viernes, 10 de noviembre de 2023
Disco de la semana 352 - The Ballad of Darren - Blur
sábado, 5 de noviembre de 2022
Blur - The magic whip Píldora #9
The Magic Whip fue escrito durante una estancia de Blur en Hong Kong, allí se suponía que la banda tocaría en el Tokyo Rocks Music Festival, pero fue cancelado, así que los chicos estuvieron atrapados en Hong Kong durante cinco días y para pasar el tiempo decidieron ser creativos y empezaron a componer canciones y no le salió nada mal. El estilo sigue siendo es el mismo, sigue siendo irresistible, recubren este disco de una mezcla de melancolía poco convencional, pero siempre con la prominente actitud de ser ellos mismos, estos detalles son los que hace que la banda sea lo que es, y justamente esto es lo que se espera de ellos durante los últimos años. Se inicia el album con "Lonesome Street" y con esa sensación clásica de Blur que recuerda los mejores momentos, una canción de rock emocionante, divertida y llena de energía que recuerda más a su era Britpop ya que tiene una estructura de canción similares, es optimista mientras habla de cosas turbias en Lonesome Street. “New World Tower” suena como algo sacado directamente de Everyday Robots (álbum solitario de Damon Albarn), Damon hizo la grabación mientras estaba de gira con su proyecto en solitario, y en la cancion canta sobre sus experiencias de viaje (luces de neón, enormes torres en el nuevo mundo, posiblemente trata sobre Hong Kong ya que fue la principal inspiración detrás del álbum). En el sencillo principal de este álbum “Go Out”, es una canción pop fantástica, es uno de mis mejores momentos del álbum, lo de Lo-ooo-cal es tan pegadizo y destaca esa sucia distorsión de guitarra, con Coxon tocando algunos rellenos entre el riff principal, disfrutamos de un puro estilo rock-n-roll con muy pocas locuras, convirtiéndose en una de las canciones más duras del álbum. “I Broadcast” es una psicodelia pop infundida con sintetizadores muy enérgicos, Coxon trae una guitarra más espacial aquí con un distorsionado ocasional, la línea de bajo de Alex James es mejor de lo habitual. "There Are Too Many Of Us" es un himno, líricamente es similar a The Universal en cierto modo por lo global, hay señales de llamadas telefónicas en segundo plano y el pequeño interludio es todo sintetizadores espaciales y suena realmente bien. “Mirrorball" es otra de las grandes, con la guitarra limpia de Coxon, es una de las primeras canciones en los que fácilmente se nota que hay un piano presente en el álbum, no sabría decirte si es algo bueno o no, pero la canción es buena casi un punto culminante. Para ser un álbum que inicialmente no estaba planeado y que simplemente sucedió, es la demostración de la química y habilidad que estos 4 muchachos aún tienen. Hay un par de pistas desechables, pero incluso con su corta sesión de grabación han demostrado que después de 16 años separados todavía tienen ese talento raro especial para producir música hermosa y relevante.
Otros articulos de BLUR en el blog:
El disco de la semana 42: "The Great Escape", Blur
Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"
Canciones que no soporto: Parklife, Blur
jueves, 5 de mayo de 2022
1 artista, 3 canciones: Blur
Aunque la aclamación comercial y
crítica inicial cayó sobre la banda de pop británica Blur a principios de la
década de 1990, no fue hasta el lanzamiento de Parklife en 1994 que el cuarteto
alcanzó el estatus de Top 40 en los Estados Unidos. El disco logró tres
hazañas: lanzó a Blur a lo largo del mundo, anunció el regreso del
"Britpop" a ambos lados del Atlántico; y encendió una feroz rivalidad
entre Blur y sus compañeros ingleses Oasis. Aunque Oasis finalmente llegó a la
cima en términos de ventas de discos, Blur ha seguido creciendo con cada álbum
lanzado, experimentando con diferentes géneros y manteniendo un sonido musical
único.
Los orígenes de Blur en realidad
se encuentran en la última ola menor de bandas británicas que dejaron una
huella en la escena de la música pop/alternativa, la breve erupción de
1989-1990 del sonido de Manchester, Blur se formó a raíz del éxito disfrutado
entonces por grupos como Happy Mondays, Stone Roses y Charlatans, sin embargo,
a diferencia de los miembros de las bandas del norte de Inglaterra, los tres
fundadores de Blur provienen de Colchester, un suburbio de Londres. El grupo,
originalmente conocido como Seymour, se unió oficialmente cuando Damon Albarn
conoció a Graham Coxon y Dave Rowntree en la escuela de arte de Londres. Alex
James, natural de Londres, fue reclutado cuando necesitaban un bajista. La
banda firmó con Food Records en 1990 después de tocar solo unos pocos
conciertos, la discográfica estaba respaldada por el gigante de la industria
EMI,
En lugar de separarse, Blur usó su año libre para reevaluar su enfoque de la música, y finalmente decidió seguir el ejemplo del indie rock estadounidense y emplear un estilo de composición de canciones de baja fidelidad e impulsado por la guitarra. Esta vez, su éxito fue al revés: su quinto álbum, Blur, fue más popular en los Estados Unidos que sus álbumes anteriores, pero el público británico lo recibió con frialdad. Frustrados, la banda regresó al estudio con otro enfoque en mente. El siguiente álbum del grupo, 13 fue teñido de música electrónica, lanzado en 1999, tuvo una mala recepción. Algunos criticaron a la banda por dejar su estilo pesado de guitarras del pasado por los ritmos hechos a máquina de 13, y señalaron que la edad dorada de la electrónica ya había ido y venido. Su lanzamiento de 2003, Think Tank, fue un paso más en el ámbito electrónico, aunque detrás del pulso electrónico, se identificó "una belleza discreta y atmosférica que a veces recuerda la belleza penetrante de la banda escocesa Belle and Sebastian". Tras la ruptura y la carrera en solitario de Damon Albarn, tardarían 12 años en publicar un nuevo álbum, The magic whip podríamos pensar que es un refrito descafeinadamente nostálgico, doce años son muchos, y las tormentas que amenazaban la banda se han convertido en tranquilas olas de madurez y claridad respecto unos mismos, no es una obra maestra, pero sí es muy digno, con altibajos constantes, pero también ápices de excelencia repartidos por momentos.
VOTACIONES
1.- Song 2: Este te,a también se conoce como "Whoo-Hooo", que es el coro que sale durante la cancion, el título no se menciona en la letra ni tiene mucho sentido en la tematica, ya que el nombre "Canción 2" era originalmente solo un título provisional, Blur lo presentó de esa manera durante las presentaciones en vivo y los fans pronto identificaron "Canción 2" y el título se quedó así. Con guitarras ruidosas y letras crípticas, la banda escribió esto para burlarse de la música grunge que era popular en Estados Unidos en ese momento y terminaria siendo el mayor éxito de Blur en los Estados Unidos.
2.- Girl & Boys: Esta canción trata sobre los roles sexuales y la libertad de preferencia sexual. Gran parte es una parodia de la cultura de club hedonista de los años 90, el soniquete puede que te pueda provocar el mayor odio que puedas expresar hacia una cancion, ya que toda la banda suena como niños saltando en una cama, y eso es lo convierte en el himno apasionante y rebosante de alegría que es, y difícilmente sería lo mismo sin esa leve maldad natural de la banda.
3.- Beetlebum: Es considerada una de sus mejores canciones, donde la ambigüedad juega por varios frentes, pero donde claramente el tema de la relación con esta chica, su caída junta a ella en las drogas- la heroína- recaló fuerte, y no tan sólo en él, sino que casi se llevó a la banda consigo, en un momento en que por primera vez se tuvo que enfrentar a la otra gran parte de esto: al guitarrista Graham Coxon, debido al tema de las drogas y cómo estaba afectando a la banda. “BeetleBum” es un híbrido de guiño a la banda de Lennon
y McCartney, y habla de un arrepentido drogadicto que coquetea con los juegos de palabras sobre el término “persiguiendo el escarabajo” (Chasing the beetle), que es una variación de “perseguir el dragón” (Chasing the dragon), término coloquial que describe la inhalación de los vapores de la heroína o el opio calentado sobre papel de aluminio.
martes, 19 de abril de 2022
Grandes éxitos y tropiezos: Blur
Toca el turno en Grandes Éxitos y Tropiezos de analizar la discografía de una de las bandas más míticas del denominado "brit pop" de los años noventa. A lo largo de su trayectoria, y como corresponde a músicos tan inquietos como Damon Albarn o Graham Coxon, se han alejado de las restricciones de esa etiqueta, y ese esfuerzo por ampliar la paleta de colores y estilos ha tenido también diferentes resultados. Estas son nuestras recomendaciones para todo aquel que quiera adentrarse en el "borroso" universo musical de una de las mejores bandas que nos ha dado el Reino Unido:
Estás tardando en comprarlo:
Parklife (1994), el segundo disco de la "trilogía inglesa" es una ácida descripción social de las costumbres, los estereotipos y las contradicciones de la Inglaterra de los noventa. Los textos de Albarn rezuman ironía, y están además apoyados en una brillante envoltura musical que lleva a la excelencia la mezcla entre el particular estilo de la banda, heredero de las propuestas conceptuales y sonoras de The Kinks en los setenta, con tramos en los que, ya sea de manera satírica o como homenaje a la tradición y el folclore ingleses, suenan como si el circo ambulante acabara de hacer su entrada triunfal en Londres. Considerado de manera casi unánime como la obra maestra del grupo por temas tan rotundos como Girls & Boys, Tracy Jacks, End of a Century, This is a low o la propia Parklife. Disco imprescindible para acercarse por primera vez al grupo, salvo que queráis escuchar la destacable trilogía en orden, empezando con el prometedor Modern Life is Rubbish (1993), que ya contenía los ingredientes que después se perfeccionaron en Parklife, y terminando con The Great Escape (1995) un buen disco con incluso con algunos hits comerciales relevantes (Country House, Charmless man, The Universal), pero en el que quizá la fórmula empezaba a dar algunos síntomas de agotamiento en otras canciones más prescindibles.
Si te queda pasta, llévate también:
Blur (1997) marca el comienzo de la huida del grupo de la etiqueta de grupo de "brit pop" impuesta por la prensa, y la búsqueda de nuevos horizontes y temáticas para su música. Influenciados por bandas como Pavement, endurecen su sonido y encriptan sus letras, entregando grandes temas como Beetlebum y Song 2, nuevos himnos imprescindibles de la banda, y un disco que está entre los más populares y destacados de la banda. Pueden incluirse aquí también otros discos interesantes como Think Tank (2003) que sin ser de los mejores álbumes del grupo, y adoleciendo de la ausencia del guitarrista Graham Coxon, tiene una atmósfera conceptual antibélica y apocalíptica bastante interesante, y el hasta ahora último disco de la banda, The Magic Whip (2015), con el que sorprendieron a propios y extraños cuando ya no se esperaba una nueva entrega de Blur. La cancelación de algunos conciertos de la gira en la que se habían embarcado, entre proyectos de Damon Albarn con Gorillaz y de Graham Coxon en solitario, les dejó unos días libres en Hong Kong. Pasaron el tiempo ensayando e improvisando, y Coxon se llevó las cintas y trabajó con ellas en solitario, para después reunir a los demás y convencerles de que tras aquellas sesiones se escondía un gran disco. Albarn se puso entonces a trabajar en las letras y después entraron al estudio para hacer realidad un disco de cuidada producción y canciones de gran calidad y madurez compositiva. Un gran regreso, y un digno final, si no se animan a retomar la nave nodriza de nuevo.Vuelve a dejarlo en el expositor:
viernes, 4 de junio de 2021
Disco de la semana 228: Love travels at illegal speeds - Graham Coxon
No debe ser fácil abandonar la seguridad de un grupo de éxito para lanzarse a vivir la aventura de una carrera en solitario. No si, además, estás dejando atrás a compañeros a los que conocías desde el colegio. Y a pesar de esas dificultades, a veces uno tiene que hacer lo que le dicta el corazón, desobedeciendo a lo que para otros sería lo que dictaría la cabeza. Eso es lo que hizo Graham Coxon, guitarrista de Blur, que cansado del rumbo que su amigo de la adolescencia Damon Albarn imprimía a la nave nodriza tras superar los efímeros mares del brit-pop, decidió lanzarse al agua y nadar hacia las orillas del punk rock desenfadado y sin pretensiones.
Alcanzar las cotas de popularidad a las que llegaron los autores de "Parklife" o "The Great Escape" era una empresa imposible, pero eso no significa que el bueno de Graham Coxon, con su aspecto desaliñado y sus gafas de pasta, y su particular e inconfundible estilo con la guitarra eléctrica, no haya entregado un buen puñado de discos destacables, incluyendo la banda sonora de las dos entregas de la serie "The end of the f***ing world" y Love travels at illegal speeds (2006), su sexto álbum en solitario y disco de la semana 228 en 7días7notas.
"El amor viaja a velocidades ilegales", como lo hacen las canciones de este disco desenfadado y urgente, en el que la guitarra punk rock de Coxon ocupa un lugar predominante, y en el que además su protagonista da rienda suelta a su faceta compositiva en solitario, con un buen puñado de canciones eléctricas y divertidas, plagadas de letras sobre relaciones de pareja que no siempre acaban bien (Standing on my own again) o fugaces encuentros en los garitos de la noche londinense, oscuros laberintos en los que el deseo puede hacer que caigas en las garras de peligrosas vampiresas (I can't look at your skin) o liberadas novias infieles (Don't let your man know).Tras un breve receso (Just a state of mind es una de las pocas canciones que nos recuerdan su pasado en Blur), la jovialidad y el descaro a la hora de contar experiencias de pareja continúa en la pegadiza You and I, y en el acelerado ritmo de Gimme some love. El eterno adolescente de las gafas de pasta y los arrebatos guitarrísticos hace su aparición en I don't wanna go out, en la que clama a los cuatro vientos que no sabe si entrar, salir, ir de frente o darse la vuelta. Una sensación que todos hemos tenido alguna vez en la adolescencia, y que quizá él tuvo en el difícil momento de lanzarse al vacío, pero canciones como Don't believe anything I say o Tell it like it is son lo suficientemente brillantes como para asegurarle una red de seguridad que aguante cualquier caída.
Flights to the sea marca un nuevo momento de transición y calma, antes de adentrarse de nuevo en terrenos cercanos a los Blur más fiesteros (What's he got), antes de remontar el vuelo con la garajera You always let me down, y cerrar el disco con la sinuosa rítmica de See a better day. Con canciones y discos así, para Graham Coxon sin duda los días mejores habían llegado de nuevo, después de un largo viaje para empezar de nuevo, en el que por momentos alcanzaría las "velocidades ilegales" que proclamaba este disco.
sábado, 23 de marzo de 2019
Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"
"Under the Westway" es una joya aislada en la discografía de Blur, un singles mágico y solitario que no acabó en ningún disco concreto de la banda, y que fue grabado por los cuatro miembros de la banda tocando juntos en una sola toma.
Andaban rumiando lo que sería su regreso, tras un período en el que cada uno había tirado por su lado. Acabarían por juntarse como es debido con la grabación y lanzamiento de "The Magic Whip", pero antes hubo escarceos en forma de conciertos de reunión y, sobre todo, de aparición conjunta en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Y que mejor ocasión para lanzar un single que es una declaración de amor a una ciudad desde la melancolía mágica y característica de las letras de Albarn.
La canción describe aspectos generales de la vida londinense, que ocurren en un lugar concreto: Debajo de la Westway (parte elevada de la autopista A40 que cruza el Oeste de Londres sobre sus calles, y recurrente lugar en otras canciones de Blur como "For Tomorrow o "Fool's Day").
La mirada melancólica abarca desde el tiempo que suele hacer en Londres al tráfico imposible de la ciudad:
Hoy había cielos azules en mi ciudad, todo se hundía
Dijeron que traería nieve el domingo
la vieja escuela y el tráfico creciendo
Debajo de la Westway
Continúa el viaje por la autopista, pasando por el contraste entre las cometas de la infancia y las veladas referencias a atentados recientes: Aviones cayendo, ruido de sirenas, banderas cayendo y funerales militares:
Allí dónde estuve viendo cometas volar, en solitarias estelas
Brillando por encima de mí, el avión de combustible cayó
a la tierra donde el dinero siempre va primero
Y las sirenas sonaron
Ahora son flechas mágicas dando en la diana
Girando 180 grados y resistiendo hasta la última llamada
Cuando las banderas van cayendo
Y suena el "Last Post" (*) como si fuera una canción de amor
(*) Last Post: Canción que suena en los funerales militares en el Reino Unido.
Nada de esto parece positivo, y a pesar de ello la canción vira hacia el orgullo y el sentimiento de pertenencia que personalmente he llegado a entender. Tuve la suerte de vivir allí por un período corto de tiempo, pero el suficiente para que la ciudad se me metiera en los huesos en la misma medida en la que lo hizo el frío de su invierno. Mi casa estaba al Oeste de Londres, cerca de la autopista de la canción, por lo que estaba cantado que este tema se iba a convertir en una de esas "Canciones que me emocionan", sobre todo al llegar a la última parte en la que Damon Albarn canta a su ciudad, que desde entonces es también la mía:
Por lo que siento por tí
El paraíso no está perdido, está en tí
Pido perdón de manera permanente
Pero voy a cantar "Aleluya"
A cantarlo bien alto y cantártelo a tí
Estoy perdido en el mar
Hasta que una ola me saque de la Westway
Canciones que no soporto: Parklife, Blur
En esta ocasión me voy a centrar en una de las bandas más exitosas de los años 90 dentro del rock alternativo y del Britpop, efectivamente, me estoy refiriendo a Blur.
Blur se forma en el año 1988 de la mano de Damon Albarn (vocalista, guitarrista y teclados), Graham Coxon (vocalista y guitarrista), Alex james (bajista) y Dave Rowntree (batería). En 1993 Blur había sacado al mercado su segundo álbum de estudio, Modern Life isiRubbish, un disco que no fue capaz de mantener el éxito comercial de su primer disco, Leisure, y que además se encontró con el rechazo de la crítica, hecho que les dejó en una delicada situación ante su discográfica Food Records, la cuál para minimizar el impacto negativo del disco decidió enviar al grupo a una gira por Estados Unidos. Si bien esto debería haber ayudado a relanzar al grupo, tuvo el efecto completamente contrario, la gira resulto ser un fiasco debido a una serie de malas actuaciones. Esto sumado al hecho de que encima su gran banda rival de entonces, Suede se encontraba creciendo a pasos agigantados, dejó al grupo muy tocado y en una posición más que delicada.
Es entonces cuando el grupo se lía la manta a la cabeza, se pone las pilas y al año siguiente, en 1994 concretamente, sacan a la luz su tercer trabajo, Parklife, una disco que consiguió cuatro certificaciones de álbum de platino en Reino Unido, siendo considerado cómo un disco fundamental y de culto dentro de la escena del . Un disco que ha vendido más de 5 millones de copias en todo el mundo.
Dentro de este álbum se encuentra el tema que da título al disco, un tema que nunca me ha acabado de gustar, (sin entrar a valorar la calidad del tema en cuestión pues está fuera de toda duda que tiene sobrada calidad cómo todos los temas de los que hablamos en esta sección) y nunca me ha acabado de gustar por culpa del estribillo, pues mi complicado cerebro no es capaz de procesarlo, asumirlo y aceptarlo, que le vamos a hacer si no me entra......
Damon albarn, en sus inicios, justo antes del debut de Blur había asegurado a los periodistas que cuando saliera el tercer disco de la banda, ésta estaría asentada por pleno derecho dentro de la escena musical, una premonición que acabó siendo cierta.
Independientemente de si el tema me gusta o no, y sin valorar la calidad del mismo, que la tiene, Parklife es un disco que significó el lanzamiento definitivo de una banda emblemática dentro del panorama Britpop.
miércoles, 31 de octubre de 2018
El disco de la semana 42: Blur - The Great Escape
Volviendo a la supuesta guerra entre Blur y Oasis, ésta era en realidad una brillante estratagema de algún avispado ejecutivo de marketing de la discográfica. Ni hacían el mismo tipo de música, ni eran los sucesores de los Beatles, pero el duelo a muerte en OK Corral se diseñó al milímetro, publicando un single de adelanto de “The Great Escape” y “What’s the Story (Morning Glory)" el mismo día. Curiosamente, ambos singles elegidos no son de lo mejor de ambas bandas, pero tanto “Country House” como “Roll with it” son canciones muy directas y comerciales.
Pese a ser menos inspirador que los otros dos discos de la trilogía sobre la vida en Inglaterra (“Modern life is rubbish” y “Parklife” son sus brillantes antecesores), “The Great Escape” esconde momentos brillantes y algunas de las canciones más emblemáticas del grupo, que fueron además la banda sonora de aquellos años de fiestas universitarias y tardes de biblioteca y campus.
En aquel momento estábamos prendados de este disco, del mismo modo que el personaje de Osgood interpretado por Joe E. Brown en “Con faldas y a lo loco” lo estaba del travestido personaje interpretado por Jack Lemmon, feliz e incapaz de ver los defectos e inconvenientes de aquella relación:
Joe E. Brown: “¿Por qué no?.
Jack Lemmon: “Pues primero porque no soy rubia natural”.
Joe E. Brown: “No me importa”.
Jack Lemmon: “Y fumo. ¡Fumo muchísimo!”.
Joe E. Brown: “Me es igual”.
Jack Lemmon: “¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años vivo con un saxofonista”.
Joe E .Brown: “Te lo perdono”.
Jack Lemmon: “Nunca podré tener hijos”.
Joe E. Brown: “Los adoptaremos”.
Jack Lemmon: “No me comprendes, Osgood. Soy un hombre”.
Joe E. Brown: “Bueno, nadie es perfecto“.