Mostrando entradas con la etiqueta Disco de la semana. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Disco de la semana. Mostrar todas las entradas

viernes, 18 de julio de 2025

Disco de la semana 349: Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava - King Gizzard & the Lizard Wizard

 

Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava


     King Gizzard & the Lizard Wizard es el nombre de una banda australiana de rock psicodélico que el 7 de octubre de 2022 lanzó su vigésimo primer álbum de estudio, Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava. Este disco marcó el inicio de un ambicioso trío de lanzamientos durante ese mes, en una muestra de la versatilidad, creatividad y espíritu experimental que han definido a la banda desde sus inicios. Con una discografía que abarca géneros tan diversos como el garage rock, el jazz, el funk, el heavy metal o el synth-pop, esta formación australiana volvía a demostrar con este álbum su capacidad para reinventarse constantemente, esta vez a través de una exploración profundamente colaborativa basada en sesiones de improvisación.

Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava surge como una continuación de la experiencia colectiva que King Gizzard & the Lizard Wizard vivió al grabar el tema de 18 minutos The Dripping Tap para su álbum anterior, Omnium Gatherum (2022). Este proceso inspiró a la banda a profundizar en un enfoque basado en la improvisación. Según el vocalista principal y multiinstrumentista Stu Mackenzie, el grupo entró al estudio con poco más que un tempo, una tonalidad y un título para cada canción, sin riffs ni melodías preconcebidas. Durante una semana, los seis miembros de la banda (Mackenzie, Ambrose Kenny-Smith, Joey Walker, Cook Craig, Lucas Harwood y Michael Cavanagh) se sumergieron en sesiones de improvisación, cada una estructurada en torno a una de las siete escalas griegas (Ionian, Dorian, Phrygian, Lydian, Mixolydian, Aeolian y Locrian). Este enfoque espontáneo fue descrito por Mackenzie como: "simplemente entrar, tomar los instrumentos y decir 'vamos'", permitió a la banda explorar nuevas texturas sonoras y dinámicas grupales. Cada miembro adoptó un "tótem", relacionando esto con los elementos del título del álbum (hielo, muerte, planetas, pulmones, hongos y lava), lo que se refleja tanto en la portada diseñada por Jason Galea, donde los rostros de los músicos están escondidos en las palabras del título, como en la narrativa lírica que aborda la relación entre la humanidad y la naturaleza. El resultado es un álbum que combina elementos de jazz-rock, psicodelia y funk, con la energía de una jam sesion que captura la esencia de la colaboración en tiempo real.

El álbum consta de siete pistas, todas ellas extensas, con duraciones que oscilan entre los 6 y los 13 minutos, lo que permite a la banda desarrollar ideas musicales complejas. Cada canción está construida en torno a una de las siete escalas griegas, lo que le otorga una coherencia estructural única, aunque el disco no se percibe necesariamente como un álbum conceptual como tal. Las letras exploran una narrativa sombría sobre la naturaleza, reclamando su dominio y el inevitable colapso térmico del planeta. Esta temática apocalíptica, combinada con un tono instrumental a menudo optimista, crea un contraste fascinante que define la esencia del álbum. El título del álbum no solo refleja los temas líricos, sino que también sirve como un recordatorio de las escalas musicales utilizadas. Por ejemplo, Mycelium está en modo Ionian, Ice V en Dorian, Magma en Phrygian, y así sucesivamente, logrando la banda transformar esta antigua teoría musical griega en canciones accesibles y dinámicas.



El álbum comienza con
Mycelium, una pista que tiene un aire engañosamente ligero, con su toque playero y ritmos reggae. La canción explora el mundo subterráneo de los hongos, con letras que describen imágenes de muerte y descomposición. A pesar de su encanto inicial, con líneas de guitarra acuáticas y vientos lustrosos, la canción se puede sentir más como una introducción que como una declaración contundente. Ice V, la segunda pista, profundiza en el modo Dorian y aborda la quinta edad de hielo, con una progresión lineal que incluye solos de sintetizador, flauta y guitarra. Aunque la canción es envolvente, aún no alcanza la intensidad que caracteriza al resto del disco, que nos puede llegar a parecer un poco plano. Y es a partir del tercer tema, Magma, donde el álbum realmente despega, desplegando una energía y cohesión que lo elevan a otro nivel. Esta tercera canción, construida en el modo Phrygian, marca un cambio crucial en el tono y la intensidad del álbum. Con un tono siniestro y una interacción voz - guitarra que crece en intensidad, esta pista fue acertadamente descrita por un crítico como uno de los puntos álgidos del álbum, y potencialmente entre las mejores canciones de la discografía del grupo. La combinación de un riff de guitarra cada vez más tenso y un clímax donde las voces y los instrumentos convergen para crear un momento visceral que captura la esencia del enfoque improvisacional de la banda. La experimentación y la espontaneidad se fusionan con una precisión sorprendente.



A continuación,
Lava mantiene el impulso con una introducción psicodélica que evoca una explosión de la naturaleza, seguida de un cántico que reflexiona sobre el ciclo de vida y muerte. Aunque algunos críticos encontraron las letras algo desganadas, la energía instrumental y el flujo libre y espontáneo de la pista la convierten en un momento destacado, especialmente en un contexto de fiesta. Hell's Itch es la pista más larga del álbum con 13 minutos. Explora el modo Mixolydian y lleva la experimentación al extremo con secciones que alternan entre grooves funk y pasajes más abstractos.A pesar su duración, la canción muestra la capacidad de la banda para sostener una narrativa musical a través de cambios dinámicos y solos extendidos. Iron Lung, en el modo Aeolian, es otra joya del álbum. La canción desarrolla un irresistible groove a la vez que combina un ritmo funky con unas letras que exploran temas como la enfermedad y lucha. Cierra el álbum Gliese 710, en el modo Locrian. Esta canción tiene una intensidad frenética y está inspirada en una estrella de la constelación Serpens Cauda. Este tema es todo un manifiesto apocalíptico, envuelto en un torbellino de guitarras distorsionadas y un tono jazzístico que rememora una batalla final contra las fuerzas de la naturaleza.

Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava recibió buenas críticas, por parte de la critica especializada, por su creatividad y ejecución, destacando que no hay un momento de aburrimiento o repetición en el álbum. Sin embargo, no todas las críticas fueron completamente positivas. Algunos críticos encontraron las letras algo descuidadas en ciertos momentos, aunque reconocieron que los instrumentales compensaban estas debilidades. También hay quien expresó cierta fatiga ante el ritmo incansable de lanzamientos de la banda, cuestionando si la cantidad podría estar eclipsando la calidad. A pesar de estas críticas, el álbum fue nominado y ganó el premio al Mejor Álbum de Rock en los ARIA Music Awards de 2023, consolidando su estatus en la escena musical australiana.

De cualquier forma, Ice, Death, Planets, Lungs, Mushrooms and Lava es un testimonio del espíritu inquieto y experimental de King Gizzard & the Lizard Wizard. A través de su enfoque basado en la improvisación y las escalas griegas, la banda crea un álbum que equilibra la espontaneidad con una narrativa coherente sobre la naturaleza y el destino de la humanidad. Y aunque las dos primeras pistas establecen el tono, es a partir de Magma donde el disco realmente encuentra su ritmo y despega, desplegando una creatividad desenfrenada que lo convierten en uno de los puntos álgidos de su discografía. Con su mezcla de jazz-rock, psicodelia y funk, este álbum reafirmó la versatilidad de King Gizzard.

viernes, 27 de junio de 2025

Disco de la semana 436 - Tin Machine II - Tin Machine

 


La idea que llevó a David Bowie a crear Tin Machine proviene en realidad de muchos años atrás, cuando se embarcó como tecladista en la banda de Iggy Pop para la gira del disco The Idiot (1977). Ese gesto de humildad y de camaradería para con la Iguana, tocando en un segundo plano y oculto tras unas gafas de sol y una gorra, le sirvió para escapar de la presión de la fama y a disfrutar de la música sin ser el centro de la atención y los focos. Años después, a finales de los ochenta, y cansado y decepcionado por los malos resultados de crítica y ventas de sus discos de esa década, busco de nuevo repetir esa sensación relajante y liberadora de ser simplemente uno más dentro de una banda de rock, y montó junto a los hermanos Sales (que también fueron parte de aquella banda de Iggy Pop) y el guitarrista Reeves Gabrels el proyecto Tin Machine.

En el primer disco, titulado simplemente Tin Machine (1989), las canciones de Bowie se contagiaron de la energía rockera del resto de miembros de la banda, pero para Tin Machine II (1991), y aunque algunas canciones siguieron una línea continuista respecto a su antecesor, en conjunto se aprecia una interesante evolución hacia una mayor sensibilidad melódica y una producción más pulida, casi como si las canciones de Bowie, como la cabra del refrán, hubieran acabado por tirar al monte. Grabado en varias sesiones entre 1989 y 1991 en Sídney y Los Ángeles, y producido por la banda junto a Tim Palmer y Hugh Padgham, Tin Machine II mantiene la agresividad del primer disco, pero con canciones más melódicas, logrando un resultado tan extraño como atractivo.

El disco comienza con Baby Universal, un tema vibrante y eléctrico que es mejor que la mayoría de las canciones de los discos de David Bowie de la época. Dotada de un pegadizo riff y de una mística letra sobre una mesiánica y extraña figura marca de la casa, fue el segundo single que se extrajo del disco. Le sigue en intensidad y en orden One Shot, el tercer single y el de más éxito, otro tema de rock de potente base rítmica. Ambas conforman un comienzo muy en la línea del disco anterior, per es con You Belong in Rock n’ Roll con la que el disco despega a lo más alto, en lo que es un auténtico homenaje al espíritu rebelde del rock, pero que curiosamente presenta un ritmo más relajado y una instrumentación más clara. Fue el primer single del disco, y aunque no tuvo la repercusión mediática o de ventas de los grandes temas de Bowie, es de largo la canción más brillante del disco y una de las mejores del Bowie de la época.

Llega después el turno de If There Is Something, una correcta versión de un tema de Roxy Music, con un toque más emocional y dramático que el de la versión original. Amlapura es la canción más mística del disco, y otra de las más destacables. Inspirada en un viaje a Bali, mezcla de manera intensa lo exótico y lo introspectivo, y su atmósfera suave y contemplativa le sienta a Bowie como un guante. Le sigue Betty Wrong, en la que la banda vuelve al rock alternativo y a los ritmos envolventes, pero con un toque de melancolía y misterio. Mas contundente, pero también más breve, es You Can’t Talk, con un ritmo casi punk que recuerda al sonido del anterior disco.

Stateside, con el batería Hunt Sales a la voz principal es un sorprendente giro hacia el blues-rock, interesante aunque alejada de los primeros escalones del disco. Igualmente sorprendente, e infinitamente más oscura es Shopping for Girls, canción de sórdida letra que denuncia la prostitución de menores en Tailandia. Tras este tramo tan experimental y oscuro, se agradece la llegada de A Big Hurt, que sin ser un hit destacable, al menos nos devuelve las guitarras distorsionadas y la energía abrasiva de los temas más intensos del disco. En Sorry encontramos a un Bowie vulnerable e introspectivo, en una balada tan sombría como minimalista. Y con Goodbye Mr. Ed se cierra el disco, y de paso el grupo de grandes canciones destacables, gracias a una instrumentación rica y luminosa, y una enigmática letra cargada de ironía y melancolía. O no exactamente, porque el álbum culmina con realmente con un tema oculto conocido como Hammerhead, una pieza experimental y de agresiva instrumentación.

Tin Machine II no fue un gran éxito comercial, pero con el tiempo ha ido ganando cada vez más reconocimiento, y la ausencia de una reedición, precisamente hasta este año 2025, ha hecho de las copias originales en vinilo y cd auténticas piezas de coleccionismo, testimonios de la inquietud de una gran estrella por la experimentación y la osadía musical. La revista Uncut lo incluyó dentro de su lista de los 50 grandes álbumes perdidos de la historia de la música, calificando el álbum como "extraordinario". Una pena que no fuera valorado en su justa medida en su momento, y que la mayor repercusión que obtuvo fuera por la polémica suscitada por la portada del álbum, en la que aparecen cuatro estatuas masculinas desnudas, en lugar de apreciar el esfuerzo de Bowie por volver a lo básico del rock and roll y escapar de los esquemas comerciales con los que, sin éxito, pretendió seguir manteniendo en los ochenta el trono en el que por méritos propios se sentó en los setenta.

viernes, 20 de junio de 2025

Disco de la semana 435: Down By The Jetty - Dr. Feelgood

Down By The Jetty, Dr. Feelgood


     En 1975, una banda de Canvey Island, un rincón olvidado de Essex, Inglaterra, irrumpió en la escena musical británica con un sonido tan visceral como una pelea en un bar a medianoche. Dr. Feelgood, con su debut Down by the Jetty, fue capaz de plantar cara a la pomposidad del rock progresivo y al brillo del glam, dando todo un puñetazo en la mesa del circuito londinense del rock que se respiraba en los pubs, un movimiento que se movía fuera de los márgenes de la industria musical, "Éramos nosotros (Lee Brilleaux, Wilko Johnson, John B. Sparks y The Big Figure) contra un mundo que parecía preferir sintetizadores y capas de purpurina". Este álbum, grabado en mono como un manifiesto de autenticidad, fue toda una declaración de guerra: rhythm and blues crudo, sudoroso y sin pretensiones de una banda que peleaba por hacerse un hueco en una industria que no siempre estuvo dispuesta a escuchar a esta banda.

Formados en 1971, Dr. Feelgood nació de las cenizas de bandas locales de R&B. Lee Brilleaux (voz y armónica), Wilko Johnson (guitarra), John B. Sparks (bajo) y John Martin, alias The Big Figure (batería), éran un cuarteto que no encajaba en el panorama de los setenta. Mientras el rock progresivo llenaba estadios con solos interminables y el glam rock dominaba las listas con maquillaje y lentejuelas, estos chicos tocaban en pubs abarrotados de humo, frente a audiencias que querían cerveza barata y música que les golpeara el pecho. El nombre de la banda se inspiró en un tema de 1962 de Willie Perryman y también en la jerga callejera para referirse a médicos de dudosa ética que recetan fármacos libremente o a la heroína. Con el nombre de la banda ya daban pistas de su actitud, iban a ser forajidos del rock.

Valga como curiosidad que Wilko Johnson, el guitarrista, de nombre real John Wilkinson, adoptó ese nombre para sonar más rockero, inspirándose en figuras como Bo Diddley. Su estilo de tocar combinaba acordes rítmicos y solos cortantes sin púa, usando los dedos para dar un sonido percusivo. Wilko solía decir que tocaba como si estuviera "apuñalando" a alguien. Lee Brilleaux, el vocalista y armonicista, era conocido por su ímpetu e intensidad en el escenario. Y el baterista conocido como The Big Figure, recibió su apodo de forma irónica: era el miembro más delgado del grupo. Según Wilko, el nombre surgió de borma durante una partida de póker,  cuando alguien dijo que Martin parecía una "figura grande" (Big figure) en el juego, a pesar de su físico.

En 1973 ya eran los reyes del circuito de pubs londinense, tocando en lugares como el Lord Nelson, pero el salto al estudio era otra historia. La industria discográfica no sabía qué hacer con ellos y como hacerlos encajar; su sonido, influenciado por Johnny Kidd & The Pirates, los primeros Rolling Stones y el R&B americano, no parecía propio de aquel momento. Sin embargo, hubo una compañía discográfica que se atrevió a apostar por ellos, United Artists, y en 1974 entran a grabar Down by the Jetty con el productor Vic Maile. La banda tenía muy claro que quería capturar la energía de sus conciertos en vivo, así que insistieron en grabar en mono, una decisión que levantó ampollas pero que definía su esencia: sin adornos, sin trucos. Este álbum no era solo un debut, era una manera de decir que Dr. Feelgood no necesitaba seguir las reglas para ser escuchados.

En plena era del rock progresivo y del glam rock, con portadas coloridas y conceptuales, Down by the Jetty es todo lo contrario, muy simple: una foto en blanco y negro de los cuatro miembros de la banda (Lee Brilleaux, Wilko Johnson, John B. Sparks y The Big Figure) en un muelle industrial de Canvey Island, despeinados por el viento. Esta imagen reflejaba su estética cruda y directa, como "chicos malotes con chaqueta, recién llegados de un funeral de gánsteres". La portada fue todo un alegato contra las tendencias exageradas de los 70, anticipando la actitud punk.



Down by the Jetty
contiene 13 temas, una mezcla de originales escritos mayormente por Wilko Johnson y versiones que rendían homenaje a las raíces del grupo. Cada canción era una batalla, un intento de trasladar la electricidad de sus conciertos al vinilo. Abre fuego 
She Does It Right (Wilko Johnson), un disparo directo al corazón. Es puro Dr. Feelgood: el riff staccato de Wilko, cortante como una navaja, se entrelaza con el bajo de Sparko y la seca percusión de The Big Figure. La voz de Lee, áspera como el whisky barato, canta sobre una mujer que lo hace todo bien, con un doble sentido que no necesita explicación. Esta canción era su grito de guerra en los pubs, un tema que resumía su filosofía: simple, directo y con groove. Paul Weller y Joe Strummer adoraban esta canción, y no es difícil entender por qué. Boom Boom (John Lee Hooker), versionar a John Lee Hooker no era tarea fácil. La armónica de Lee lidera el ataque, mientras Wilko desata un riff que parece electrificado. Aunque esta versión no acaba de capturar del todo la profundidad bluesera del original, para la banda era una reverencia a sus raíces tocada con la urgencia de una banda que necesitaba ser escuchada. En The More I Give (Wilko Johnsonbajamos un poco el ritmo, pero no la intensidad. Estamos ante una queja de amor no correspondido, con Wilko rasgueando acordes que suenan como si estuvieran a punto de romperse. La voz de Lee destila frustración, y el órgano invitado de Bob Andrews añade ese toque de melancolía necesario. Esta canción mostraba que Wilko y compañía también podían contar historias que dolían. Roxette (Wilko Johnson) es uno de los grandes momentos del álbum. La letra, sobre un hombre celoso que espía a su chica, tiene esa mezcla de rabia y vulnerabilidad que definía el estilo directo y visceral de estos chicos. En vivo, este tema hacía que la gente saltara, y en el estudio lograron que sonara igual de incendiario. One Weekend (Wilko Johnson), con un ritmo algo más pausado, es un lamento sobre un amor fugaz. La guitarra de Wilko crea una atmósfera tensa, mientras Lee canta con una mezcla de resignación y deseo. Es uno de los temas menos explosivos del disco, pero en un disco lleno de energía, esta canción los daba un respiro, además de demostrar su capacidad para jugar con matices. That Ain’t the Way to Behave (Wilko Johnson) es un tropezón en el disco, suena torpe, como si estuvieran probando algo que no termina de encajar, aún así, tiene ese encanto desaliñado que los hacía únicos. Cierra la cara a I Don’t Mind (Wilko Johnson); el riff de Wilko es puro nervio, y Lee canta con esa arrogancia que hace que quieras subir el volumen mientras canta sobre no preocuparse por las consecuencias. Todo un reflejo de la mentalidad del grupo en aquella época.



La cara B comienza con Twenty Yards Behind (Wilko Johnson). La guitarra de Wilko asume el liderato, mientras que la sección rítmica de Sparko y The Big Figure mantiene el pulso. La letra va de estar un paso atrás. Eran una joven banda que corría para alcanzar su lugar en la industria de la música, siempre a unos pasos de conseguirlo. En las sesiones de grabación Lee Brilleaux mostró todo su ingenio. En la grabación la armónica que usó estaba rota, así que improvisó tapando los agujeros defectuosos con los dedos para sacar las notas correctas. Keep It Out of Sight (Wilko Johnson) está inspirada en Johnny Kidd & The Pirates. Esta canción, cargada de puro ritmo y actitud, influyó en bandas como The Jam. All Through the City (Wilko Johnson) es un retrato de la vida urbana con Wilko dibujando imágenes de Canvey Island y Londres. La voz de Lee, cantando al son de la afilada guitarra de Wilko, es desafiante. Estamos ante uno de los grandes momentos del álbum. Escuchándola me hace sentir como si caminara con los cuatro músicos por las polvorientas calles de su tierra natal. Cheque Book (Mickey Jupp) es puro rock and roll. En esta versión del tema de Mickey Jupp, el grupo nos recuerda que aunque eran una banda de R&B, también sabían divertirse con un buen ritmo. Oyeh! (Mick Green) es otro de los momentos del disco que nos da un respiro, con una melodía con un toque casi surf, un guiño a las influencias del grupo. Cierra la cara B y el disco la explosiva Bonie Moronie/Tequila (Larry Williams/The Champs), una mezcla de ambas canciones. Es una celebración, con los saxofonistas invitados Bob Andrews y Brinsley Schwarz. La canción, grabada en vivo en Dingwalls, Londres, quería capturar la energía del grupo en vivo, y vaya si lo consigue. La química entre el grupo y la audiencia es pura magia.

Tras lanzar Down by the Jetty, el grupo se embarcó en una incansable gira por pubs y clubes del Reino Unido, tocando hasta cinco noches por semana. Cuenta una anécdota que, en un show en Londres, Lee Brilleaux se quedó afónico a mitad de concierto, terminando el mismo cantando con gestos y gruñidos, mientras la banda subía el volumen de sus instrumentos para compensar. El público, lejos de quejarse, lo ovacionó por su entrega total. Estamos ante una perla oculta que anticipaba el sonido punk un par de años antes de su llegada. Su mezcla de temas originales de Wilko Johnson con versiones de clásicos de R&B, ofrecía una frescura y autenticidad que contrastaba por aquel entonces con el rock progresivo y el glam. Aunque las ventas fueron modestas, recibió elogios por parte de la critica especializada, permitiendo a la banda pasar de pubs a pequeños teatros. La crudeza del álbum fue comparada con los primeros discos de los Rolling Stones, y figuras como Paul Weller, Bob Geldof y los Ramones lo citaron como una influencia clave en su sonido. Se decía que Dr. Feelgood eran demasiado simples y demasiado ruidosos, pero ellos demostraron, sin rendirse nunca, tocando como si cada noche fuera la única, que el R&B podía ser tan poderoso como cualquier canción de rock progresivo.