jueves, 1 de noviembre de 2018
El disco de la semana 45: Disintegration, The Cure
Hay parodias que trascienden al original. Es el caso de la imitación de Joaquín Reyes de Robert Smith, cantante y líder del grupo The Cure. Durante su concierto en el Mad Cool 2019 en Madrid, mientras esperábamos a que salieran al escenario, una buena parte del público comenzó a cantar:
"Vamos Robert, sal a bailar, que tu lo haces fenomenal, tu cuerpo se mueve como una palmera, suave, suave, su-su suave"
Ajeno al significado de aquellos cánticos, Robert Smith salió al escenario y arrancó el concierto con los dos primeros temas de Disintegration, su obra maestra de 1989, que contiene algunas de las canciones más recordadas y míticas del grupo. El tema central del disco fue el paso destructivo del tiempo tras una ruptura, la desintegración que se va produciendo a causa del sentimiento de pérdida y la desesperanza, convertidos en pesadillas e ideas de suicidio que se combinan con el miedo interno a la soledad y la muerte.
Durante el proceso de grabación, se produjo un incendio en la habitación de Smith, que hizo que los miembros del grupo corrieran alarmados y entraran en la habitación cubiertos de toallas mojadas para salvar las letras del disco antes de que se quemaran. A partir de aquellos manuscritos casi desintegrados, Robert Smith tuvo que recomponer las letras, para lo que se encerró durante semanas en un antiguo desván del estudio de grabación. De allí surgió finalmente el disco Disintegration, tal y como lo conocemos.
DISINTEGRATION
Esta obra cumbre comienza con Plainsong, que refleja a la perfección el tono sombrío del álbum, y que arranca con la mística y la grandiosa instrumentación que tendrán también la mayor parte de las canciones del disco, en las que transcurren más de dos minutos hasta que la voz entra en juego, dejando espacio para que la banda y las ideas musicales de Robert Smith se desarrollen y se desplieguen en la paleta de colores (oscuros) de la que nace este brillante y gótico lienzo. Todo el disco es un gran monumento oscuro y melancólico, un animal maltrecho y herido de muerte por los desengaños amorosos, las rupturas, y el inevitable adiós que acontece tras todas ellas.
Pictures of you no sólo no es ajena a esta temática, sino que se compone de los recuerdos y las imágenes que alimentan el dolor que sufre la persona abandonada. Robert Smith ojea las viejas fotos y recuerda los momentos vividos, y construye con ellos uno de los singles más brillantes de su carrera.
En Closedown de nuevo vemos las pautas en las que se basó la construcción de la gran catedral gótica dedicada a la autodestrucción que es Disintegration. Rotundas y lejanas baterías marciales, grandiosos teclados que revisten los temas en grandes oleadas, y la melancólica y tenue guitarra que va soltando notas sueltas al compás del conjunto, todo ello creando una atmósfera de grandiosidad y melancolía.
Tras el épico arranque de estos tres temas, llega el que puede ser el momento de más calma de todo el disco. Lovesong es, como su nombre indica, una tema de amor escrito por Robert Smith para su prometida Mary, con la que se casaría en la época de Disintegration. Es también la canción más corta y más sencilla del disco, alejándose de la ambiciosa propuesta del resto de temas, generosos en lo que a épica y a elaborados paisajes musicales se refiere.
Tras esta breve, pero sentida declaración amorosa, el disco vuelve a su pantanoso cauce con Last Dance, una vuelta a los complejos patrones de instrumentación que hacen que el disco apenas tenga un momento de respiro. La apocalíptica guitarra parece querer abrirse paso entre la maraña sonora y la voz dolorosa de Robert que anuncia el "último baile" antes del adiós.
En palabras del propio Robert Smith de Muchachada Nui: "Nosotros tuvimos una época muy buena, en los 80 que fue cuando lo petamos cosa bárbara con el Ding Dong Ding Dong" Se está refiriendo a Lullaby, tétrica nana que se convirtió inmediatamente en himno eterno de la banda, apoyada en un excelente vídeo en el que un asustado Smith observa como una araña le va acechando con la intención de convertirle en su cena.
El resto de la banda tiene breves apariciones en el vídeo, como soldados tocando instrumentos musicales. La canción, más que una "canción de cuna", podría ser una metáfora de la adicción o la depresión, ambos elementos conocidos a fondo por el vocalista y líder de la banda. La idea de la canción viene de sus recuerdos de la niñez, ya que antes de dormir, su padre le cantaba: "Duérmete ahora, niñito, o mañana no te despertarás..."
Al despertar de la pesadilla, nace un nuevo día en Fascination Street. Pero el día que se nos presenta no es soleado, sino una auténtica tormenta de guitarras y, sobre todo, de un lacerante bajo que le da al tema la atronadora base rítmica de la que es difícil bajarse en marcha. El tema más duro del álbum, irremediablemente me recuerda un oscuro pub getafense de los 90, un lugar al que no recomendaban entrar porque "vendían pastillas de colores". Nunca me intentaron vender nada allí dentro, pero cada vez que entré acabó sonando esta canción entre la oscuridad y las luces estroboscópicas.
La cara B del disco arranca con Prayers for Rain, épico tema que arranca con un ritmo de guitarra y un tenue piano de fondo, pero serán los teclados los que brillen en todo su esplendor con una oscura y apocalíptica melodía que se te clava en lo más hondo. De nuevo un tema largo y brillante con el que The Cure vuelven a hacer que el disco estalle en una supernova de negros y grises.
Y si con esto creíamos que la melancolía había llegado a su climax, a este tema le sigue The same deep water as you. Si todo el disco sabe a tarde nublada y melancólica lluvia, aquí directamente podemos oir el agua y los truenos cayendo. La batería suena lejana y empapada, y los teclados crean de nuevo una memorable atmósfera en la que encajar la característica guitarra que arroja notas más que puntearlas.
La canción Disintegration, que da título al disco, sigue la línea de Fascination Street pero con más luz, lo cual no es un halago sino una crítica. Le falta la oscuridad y la fuerza que Fascination tiene. En su favor, sin embargo, hay que mencionar lo elaborado de su letra, un auténtico poema sobre la añoranza mezclada con el rencor del abandono. La voz de Robert Smith va de menos a más, en un esfuerzo vocal que culmina en la gran conclusión del tema: "Como siempre, llega el final".
El público interpretó el título, y el hecho de que en la portada solo salga el cantante, como un aviso de la separación de la banda, cuando en realidad se trataba de un proceso de desintegración personal, la sensación de que todo tu mundo interior se está desmoronando.
Homesick comienza con una juguetona y tenue guitarra, a la que se une un leve piano. El entramado de la canción va creciendo poco a poco a lo largo de sus siete minutos, y de nuevo no es hasta mitad de canción cuando la voz de Robert Smith se une al melancólico lienzo.
Todo termina realmente con Untitled, un final sin título para un disco sobre el dolor de un abandono. Aire fresco para una situación que ya era asfixiante, con las notas de un bohemio acordeón y un ritmo algo más positivo que la media. Quizá después de toda ruptura, transcurrido un tiempo y restañadas las heridas, siempre hay un momento para volver a empezar, y quizá no sabemos como llamar a ese momento. Quizá deba quedar sin título.
Hay parodias que trascienden al original, y también artistas originales que acaban convirtiéndose en parodias de sí mismos. En este sentido, el verdadero adiós de Robert Smith vendría un par de discos después, y fue brillantemente explicado por su gemelo de Muchachada Nui: "Un día, ví un punto brillante en el horizonte, y era mi talento que se alejaba..."
En su defensa, nunca ha dejado de intentarlo y la esperanza de que entregue un disco al nivel de Disintegration seguirá intacta. El hilarante y falso Robert Smith, que tan fielmente refleja la idiosincracia del auténtico, responde orgulloso cuando le ofrecen fingir su muerte y retirarse a la villa de los rockeros muertos:
"Lo siento chicos, yo aquí estaría a gusto y sería feliz, y eso me da miedo porque yo soy triste, y es triste admitirlo, pero más triste es negar que eres triste. Sobre todo cuando con eso hago cancionzacas. ¡Y voy a salir al mundo, y voy a gritar que tengo cosas que decir, y lo del armario con los pececicos se va a quedar en mantillas, comparado con la cantidad de chorradas que tengo ya pensadas. Yo no soy ni un mito ni una leyenda, yo soy de verdad!"
Así es como se evita la desintegración interior, y es entonces cuando lo que digan desde fuera pierde toda la importancia que nunca debió tener. No hay nada más. Unas torrijas para el camino, y una cantinela para animarnos mientras nos vamos alejando hacia el horizonte... "Vamos Robert, sal a bailar, que tu lo haces fenomenal, tu cuerpo se mueve como una palmera, suave, suave, su-su suave"
Bibliografía básica de este post (además de la inestimable e imprescindible Wikipedia):
Muchachada Nui: Robert Smith
https://www.youtube.com/watch?v=ufigznlMrbw
Muchachada Nui: Robert Smith en la villa de los rockeros muertos
https://www.youtube.com/watch?v=zaIR85T5UYY
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Joder!! Para 2019 yo ya había ido a dos conciertos de despedida de los Cure😆😆
ResponderEliminarYo en directo solo los he visto esa vez, pero algunos de sus discos de estudio son obras maestras, y Disintegration es para mí el mejor de todos
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