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miércoles, 19 de enero de 2022

Thin Lizzy: Bad Reputation (Mes Thin Lizzy)

 

Tras las aventuras de "Johnny The Fox", cronológicamente y en el #MesThinLizzy llega el momento de hablar de la "mala reputación" de ese y otros personajes del universo Thin Lizzy. Bad Reputation (1977) fue el octavo álbum de estudio de la banda de rock irlandesa. Y quizá fue esa misma "mala reputación" de persona difícil y conflictiva la que alejó a Brian Robertson del resto de la banda, hasta el punto de ser expulsado y, posteriormente, readmitido para tocar en tan solo dos de los temas del disco. Con Robertson fuera de la ecuación, Lynott decidió que Scott Gorham asumiera la totalidad de las guitarras del álbum. Gorham no lo tenía tan claro, y dejó sin grabar los solos de guitarra de un par de canciones, antes de convencer a Lynott para que llamara de nuevo a su antiguo compañero y le dejara grabarlos.

Robertson regresó temporalmente, grabando los solos de Opium Trail y Killer Without a Cause, y compartiendo la guitarra principal con Gorham en That Woman's Gonna Break Your Heart, pero Bad Reputation quedó para siempre identificado como el álbum de Thin Lizzy sin Brian Robertson. La portada del disco, una fotografía de los otros tres miembros, contribuyó también a magnificar esta separación. Robertson ya no estaba, y no fue la única baja, porque la fotografía tampoco fue obra de Jim Fitzpatrick, encargado de las portadas de los discos anteriores. La culpa de esta ausencia la tuvo la ciudad de Madison, en la que Jim vivía. Lynott voló a Madison para reunirse con el fotógrafo, pero aterrizó en Madison (Wisconsin) cuando su destino debería haber sido Madison (Connecticut). Sin tiempo para deshacer el error, y en tiempos en los que no eran posible las reuniones por Teams o Zoom, Lynott tiró por la calle del medio (de Madison) y decidió usar una fotografía previa de la banda en formato trío.

Quizá todas estas tensiones y malentendidos internos acabaran volcándose en el contenido de Bad Reputation, pero lo cierto es que, además de ofrecer un sonido más duro que en el álbum anterior, Thin Lizzy entregan una de sus mejores obras. Temas como  Dancing in the Moonlight (que fue elegido como single y cosechó un meritorio puesto 14 en las listas de ventas del Reino Unido), Soldier of Fortune (que abre magistralmente el disco a golpe de gong y de épica rock) o la preciosista y delicada Southbound están en lo más alto de la discografía del grupo. Temas vigorosos que, al mismo tiempo, muestran un sonido más cuidado y enriquecido, y ahí se nota la influencia de Toni Visconti, el genio detrás de la lámpara en los mejores discos de David Bowie.

El afamado productor aporta equilibrio y elegancia en temas como Downtown Sundown o Dear Lord, y deja al mismo tiempo espacio para que Lynott y compañía sigan siendo fieles a su sonido más característico y contundente en Killer without a Cause y Opium Trail, brillantes excesos de mala reputación, desbocada hasta el límite y reforzada como nunca, con las manos adicionales del compañero desterrado, que volvió momentáneamente para librar codo con codo la última de las batallas.