Enema of the State (1999) es el cuarto álbum de la banda de pop-punk Blink 182. El disco tiene un sonido más limpio y comercial que sus anteriores álbumes, como consecuencia del positivo trabajo con el productor Jerry Finn, el productor del aclamado Dookie de Green Day, con el que lograron un sonido más cercano al pop que les acabó dando las reseñas positivas y el éxito comercial que se les habían negado en anteriores publicaciones, llegando a vender hasta la fecha la nada despreciable cifra de 15 millones de discos en todo el mundo. Esto fue, en gran parte, gracias a canciones como All the small things, el sencillo de más éxito en la carrera del grupo, pero también por temas como What's my age again o Adam's Song, que se convirtieron inmediatamente en himnos reconocibles de la banda.


Tanto el folleto interior, con imágenes de los miembros del grupo a punto de ser examinados por Janine Lindemulder, como los vídeos musicales de What's My Age
Again? y Man Overboard en los que también aparecía la polémica enfermera, siguieron la misma estética de la portada. Los vídeos lograron una amplia difusión en la MTV, y el poder de las canciones hizo el resto para lanzar el disco a lo más alto de las listas de ventas.
Para la grabación, MCA les dio el mayor presupuesto del que habían disponido hasta entonces, y con las ganas de facturar un gran disco y probar cosas nuevas, pasaron en el estudio mucho más tiempo que en discos anteriores. El proceso de grabación se desarrolló durante cuatro meses y en diferentes estudios, en los que Jerry Finn les inculcó una dinámica más dura de trabajo que incluía la realización de muchas mas tomas, hasta llegar a la grabación deseada. Además de los exitosos singles mencionados, salieron de estas sesiones pegadizos temas como Dumpweed o Aliens Exist, ejemplos de la efectividad de la producción y la calidad del sonido. El proceso completo terminó en febrero de 1999 con la grabación de la canción The Party Song, último tema que grabaron para el disco, y momento en el que los miembros de Blink 182 tuvieron por fin en sus manos el que, posiblemente, sea el mejor disco de su carrera, una colección de efectivos temas punk-pop sin complicaciones, música para divertirse, hacer el gamberro y pasarlo bien.
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