lunes, 31 de enero de 2022

Thin Lizzy: El final del Mes Thin Lizzy

Thin Lizzy




     Mis primeros recuerdos de Thin lizzy vienen de mi infancia, una infancia donde descubrí a mi primer gran amor musical, Gary Moore. Mi afán por conseguir todo material del guitarrista de Belfast me llevó con tiempo, esfuerzo  y dedicación (ya que por entonces no teníamos las facilidades de búsquedas e información a un sólo clic de Internet) a descubrir que habia formado parte de un grupo llamado Thin Lizzy y que incluso había grabado un disco con dicha banda. Con aquella información me fuí con la determinación del pirata que acaba de encontrar un tesoro a la busqueda de aquel disco donde había participado, un disco titulado Black Rose. Así me planté en la acogedora tienda de discos llamada Discos Lennon, ubicada en la C/ San José de Calasanz en Getafe, el lugar donde me crié. Todavía recuerdo vagamente la figura del dueño, curtido en mil batallas musicales, y cómo al preguntarle por aquel disco de Thin Lizzy fue a uno de los múltiples expositores y sacó el vinilo de Black Rose

Con la ilusión de un niño con zapatos nuevos fuí corrienddo a casa para poder escucharlo en el flamante equipo de música que con mucho esfuerzo mis padres me habían comprado. Una vez en casa me puse cómodo, me senté frente al equipo de música y procedí a disfrutar del ritual que suponía comprar un vinilo nuevo, un proceso que comenzó por sacarlo de aquella bolsa amarilla de la tienda donde en uno de los lados tenía impresa la cara de los cuatro músicos de Liverpool. Lo primero que me llamó la antención del vinilo fue la portada, que estaba ocupada por entero por una rosa negra, y en la parte inferior derecha venía la firma de su creador Jim Fitzpatrick. ¿Cómo podía ser que el disco se llamara Black Rose si la rosa de la portada era morada? Con el tiempo descubrí que debido a su especiales características, las rosas negras únicamente crecen en una parte el mundo de forma natural, ubicada en Turquía, en el distrito de Halfeti, perteneciente a la provincia de Şanlıurfa. El secreto está en el PH del agua que hay allí, y sólo adquieren el color negro durante el verano, el resto del año presentan un color rojo oscuro / morado. En la contraportada, también diseñada por Jim Fitzpatirck, en el interior de la rosa negra estaban dibujados la imagen de los cuatro músicos del grupo: Gary Moore, Scott Groham, Phil Lynott y Brian Downey.



Inmediatamente después del ritual de disfrutar de la portada y contraportada saqué el vinilo y me dispuse a ponerlo en le tocadiscos. El disco lo compré porque en él figuraba Gary Moore, y en aquella primera escucha no me pude llevar un chasco más grande, el disco no era un compendio de sólos y virtuosismo del guitarrista irlandés. Me encontré con un compendio de temazos donde Gary era sólo una de esa partes perfectamente compenetradas y engranadas. Fue amor a primera vista, ese mítico sonido de guitarras gemelas unido a esas historias que Lynott relataba con maestría y que tuvieron su punto culminante en Roisin Dubh (A rock Legend). Ese día empezó mi relación con una banda que acabaría acompañándome por siempre, ya que a día de hoy lo sigue haciendo. 

Cuando surgió la idea de dedicarle este mes de enero a la formación irlandesa me invadió nuevamente aquella sensación de antaño, la ilusión de aquel chiquillo que fue a la caza de un tesoro y que se llevó algo mucho más grande: descubrir a Thin Lizzy. Durante este mes hemos podido compartir con vosotros la historia del grupo contada a través de sus discos, desde sus inicios, donde un chiquillo irlandés de color demostró, además de un gran compositor, ser también una gran poeta y contador de historias. Lynott, acompañado de su inseparable amigo de la escuela, el baterista Brian Downey, y el guitarrista Eric Bell, iniciaba en 1969 la fulgurante carrer de una banda que sería de las primeras en lograr abrirse paso fuera de las fronteras irlandesas y marcar el camino a seguir por las que llegarían después. 



Thin Lizzy
era una de las bandas más peligrosas del planeta, no todo el mundo podía tocar en ella, tenías que estar preparado para lo bueno y lo malo. La banda consiguió un estilo propio, en directo eran de lo mejorcito del panorama rockero, una apisonadora, y su indiscutible líder, Phil lynott se erigió como uno de los mejores compositores que ha dado la historia del rock. Pero para pertenecer a Thin Lizzy también debías estar preparado para lidiar con el alcohol y las drogas. Thin Lizzy era una banda arrolladora dentro y fuera del escenario, y en 1983, sus componentes, extenuados por vivir siempre al límite dirían basta. Tan sólo tres años después de la disolución de la banda, el 4 de enero de 1986, nos dejaría su líder Phil Lynott. Pero con apenas 36 años, Lynott y sus Thin Lizzy habían dejado su impronta, quedaría para la historia su enorme legado musical, siendo nombrada como una gran influencia por artistas de la talla de Alice in Chains, Def leppard, Creed, Bruce Dickinson, Creed, Blondie, Guns & Roses, y tantos otros. En España Los Suaves siempre se declararon abiertamente grandes admiradores del grupo y de Phil Lynott.

Cuando inicié allá por el año 2018 esta aventura musical de 7dias7notas junto a mis queridos amigos Chema, Nevermind y Storyboy, y me dieron la oportunidad de estrenar el blog con la publicación del primer disco recomendado tuve claro que debía ser aquel tesoro que descubrí en aquella tienda de discos y que me abrió las puertas a esta magnífica banda. Un disco cuya rosa negra de la portada llevo tatuada en mi pecho, pues simboliza mi pasión y admiración por este noble arte llamado música.

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