Es sin duda alguna uno de los mitos de la música en España,
uno de los que iniciaron la movida madrileña y la explosión de diferentes
sonidos que a primeros de los años 80 tiño nuestro país. Me estoy refiriendo a
Antonio Vega, cuyos comienzos musicales se produjeron de la mano de Nacha Pop,
donde además de componer diferentes canciones tocaba la guitarra y compartía
junto a Nacho Garcia Vega la voz. Nacha pop durante los años 80 llenaron de música
el panorama nacional y fue considerado uno de los mejores y más reconocidos
grupos en España, si bien el ambiente en el grupo estaba enrarecido y
decidieron disolverse e iniciar carreras por separado, Nacho Garcia Vega junto
a Carlos Brooking crean un grupo llamado Rico, Antonio Vega decide continuar su
camino en solitario, sin que nadie le imponga la dirección de sus pasos, encaminados
a un lugar donde su creatividad no tenga ningún muro que la detenga. Y asi durante
18 años y cinco albums estremeció los corazones de muchos admiradores, vivió a
su manera, sin ninguna regla que un tercero le impusiera y se fue despacio, en
silencio, cuando todos en el horizonte teníamos cuál era su destino, nos
estrujo el corazón como él solo sabía hacer y aquel 20 de abril de 2009 una
lagrima de dolor pero a la vez de satisfacción por lo que nos había entregado
rodo por nuestra mejillas, con la satisfacción de haber disfrutado de un artista
como pocos quedaban o vendrán y con el buen gusto que él también disfruto a su
manera……
En 1991
publica su primer álbum en solitario del que vamos a hablar, con el título de “No
me iré mañana”, comienza su camino, un álbum a la vez pop y con muchos rasgos
de la canción de autor y sentimental de la que alardea Antonio Vega. El disco comienza
con “Háblame los ojos” y esa
guitarra que se va rasgando esta presentación se mueve claramente en un
ambiente pop, pero donde también podemos descubrir, esa poesía, esa
trascendencia que empezaba a repartir hacia todos los lados…
Quiero decirte,
quiero
decirte que mi adiós
quiero
decirte que mi adiós no fue, huir del follón.
Quiero que
entiendas,
quiero que
entiendas que ha de haber
quiero que
entiendas que ha de haber un par para ser dos...
y jugar...
Y no le
tengo miedo al tiempo que se va, no
yo sé que se
parecen sueño y realidad, lo podría jurar.
“Esperando nada” es un absoluto
pelotazo, muy cercano al rock and roll y con un estribillo que te permite una
queja al viento a viva voz….. reflejo de una inspiración, el camino tortuoso
para poder encontrar y mirar a las musas cara a cara, todo aquel artista en
busca de su tesoro se ha visto en la misma situación que el protagonista de
esta canción. En el tema también podemos disfrutar de una guitarra maravillosa.
“Lo mejor de nuestra vida” es otro
pelotazo, otro himno, una cancion maravillosa que te da un puñetazo en el estómago,
la historia de una ruptura, el dolor, el alivio, el arrepentimiento y la
añoranza y de nuevo siempre mas cerca del rock and roll que del pop que nos
tenia acostumbrados… y pónganse en pie, el nivel estaba siendo altisimo pero
llega el momento de la cancion de autor y esta pequeña joya titulada “Tesoros”, se abre paso la delicadeza y
la guitarra en acústica acompaña la voz en una letania dolorosa hasta que la
musicalidad hace presencia en el estribillo mientras la voz trata de
arrinconarla porque el dolor está por encima de todo… y es que fue la primera canción
que compuso después de la disolución de Nacha Pop
“…Suena un
despertador
Y él da la
vida sin ser Dios por una antigua vocación,
Qué haría mi
animal si comprendiera que es genial
No dejaría
de pensar, no.
Cuál sería
el menor,
Cuál de mis
tesoros el mayor,
Me inclino
por dudar
De los
adjetivos la verdad…”
Con “Síguelo” encontramos una rara avis en
el disco y en la carrera de Antonio Vega, me parece un tema muy cercano al
british pop de los años 80, un intento de explorar nuevas sensaciones y ritmos,
aun lo exótico de lo que pueda parecer en voz del Madrileño, queda una cosita
muy apañada… “La ultima montaña” es también extraña, una mezcla metafórica que
no queda mal, pero se queda bastante lejos de lo que hasta ahora nos había ofrecido,
una canción totalmente popera pero con esa guitarra tronando. Retoma la senda
de la gloria con ese clásico titulado “Se
dejaba llevar” y es que vuelve a su intimidad, a su canción de autor, donde
se sabe manejar a la perfección y con el que consigue tocar la fibra del oyente,
que delicadeza disfrutamos en este tema… “…Se
dejaba llevar, se dejaba llevar por ti. No esperaba jamás, y no espera si no es
por ti. Nunca le oyes hablar, sólo habla contigo y nadie más. Nada puedes
sufrir, que él no sepa solucionar… “si esto no es amor incondicional yo me
he perdido. Disfrútenlo con los ojos cerrados. Con “Guitarras” vuelve el rock and roll, y la guitarra de nuevo se hace
con él, no solo en el título, no solo en el homenaje que le hace a todo aquel
que ha tratado de hacer música de disfrutar con la música
“Yo era uno
más que un día aprendió de otro más,
encontré un
grosor de púa y un sonido fiel,
luego es
tener uno mismo una forma muy propia de hacer, tocar, sonar.
¡Oigo
guitarras, quiero guitarras, suenan guitarras, oigo guitarras!
Continua el álbum
con otro pelotazo este “Mis dos amigos”,
una canción dedicada a su hermano un claro homenaje a lo que significa para el
autor su hermano y su pareja, y un estribillo demoledor… que dice "Me gusta verlos cuando está
detrás el sol, me corta la respiración, su fuerza es la del halcón, laten sus
cuerpos con el mismo corazón". Que bellísimo homenaje para un hermano,
un amigo. Termina el álbum con el tema que da título al disco, “No me ire mañana” otro tema lleno de metáfora
y pop, dulce colofón para una obra maestra.