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viernes, 10 de noviembre de 2023

Disco de la semana 352 - The Ballad of Darren - Blur



Cuando una banda regresa tras muchos años de inactividad o separación, es habitual que el disco que traigan debajo del brazo sea una mirada al pasado, en un intento de reverdecer los laureles de discos anteriores y ya muy lejanos. El gran valor de "The Ballad of Darren" (2023) es precisamente que, en el regreso de Blur tras los 8 años transcurridos desde "The Magic Whip" (2015), que a su vez fue también un retorno tras los doce años que lo separaban de "Think Tank" (2003), no busca replicar los esquemas del pasado. Muy al contrario, el nuevo disco de Albarn y compañía es un honesto y valiente ejercicio de presentación del momento vital de unos músicos que lo han vivido casi todo y que, con el paso de los años, tienen otras cosas que ofrecer.

Lo primero que nos encontramos al abrir el disco es la portada, que inevitablemente recuerda al disco "The Great Escape" (1995) por la temática común de mar y deportes acuáticos, pero mientras que los personajes de aquella portada estaban disfrutando de lo que parecían unas despreocupadas vacaciones, el "Darren" que suponemos protagoniza la portada actual está nadando solo en una piscina, mientras al fondo, en el mar, parece avecinarse una gris tormenta. Y de eso va esta singular "balada" convertida en disco, de la exploración de las complejas consecuencias de la "tormenta" emocional que supone toda ruptura sentimental. Aunque el protagonista sea "Darren" (el guardaespaldas de Damon Albarn) es el propio Damon el que, como responsable de la mayor parte de las letras de la banda, se sincera abiertamente y deja que sus emociones y pensamientos empapen de melancolía y belleza a las canciones del disco.

El álbum arranca con la suave intro de piano de "The Ballad", a la que le sigue la cada vez más cálida y profunda voz de Damon Albarn, en un medio tiempo que ya nos deja claro que hay heridas que curar, pero lo hace sin caer en la monotonía ni en una excesiva tristeza, reciclando una composición que Damon Albarn tenía inconclusa y que ya aparecía, a grandes trazos, con el título de "Half a Song" ("Media canción") en su colección de demos "Demo Crazy" (2003). Aquí, la acaba y la mejora, dándole un toque más sombrío y melancólico que nos recuerda al mejor Scott Walker y a alguno de los muchos "Bowies"

Tras este brillante comienzo, "St. Charles Square" no termina de convencer del todo, y no porque no sea una excelente canción (de hecho, es una de las elegidas como single), pero quizá sea la única canción que sí se plantea repetir la fórmula del éxito pasado, convirtiéndose en una isla extraña de energía y distorsión en mitad del melancólico mar que reina en el disco. Sería injusto no valorarla individualmente, porque al hacerlo vemos que es un claro hit marca de la casa, plagado de los característicos ramalazos de la guitarra de Graham Coxon, que recuerdan al "It's no game" de David Bowie, pero dentro de un disco como éste, corta abruptamente la dinámica de melancolía y delicados arreglos de la obra en su conjunto.

Tras este pequeño "sobresalto", llega una de las mejores canciones del disco y de toda la discografía de Blur, la aritmética y a la vez intensa "Barbaric", una joya de pop melódico y maduro con un estribillo antológico, del que es imposible no hacer mención al reseñar este tema, no solo por lo pegadizo del mismo, sino por la manera tan madura en la que afronta el tema de la ruptura sentimental, desde la tristeza y la añoranza, consciente de que es a dónde la vida les ha llevado a los dos, y lejos de cualquier atisbo de rencor o despecho: "Hemos perdido el sentimiento que pensamos que nunca perderíamos, ¿A dónde vamos ahora? ¿Y a qué precio? El sentimiento que pensamos que nunca perderíamos... Y es una barbaridad" .

No es una joya aislada, porque a continuación llega "Russian Strings" similar en brillo y si cabe aún más profunda en lírica y letra, expresando como ha encarado la separación: "Volé a Belgrado, me alojé en un hotel, ahogándome...". La guitarra de Graham Coxon brilla aquí sin estridencias ni distorsiones, al servicio de la canción y no por encima de ella, logrando un resultado realmente brillante, y especialmente apreciable cuando queda desnuda en los acordes finales de la canción. Con el eco del bello sonido de las notas de la guitarra, "The Everglades" nos pilla ya entregados a estos Blur maduros y profesionales. Con cierto toque acústico y unos bellos arreglos de cuerdas, la canción se inspira en la sobriedad y la profundidad de la música y las letras de Leonard Cohen.

"The Narcissist" es la siguiente joya en salir a la palestra, y la única razón por la que no nos sorprende tanto es porque fue el tema primer tema de "The Ballad of Darren" que se dio a conocer en radios y redes sociales, un redondo tema pop que no pierde el sentimiento de otros temas más calmados del disco. Le sigue "Goodbye Albert", un tema en el que los teclados y la guitarra recuerdan a canciones del pasado de la banda, pero de nuevo aportando un tono más triste de lo habitual y unas letras que son todo un ejercicio de nostalgia de tiempos pasados.

"Far away Island" habría encajado a la perfección en los discos de Damon con "The Good the Bad and the Queen" o más aún en en su trabajo en solitario "The nearer the fountain, the more pure the stream flows" (2021), y es una deliciosa pieza a ritmo de vals sobre el desarraigo y la nostalgia del que mira hacia atrás y contempla lo lejos que está del que un día fue. Algo más luminosa es "Avalon", que va creciendo de la balada al rock suave y melódico, apoyada en una destacable sección de vientos y en las notas del piano de Damon Albarn, omnipresente en la mayor parte del disco. 

No queremos que llegue el final, pero enfrentarnos a ese sentimiento es más dulce con una canción como "The heights", una balada-himno a la altura de los clásicos "To the End" o "This is a low", con un excelente trabajo de batería de Dave Rowntree y un inesperado cierre que recuerda a la caótica orquesta de "A day in the life" de The Beatles. ¿Qué más se puede pedir? Que no tarden otros ocho años en entregar una obra de estas proporciones, un disco intenso y honesto con el que nos han salvado un 2023 que musicalmente estaba resultando anodino y bochornoso, y del que hemos podido refrescarnos gracias a Darren y la soledad de su piscina, conscientes de que, por más que pase el tiempo, Blur sigue despertándonos un sentimiento que pensamos que un día perderíamos. Lo siguen haciendo, y es una barbaridad.

sábado, 5 de noviembre de 2022

Blur - The magic whip Píldora #9


The Magic Whip fue escrito durante una estancia de Blur en Hong Kong, allí se suponía que la banda tocaría en el Tokyo Rocks Music Festival, pero fue cancelado, así que los chicos estuvieron atrapados en Hong Kong durante cinco días y para pasar el tiempo decidieron ser creativos y empezaron a componer canciones y no le salió nada mal. El estilo sigue siendo es el mismo, sigue siendo irresistible, recubren este disco de una mezcla de melancolía poco convencional, pero siempre con la prominente actitud de ser ellos mismos, estos detalles son los que hace que la banda sea lo que es, y justamente esto es lo que se espera de ellos durante los últimos años. Se inicia el album con "Lonesome Street" y con esa sensación clásica de Blur que recuerda los mejores momentos, una canción de rock emocionante, divertida y llena de energía que recuerda más a su era Britpop ya que tiene una estructura de canción similares, es optimista mientras habla de cosas turbias en Lonesome Street. “New World Tower” suena como algo sacado directamente de Everyday Robots (álbum solitario de Damon Albarn), Damon hizo la grabación mientras estaba de gira con su proyecto en solitario, y en la cancion canta sobre sus experiencias de viaje (luces de neón, enormes torres en el nuevo mundo, posiblemente trata sobre Hong Kong ya que fue la principal inspiración detrás del álbum). En el sencillo principal de este álbum “Go Out”, es una canción pop fantástica, es uno de mis mejores momentos del álbum, lo de Lo-ooo-cal es tan pegadizo y destaca esa sucia distorsión de guitarra, con Coxon tocando algunos rellenos entre el riff principal, disfrutamos de un puro estilo rock-n-roll con muy pocas locuras, convirtiéndose en una de las canciones más duras del álbum. “I Broadcast” es una psicodelia pop infundida con sintetizadores muy enérgicos, Coxon trae una guitarra más espacial aquí con un distorsionado ocasional, la línea de bajo de Alex James es mejor de lo habitual. "There Are Too Many Of Us" es un himno, líricamente es similar a The Universal en cierto modo por lo global, hay señales de llamadas telefónicas en segundo plano y el pequeño interludio es todo sintetizadores espaciales y suena realmente bien. “Mirrorball" es otra de las grandes, con la guitarra limpia de Coxon, es una de las primeras canciones en los que fácilmente se nota que hay un piano presente en el álbum, no sabría decirte si es algo bueno o no, pero la canción es buena casi un punto culminante. Para ser un álbum que inicialmente no estaba planeado y que simplemente sucedió, es la demostración de la química y habilidad que estos 4 muchachos aún tienen. Hay un par de pistas desechables, pero incluso con su corta sesión de grabación han demostrado que después de 16 años separados todavía tienen ese talento raro especial para producir música hermosa y relevante.


Otros articulos de BLUR en el blog:


El disco de la semana 42: "The Great Escape", Blur

Grandes exitos y tropiezos

1 artista, 3 canciones: Blur

Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"

Canciones que no soporto: Parklife, Blur







jueves, 5 de mayo de 2022

1 artista, 3 canciones: Blur

Una nueva entrega de esta sección donde hablaremos brevemente la carrera de un artista y resaltaremos vuestros tres temas favoritos, la elección como casi siempre será a través de nuestras redes sociales, en el twitter de @7dias7notas donde cada domingo os solicitaremos que nos dejéis vuestras tres canciones del artista que la redacción propone.


BLUR

Aunque la aclamación comercial y crítica inicial cayó sobre la banda de pop británica Blur a principios de la década de 1990, no fue hasta el lanzamiento de Parklife en 1994 que el cuarteto alcanzó el estatus de Top 40 en los Estados Unidos. El disco logró tres hazañas: lanzó a Blur a lo largo del mundo, anunció el regreso del "Britpop" a ambos lados del Atlántico; y encendió una feroz rivalidad entre Blur y sus compañeros ingleses Oasis. Aunque Oasis finalmente llegó a la cima en términos de ventas de discos, Blur ha seguido creciendo con cada álbum lanzado, experimentando con diferentes géneros y manteniendo un sonido musical único.

Los orígenes de Blur en realidad se encuentran en la última ola menor de bandas británicas que dejaron una huella en la escena de la música pop/alternativa, la breve erupción de 1989-1990 del sonido de Manchester, Blur se formó a raíz del éxito disfrutado entonces por grupos como Happy Mondays, Stone Roses y Charlatans, sin embargo, a diferencia de los miembros de las bandas del norte de Inglaterra, los tres fundadores de Blur provienen de Colchester, un suburbio de Londres. El grupo, originalmente conocido como Seymour, se unió oficialmente cuando Damon Albarn conoció a Graham Coxon y Dave Rowntree en la escuela de arte de Londres. Alex James, natural de Londres, fue reclutado cuando necesitaban un bajista. La banda firmó con Food Records en 1990 después de tocar solo unos pocos conciertos, la discográfica estaba respaldada por el gigante de la industria EMI,

En 1990 se lanzó el primer sencillo de la banda en 1990, "She's So High" alcanzó el número dos en las listas independientes británicas, y el álbum posterior Leisure, "con su melancólica tanda de pop psicodélico inglés pero pesado", como Rob O. 'Connor de Rolling Stone lo caracterizó: alcanzó el número siete en las listas británicas el día de su lanzamiento. Blur se mantuvo dentro del top en Inglaterra con el álbum Modern Life Is Rubbish en 1992, un disco con un sonido ligeramente renovado que hizo una ruptura con el estado de ánimo lacónico y tintineante al estilo de Manchester. La banda, como explicó Steven Daly de Rolling Stone, "se quitó la ropa holgada para revelar... una inclinación por el pop de guitarra melódico y bien resuelto". Con su tercer álbum, Parklife, dio el salto alrededor del mundo, después de vender casi un millón de copias en el Reino Unido, los fanáticos de la música alternativa estaban listos para lo que venía, y más tras el pegadizo sencillo "Girls & Boys", descrito por los escritores de Billboard Craig Rosen y Dominic Pride como "un pastiche de Eurodisco sin sentido. Gran parte de Parklife se escribió después de que Albarn leyera la visión apocalíptica de la Inglaterra futura del novelista británico Martin Amis, London Fields. El año 1995 fue especialmente embriagador para Blur. En febrero se convirtieron en el primer acto en ganar cuatro Brit Awards, el equivalente británico del Grammy. En junio cambiaron su sello estadounidense de SBK a Virgin, una compañía mejor equipada para comercializar el sonido accesiblemente alternativo de la banda. En ese momento, los tabloides británicos estaban haciendo una crónica de cada movimiento de la banda, y especialmente del cantante Albarn. Además, se habló mucho de la animosidad entre Blur y Oasis, una rivalidad que había alcanzado un punto frenético a finales de año. La competencia por la posición en las listas de éxitos entre Blur y Oasis se intensificó cuando Blur lanzó The Great Escape en septiembre de 1995, justo cuando Oasis también estaba lanzando material nuevo, el primer sencillo de Blur fue "Country House". The Great Escape fue elogiado por la crítica y el perfil de Blur se elevó en ambos lados del Atlántico. Sin embargo, a pesar de que el primer sencillo del álbum, "Country House", entró en las listas de éxitos antes del lanzamiento de un sencillo de Oasis al mismo tiempo, Oasis finalmente se ganó a la audiencia con su lanzamiento megapopular, (What's the Story) Morning Glory? Blur se tomó un año libre tras las ventas relativamente decepcionantes de The Great Escape.


En lugar de separarse, Blur usó su año libre para reevaluar su enfoque de la música, y finalmente decidió seguir el ejemplo del indie rock estadounidense y emplear un estilo de composición de canciones de baja fidelidad e impulsado por la guitarra. Esta vez, su éxito fue al revés: su quinto álbum, Blur, fue más popular en los Estados Unidos que sus álbumes anteriores, pero el público británico lo recibió con frialdad. Frustrados, la banda regresó al estudio con otro enfoque en mente. El siguiente álbum del grupo, 13 fue teñido de música electrónica, lanzado en 1999, tuvo una mala recepción. Algunos criticaron a la banda por dejar su estilo pesado de guitarras del pasado por los ritmos hechos a máquina de 13, y señalaron que la edad dorada de la electrónica ya había ido y venido. Su lanzamiento de 2003, Think Tank, fue un paso más en el ámbito electrónico, aunque detrás del pulso electrónico, se identificó "una belleza discreta y atmosférica que a veces recuerda la belleza penetrante de la banda escocesa Belle and Sebastian". Tras la ruptura y la carrera en solitario de Damon Albarn, tardarían 12 años en publicar un nuevo álbum, The magic whip podríamos pensar que es un refrito descafeinadamente nostálgico, doce años son muchos, y las tormentas que amenazaban la banda se han convertido en tranquilas olas de madurez y claridad respecto unos mismos, no es una obra maestra, pero sí es muy digno, con altibajos constantes, pero también ápices de excelencia repartidos por momentos.



VOTACIONES

1.- Song 2: Este te,a también se conoce como "Whoo-Hooo", que es el coro que sale durante la cancion, el título no se menciona en la letra ni tiene mucho sentido en la tematica, ya que el nombre "Canción 2" era originalmente solo un título provisional,  Blur lo presentó de esa manera durante las presentaciones en vivo y los fans pronto identificaron "Canción 2" y el título se quedó así. Con guitarras ruidosas y letras crípticas, la banda escribió esto para burlarse de la música grunge que era popular en Estados Unidos en ese momento y terminaria siendo el mayor éxito de Blur en los Estados Unidos. 


2.- Girl & Boys: Esta canción trata sobre los roles sexuales y la libertad de preferencia sexual. Gran parte es una parodia de la cultura de club hedonista de los años 90, el soniquete puede que te pueda provocar el mayor odio que puedas expresar hacia una cancion, ya que toda la banda suena como niños saltando en una cama, y eso es lo convierte en el himno apasionante y rebosante de alegría que es, y difícilmente sería lo mismo sin esa leve maldad natural de la banda.


3.- Beetlebum: Es considerada una de sus mejores canciones, donde la ambigüedad juega por varios frentes, pero donde claramente el tema de la relación con esta chica, su caída junta a ella en las drogas- la heroína- recaló fuerte, y no tan sólo en él, sino que casi se llevó a la banda consigo, en un momento en que por primera vez se tuvo que enfrentar a la otra gran parte de esto: al guitarrista Graham Coxon, debido al tema de las drogas y cómo estaba afectando a la banda. “BeetleBum” es un híbrido de guiño a la banda de Lennon


y McCartney, y habla de un arrepentido drogadicto que coquetea con los juegos de palabras sobre el término “persiguiendo el escarabajo” (Chasing the beetle), que es una variación de “perseguir el dragón” (Chasing the dragon), término coloquial que describe la inhalación de los vapores de la heroína o el opio calentado sobre papel de aluminio. 


OTRAS CANCIONES:
Charmless man 4
The Universal         3
Country house         3
Park life                 2
Tender                 2
Sweet song         2
Music is my radar 1
There´s no other way 1
Under the west way 1
On your own         1   
To the end         1
End of the century 1
Good song         1
Battery in your leg 1
Crazy beat         1
Swamp song         1

martes, 19 de abril de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Blur


Toca el turno en Grandes Éxitos y Tropiezos de analizar la discografía de una de las bandas más míticas del denominado "brit pop" de los años noventa. A lo largo de su trayectoria, y como corresponde a músicos tan inquietos como Damon Albarn o Graham Coxon, se han alejado de las restricciones de esa etiqueta, y ese esfuerzo por ampliar la paleta de colores y estilos ha tenido también diferentes resultados. Estas son nuestras recomendaciones para todo aquel que quiera adentrarse en el "borroso" universo musical de una de las mejores bandas que nos ha dado el Reino Unido:


Estás tardando en comprarlo:


Parklife (1994),
el segundo disco de la "trilogía inglesa" es una ácida descripción social de las costumbres, los estereotipos y las contradicciones de la Inglaterra de los noventa. Los textos de Albarn rezuman ironía, y están además apoyados en una brillante envoltura musical que lleva a la excelencia la mezcla entre el particular estilo de la banda, heredero de las propuestas conceptuales y sonoras de The Kinks en los setenta, con tramos en los que, ya sea de manera satírica o como homenaje a la tradición y el folclore ingleses, suenan como si el circo ambulante acabara de hacer su entrada triunfal en Londres. Considerado de manera casi unánime como la obra maestra del grupo por temas tan rotundos como Girls & Boys, Tracy Jacks, End of a Century, This is a low o la propia Parklife. Disco imprescindible para acercarse por primera vez al grupo, salvo que queráis escuchar la destacable trilogía en orden, empezando con el prometedor Modern Life is Rubbish (1993)que ya contenía los ingredientes que después se perfeccionaron en Parklife, y terminando con The Great Escape (1995) un buen disco con incluso con algunos hits comerciales relevantes (Country House, Charmless man, The Universal), pero en el que quizá la fórmula empezaba a dar algunos síntomas de agotamiento en otras canciones más prescindibles.

Si te queda pasta, llévate también:

Blur (1997) marca el comienzo de la huida del grupo de la etiqueta de grupo de "brit pop" impuesta por la prensa, y la búsqueda de nuevos horizontes y temáticas para su música. Influenciados por bandas como Pavement, endurecen su sonido y encriptan sus letras, entregando grandes temas como Beetlebum y Song 2, nuevos himnos imprescindibles de la banda, y un disco que está entre los más populares y destacados de la banda. Pueden incluirse aquí también otros discos interesantes como Think Tank (2003) que sin ser de los mejores álbumes del grupo, y adoleciendo de la ausencia del guitarrista Graham Coxon, tiene una atmósfera conceptual antibélica y apocalíptica bastante interesante, y el hasta ahora último disco de la banda, The Magic Whip (2015), con el que sorprendieron a propios y extraños cuando ya no se esperaba una nueva entrega de Blur. La cancelación de algunos conciertos de la gira en la que se habían embarcado, entre proyectos de Damon Albarn con Gorillaz y de Graham Coxon en solitario, les dejó unos días libres en Hong Kong. Pasaron el tiempo ensayando e improvisando, y Coxon se llevó las cintas y trabajó con ellas en solitario, para después reunir a los demás y convencerles de que tras aquellas sesiones se escondía un gran disco. Albarn se puso entonces a trabajar en las letras y después entraron al estudio para hacer realidad un disco de cuidada producción y canciones de gran calidad y madurez compositiva. Un gran regreso, y un digno final, si no se animan a retomar la nave nodriza de nuevo.   


Vuelve a dejarlo en el expositor:

Caen en esta casilla negativa dos discos de la banda. Empezaremos mencionando el insulso debut que fue Leisure (1991), no es un mal disco pero el sonido es demasiado espeso y carente de sorpresas, y se nota que la banda anda buscando su identidad y su sitio en el mundillo discográfico. Influenciados por la por entonces ya moribunda escena shoegazer, no aportan nada nuevo en un disco correcto pero en el que es demasiado evidente que no tienen un rumbo claro. El segundo disco a dejar en el expositor es "13" (1999), que paradójicamente contiene algunos grandes éxitos de la banda como Tender o Coffee & TV algunas de las mejores canciones de la banda, pero salvo en contadas excepciones (Trimm Trabb, No distance left to run) el enfoque oscuro y experimental resulta difícil de digerir, y la extraña y lisérgica instrumentación de las canciones no pasa de ser la maraña en la que ocultar un conjunto de temas más flojos y en general poco trabajados. Así que vuelve a dejarlo en el expositor, y llévate los que de verdad interesan.

 
Nuestro TOP 5
 
1.- Girls & Boys
2.- The Universal
3.- Beetlebum
4.- Out of time
5.- Tender

viernes, 4 de junio de 2021

Disco de la semana 228: Love travels at illegal speeds - Graham Coxon

 


No debe ser fácil abandonar la seguridad de un grupo de éxito para lanzarse a vivir la aventura de una carrera en solitario. No si, además, estás dejando atrás a compañeros a los que conocías desde el colegio. Y a pesar de esas dificultades, a veces uno tiene que hacer lo que le dicta el corazón, desobedeciendo a lo que para otros sería lo que dictaría la cabeza. Eso es lo que hizo Graham Coxon, guitarrista de Blur, que cansado del rumbo que su amigo de la adolescencia Damon Albarn imprimía a la nave nodriza tras superar los efímeros mares del brit-pop, decidió lanzarse al agua y nadar hacia las orillas del punk rock desenfadado y sin pretensiones.

Alcanzar las cotas de popularidad a las que llegaron los autores de "Parklife" o "The Great Escape" era una empresa imposible, pero eso no significa que el bueno de Graham Coxon, con su aspecto desaliñado y sus gafas de pasta, y su particular e inconfundible estilo con la guitarra eléctrica, no haya entregado un buen puñado de discos destacables, incluyendo la banda sonora de las dos entregas de la serie "The end of the f***ing world"  y Love travels at illegal speeds (2006), su sexto álbum en solitario y disco de la semana 228 en 7días7notas.

"El amor viaja a velocidades ilegales", como lo hacen las canciones de este disco desenfadado y urgente, en el que la guitarra punk rock de Coxon ocupa un lugar predominante, y en el que además su protagonista da rienda suelta a su faceta compositiva en solitario, con un buen puñado de canciones eléctricas y divertidas, plagadas de letras sobre relaciones de pareja que no siempre acaban bien (Standing on my own again) o fugaces encuentros en los garitos de la noche londinense, oscuros laberintos en los que el deseo puede hacer que caigas en las garras de peligrosas vampiresas (I can't look at your skin) o liberadas novias infieles (Don't let your man know).

Tras un breve receso (Just a state of mind es una de las pocas canciones que nos recuerdan su pasado en Blur), la jovialidad y el descaro a la hora de contar experiencias de pareja continúa en la pegadiza You and I, y en el acelerado ritmo de Gimme some love. El eterno adolescente de las gafas de pasta y los arrebatos guitarrísticos hace su aparición en I don't wanna go out, en la que clama a los cuatro vientos que no sabe si entrar, salir, ir de frente o darse la vuelta. Una sensación que todos hemos tenido alguna vez en la adolescencia, y que quizá él tuvo en el difícil momento de lanzarse al vacío, pero canciones como Don't believe anything I say o Tell it like it is son lo suficientemente brillantes como para asegurarle una red de seguridad que aguante cualquier caída.

Flights to the sea marca un nuevo momento de transición y calma, antes de adentrarse de nuevo en terrenos cercanos a los Blur más fiesteros (What's he got), antes de remontar el vuelo con la garajera You always let me down, y cerrar el disco con la sinuosa rítmica de See a better day. Con canciones y discos así, para Graham Coxon sin duda los días mejores habían llegado de nuevo, después de un largo viaje para empezar de nuevo, en el que por momentos alcanzaría las "velocidades ilegales" que proclamaba este disco.

sábado, 23 de marzo de 2019

Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"




"Under the Westway" es una joya aislada en la discografía de Blur, un singles mágico y solitario que no acabó en ningún disco concreto de la banda, y que fue grabado por los cuatro miembros de la banda tocando juntos en una sola toma.


Andaban rumiando lo que sería su regreso, tras un período en el que cada uno había tirado por su lado. Acabarían por juntarse como es debido con la grabación y lanzamiento de "The Magic Whip", pero antes hubo escarceos en forma de conciertos de reunión y, sobre todo, de aparición conjunta en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Y que mejor ocasión para lanzar un single que es una declaración de amor a una ciudad desde la melancolía mágica y característica de las letras de Albarn.


La canción describe aspectos generales de la vida londinense, que ocurren en un lugar concreto: Debajo de la Westway (parte elevada de la autopista A40 que cruza el Oeste de Londres sobre sus calles, y recurrente lugar en otras canciones de Blur como "For Tomorrow o "Fool's Day").

La mirada melancólica abarca desde el tiempo que suele hacer en Londres al tráfico imposible de la ciudad:


Hoy había cielos azules en mi ciudad, todo se hundía
Dijeron que traería nieve el domingo
la vieja escuela y el tráfico creciendo
Debajo de la Westway



Continúa el viaje por la autopista, pasando por el contraste entre las cometas de la infancia y las veladas referencias a atentados recientes: Aviones cayendo, ruido de sirenas, banderas cayendo y funerales militares:

Allí dónde estuve viendo cometas volar, en solitarias estelas
Brillando por encima de mí, el avión de combustible cayó

a la tierra donde el dinero siempre va primero
Y las sirenas sonaron


Ahora son flechas mágicas dando en la diana
Girando 180 grados y resistiendo hasta la última llamada
Cuando las banderas van cayendo
Y suena el "Last Post" (*) como si fuera una canción de amor
 

(*) Last Post: Canción que suena en los funerales militares en el Reino Unido.

Nada de esto parece positivo, y a pesar de ello la canción vira hacia el orgullo y el sentimiento de pertenencia que personalmente he llegado a entender. Tuve la suerte de vivir allí por un período corto de tiempo, pero el suficiente para que la ciudad se me metiera en los huesos en la misma medida en la que lo hizo el frío de su invierno. Mi casa estaba al Oeste de Londres, cerca de la autopista de la canción, por lo que estaba cantado que este tema se iba a convertir en una de esas "Canciones que me emocionan", sobre todo al llegar a la última parte en la que Damon Albarn canta a su ciudad, que desde entonces es también la mía:



Por lo que siento por tí
El paraíso no está perdido, está en tí
Pido perdón de manera permanente
Pero voy a cantar "Aleluya"
A cantarlo bien alto y cantártelo a tí
Estoy perdido en el mar
Hasta que una ola me saque de la Westway

Canciones que no soporto: Parklife, Blur



     En esta ocasión me voy a centrar en una de las bandas más exitosas de los años 90 dentro del rock alternativo y del Britpop, efectivamente, me estoy refiriendo a Blur.
     Blur se forma en el año 1988 de la mano de Damon Albarn (vocalista, guitarrista y teclados), Graham Coxon (vocalista y guitarrista), Alex james (bajista) y Dave Rowntree (batería). En 1993 Blur había sacado al mercado su segundo álbum de estudio, Modern Life isiRubbish, un disco que no fue capaz de mantener el éxito comercial de su primer disco, Leisure, y que además se encontró con el rechazo de la crítica, hecho que les dejó en una delicada situación ante su discográfica Food Records, la cuál para minimizar el impacto negativo del disco decidió enviar al grupo a una gira por Estados Unidos. Si bien esto debería haber ayudado a relanzar al grupo, tuvo el efecto completamente contrario, la gira resulto ser un fiasco debido a una serie de malas actuaciones. Esto sumado al hecho de que encima su gran banda rival de entonces, Suede se encontraba creciendo a pasos agigantados, dejó al grupo muy tocado y en una posición más que delicada.

     Es entonces cuando el grupo se lía la manta a la cabeza, se pone las pilas y al año siguiente, en 1994 concretamente, sacan a la luz su tercer trabajo, Parklife, una disco que consiguió cuatro certificaciones de álbum de platino en Reino Unido, siendo considerado cómo un disco fundamental y de culto dentro de la escena del . Un disco que ha vendido más de 5 millones de copias en todo el mundo.

     Dentro de este álbum se encuentra el tema que da título al disco, un tema que nunca me ha acabado de gustar, (sin entrar a valorar la calidad del tema en cuestión pues está fuera de toda duda que tiene sobrada calidad cómo todos los temas de los que hablamos en esta sección) y nunca me ha acabado de gustar por culpa del estribillo, pues mi complicado cerebro no es capaz de procesarlo, asumirlo y aceptarlo, que le vamos a hacer si no me entra......

Confidence is a preference for the habitual voyeur of what is known as

(Parklife)
And morning soup can be avoided if you take a route straight through what is known as
(Parklife)
John's got brewer's droop he gets intimidated by the dirty pigeons, they love a bit of him

(Parklife)
Who's that gut lord marching, you should cut down on your porklife mate, get some exercise
All the people

So many people
And hey all go hand-in-hand
Hand-in-hand through their parklife
Know what I mean?
I get up when I want except on Wednesdays when I get rudely awakened by the dustmen

(Parklife)
I put my trousers on, have a cup of tea and I think about leaving the house
(Parklife)
I feed the pigeons, I sometimes feed the sparrows too

It gives me a sense of enormous well-being
(Parklife)
And then I'm happy for the rest of the day safe in the knowledge there will always be a bit of my heart devoted to it
All the people

So many people
And they all go hand-in-hand
Hand-in-hand through their parklife
Parklife

(Parklife)
Parklife
(Parklife)
It's got nothing to do with Vorsprung durch technique, you know?

(Parklife)
(Parklife) and it's not about you joggers who go round and round and round (parklife)
(Parklife)
All the people

So many people
And they all go hand-in-hand
Hand-in-hand through their parklife
All the people

So many people
And they all go hand-in-hand
Hand-in-hand through their parklife


     Originalmente  los versos del tema iban a a ser interpretados por Damon albarn, pero no acababa de funcionar, así que el guitarrista Graham Coxon sugirió que fuera el actor Phil Daniels quien lo hiciera pues Blur eran muy fans de la película Quadrophenia, interpretada por éste. Así es como se gesto el tema, quedando los versos interpretados por Phil y el estribillo por el grupo. En este tema el saxofón corre a cargo del guitarrista Graham Coxon, pues Graham antes de conocer a Damon Albarn ya tocaba este instrumento, siendo Parklife el único tema en toda la historia de la banda donde Graham toca el saxofón, cosa que no ha vuelto a hacer. Otra curiosidad del tema es el sonido que aparece cómo si se hubieran roto unos cristales, pero no son cristales, es un plato que se le rompió al batería Dave Rowntree durante la grabación del tema. 


     Damon albarn, en sus inicios, justo antes del debut de Blur había asegurado a los periodistas que cuando saliera el tercer disco de la banda, ésta estaría asentada por pleno derecho dentro de la escena musical, una premonición que acabó siendo cierta.
Independientemente de si el tema me gusta o no, y sin valorar la calidad del mismo, que la tiene, Parklife es un disco que significó el lanzamiento definitivo de una banda emblemática dentro del panorama Britpop.

miércoles, 31 de octubre de 2018

El disco de la semana 42: Blur - The Great Escape






La falsa guerra entre Blur y Oasis me pilló en los años de Universidad. Fueron años de mucho esfuerzo y estudio, pero también de fiesta y diversión, en los que buscábamos referentes en los que anclar nuestra actitud y personalidad incipientes. Mientras Oasis eran duros y mal encarados, Blur eran desenfadados y fiesteros, con el punto justo de travesura y transgresión que hacía que se les tomara cariño en lugar de odiarlos. En mi caso, me sentía mucho más identificado con la "travesura respetuosa" que con la "bronca continua" de los de Manchester.

Para ilustrar esta diferencia, me remito a una de aquellas fiestas universitarias, en concreto en la Universidad Carlos III de Getafe, en la que "accidentalmente" nos salimos de la zona acotada para la fiesta general, para acabar colándonos en una fiesta privada del coro de la Universidad. Entramos en el edificio de la fiesta con la naturalidad, despreocupación y desparpajo de los Blur del momento, en lugar de con la actitud chulesca de sus alter egos de Oasis.El guardia jurado debió pensar que, con esa naturalidad, éramos miembros del coro.

Dentro de la fiesta, comimos y bebimos, en abundancia, del dulce maná que varios camareros con pajarita acercaban a la gente en plateadas bandejas. Regocijándonos en nuestro propio atrevimiento, decidimos llevarlo a un nivel superior. Al fondo de la sala en la que se celebraba el ágape, había una habitación desde la que llegaban las dulces notas de un piano, acompañadas por las femeninas voces de un coro. Cruzamos el umbral de la puerta y vimos un coro de varias chicas cantando solemnemente. Nos situamos alrededor de un gran piano de cola situado a la izquierda del coro. Sobre el piano, una bandeja enorme de pasteles, que parecían llamarnos con una voz más alta y clara que la de las intérpretes.

Alargué el brazo despacio y cogí un bocadito de nata, pero a mitad de camino se me escapó de la mano y la nata aterrizó en el piano. Nadie se percató del suceso, excepto la que, supongo, era la madre de una de las chicas del coro, que me dedicó un gesto de desaprobación que, sin embargo, no pudo ocultar una cómplice sonrisa. Ese es, en definitiva, el sentimiento que despertaba Blur, en contraposición a la actitud violenta y antipática de Oasis, que nos habría supuesto salir de aquella fiesta con dos dientes menos, y propulsados por los empujones de los guardias de seguridad.


Volviendo a la supuesta guerra entre Blur y Oasis, ésta era en realidad una brillante estratagema de algún avispado ejecutivo de marketing de la discográfica. Ni hacían el mismo tipo de música, ni eran los sucesores de los Beatles, pero el duelo a muerte en OK Corral se diseñó al milímetro, publicando un single de adelanto de “The Great Escape” y “What’s the Story (Morning Glory)" el mismo día. Curiosamente, ambos singles elegidos no son de lo mejor de ambas bandas, pero tanto “Country House” como “Roll with it” son canciones muy directas y comerciales.

Esa primera batalla en forma de singles enfrentados, fue ganada por Blur en lo que a ventas se refiere, si bien en conjunto el disco de los Gallagher es de mayor calidad. Sin embargo, fue precisamente la pérdida de la guerra particular de aquel disco lo que salvó a Blur, que vieron que debían explorar otros terrenos artísticos y no quedarse anclados en el inmovilismo en el que, paradójicamente, quedaron atrapados Oasis, entre las brumas de su ilusiorio y momentáneo triunfo.

THE GREAT ESCAPE

Pese a ser menos inspirador que los otros dos discos de la trilogía sobre la vida en Inglaterra (“Modern life is rubbish” y “Parklife” son sus brillantes antecesores), “The Great Escape” esconde momentos brillantes y algunas de las canciones más emblemáticas del grupo, que fueron además la banda sonora de aquellos años de fiestas universitarias y tardes de biblioteca y campus.

En aquel momento estábamos prendados de este disco, del mismo modo que el personaje de Osgood interpretado por Joe E. Brown en “Con faldas y a lo loco” lo estaba del travestido personaje interpretado por Jack Lemmon, feliz e incapaz de ver los defectos e inconvenientes de aquella relación:

Jack Lemmon: “Osgood, he de ser sincera contigo. Tú y yo no podemos casarnos”.
Joe E. Brown: “¿Por qué no?.
Jack Lemmon: “Pues primero porque no soy rubia natural”.
Joe E. Brown: “No me importa”.
Jack Lemmon: “Y fumo. ¡Fumo muchísimo!”.
Joe E. Brown: “Me es igual”.
Jack Lemmon: “¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años vivo con un saxofonista”.
Joe E .Brown: “Te lo perdono”.
Jack Lemmon: “Nunca podré tener hijos”.
Joe E. Brown: “Los adoptaremos”.
Jack Lemmon: “No me comprendes, Osgood. Soy un hombre”.
Joe E. Brown: “Bueno, nadie es perfecto“.

La escena ocurre mientras escapan en un yate, otra similitud con "The Great Escape" y el yate de su portada. "La gran escapada" de Blur comienza con la frenética “Stereotypes”, basada en un potente riff de punk industrial, ejecutado por la guitarra de Graham Coxon y el sintetizador de Damon Albarn, que firma además un relato desesperanzador sobre las banales costumbres de la típica familia de clase media inglesa de finales del siglo XX. Un comienzo a la altura de la temática y nivel de los anteriores discos de la trilogía.

Le sigue la archiconocida “Country House”, a la que se ha criticado hasta la saciedad por su tono comercial y la poca profundidad de su estructura y letras sobre el tradicional retiro inglés a una casa en el campo. Y sin embargo, yo sigo disfrutando del cambio de ritmo en el que Damon pasa al falsete y proclama: "Lonely outside I'm so sad I don't know why" (aquí fuera y solo, estoy tan triste y no sé por que) para volver a atacar de nuevo el pegadizo estribillo hasta el final de la canción

"Best Days” es más pausada y con una melodía más oscura. El melancólico piano prevalece en el conjunto, aderezado por unas trabajadas armonías vocales. Una canción meritoria a la que, sin embargo, le falta algo para convertirse en memorable y, más allá de la gira de promoción de este disco, queda siempre fuera de la selección de temas interesantes para el directo.

“Charmless Man” retoma el espíritu de "Parklife" y las influencias de Ray Davies y los Kinks. Damon Albarn afila su verbo y ataca el mundo de la hipocresía, la imagen de triunfo de la clase ejecutiva y la vanidad de las falsas apariencias, siguiendo la estela de una melodía efectiva y un ritmo muy directo, y con el comodín de unos pegadizos coros “na-na-na" para darle cuerpo al conjunto. Alegre y descarada, es todo un acierto y un clásico de la banda.

“Fade Away” es, probablemente, la canción en la que más exploran como banda, recurriendo a originales entramados de guitarra distorsionada, combinada con un estribillo en falsete y una imaginativa y elaborada instrumentación, apoyada en los excelentes arreglos de viento. Un brillante ejemplo del camino que podría haber tomado el disco.

“Top Man” tiene un estribillo pegadizo, repleto de coros, silbidos y un destacable sintetizador que le da al tema un aire árabe, pero más allá de esas pincelada étnicas, adolece de las mismas carencias que "Best Days" para poder convertirse en un estandarte de la banda. Un plato correctamente cocinado, pero al que le falta sal.

“The Universal” es la auténtica joya de la corona de este disco. De excelsa melodía y alto nivel lírico, aporta suaves arreglos de cuerdas y una emocionante ejecución vocal que parte de registros graves en las estrofas, para rozar después la épica en los estribillos. Imprescindible en los conciertos de la banda y una de las canciones míticas de su cancionero.

“Mr. Robinson’s Quango” sorprende por su solidez instrumental, sus constantes cambios de ritmo y sus animadas transiciones. Canción con gran peso de guitarras y teclados, en la línea innovadora de "Fade Away" pero con un acabado más rockero. Como curiosidad, en esta canción retoman las divertidas pinceladas circenses tan presentes en "Parklife".

“He Thought of Cars” tiene un sonido que te traslada a los tiempos de "Leisure", con toques psicodélicos en la sencilla pero efectiva letra, en la que consiguen trasladar el sentimiento de soledad con referencias aparentemente simples: "Pensó en coches, y a dónde llevarlos, y con quién conducirlos, y no hay nadie, nadie, nadie".

“It Could Be You” es un tema muy pop y comercial, que entra de lleno en la categoría de temas del disco que no trascenderán en el tiempo. La cuesta bajo sigue de manera vertiginosa en “Ernold Same”, que no es más que una mofa de canciones británicas de corte clásico, que poco aporta al disco. “Globe Alone” intenta un repunte, siendo el típico tema punk que siempre meten en los discos, pero no evita la sensación de que el tramo final del disco ha perdido la chispa y el brío de los primeros temas. “Dan Abnormal” transita por los terrenos que "Charmless man" exploraba, cambiando los "na na na" por "la la la" pero sin la magia de la canción sobre el "hombre predestinado".

"Entertain Me" sería claramente la indultada de este último tramo, canción al nivel de los temas de la primera mitad del álbum, una isla en mitad de la poca trascendencia de esta parte final. Habría sido un buen final para el disco, pero aún nos queda una extraña y ambiental “Yuko & Hiro” que narra la historia de una pareja de enamorados. Aporta poco al disco, pero mucho a la analogía que he planteado con la mítica escena de "Con faldas y a lo loco". Dos amantes, presos de un amor tan ciego como el que, aún hoy, tenemos por este disco y sus circunstancias, y que nos hace ver en él solamente los dulces bocados de nata que contiene y no sus desaciertos, al igual que Osgood era incapaz de ver la realidad oculta detrás de lo que, para él, era simple y llanamente la mujer de sus sueños. Pero es que "nadie es perfecto".