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Cargar la suerte, Andrés Calamaro |
En noviembre de 2018 Andrés Calamaro publicaba su demiquinto álbum de estudio en solitario, Cargar la suerte, trabajo que recibió muy buenas críticas por parte de los especialistas en la materia, llegando incluso a ser comparado y poniéndolo a la altura de obras como Honestidad Brutal o Alta Suciedad. No se si se puede realizar dicha comparación, pero lo que si está claro es que Cargar la Suerte es su mejor disco en los últimos veinte años. Para grabar dicho trabajo Andrés Calamaro se rodea de músicos de sesión consagrados como Mark Goldenberg, Joel Peskin y Brandon Fields, y otros más jóvenes pero con mucha proyección, entre los que se encuentran Aaron Sterling, Eric Kertes o Rich Hinman entre otros.
El disco, tal y como reconocerá el mismo Calamaro, fue grabado de forma urgente, en apenas cuatro días, en los Sphere Studios de Los Ángeles, California. Sin embargo, el hecho de haber sido grabado en tan poco tiempo no es sinónimo de mala calidad, todo lo contrario, pues como el artista argentino reconoce en posteriores entrevistas, esos días fueron memorables, para recordar. Tener en los arreglos a su mano derecha Germán Widemer y en la producción a Gustavo Borner fueron claves para la gran calidad de este trabajo.
Siempre he dicho que la carrera de Calamaro al igual que el Doctor Jekyll y Mr. Hyde, tiene dos caras, la de sus discos de gran calidad y la de sus discos revirados, largos y excesivos. Por suerte, en Cargar la Suerte nos muestra su mejor cara, la del amable Doctor Jekyll, y nos regala un disco muy compacto y homogéneo, con doce temas donde todo está en su sitio y no sobra nada. El artista argentino nos regala un disco con una producción y un sonido cuidados al máximo, brindando un protagonismo que no suele dar a las guitarras, cosa que se agradece, dotando al álbum de un sonido con tintes de música americana.
En Mi Ranchera nos encontramos al Calamaro más desgarrador, una balada donde el artista se desnuda tan sólo como él sabe hacerlo, y lo hace acompañado de unos magníficos arreglos de cuerda y metal. Falso LV, otros de los grandes momentos del disco, un tema de corte blues rock con unos verso afilados y contundentes donde el artista realiza una soberbia crítica a la intolerancia que rodea al mundo actual. My Mafia con unas guitarras acústicas maravillosas es todo un canto a ese círculo más cercano que a uno le rodea, ese que nunca falla. En Adán Rechaza vuelve a la senda del rock con riffs afilados y distorsionados, una canción que nos recuerda a esos grandes temas del rock argentino. Egoístas, con un sonido muy americano donde la base del tema está construido por el órgano Hammond y la brillante melodía vocal. Calamaro tiene en este corte por momentos ese sonido tan característico que hizo tan famoso a Los Rodríguez. Cierra este disco Voy a Volver, un tema con toques dylanianos y con un gran final orquestado. Un cierre a la altura de un magnífico disco y toda un declaración de intenciones, pues como bien reza el título del disco, volvería en 2021 para dejarnos su último trabajo hasta la fecha, Dios los Cría, pero eso es otra historia...
Bohemio, Andrés Calamaro |
Que mejor manera de empezar un álbum que rindiendo tributo a uno de tus maestros y referentes. Eso es lo que Andrés Calamaro hace precisamente en Bohemio rindiendo tributo al gran Luis alberto Spinetta, todo un referente en la música rock argentina y de habla española, y con quien colaboró allá por los años 80.
Así es como Calamaro gesta su decimotercer álbum de estudio, Bohemio. Este trabajo es grabado bajo la producción de Cachorro López, afamado músico, compositor y productor argentino que ha trabajado con grandes artistas latinoamericanos de la talla de Los Abuelos de la Nada, El Cuarteto de Nos, Diego Torres, Julieta Venegas, Miranda! y Biónica entre otros tantos. El disco es publicado en 2013 bajo el sello discográfico WMG, llegando a recibir una crítica muy positiva por parte de la crítica especializada, llegando incluso a ocupar el puesto número 1 en la lista de los 50 mejores discos de 2013 elaborada por la revista Rolling Stone.
Tras unos años en los que Calamaro generaba más expectación por lo que generaba y ocurría con su vida personal, y tras dos discos de lo más ecléctico a sus espaldas, La lengua popular (2007) y On the Rock (2010), se saca de la manga Bohemio, un gran disco que nos recuerda que el Calamaro que era capaz de sacarse de la manga grandes obras como Alta suciedad (1997) y Honestidad Brutal (1999) sigue ahí, nunca se ha marchado. Deja de lado su lado más ecléctico y experimental para recuperar su parte más personal, autobiográfico y confesional en un disco que apenas supera los 35 minutos, rareza para un artista acostumbrado a regalarnos producciones mucho más extensas. Atrás quedó el Calamaro más polémico y descarado de finales de los 90 y principios de siglo XXI.
Andrés Calamaro se alejaba de su lado más polémico e irreverente para acercarnos a su lado más íntimo, personal, melancólico y romántico, ese que ya nos enamoró en la década de los 90.
Andrés Calamaro, después de su
derroche primero con Honestidad brutal (1999), lanzado a la categoría de mito
de la música en español, y con razón, y un año después con la publicación de El
Salmon (2000) compuesto por 103 canciones, estuvo un largo tiempo sin sacar
nada al mercado, el caso que Calamaro había pasado unos tormentosos años, de
excesos y grabaciones y El salmón fue su punto culminante…y desapareció del
primer plano, fue en 2004 cuando estrena
un disco, en el que canta a los clásicos exceptuando tres canciones de factura
propia. “El cantante”, el disco no contenía apenas canciones propias, sino que
era una suerte de disco de versiones de grandes clásicos latinoamericanos que
iban del Tango a la Salsa, pasando por el Folklore es decir, Calamaro se salía
con un disco nada calamarista para sus parámetros pero que iba a marcar buena
parte de su rumbo en los próximos años, nos sirve un trabajo para escuchar
tranquilamente, en el que cada detalle ha sido cuidado, editado en el
tradicional formato de 12 canciones, podría decirse que Calamaro, por fin, se
rindió a la industria, aunque escuchando se llega a la conclusión de que lejos
de seguir las tendencias rumberas de los antes rockeros nacionales, el compositor
argentino apuesta por un trabajo diferente. No será del gusto de todos, pues es
una apuesta arriesgada, con canciones tan viejas como imperecederas, pero marca
la diferencia en el panorama musical.
También de diez es “El arriero” de Atahualpa Yupanqui, un
clásico el Folklore argentino con un tono de la canción brutal. Con Gringui
Herrera compone “La libertad”, uno
de los tres temas propios, con otra letra muy celebrada, aunque a mí es una canción
que me deja un tanto frío, no llega al pelotazo de Estadio azteca pero es otra canción
que del disco a la que el público le tiene una gran estima. Volvemos a los clásicos,
para sumergirnos en “Alfonsina y el mar”
el clásico argentino de Ariel Ramírez y Félix Luna que popularizó Mercedes
Sosa, con Niño Josele destacado, incluyendo un fragmento de «Zamba de mi esperanza»
de Luis Profili (Morales), que se convierte en uno de los momentos más
brillantes del disco. “Las oportunidades”
es la única canción que compone en solitario Calamaro y nos enlaza con
Honestidad brutal, tanto en su música como en la letra, una rumba nostálgica
con una melodía llena de gancho y una letra que contiene versos certeros: “La
culpa es un invento muy poco generoso / y el tiempo, tremendo invento sabandija
/ será que será suficiente con que uno elija / porque si no la buena fortuna
pasa de largo”. Es una canción que mira hacia atrás y parece plantear una
recapitulación de lo vivido, sin olvidar el tono rumbero de la canción, quizás sea
la más floja de las nuevas canciones del álbum. “Voy a perder la cabeza por tu amor”, escrita por Manuel Alejandro
y Ana Magdalena y popularizada por José Luis Rodríguez «El Puma» y que también
interpretó Julio Iglesias, comienza con la trompeta de Jerry González y luego Calamaro
la dota de una intensidad que no tiene la versión de Rodríguez. El cierre del álbum
lo protagoniza la canción que da título al disco “El cantante”, de Rubén Blades
que interpretó Héctor Lavore, un tema autorreferencial, en el que Calamaro
sigue ajustando cuentas, y realiza una gran versión.
“El cantante”, es un trabajo para
escuchar tranquilamente, en el que cada detalle ha sido cuidado. Editado en el
tradicional formato de 12 canciones, podría decirse que Calamaro, por fin, se
rindió a la industria, aunque escuchando se llega a la conclusión de que lejos
de seguir las tendencias rumberas de los antes rockeros nacionales, el
compositor argentino apuesta por un trabajo diferente. No será del gusto de
todos, pues es una apuesta arriesgada, con canciones tan viejas como
imperecederas, pero marca la diferencia en el panorama musical.
Como cada semana, toca darnos una
vuelta por la sección de Grandes éxitos y tropiezos de 7dias7notas, y
aprovechando que estamos en el #MesCalamaro nos vamos a detener en su obra
cuando formo parte de Los Rodríguez, una carrera escasa, pero que tuvo una gran
repercusión a nivel nacional, un cuarteto afincado en Madrid, compuesto por
Andrés Calamaro (voz, guitarra y teclados), Ariel Rot (guitarra), Julián
Infante (guitarra) y Germán Vilella (batería), y que protagonizó una carrera
breve pero intensa (desde 1990 a 1996), firmando algunos de los mejores discos
de la historia del rock & roll en castellano.
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Nuestro TOP 5:
1.- Sin documentos
2.- Para no olvidar
3.- Mucho mejor
4.- Engánchate conmigo
5.- Milonga del marinero y el
capitán
Concluido su exilio voluntario en España, dando por cerrada su exitosa etapa junto a Los Rodriguez, Andrés Calamaro se pone un nuevo objetivo, retomar y revitalizar su carrera solista que había abandonado a finales de los ochenta. Para ello graba en Estados Unidos en el año 1997 junto a músicos de sesión de gran experiencia y la producción de Joe Blaney, lo que se convertiría en un clásico tanto en su carrera como para el rock nacional, Alta Suciedad que fue un hito en ventas, superando las 500 000 copias vendidas en todo el mundo (El segundo disco más vendido del rock argentino en aquel momento tras El Amor Después del Amor, de Fito Páez) y posibilitó la resurrección de su carrera en su país llevándolo a realizar gran cantidad de presentaciones en vivo. A menudo considerado erróneamente como su debut en solitario, lo cierto es que Calamaro contaba en los tiempos de “Alta Suciedad” con una trayectoria porteña de casi veinte años, ya fuese integrado en bandas (Raíces, Los Abuelos De La Nada) o rubricando con su nombre un puñado de interesantes discos pop, pero de sonido algo sintético. Instalado en Madrid desde 1989, tras responder a la llamada de Ariel Rot que prendería la mecha de Los Rodríguez, fue el inédito ensamblaje de rock porteño, raíz stoniana e influjo latino. Hacia 1996, cuando el proyecto se rompió tras una exitosa gira junto a Joaquín Sabina, Calamaro era ya el más célebre fichaje internacional del rock español. Y mientras el grupo hacía aguas, él esbozaba ya en maquetas caseras lo que sería su inminente presentación como músico solista en nuestro país.
Comienza de una forma que te impacta su sonido pesado, “Alta suciedad” es un ejemplo claro de las buenas letras que relucen a lo largo de todo el disco, sus primeros segundos dan la impresión que estaremos en presencia de un disco de rock clásico "pero era una mentira, para robarte un tal vez". Una guitarra distorsionada, la poderosa batería de Jordan, un riff perfecto, una sección de viento excelsa y para rematarlo un estribillo pegadizo absoluto. Todo un pelotazo. “Todo lo demás” nos baja un poquito el hype, es un buen tema, pero se ha relajado después del trallazo de presentación, una canción con un toque muy argentino, pero lo recupera con una canción con sutilezas pop, “Donde manda marinero” es una de las mejores canciones que Calamaro haya creado una alegoría a insatisfacción, tiene trazas de tango y gana con cada escucha. Damos paso al funk satinado de “Loco” donde destaca la presencia del bajista Chuck Rainey en la grabación, y parece diseñado para capturar el característico lucimiento sin alardes de los viejos músicos de sesion de música soul, Chuck encajó sin problemas la burbujeante línea de bajo que, junto a los efectos wah wah y los vientos, son los grandes protagonistas del tema, disfrutemos de un funk redondo donde los músicos se lucen y que se convirtió en single, y sirve a la vez para relajar un poco la intensidad, es un remanso a la espera de la próxima vuelta de tuerca… la joya… la célebre “Flaca”, que por muchas veces que suene en las radios sigue manteniendo intacta su belleza, una melodía de inicio arrebatadora da paso a una letra majestuosa, que habla del amor con espinas, el que duele y da vida a la vez, del que deja marca, una maravilla que los músicos impregnan de soul y que habla, dice Calamaro, “de los pequeños daños que nos hacemos a veces las personas”, una canción que se para en la frontera del amor y el desamor. Un pedido de derrota digna con las maletas en la puerta, que pide a gritos quedarse con un bonito recuerdo porque solo puedes quedarte con los buenos recuerdos.
“¿Quién asó la manteca?” Suena un poco extraño dentro de lo que nos
había regalado, es un funk al ralentí que brama contra el tedio y la mentira, un
denso reggae en la línea calamariana más experimental, que empieza como un
extraño relato gauchesco. Lo voy a decir
buen claro, al que escribe esto “Media
Veronica” le parece una de las obras cumbres de la carrera de Calamaro, con
una arquitectura pop muy beatle, basada en diseños alambicados y que tiene su
origen en una mínima idea instrumental: juguetear con las posibilidades de una
batería distorsionada envuelta en un sutil trenzado atmosférico (tejido en
directo dentro del estudio, con bonitos ribetes de cello) que envuelve a la
perfección uno de los textos más sugerentes de Calamaro, un tema que trasmite
una melancolía extrema que se clava como un puñal en las tripas. En este tema
se deja de experimentos y su piano inunda el aire de un dulce dolor tanguero
que le da un desarreglo imprescindible. "Media Verónica" es una
adolescente que pasa por los desamores como lo tiene que pasar cualquier
adolescente que se aprecie como tal: dejando la vida en ello… ¿o quizás no?...
un tema muy ambiguo sin duda alguna… “La vida es una cárcel con las puertas
abiertas, Verónica escribió en la pared, con la tripa revuelta”.
El resultado es un disco soberbio
que se nutre del talento de un compositor en estado de gracia y de la calidad
de unos músicos que barnizaron la grabación de música negra. Ninguna de las
canciones flaquea, nada es prescindible, todo suma. Una delicia para los oídos.
Grandes éxitos y tropiezos: Los Abuelos de la Nada
Vamos con una banda Argentina que fue fundada por Miguel Abuelo, cuyo nombre real es Miguel Ángel Peralta, y este un icono del rock argentino.
Quién en la década de los sesenta fue el fundador de la banda Los Abuelos de la Nada, pero esta primera etapa del grupo no tendrá existo, pero tendra una segunda oportunidad en los años ochenta, donde editaron sus mejores álbumes.
La banda debutaria con el álbum Los Abuelos de la Nada que es el álbum debut de la banda argentina de rock Los Abuelos de la nada, y este fue publicado en 1982.
Luego de grabar algunas demos en 1981, se vio interesado Charly García quien decide producir a la banda. Así es como ingresan a los Estudios Panda en junio de 1982 para grabar un álbum que los presentaría en sociedad como una banda alegre, capaz de fusionar rock con pop y reggae.
La presentación del disco se lleva a cabo en de octubre de 1982 en el Teatro Coliseo. El sencillo de difusión Sin Gamulán compuesto por Andrés Calamaro, sería el éxito que impulsaría las primeras ventas de la banda.
Con este primer disco la banda resurge, y con esto un año más tarde deciden editar un nuevo álbum.
Vasos y Besos es el segundo álbum de estudio de la banda argentina Los Abuelos de la Nada, publicado en 1983.
Ha sido posicionado en el puesto 199 en la lista de los 250 álbumes esenciales del rock iberoamericano de la revista norteamericana al borde y en el puesto 29 de los 100 mejores discos de rock argentino de la revista Rolling Stone.
La canción Mil horas incluida en el álbum logró el puesto 14° de Los 100 hits del rock argentino por Rolling Stone en 2002, el puesto 77° en un ranking similar hecho en 2007 por Rock.com.ar, y el puesto 38° en el ranking de las 500 mejores canciones iberoamericanas de rock por la revista estadounidense Al Borde en 2006.
La popularidad en ascenso de la banda logra por tercer año consecutivo edite su tercer álbum.
Este Himno de mi corazón es el tercer álbum de estudio de la banda de Rock Los Abuelos de la Nada, publicado en septiembre de 1984.
La canción Himno de mi corazón que dio nombre al álbum se convirtió en una de las más emblemáticas de todo el rock en español: logró el puesto 50° en el ranking de las 100 mejores canciones del rock argentino por la Rolling Stone Argentina y MTV en 2002, puesto 13° en un ranking similar hecho en 2007 por Rock.com.ar,1 y puesto 213° en el ranking de las 500 mejores canciones iberoamericanas de rock por la revista estadounidense Al Borde en 2006.
Podemos decir que Cosas mías es su cuarto álbum de estudio y último álbum perteneciente al grupo de rock argentino Los Abuelos de la Nada editado en el año 1986. Sería el último trabajo discográfico de la banda y también el de su líder Miguel Abuelo.
Pero la decisión de que este sea su último álbum se debe a que su líder Miguel Abuelo, contragiera el virus del HIV.
Miguel Abuelo tenían arreglada una actuación en el Velódromo Municipal de Buenos Aires, la cual fue suspendida repentinamente por una altísima fiebre que había sufrido Miguel Abuelo. Rumores hablaban de que se encontraba infectado con el Virus de Inmunodeficiencia Humano (VIH). Ese mismo día se retiró definitivamente de la música, viviendo lo que eran sus últimos días de vida.
El 26 de marzo de 1988, Miguel Abuelo falleció en la Clínica Independencia de Munro (provincia de Buenos Aires) sólo cinco días después de cumplir cuarenta y dos años de edad.
Pero como hemos dicho sus primeros singles no fueron del todos un éxito, y tuvieron que pasar muchos años para que logren el éxito.
Oye niño / ¿Nunca te miró una vaca de frente? (1968)
Diana Divaga / Tema en Flu sobre el Planeta (1968)
La Estación (1969)
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Miguel Abuelo |