Esta es una reseña sobre un disco de The Black Keys.
El nombre del disco es Brothers
Las notas negras del piano son alteraciones en el sonido de las clásicas 7 notas, los sostenidos alteran una nota subiéndola medio tono, mientras los bemoles bajan la nota un semitono. El descubrimiento de los Black Keys fue para mí una alteración de grandes proporciones en mi percepción de la música de la segunda década del nuevo siglo. Fue mi amigo Joserra, guitarrista de nuestro grupo Telelovers, quién en 2011 me dijo que tenía que escuchar a un nuevo grupo que había creado un sonido "Lo-Fi" que le daba una unidad y un aire fresco impactante a las canciones de su nuevo disco Brothers. Me mostró el vídeo en Youtube de la canción Too afraid to love you y la alteración se produjo de manera inmediata y contundente.
Antes de comprarme el disco, me compré el número 211 de la revista Mojo de Junio de 2011 en el que, junto con la revista, regalaban un cd recopilatorio llamado Brotherhood que alternaba canciones propias con colaboraciones para otros artistas y temas que reflejaban las influencias en su sonido. En esa recopilación estaba incluída The Go Getter, la segunda alteración proveniente del disco Brothers. El mensaje subliminal del título de este segundo tema (ve y cógelo) era tan claro que no pude resistirme, y tras leer el artículo, el siguiente paso fue ir a comprarme el disco.
El diseño era otro chorro de aire fresco. Ni fotos ni mensajes grandilocuentes, simplemente llamarle a las cosas como son. En la portada, tan solo unas letras blancas (rojas en el caso del nombre del grupo) sobre un fondo negro: "Este es un álbum de los Black Keys. El nombre del álbum es Brothers". En la contraportada, siguen fieles a este concepto tanto en la presentación del listado de canciones como en la foto de los integrantes del grupo, Patrick Carney (batería) y Dan Auerbach (guitarra y voz). Ambos, tras diez años de sinsabores y esfuerzos baldíos por lograr el éxito, incluyendo una ruptura amarga de la amistad y del grupo cuando Auerbach decidió unilateralmente intentarlo en solitario, parecían querer en su vuelta ir directamente al grano, sin medias verdades, sin engaños, solo dos "hermanos" reconciliados para intentarlo de nuevo.
La tercera descarga de alteración vino con la primera canción que escuché al ponerlo. Si la primera fue un video de una balada soul, y la segunda un blues rock garagero e implacable, Everlasting Light aportaba un pegajoso riff de guitarra y un falsete rompedor. Los Black Keys parecían capaces de todo y su música brillaba incandescente como la "luz eterna" que describe este primer tema. Y no quedaba ahí la cosa, ese era solo el comienzo, todo el disco es una colección de grandes temas en los que, deliberadamente, guitarra y bajo están distorsionados para sonar muy graves, creando ese sonido "Lo-Fi" tan característico y que tanta singularidad y coherencia le da al disco. La voz en falsete bien podría estar diciendo: Pasen y escuchen la actitud garajera de Next Girl y el blues rock sucio de Howling for you y no se arrepentirán del viaje.
Tighten Up salió como single por aquellas fechas, acompañado de un video de promoción, y se convirtió en el cuarto shock provocado por el disco. En el vídeo, los dos "hermanos" pelean por la atención de una chica en mitad de un parque infantil, perdiendo el control de la situación e ignorando a los niños a los que habían llevado al parque. Esta absurda situación parece una metáfora de los 10 años de tensión y dificultades, en los que se olvidaron de las cosas realmente importantes (la amistad, tomarse las cosas como un juego como harían los niños) por el objetivo ciego de abrirse paso en la música. Musicalmente, es un tema más positivo y luminoso en el que tiene cabida un sorprendente cambio de ritmo que lleva la canción al terreno de unos Franz Ferdinand. El tema se convirtió muy rápido en el favorito del disco para mis dos hijos, y con ello refrendaron que Brothers es un disco hecho para la concordia entre hermanos.
El resto de temas no tienen tampoco desperdicio, de los riffs bluseros y abrasivos de She's long gone, al toque garajero y psicodélico del instrumental Black Mud, pasando por los envolventes teclados de The Only One (dónde retoman el efectivo falsete del arranque) o la maravilla que es la ya mencionada Too afraid to love you, el disco transcurre entre la brillantez de las propuestas y las acertadas revisiones de estilos. En palabras del productor Danger Mouse, "son tíos jóvenes, pero sienten como almas viejas". Una manera de decir que beben del soul, del blues, del sonido de viejas bandas nacidas en el circuito musical de Nashville, percibido como la Meca del limitado mundo de dos adolescentes de Akron que un día se juntaron para hacer música bajo la etiqueta de "The Black Keys".
El blues rock de carretera, polvo y pistolas humeantes tiene su espacio en Ten Cen Pistol y Sinister Kid, temas poderosos y bien trabajados que preceden al ya conocido The Go Getter, formando un triángulo de temas más alejados del soul y con una mayor carga descriptiva de personajes duros de la América profunda.
El último tramo del disco retoma los toques soul en los teclados y la calma de I'm not the one, en el ritmo y la cadencia de "Unknown brother", un tema que recuerda a Lenny Kravitz por momentos, y especialmente en Never gonna give you up, el tema más soul del disco, en el que Auerbach intenta sonar tan agudo y dulce como los cantantes negros de la radio de su infancia. Y por si no hubiera quedado patente en este tramo que pueden hacer soul del bueno, el disco cierra con la bella These days para terminar de convencer a los más incrédulos. Triste y reflexiva, podría ser perfectamente la canción que sonaba en mi cabeza el día que me desenamoré un poco de los Black Keys, tras un concierto en 2012 en el Palacio de los Deportes en Madrid.
En plena fase de amor incondicional y apasionado, pagué lo que no está escrito por dos entradas para verles en directo, y tocaron como los ángeles con su banda de acompañamiento, y como dos diablos en un tramo en el que se quedaron los dos solos en el escenario, tocando únicamente batería, guitarra y voz. ¿Y cuál es el problema entonces? Finalizaron el concierto tras sólo una hora y cuarto, de la que perdieron varios minutos en la falsa y forzada liturgia de hacerse esperar para los bises. Fue como si, caminando por la 8th Avenue de Nashville, dos delincuentes llamados "The Sinister Kid" y "The Go Getter" me apuntaran con una "Ten cent pistol" y me sacaran hasta el último centavo.
Así no amigos, así no, eso no se hace entre hermanos.
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