martes, 25 de enero de 2022

0390.- Interstellar Overdrive - Pink Floyd



Esta canción es un excelente ejemplo de los primeros días de Pink Floyd cuando el principal valedor del grupo era Syd Barrett y las canciones se movían a su dictado, fue una época en la que creaban principalmente rock psicodélico y este es un claro ejemplo, en el podemos ver los acordes largos y discordantes en la guitarra de Barrett, tempos que cambian constantemente, ritmos cambiantes y ningún tipo de letra. Interstellar Overdrive está considerado como la primera incursión de Pink Floyd en el rock espacial (junto con "Astronomy Domine"), aunque los miembros de la banda luego menospreciarían este término y renunciarían a esa etiqueta. Hay que tener en cuenta que, a pesar de la fama de la canción, su estructura larga, improvisada y de forma libre de la pieza no refleja particularmente el tipo de canciones que solía grabar el grupo.


El gancho de apertura es un riff de guitarra distorsionado y descendente tocado al unísono por la banda que no es más que el preludio para dar da paso a la improvisación, que incluye toques modales, florituras de percusión en el órgano Farfisa e interludios tranquilos. La canción gradualmente se vuelve casi sin estructura y sin tempo, puntuada solo por extraños ruidos de guitarra aunque eventualmente en algunos momentos toda la banda repite el tema principal, con un ritmo decreciente y una intensidad más deliberada hasta que finalmente termina. El riff del comienzo de la canción se originó cuando Peter Jenner intentaba tararear una canción de la que no recordaba el nombre. Barrett siguió el tarareo de Jenner con su guitarra y lo usó como base para la melodía principal de "Interstellar Overdrive". Según avanzamos por la canción puedes llegar a escuchar molestos ruidos como de 'gallina' tocados en la guitarra por un rato. Hay algunos molestos sonidos 'widgy widgy' cerca del final de la pista, un sonido que rebota de un altavoz a otro. Una canción muy novedosa y experimental, y totalmente asombrosa para la época, paso a ser uno de los números fuertes del espectáculo psicodélico que ofrecía la banda en 1967 y también todo un caballo de batalla en los primeros conciertos de Pink Floyd ya que podía durar entre 10 y 30 minutos. Sin duda todo un atrevimiento vanguardista de aquella época.


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