Como ocurre con Mónica Naranjo, donde la unanimidad es apabullante, no hay cantante de heavy metal español que no alabe y elogie las capacidades vocales de este cantautor y productor, Una bestia escénica de incuestionables méritos que, por desgracia, acabo siendo fagocitado por su propio personaje en un ‘envejecimiento artístico’ que no estuvo a la altura de su época estelar o de otros compañeros de generación como pueden serlo Raphael o Miguel Ríos.
En el año 1975 sale Amor libre, disco en el que Camilo sigue jugando, como los grandes de la canción melódica, con pequeños devaneos estilísticos, dentro de la canción romántica. Un poco de clásico, un poco de ritmos brasileros, otra de folclore griego, un poco de funk disco, góspel, y, siempre, con unos pulmones y una tesitura y registro vocal infinito. De ahí la barba. Curiosamente, Gillette pagó una campaña publicitaria para que se afeitara con una de sus cuchillas. Camilo accedió, pero donó el dinero a un orfanato. Estuvo producido por el propio Camilo y se publicó el 27 de octubre de 1975, lanzado meses antes que Sesto estrenara su propia adaptación de Jesucristo Superstar, contiene no solo algunas de las canciones más hermosas compuestas por el español, sino que nos encontramos en su punto de interpretación más alto. “Jamás” y “Adiós” muestran al cantante llegando a las notas con total tranquilidad, en medio de arreglos de cuerda que adornan y elevan de forma majestuosa el ambiente del disco. con un título libertario valiente, puesto que todavía quedaban unas semanas para que se muriera el dictador. No solo nos habla de un tipo de amor que no se relaciona con los típicos clichés de la época, evidenciado en el tema que da título a esta producción que explora un lado más erótico,
La canción principal del disco y quizás la mejor canción de Camilos Sesto rescata la figura de Melina Mercouri, en un tema titulado con su nombre, y que tiene uno de los versos que caracterizan tanto el legado de la artista, como el suyo propio: “La fuerza de tu canto echó raíces”. Camilo Sesto le cantaba a una mujer real, a la actriz, cantante y política Melina Mercouri, a la que le dedicó versos como éstos: "Has vuelto, Melina, alza tus manos hacia Dios, que Él escuche tu voz" o "la huella de tu canto echó raíces". Maria Amalia Merkoúri, más conocida como Melina Mercouri, fue una cantante, actriz, política y activista griega nacida en 1920. Entre sus películas, rodadas entre 1955 y 1978, destacan “Stella”, “Fedra”, “Topkapi” o “Nunca en domingo”. Su faceta como cantante se desarrolló, principalmente, durante el tiempo que estuvo viviendo en Francia, donde grabó varios álbumes. Hija, nieta y sobrina de políticos y mandatarios griegos, fue una de las más firmes opositoras a la dictadura militar griega instaurada en 1967, conocida como “Dictadura de los coroneles”. Organizó conciertos y marchas contra la Dictadura, y se reunió con intelectuales y políticos de renombre internacional, eso sí, siempre desde Francia, país donde residió durante los siete años que duró la Dictadura (1967-1974). La Junta de los coroneles confiscó sus bienes, censuró sus discos y películas, y también retiró su ciudadanía, a lo que ella debió responder con una frase que ya forma parte de la leyenda que envuelve a Melina Mercouri: “Nací griega y moriré griega. Stylanos Pattakos nació fascista y morirá fascista”. Regresó a su país tan pronto se reinstauró la democracia; ya en Grecia, fue parlamentaria por el Movimiento Socialista Panhelénico (PASOK) y, en 1981, se convirtió en la primera mujer griega en ocupar el cargo de ministra de Cultura, puesto que desempeñó entre 1981 y 1989 y, posteriormente, entre 1993 y 1994. Fumadora empedernida, falleció en 1994, a los setenta y tres años, víctima de un cáncer de pulmón; parece que, cuando murió, su tumba se llenó de cientos de cajetillas de tabaco de la marca que fumaba, puestas allí por sus seguidores.