Nunca un disco de Prince estuvo tan enfocado y ligado a su tiempo, y a la vez, cómo casi siempre, muy adelantado a lo que musicalmente se hacía en su época, pese a incluir sus referencias habituales a estilos de corte clásico como el rock, el soul, el jazz, el blues y, por supuesto, el funk. A nivel global, la canción Sign of the times reflejaba como nunca las preocupaciones de una sociedad enfrentada a las muertes provocadas por "una gran enfermedad con un nombre pequeño" (SIDA), y al desengaño final de la absurda carrera espacial entre Reagan y Gorbachov, con el Challenger y el Columbia estallando en mil pedazos en directo por la televisión. Y más cerca del suelo, huracanes, jeringuillas y bandas callejeras armadas hasta los dientes. A nivel individual, siendo un estudiante de instituto que estaba formándose como persona y comprando sus primeros discos, la explosión de colores que en mi cabeza supuso la escucha de este disco, el primero de Prince que llegó a mis manos, me marcó ya para siempre con el Signo de los tiempos.
EL SIGNO DE LOS TIEMPOS (1987)

"Creo que estoy cambiando constantemente, porque oigo como cambia la música. El otro día puse mis tres primeros discos y escuché las diferencias. Y sé por qué ya no sueno así. Porque las cosas que tenían sentido para mí y las cosas que me gustaban por entonces ya no me gustan."
En 1987 había un kiosko de prensa en cada calle. El kioskero pasaba casi todo el día en un pequeño habitáculo, desde el que vendía periódicos, revistas, cromos y golosinas. Para hacer un poco más amena la larga jornada, en muchos de los kioskos tenían pequeños receptores de televisión, y el kioskero de mi barrio no era una excepción a esta pauta. Recuerdo como si fuera ayer que, un día que fui a comprar algo, en aquel pequeño televisor estaban poniendo el vídeo de Sign of the times, que consistía básicamente en una austera pero hipnótica presentación de la letra de la canción. El kiosko hace años que ya no existe, pero la imagen se me quedó grabada para siempre en mi cabeza.
Mis amigos y yo solíamos tomar el autobús L2 para ir al centro comercial a "conseguir" discos (la explicación a las comillas está contada en La música en historias "Los vinilos de Ocean" en este blog). Uno de esos primeros discos fue Sign of the times. En una primera escucha, sentado sobre la alfombra y frente al tocadiscos, en el salón de casa de mis padres, me impactó la alegría y energía desbordadas de Play in the sunshine y la melodía y ritmo desenfadado de I could never take the place of your man, pero no entendía por qué la había cortado en medio con un largo y tedioso duelo de guitarras psicodélicas. El trío de ases de aquellas primeras escuchas lo completaba It, por ser la que estructuralmente era más parecida a lo que en ese momento estaba haciendo Michael Jackson en Bad (Disco de la semana 39 y en aquel momento mi disco favorito)
Eran tiempos de estar en la calle con los amigos, pasábamos las horas apoyados en una barandilla en el callejón de nuestra calle, y ahí discutíamos sobre si el U Got the look de Prince era mejor canción que el The Look de Roxette, y otras discusiones filosóficas del mismo nivel de relevancia.

EL SIGNO DE LOS TIEMPOS (2020)
En 2020 los tiempos han cambiado, y mucho. Hoy en día nos preocupa Trump, y su relación con China o Irán, y el cambio climático, que es responsabilidad de todos aunque esté personalizado en la figura de una niña sueca, a la que algunos idolatran mientras otros buscan razones para criticarla. Las consignas temporales de Sign of the times han quedado en parte obsoletas, pero musicalmente no ha perdido ni un ápice de su fuerza. Lejos de envejecer, se ha asentado como una de las obras maestras de la discografía del genio de Minneapolis.

Liberadas de la carga emocional de antaño, el resto de canciones brillan hoy en mi cabeza por su enorme calidad musical, y valoro aspectos innovadores de su momento, como los coros adelantados a la voz principal en Forever in my life, o la percusión grabada a mayor velocidad en The Ballad of Dorothy Parker, que además fue la primera canción en ser grabada en Paisley Park, en aquel momento su recién estrenado domicilio y complejo de grabación. Los teclados estaban recién instalados y no estaban todavía bien ajustados, y eso le dotó al tema de un sonido muy peculiar y característico, que Prince no quiso corregir.
¿Y qué pasó con Dorothy? Transcurrido tanto tiempo, y dónde quiera que el camino de la vida le haya llevado, la Dorothy de este disco ya no existe realmente. Se marchó al país al que se fueron los kioskos de prensa y las tardes libres en las barandillas, pero sin drama alguno porque, cómo dijo Prince, "las cosas que tenían sentido para mí y las cosas que me gustaban por entonces ya no me gustan." Es simplemente el signo de los tiempos.
Mi disco favorito de Prince. Me lo sigo "poniendo", ahora en Spotify. Más signos de los tiempos. Me lo compré en CD en El Corte Inglés de Goya ¡ahora es el supermercado! con unos ingresos que conseguí por dar unas clases particulares de matemáticas. La chica no tenía ni idea y su padre, que pagaba, tampoco de lo que quería hacer su hija. Se echa mucho de menos a Prince.
ResponderEliminarGran disco, y sí, se echa mucho de menos al genio de Minneapolis.
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