De la depresión, y aunque parezca mentira, pueden salir grandes cosas, como este Post Pop Depression. Iggy ya había planteado sus reflexiones sobre el paso del tiempo en el desigual Avenue B (1999), un disco taciturno con un marcado carácter acústico, salteado de recitados en los que Iggy hablaba sobre los sentimientos que le generaba el hecho de hacerse mayor y sentir la muerte más próxima de lo que quisiera. Si en aquel disco apagó los amplificadores, para contar sentimientos profundas que, a la larga, acabaron lastrando el resultado final del álbum, en esta segunda crisis existencial su objetivo y su enfoque fueron totalmente distintos. Si la pálida dama de la guadaña estaba rondando, él haría un gran disco, uno con sabor a sus grandes discos berlineses de finales de los setenta, para dejar un legado brillante antes de la fatídica cita. Y así nació la idea de este Post Pop Depression.

POST POP DEPRESSION
Publicado en Marzo de 2016, y tras la reciente muerte de su amigo y compañero David Bowie, el sonido que plasmaron en el disco fue un involuntario pero brillante homenaje a los discos que Bowie produjo con Iggy a finales de los setenta. Aunque separado por la friolera de cuarenta años, Post Pop Depression cierra, de alguna manera, la trilogía iniciada con The Idiot y Lust for Life en 1977. Desde el momento en que Iggy arranca, casi a capella y acompañado solo de una leve guitarra eléctrica, el estribillo de Break into your heart, el sonido nos retrotrae hasta el Berlín al que Bowie e Iggy se exiliaron voluntariamente, para intentar su enésima desintoxicación y un nuevo renacer artístico. Alejada de los riffs facilones de discos anteriores, el potente estribillo y el cuidado revestimiento de las guitarras de Josh y Dean, es un ilusionante comienzo muy por encima de la mayor parte de temas facturados por Iggy en solitario en las últimas décadas.

In the Lobby es uno de los temas más cercanos al sonido que impregnaba los discos de la época berlinesa. Iggy sigue profundizando en la idea de estar a las puertas del gran viaje final, esperando en el lobby a que le llegue el momento. La espera es más dulce, y mucho más inspirada, en Sunday, canción que despega desde el comienzo con el potente juego de parches de Helders, y con una áspera y chispeante guitarra que despertaría a cualquier dominguero del embotamiento de una siesta. Imposible no moverse al ritmo de este tema, otro de los grandes momentos del disco. Tras una brillante transición guitarrera, al final del tema se permiten incluso la transgresión de un cierre orquestal apoyado por una suave voz femenina.
Vulture es el tema más desnudo del disco, el momento en el que los súbditos y colaboradores se echan a un lado, y dejan espacio para el Iggy más árido y personal. En la antesala de la muerte, no podía faltar la inquietante imagen del buitre sobrevolando a su presa. El icónico animal sabe, al igual que Iggy, que el final está cerca, y proyecta su negra silueta mientras vuela en círculos. El desgarrador grito de Iggy al final del tema es como el de un viejo guerrero indio que acabara de ver esa amenazante sombra, y lo desafiara a bajar y enfrentarse con él.

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