en Whiplash Smile, que aunque tenga menos temas conocidos por el gran público, es un disco sin fisuras y cuidada producción de principio a fin, y canciones como World's forgotten boy, To Be a Lover o Don't Need a Gun os harán saltar del asiento y practicar el air guitar al rimo enloquecido que marca Steve Stevens, su fiel guitarrista durante toda su carrera en solitario. En este capítulo también entrarían discos más recientes, Devil's playground (2005) y Kings & Queens of the underground (2014), ambos grandes discos en los que demuestra que, pese al largo período de inactividad que les precede, sigue estando en plena forma y con cosas que aportar.

Vuelve a dejarlo en el expositor:

Si tenéis Cyberpunk (1993) entre las manos, os aconsejamos que volváis a dejarlo donde estaba, y os dirijáis al mostrador de la tienda a pagar los otros discos, antes de caer en la tentación de llevároslo. El disco con el que Idol pretendía abanderar la llegada de un nuevo estilo de "punk cibernético" se quedó en un puñado de flojas canciones con pretenciosos arreglos disco, techno y new age con el que se pegó el mayor resbalón de su carrera. El potente single Shock to the system prometía algo mucho mejor que lo que el disco después ofrecía, y junto a, quizá, Wasteland o Love labours on, es de lo poco que se salva de la quema.

Si lo que buscas son canciones sueltas:

Estas son las cinco canciones top que no pueden faltar en tu colección o en tu playlist:

1- Rebel Yell

2- White Wedding

3- Dancing with myself

4- Speed

5- Shock to the System

viernes, 16 de agosto de 2019

El disco de la semana 140: Billy Idol - Devil's Playground




Verano del 89. Calor, chicas, música, con 16 años todo ello convergía en un lugar idealizado: las piscinas municipales. Bocadillo de tortilla, toalla y algo de dinero para comprar un refresco y un helado eran el único equipaje en la mochila. Eso, la ilusión de Romeo de poder encontrar allí a Julieta bañándose al sol, y varias cintas de cassettes del momento para escucharlas en el radiocassette que algún amigo siempre llevaba. Aquel verano, Prince y el murciélago desbancaron al Acid House, pero la cassette que más triunfó bajo la sombrilla de la piscina municipal, mientras jugábamos al mus y observábamos a los grupos de chicas de sombrillas cercanas, fue el Charmed Life de Billy Idol.

Acusado hasta entonces de hacer un punk comercial e inmaduro, más cercano al pop rock que al punk más ortodoxo, sin salirse demasiado de sus señas de identidad, se marcó en ese momento un disco brillante y más maduro que los anteriores. Temas como "Pumping of Steel" o la versión del "L.A Woman" de los Doors nos acompañaron en aquellos días de piscina y despreocupación.

Pero ningún verano dura eternamente, aunque Bryan Adams se empeñe en eternizar el verano que pasó en el 69. Y en este caso, al verano de Billy Idol le siguió el frío invierno del "Cyberpunk" (1993), un fallido intento de modernizar su sonido y crear un género de "techno punk" que, salvando la brillante "Shock to the system", no había por dónde cogerlo y fue el gran fracaso de su carrera. Aquel disco se le llevó por delante, hasta el punto de que nadie esperaba ya un retorno de un artista que parecía ya desaparecido definitivamente.

Doce años después, las piscinas municipales habían pasado ya a la historia. Independizados, viviendo en urbanizaciones con piscinas comunitarias, no parecíamos echar de menos nada de la anterior época. Y de repente, una tarde cualquiera de 2005, mientras rebuscaba feliz en una tienda de discos, vi de nuevo un pelo rubio de punta y una mirada desafiante desde la portada de un CD del expositor. El Elvis del Punk había vuelto, a reclamar con actitud chulesca su derecho a jugar en el patio del diablo.


DEVIL'S PLAYGROUND

"En el patio de recreo del diablo con una mente de ídolo (Idol). Directo al grano, listo para empezar, anuncia el momento"

Con este llamamiento verbal, y con una alta dosis de adrenalina musical, arranca el regreso de Billy Idol a la arena del patio de recreo del diablo, el lugar en el que más a gusto se siente. Super Overdrive explota con afiladas guitarras punk, que recuerdan a la producción del American Idiot de Green Day. Billy Idol deja claro desde el principio cuáles son sus intenciones, rodeado de sus colaboradores habituales (su inseparable Steve Stevens al mando de las guitarras, y Keith Forsey a la producción).

Los decibelios siguen en todo lo alto con World Comin' Down, otro excelente tema, quizá más alejado de los preceptos punk clásicos, para mirar hacia adelante con un sonido punk rock más actual. Green Day de nuevo aparecen como referencia estilística más evidente.

Rat Race comienza como un medio tiempo, basado en la clásica batería programada del más puro estilo Idol, acompañada del ritmo de una guitarra acústica, pero al llegar al estribillo el tema explota y vira abruptamente hacia el hard rock de guitarras pesadas, con la voz de Billy Idol en plena forma.

Tras el vigoroso arranque de las primeras canciones, para mi gusto con Sherri baja un peldaño y hace un guiño a sus temas más comerciales de los ochenta. En cualquier caso, es una canción que se disfruta fácilmente, y tanto Steve Stevens en la guitarra, como Brian Tichy a la batería y Stephen McGrat al bajo, entregan un trabajo a la altura de sus interpretaciones en el resto del disco.

El nivel del disco se dispara de nuevo con Plastic Jesus, aunque musicalmente las guitarras se rebajen en una balada acústica con sabor a carretera estadounidense. Billy Idol borda la parte vocal y aporta una de las letras más cínicas y divertidas del disco, sobre el Jesús de plástico que el protagonista lleva en el salpicadero del coche, que le protege en la carretera y le permite decir tacos al volante. Ironía, oficio y calidad para un tema grande.

Pero este no es un disco acústico ni de baladas, y la descarga de adrenalina y decibelios vuelve en Scream, canción que sigue la senda del Rebel Yell de los ochenta o del rotundo Speed de los noventa. Toda la banda suena enorme, en un tema que avanza sin control y a punto de descarrilar. Billy Idol en estado puro, contando a una chica lo que quiere de ella esa noche. "Hazme gritar, toda la noche". No hacen falta metáforas ni paños calientes.




Después de hacernos gritar e ilusionarnos, de repente se calza unos pies de barro y patina estrepitosamente con Yellin' At The Christmas Tree, un tema navideño que no encaja en el disco, ni por temática musical ni, lo que es peor, por fechas, ya que el disco se publicó en el mes de Marzo de 2005. Los insufribles arreglos de campanas navideñas destrozan el poco interés que la base rockera del tema podría haber presentado, y todo queda en un bache en el camino.

Afortunadamente, es solo un espejismo, y Romeo´s Waiting vuelve a la línea de punk rock moderno, abriendo un segundo tramo brillante del disco, en el que tienen cabida propuestas más duras como Body Snatcher o Evil Eye (en las que Steve Stevens vuelve a lucirse y a mostrar oficio). Con este bloque de canciones, nos despedimos de los himnos adrenalíticos del disco, para entrar en un tramo final en el que Billy Idol nos sorprende con un registro más maduro y acústico.

Absolutamente brillante es Lady Do Or Die, tema que explora las raíces del country rock y del rock and roll, con un ejercicio de madurez vocal que por momentos nos recuerda al Johnny Cash de los American Recordings. Cherie sigue la senda del tema anterior, con alguna dosis extra de azúcar comercial que la hace agradablemente ligera y digerible.


Summer Running cierra a buen nivel el disco. Para el final, Billy Idol parece decantarse por la línea acústica y melódica del último bloque, con una melancólica letra sobre un idílico verano ya lejano.
¿Se referirá a aquél verano del 89, de descubrimiento del calor, las chicas y la música? ¿Tendrá en mente alguna piscina comunitaria? Probablemente no, pero no nos pongamos melancólicos. No es el momento ni el lugar porque, a mitad de tema, la cabra tira al monte y las guitarras de Steve Stevens acompañan de nuevo al Elvis del Punk hacia su terreno favorito, su particular y demoníaco patio de recreo.

miércoles, 31 de julio de 2019

Canciones que nos emocionan: Rebel Yell, Billy Idol

Billy Idol



     Billy Idol es una artista al que decubrí hace ya mucho, a mediados de los años 80, y lo primero que me llamó la atención de él es esa imagen de chico malote que proyectaba, pero tras esa fachada se esconde un gran artista.

     William Michael Albert Broad nace en noviembre de 1955 en Reino Unido, pero poco después de su nacimiento su familia se traslada a Long Island, Nueva york (Estados Unidos) en busca del sueño americano, aunque cuatro años después regresarían a Reino Unido, viviendo en varios sitios hasta acabar recalando en Sussex.
Siendo joven ingresa en la Universidad de Sussex, pero sólo está un año, pues se une a una banda formada por fans de los Sex Pistols llamada Bromley Contingent. Aquella experiencia le animó a crear su propia banda en 1976, llamada Chelsea, aquello dura poco tiempo, pero de allí sale ya con una cosa clara, que quiere ser artista y su nombre artístico: Billy Idol. A finales de 1976 crea su siguiente banda de punk, Generation X, grupo que llega a grabar 4 discos de estudio, (envuelto en polémicas y acciones legales contra su manager durante el tercer disco), pero como el grupo no acaba de tirunfar, deciden separarse y romper la formación en 1981 después de la publicación de su cuarto y último trabajo.

     Billy Idol decide trasladarse a vivir a Nueva York e intentar hacer hueco en el mundo musical allí, y empieza a trabajar con el guitarrista Steve Stevens (famoso es su solo de guitarra del tema Bad de Michael Jackson). Con Stevens graba en 1982 su primer álbum en solitario llamado Billy Idol, un disco con el que se aleja del punk y se introduce sonidos como el hard rock y el sonido new wave (sonido que aglutina varios estilos pop/rock con miras y vínculos al punk). Pronto se convierte en un éxito y empieza a llamar la atención.

     Sería con sun segundo álbum, Rebel Yell, publicado en 1984, con el que consigue por fín éxito en las listas de ventas y el ansiado estrellato en Estados Unidos.
Dentro de este disco se encuentra el primer tema que escuche de Billy, un temazo que tiene algo especial para mí, Rebel Yell, el tema que da título a éste, su segundo álbum. El tema se le ocurrió a Billy durante un evento al que asistió donde había numerosas celebridades del mundo de la música. En un momento dado, durante el evento Billy observó cómo Mick Jagger, Keith Richards y Ron Wood, integrantes de los Rolling Stones, bebían whisky de una botella donde la etiqueta ponía "Rebel Yell", esto le dió la idea para el título del tema. 

Last night a little dancer came dancin' to my door

Last night a little angel Came pumpin cross my floor

She said "Come on baby I got a license for love
And if it expires pray help from above"
In the midnight hour she cried more, more, more

With a rebel yell she cried more, more, more

In the midnight hour babe more, more, more
With a rebel yell more, more, more
More, more, more
She don't like slavery, she won't sit and beg

But when I'm tired and lonely she sees me to bed

What set you free and brought you to be me babe
What set you free I need you hear by me
Because
In the midnight hour she cried more, more, more

With a rebel yell she cried more, more, more

In the midnight hour babe more, more, more
With a rebel yell more, more, more
He lives in his own heaven

Collects it to go from the seven eleven

Well he's out all night to collect a fare
Just so long, just so long it don't mess up his hair
I walked the ward with you, babe

A thousand miles with you

I dried your tears of pain, babe
A million times for you
I'd sell my soul for you babe

For money to burn with you

I'd give you all, and have none, babe
Just, just, justa, justa to have you here by me
Because
In the midnight hour she cried more, more, more

With a rebel yell she cried more, more, more

In the midnight hour babe more, more, more
With a rebel yell she cried more, more, more
More, more, more
Oh yeah little baby

She want more

More, more, more, more, more
Oh yeah little baby

She want more

More, more, more, more

     El tema habla de una apasionada aventura con una mujer que quiere  "más más más", de ahí el estribillo. Billy escribió el tema junto a su guitarrista Steve Stevens al cuál se le ocurrió que podía meter algunos efectos únicos para su guitarra, para ello se le ocurrió que para recrear el efecto de pistola de rayos podía usar un procesador de retardo digital, pero más tarde descubrió que podía recrear el sonido de dicha pistola de rayos más fielmente usando una pistola de rayos de juguete, la cuál ajustó y sujeto a sus pastillas, con lo cuál podía generar infinidad de sonidos extraños. De hecho la guitarra de Stevens con su original invención fue bautizada Ray Gun, todo un espectáculo en los conciertos en vivo de Billy Idol.