miércoles, 14 de noviembre de 2018

El disco de la semana 83: Pulp - Different Class





UNA CLASE DIFERENTE

Salvo el rock, del que todos sabemos ya que nunca muere, todos los géneros tienen su momento de máxima expresión, y sin poder decir que mueran tampoco, sí que pasan a un segundo plano en el recuerdo, y la llama solamente se aviva por las esporádicas bandas "revival" que van apareciendo en décadas posteriores. Sin embargo, no todos los géneros son recordados de la misma manera, y algunos de ellos son injustamente maltratados o infravalorados. El brit-pop es un buen ejemplo de ello, a pesar de haber dejado para la historia joyas del calibre del Parklife de Blur, el Definitely Maybe de Oasis o el disco que nos ocupa hoy, el imponente Different Class de Pulp.


Si los Gallagher representaban la arrogancia de la clase obrera, y Damon y compañía eran la mirada irónica y melancólica de la Inglaterra de los noventa, Jarvis y sus historias de amores platónicos y fracasos sentimentales eran como una revolución de los inadaptados de la clase, los chicos de gafas de pasta pegada con celo, los que eran el blanco habitual de las collejas de los otros. Eran una clase diferente que, poco a poco, pero con paso firme, acababan por birlarle al chulito pendenciero del barrio de Manchester y al rubiales guaperas de Londres el foco de atención y la chica, aunque ésta última les durara poco. Una revolución que tenía incluso su manifiesto, escrito en las páginas interiores de éste su quinto disco de estudio:

"Por favor, entendednos. No queremos problemas, lo único que queremos es tener el derecho a ser diferentes. Eso es todo."

DIFFERENT CLASS (1995)

Mis-Shapes marca el comienzo del disco, reafirmando el sentido del manifiesto. Es la canción de los inadaptados, los humillados, los eternos perdedores en la lucha de clases, que pese a ello seguirán luchando en las calles hasta llegar a alcanzar una utópica victoria y una dulce venganza, cuando se apoderen de las casas y las vidas de ensueño a las que nunca habían tenido derecho. Mientras llega a realizarse ese sueño imposible, nuestro protagonista se entretiene admirando la falda de tubo (Pencil Skirt) de una chica, dando pie al segundo tema recurrente del disco, el del sexo y las relaciones de pareja, o en este caso el de "aspirante a amante" que trata de convencer a la chica de la falda de que estar con su novio no es lo adecuado. Para ello, andará rondando en secreto hasta que el novio no esté en la ciudad, y entonces hará todo lo posible para que ella se de cuenta de que la mejor alternativa es él mismo.

Ambas temáticas se conjugan a la perfección en Common People, obra maestra que les encumbró en el Festival de Glastonbury y catapultó al disco en las lisas de ventas, un himno de la clase obrera y de, como su nombre indica, la gente corriente. La historia de una niña rica que se acerca en un pub o una disco a nuestro atribulado Don Juan Jarvis, para decirle una frase que se convertiría en uno de los estribillos clave de toda una generación:

"Quiero vivir como la gente corriente, quiero hacer lo que sea que la gente corriente hace, quiero dormir con gente corriente, quiero dormir con gente corriente como tú..."

Tanto o más genial es la respuesta de nuestro protagonista, que se encoge de hombros y dice: "Veré lo que puedo hacer". En un ejercicio argumental tan visual como brillante, le lleva a un supermercado, y le pide que "haga como que no tiene dinero", a lo que ella responde "Que divertido eres". Y es ahí dónde, por primera vez, sale la vena de orgullo de clase, en un Jarvis respondiendo: "Si, pero no veo a nadie sonriendo aquí. ¿Estás segura de querer vivir como la gente corriente, de hacer lo que la gente corriente hace, y de querer dormir con gente corriente... cómo yo?" Pero ella no entiende nada, sólo sonríe y le toma de la mano, y a partir de ahí la canción gira hacia un Jarvis Cocker vomitando toda su rabia hacia la clase adinerada y los hijos de papá, que no tienen que trabajar duro para poder alquilar un piso en el que ver a las "cucarachas trepando por la pared". En definitiva, una tremenda canción, que llegó al número 2 de las listas del Reino Unido tanto en lo musical como, evidentemente, en el mensaje.


Tras esa esporádica e imposible relación, nuestro patético Romeo vuelve a caminar por el lado oscuro del voyeurismo sexual en I Spy. Mucho más cándida es la historia detrás de Disco 2000, una nostálgica mirada hacia un inalcanzable amor juvenil, y el lamento de no haber llegado a conseguir ser más que un amigo para una chica llamada Deborah, mientras otros compañeros de clase sí que llegaban a salir con ella. En el aire, la ingenua petición de reencontrarse en el año 2000, y la patética realidad futura que se encuentra nuestro protagonista:
"Nunca pensé que te casarías,
y que yo estaría viviendo aquí solo,
en un húmedo y solitario Jueves hace muchos años...
¿Qué vas a hacer el domingo, nena?
Quizá te gustaría venir y reunirte conmigo
Si quieres puedes traer a tu bebé."


Fue el segundo y último single del disco, y alcanzó un meritorio séptimo puesto en las listas de ventas del Reino Unido. Pero el disco aún contenía mucho más, y seguía desgranando intensas y agridulces historias sobre encuentros sexuales en el entorno de la precaria clase trabajadora inglesa. Encuentros pasados en la casa de una chica, contados en Live Bed Show desde la amargura y la melancolía de una cama en la que antaño había mucho ruido y en la que ahora ya no ocurre nada. Something Changed narra otro de esos encuentros, esta vez marcado por el destino, porque tanto ella como él estuvieron a punto de no aparecer por ese bar. Y sin embargo fueron, y se conocieron, y por fin una historia del disco pareció terminar bien: "¿Dónde estaría yo, si no nos hubiéramos conocido? No lo sé, pero como dijiste, algo cambió".


En una historia sobre juventud, relaciones de pareja, sexo y suburbios de clase baja, no podían faltar tampoco las drogas, y en este caso llegan de la mano de Sorted for E's & Wizz, que narra la bajada a los infiernos tras el consumo de pastillas en una rave. Jarvis habla de lo que sucede alrededor, pero todo en el fondo le da igual, y "a las cuatro de la mañana, el mundo real parece muy, muy, lejano" para acabar perdiendo a sus amigos y queriendo volver a casa, pero ya no es posible, y entonces: "Un sentimiento hueco crece y crece, y quieres llamar a tu madre, y decirle Madre, no voy a poder volver a casa nunca más, porque creo que he perdido una parte de mi cerebro en algún lugar de Hampshire".

Tras un Feeling Called Love que es, en mi opinión, el único tema prescindible del conjunto, hay espacio también en el disco para el romanticismo y la ternura en la descripción de los miedos de una chica ante la primera vez en Underwear. La imagen de la chica, plantada nerviosa delante de él en ropa interior, se le queda grabada a nuestro protagonista, que con el paso de los años "daría toda mi vida por verte de nuevo, sólo tú ahí delante, en ropa interior"

Una vida tan intensa tiene, de cuando en cuando, sus momentos de resaca, descritos aquí brillantemente en el tema Monday Morning. Entre la gente corriente, no todo es sexo, drogas y rock and roll, también hay desempleo e inseguridad ante el futuro, pasando el lunes al sol (el de Sheffield, cuando aparece) después de una semana en la que demasiados días acabaron en fiesta. Y quien sabe, quizá a mediodía nuestro personaje se encuentre un poco mejor, y por la tarde quizá el futuro ya no sea tan relevante, y por la noche saldrá de casa y volverá al Bar Italia, a ver a los colegas y a esperar a que alguna estudiante pija le invite a un ron con cola y le pida un tour por la vida y las miserias de la gente corriente. Y el accederá, pero acabará entrando en cólera ante tanta superficialidad, y acabará borracho, a las 2 de la mañana, en la fuente del final del camino, dónde años atrás se citó con Deborah, y dónde ella nunca ha vuelto a acudir. Al parecer se casó y tuvo hijos, y el se ha quedado atrapado allí, escuchando para siempre el ruido del agua de la fuente. Y para colmo, la esperada revolución se está haciendo esperar. Pero él resistirá los golpes de la vida, porque forma parte de una especie que nunca se rinde. Una clase diferente.

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