miércoles, 31 de octubre de 2018

El disco de la semana 43: La Fuga - Negociando gasolina

Negociando Gasolina, La Fuga



     La Fuga se gesta en Reinosa (Cantabria) durante el verano de 1996 de la mano de Edu (batería), Rulo (guitarra y voz), Fito (guitarra) e Iñaki (bajo). En 1997 la banda ya está dando conciertos en varias localidades de Cantabria y Palencia.

El grupo se ha formado en Reinosa, una población conocida por su carácter obrero, inconformista y luchador, algo que quedará reflejado en los genes del grupo y formará parte de la esencia de la banda durante toda su carrera. Concierto tras concierto La Fuga va dejando clara su calidad, y ayudados por una primera maqueta la cuál  les sirve para ir dando conciertos cada vez más lejos de casa, llegando a tocar en Madrid.


     Animados por todo esto, en 1998 deciden grabar su primer disco, llamado Mira. Para la grabación de este primer álbum como no tenían el dinero suficiente se acercaron al ayuntamiento de Reinosa a solicitar ayuda, una ayuda que llegó en forma de contratación para dar dos conciertos allí en Reinosa. 

     Gracias a esos dos conciertos consiguen dinero y se van a los estudios Siglo XXI de Navarra. La mitad del dinero necesario para la grabación lo pone la banda y la otra mitad lo aporta un sello independiente de Santander llamado FAK Records. Fito había abandonado el grupo por problemas económicos y familiares, siendo sustituido por Nando que participa en la grabación del disco. Este primer disco les abre las puertas a realizar una gira con más de ochenta conciertos por toda España.


     Poco después, ese mismo año el grupo da un concierto benéfico en el Teatro Municipal de Reinosa y Fito es invitado a tocar con ellos. Esta actuación queda grabada en un disco-maqueta que llaman Un juguete por navidad del cual lanzan una edición especial firmada y numerada con tan solo 1000 copias.
Tras este concierto el grupo convence a Fito para que vuelva, quedando el grupo conformado por Fito (guitarra), Nando (guitarra solista), Rulo (voz), Iñaki (bajo) y Edu (batería). Aunque esta formación dura poco, pues en 1999 el bajista Iñaki decide dejar la banda por diferencias con sus compañeros, quedando Rulo a cargo de la voz y el bajo.

 La Fuga cimenta su éxito en un sonido Rockero con riffs pegadizos y con unas letras muy buenas e inconformistas, y cada año que pasa va ganándose cada vez más la aceptación del público y de la crítica, dejando de detrás de sí sus álbumes A Golpe de Rock and Roll (2000), A las Doce (2001) y Calles de Papel (2003). Si con Calles de Papel dieron un importante espaldarazo a su carrera, publicado con la discográfica Dro Atalntic, sería en el año 2005 cuando dan el salto definitivo y consiguen el reconocimiento del gran público con su disco Negociando Gasolina, el disco recomendado para esta ocasión por 7dias7notas.

     Negociando Gasolina es el quinto álbum de la banda, y el segundo grabado y publicado con la discográfica Dro Atlantic. Un disco donde podemos encontrar a La Fuga en todo su explendor, con temazos como Buscando en la basura, Baja por diversión (colaboración de El Drogas de Barricada en este tema), Amor de contenedor, Luna de miel ó la versión de Los Calis del tema Heroína, por citar algunas pues el disco suena muy compacto y redondo y no sobra ningún tema. Un disco donde explotan con una facilidad insultante esos riffs tan pegadizos que les caracterizan mezclados con la gran calidad de unas letras sencillas pero a la vez inconformistas. 
Si te gusta el rock urbano, sencillo pero con fuerza y con unas buenas letras Negociando Gasolina no puede faltar en tu biblioteca musical.

El disco de la semana 42: Blur - The Great Escape






La falsa guerra entre Blur y Oasis me pilló en los años de Universidad. Fueron años de mucho esfuerzo y estudio, pero también de fiesta y diversión, en los que buscábamos referentes en los que anclar nuestra actitud y personalidad incipientes. Mientras Oasis eran duros y mal encarados, Blur eran desenfadados y fiesteros, con el punto justo de travesura y transgresión que hacía que se les tomara cariño en lugar de odiarlos. En mi caso, me sentía mucho más identificado con la "travesura respetuosa" que con la "bronca continua" de los de Manchester.

Para ilustrar esta diferencia, me remito a una de aquellas fiestas universitarias, en concreto en la Universidad Carlos III de Getafe, en la que "accidentalmente" nos salimos de la zona acotada para la fiesta general, para acabar colándonos en una fiesta privada del coro de la Universidad. Entramos en el edificio de la fiesta con la naturalidad, despreocupación y desparpajo de los Blur del momento, en lugar de con la actitud chulesca de sus alter egos de Oasis.El guardia jurado debió pensar que, con esa naturalidad, éramos miembros del coro.

Dentro de la fiesta, comimos y bebimos, en abundancia, del dulce maná que varios camareros con pajarita acercaban a la gente en plateadas bandejas. Regocijándonos en nuestro propio atrevimiento, decidimos llevarlo a un nivel superior. Al fondo de la sala en la que se celebraba el ágape, había una habitación desde la que llegaban las dulces notas de un piano, acompañadas por las femeninas voces de un coro. Cruzamos el umbral de la puerta y vimos un coro de varias chicas cantando solemnemente. Nos situamos alrededor de un gran piano de cola situado a la izquierda del coro. Sobre el piano, una bandeja enorme de pasteles, que parecían llamarnos con una voz más alta y clara que la de las intérpretes.

Alargué el brazo despacio y cogí un bocadito de nata, pero a mitad de camino se me escapó de la mano y la nata aterrizó en el piano. Nadie se percató del suceso, excepto la que, supongo, era la madre de una de las chicas del coro, que me dedicó un gesto de desaprobación que, sin embargo, no pudo ocultar una cómplice sonrisa. Ese es, en definitiva, el sentimiento que despertaba Blur, en contraposición a la actitud violenta y antipática de Oasis, que nos habría supuesto salir de aquella fiesta con dos dientes menos, y propulsados por los empujones de los guardias de seguridad.


Volviendo a la supuesta guerra entre Blur y Oasis, ésta era en realidad una brillante estratagema de algún avispado ejecutivo de marketing de la discográfica. Ni hacían el mismo tipo de música, ni eran los sucesores de los Beatles, pero el duelo a muerte en OK Corral se diseñó al milímetro, publicando un single de adelanto de “The Great Escape” y “What’s the Story (Morning Glory)" el mismo día. Curiosamente, ambos singles elegidos no son de lo mejor de ambas bandas, pero tanto “Country House” como “Roll with it” son canciones muy directas y comerciales.

Esa primera batalla en forma de singles enfrentados, fue ganada por Blur en lo que a ventas se refiere, si bien en conjunto el disco de los Gallagher es de mayor calidad. Sin embargo, fue precisamente la pérdida de la guerra particular de aquel disco lo que salvó a Blur, que vieron que debían explorar otros terrenos artísticos y no quedarse anclados en el inmovilismo en el que, paradójicamente, quedaron atrapados Oasis, entre las brumas de su ilusiorio y momentáneo triunfo.

THE GREAT ESCAPE

Pese a ser menos inspirador que los otros dos discos de la trilogía sobre la vida en Inglaterra (“Modern life is rubbish” y “Parklife” son sus brillantes antecesores), “The Great Escape” esconde momentos brillantes y algunas de las canciones más emblemáticas del grupo, que fueron además la banda sonora de aquellos años de fiestas universitarias y tardes de biblioteca y campus.

En aquel momento estábamos prendados de este disco, del mismo modo que el personaje de Osgood interpretado por Joe E. Brown en “Con faldas y a lo loco” lo estaba del travestido personaje interpretado por Jack Lemmon, feliz e incapaz de ver los defectos e inconvenientes de aquella relación:

Jack Lemmon: “Osgood, he de ser sincera contigo. Tú y yo no podemos casarnos”.
Joe E. Brown: “¿Por qué no?.
Jack Lemmon: “Pues primero porque no soy rubia natural”.
Joe E. Brown: “No me importa”.
Jack Lemmon: “Y fumo. ¡Fumo muchísimo!”.
Joe E. Brown: “Me es igual”.
Jack Lemmon: “¡Tengo un horrible pasado!. Desde hace tres años vivo con un saxofonista”.
Joe E .Brown: “Te lo perdono”.
Jack Lemmon: “Nunca podré tener hijos”.
Joe E. Brown: “Los adoptaremos”.
Jack Lemmon: “No me comprendes, Osgood. Soy un hombre”.
Joe E. Brown: “Bueno, nadie es perfecto“.

La escena ocurre mientras escapan en un yate, otra similitud con "The Great Escape" y el yate de su portada. "La gran escapada" de Blur comienza con la frenética “Stereotypes”, basada en un potente riff de punk industrial, ejecutado por la guitarra de Graham Coxon y el sintetizador de Damon Albarn, que firma además un relato desesperanzador sobre las banales costumbres de la típica familia de clase media inglesa de finales del siglo XX. Un comienzo a la altura de la temática y nivel de los anteriores discos de la trilogía.

Le sigue la archiconocida “Country House”, a la que se ha criticado hasta la saciedad por su tono comercial y la poca profundidad de su estructura y letras sobre el tradicional retiro inglés a una casa en el campo. Y sin embargo, yo sigo disfrutando del cambio de ritmo en el que Damon pasa al falsete y proclama: "Lonely outside I'm so sad I don't know why" (aquí fuera y solo, estoy tan triste y no sé por que) para volver a atacar de nuevo el pegadizo estribillo hasta el final de la canción

"Best Days” es más pausada y con una melodía más oscura. El melancólico piano prevalece en el conjunto, aderezado por unas trabajadas armonías vocales. Una canción meritoria a la que, sin embargo, le falta algo para convertirse en memorable y, más allá de la gira de promoción de este disco, queda siempre fuera de la selección de temas interesantes para el directo.

“Charmless Man” retoma el espíritu de "Parklife" y las influencias de Ray Davies y los Kinks. Damon Albarn afila su verbo y ataca el mundo de la hipocresía, la imagen de triunfo de la clase ejecutiva y la vanidad de las falsas apariencias, siguiendo la estela de una melodía efectiva y un ritmo muy directo, y con el comodín de unos pegadizos coros “na-na-na" para darle cuerpo al conjunto. Alegre y descarada, es todo un acierto y un clásico de la banda.

“Fade Away” es, probablemente, la canción en la que más exploran como banda, recurriendo a originales entramados de guitarra distorsionada, combinada con un estribillo en falsete y una imaginativa y elaborada instrumentación, apoyada en los excelentes arreglos de viento. Un brillante ejemplo del camino que podría haber tomado el disco.

“Top Man” tiene un estribillo pegadizo, repleto de coros, silbidos y un destacable sintetizador que le da al tema un aire árabe, pero más allá de esas pincelada étnicas, adolece de las mismas carencias que "Best Days" para poder convertirse en un estandarte de la banda. Un plato correctamente cocinado, pero al que le falta sal.

“The Universal” es la auténtica joya de la corona de este disco. De excelsa melodía y alto nivel lírico, aporta suaves arreglos de cuerdas y una emocionante ejecución vocal que parte de registros graves en las estrofas, para rozar después la épica en los estribillos. Imprescindible en los conciertos de la banda y una de las canciones míticas de su cancionero.

“Mr. Robinson’s Quango” sorprende por su solidez instrumental, sus constantes cambios de ritmo y sus animadas transiciones. Canción con gran peso de guitarras y teclados, en la línea innovadora de "Fade Away" pero con un acabado más rockero. Como curiosidad, en esta canción retoman las divertidas pinceladas circenses tan presentes en "Parklife".

“He Thought of Cars” tiene un sonido que te traslada a los tiempos de "Leisure", con toques psicodélicos en la sencilla pero efectiva letra, en la que consiguen trasladar el sentimiento de soledad con referencias aparentemente simples: "Pensó en coches, y a dónde llevarlos, y con quién conducirlos, y no hay nadie, nadie, nadie".

“It Could Be You” es un tema muy pop y comercial, que entra de lleno en la categoría de temas del disco que no trascenderán en el tiempo. La cuesta bajo sigue de manera vertiginosa en “Ernold Same”, que no es más que una mofa de canciones británicas de corte clásico, que poco aporta al disco. “Globe Alone” intenta un repunte, siendo el típico tema punk que siempre meten en los discos, pero no evita la sensación de que el tramo final del disco ha perdido la chispa y el brío de los primeros temas. “Dan Abnormal” transita por los terrenos que "Charmless man" exploraba, cambiando los "na na na" por "la la la" pero sin la magia de la canción sobre el "hombre predestinado".

"Entertain Me" sería claramente la indultada de este último tramo, canción al nivel de los temas de la primera mitad del álbum, una isla en mitad de la poca trascendencia de esta parte final. Habría sido un buen final para el disco, pero aún nos queda una extraña y ambiental “Yuko & Hiro” que narra la historia de una pareja de enamorados. Aporta poco al disco, pero mucho a la analogía que he planteado con la mítica escena de "Con faldas y a lo loco". Dos amantes, presos de un amor tan ciego como el que, aún hoy, tenemos por este disco y sus circunstancias, y que nos hace ver en él solamente los dulces bocados de nata que contiene y no sus desaciertos, al igual que Osgood era incapaz de ver la realidad oculta detrás de lo que, para él, era simple y llanamente la mujer de sus sueños. Pero es que "nadie es perfecto".