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domingo, 30 de octubre de 2022

Black and White America #Mes Lenny Kravitz




Black and White America
es el noveno disco de estudio de Lenny Kravitz, publicado en el verano de 2011. Las expectativas eran muy grandes para este disco, a raíz de noticias que iban surgiendo sobre la grabación de un disco que sería un alegato antirracial y una vuelta al funk más puro. El proyecto nació con el nombre de "Negrophilia", y con esa idea en la cabeza Lenny se trasladó a su casa de las Bahamas, para centrarse en la composición y la grabación de los temas, y allí el proyecto fue mutando del Negrophilia original al Black and White America que finalmente vio la luz.

Es imposible saber cómo habría sido ese (a priori) interesante proyecto llamado Negrophilia, pero lamentablemente poco parece haber quedado de aquello en Black and White America. Paradójicamente, la canción que sustituye al título original cumple con todos los requisitos de canción de protesta social y de sólida estructura funky, siendo uno de los títulos más inspirados del álbum y un chorro de aire fresco en el cancionero de Kravitz. Suenan trompetas, saxos, y un espectacular bajo que sustenta el ritmo de una canción que rememora el sueño de Martin Luther King y recuerdos del racismo de los 60 y de la infancia de Kravitz. Y es la canción de Lenny Kravitz que más les gusta a mis hijos, así que poco más que decir. 

Algo parecido podría decirse de Come on get it, el primer single extraído del disco, una pieza de funk abrasivo y guitarras rockeras que recuerda al Kravitz de los primeros discos, con ásperos riffs de guitarra y letras sexuales combinados en un tema brillante. Tan prometedor arranque se ve truncado por canciones más comerciales como la melódica y popera In the Black, con cierto toque new wave y power pop, o la apagada e intimista Liquid Jesus, interpretada en falsete y con una ambigua letra que oscila entre el mensaje religioso y el sexual. Siendo temas correctos, no aportan la clarividencia y la luz que los temas anteriores habían mostrado, y que de no haberse apagado habrían llevado a Lenny a entregar su mejor disco en años.

Pero Lenny decidió tirar por otra senda distinta, la de temas más directos y digestibles de pop rock para el gran público, como el efectivo rock melódico de Rock Star City Life, de guitarras y estribillos pegadizos pero algo ligeros y carentes de ese alma funk que estábamos esperando en este álbum. Habríamos perdonado sin problema estas pequeñas cucharadas de edulcorante rebajando la carga funk del disco, porque en conjunto estamos ante un buen disco de un artista que de talento va sobrado, pero Lenny dio un paso más hacia el abismo en temas como Boongie Drop, en el que se cuelan Jay Z y Dj Military para cocinar un pastel de electrónica y rap-funk de difícil digestión. Al escucharla, tengo claro que acerté al no decirle a Kravitz dónde estaba la sección de hip hop de la FNAC de Callao, pero es evidente que acabó encontrándola por su cuenta y riesgo.

A estas alturas del disco, el sueño de Martin Luther King, y el de todos los que esperábamos con ansia Negrophilia ha muerto, pero eso no hace que el disco merezca ser enterrado. Stand mejora algo la cosa, y fue el segundo single que se extrajo del álbum, pero transita de nuevo en la vertiente comercial y pegadiza de los últimos tiempos del artista estadounidense. Tiene un riff rockero destacable, y de nuevo la producción vira hacia el power pop efectivo y los sintetizadores edulcorados.

El siguiente tramo del disco está a la altura de lo mejor del principio, y es con la sexual y rítmica Superlove, una pieza de funk sugerente y elegante, y muy especialmente con Everything, en la que vuelven los mejores riffs, las melodías efectivas y los ritmos energizantes, con las que el disco despega y resucita, y mantiene el pulso con baladas efectivas como I Can’t Be Without You, que demuestra que el genio sigue estando ahí. En Looking Back On Love se acerca de nuevo al soul-funk clásico de Marvin Gaye e Isaac Hayes, y la guitarra funky y el solo de teclado salvan una buena canción de complemento, un buen entremés para el bombazo funk que viene a continuación, un Life Ain’t Ever Better Than It Is Now en el que no oculta las influencias de James Brown.

De nuevo nos habíamos ilusionado, pero en la parte final nos topamos con The Faith Of A Child, correcta canción romántica que suena igual que muchas de sus baladas más comerciales, y no aporta nada nuevo a lo que ya nos dieron las anteriores, y especialmente con Sunflower, en la que junto al rapero Drake, asesta el segundo y definitivo puñetazo en las costillas con el que este disco se convierte en otro prometedor púgil que acaba besando la lona, en un extraño e innecesario cocktail de rap y de algo parecido a la samba que hacen que cada vez que escucho el disco me salte este corte, para encontrar rápidamente en Dream el consuelo orquestal y espiritual que en ese momento necesito, y en Push (tercer single del disco) el toque de pop-rock de aires gospel necesario para terminar el disco en positivo, pero no lo suficiente como para no echar de menos lo que habría sido ese idealizado Negrophilia, que se quedó en un buen disco que sufre demasiado en los tramos en los que Lenny se alejó del blanco y negro original, para pensar en el comercial color verde de los billetes.

miércoles, 19 de octubre de 2022

Lenny Kravitz "5" - #Mes Lenny Kravitz



Da la sensación de que las críticas nunca han sido del todo benévolas con la música de Lenny Kravitz. Si grababa en analógico, le acusaban de ser demasiado retro y de copiar a los grandes de los 70, y cuando dio el salto a lo digital con este su quinto álbum, le acusaron de querer subirse al carro de la modernidad, cuando el cambio no supuso perder ni un ápice de su particular estilo, y "5" (1998) dejó para la posteridad un buen puñado de singles de éxito, y la sensación de que con aquel disco Lenny había dado un salto hacia la categoría de superestrella llena estadios.

Pero ni con esas. Demasiado irregular, he leído en algún sitio, y os prometo que le he buscado las irregularidades concienzudamente, y lo que he encontrado es una colección de temas de rock, soul y funk con la combinación justa entre su sonido clásico y unos leves y bien escogidos toques electrónicos aquí y allá, para darle al disco un aire mucho más moderno y actual que cualquier cosa que hubiera hecho antes. Eso no me impide reconocer que, como todos los discos, tiene canciones de las que yo habría prescindido, en concreto del innecesario y repetitivo instrumental Straight cold player y algún tema de la parte central del disco (Take time hace especialmente pesada la escucha de esa parte del álbum).

Y ya puestos, habría sido genial que el extra de American Woman, incluido en una reedición del disco menos de un año después, hubiera sido de la partida desde el principio, pero una cosa es pedir más, y otra muy diferente es negar que este disco es uno de los más relevantes de la carrera de Lenny Kravitz, con sus imperfecciones, pero con toda la carga explosiva de temas como el arranque de funk aeroespacial de Live, la fuerza de Supersoulfighter o el ritmo pegadizo y electrónico de Black Velveteen, otro de los singles más destacados del disco.

En contra de mi defensa de "5" podrán decir que no soy objetivo al respecto, y que me dejo llevar por lo que este disco supuso para mí en un momento concreto de mi vida. Y no les faltará razón, pero eso es algo que nos ha sucedido a todos con algunos discos, mejores o peores, que sonaron en el momento justo en el que tenían que sonar. Reconozco que "5" fue la banda sonora de mi primer viaje en pareja (destino Salamanca), y que I belong to you y otras canciones de este disco estaban en la mayor parte de los cassettes que grababa con las canciones que consideraba "nuestras", pero como podéis imaginar, ninguno de aquellos cassettes tuvieron influencia mediática alguna en que Fly Away, la más rockera de las canciones del álbum, fuera número 1 de ventas y se convirtiera desde entonces en una canción imprescindible en sus conciertos, a la altura de hits pasados como Always on the run o Are you gonna go my way.

Otros singles de éxito fueron canciones que formaron también parte de aquella selección de temas más melódicos y calmados que formaron aquel ya desaparecido cassette: If You Can’t Say No, Thinking of You... junto con otros temas que por no ser singles no eran menos relevantes: Little Girl’s Eyes, You’re My Flavor y Can We Find a Reason compartían todos cierto aire cadencioso y crepuscular, cerrando con estilo y elegancia uno de esos discos a los que se cuelga la etiqueta de imperfectos, pero que revitalizó la carrera de Lenny Kravitz en el momento justo, y que al mismo tiempo, fue la banda sonora de mi vida en un momento muy concreto y relevante.

Curiosidades de la vida, tuve la oportunidad de pedirle un autógrafo cuando vino a España durante la gira del disco, en una anécdota en la FNAC de Callao que ya conté en el artículo de presentación del #Mes Lenny Kravitz. Quizá eso haga también más subjetiva mi defensa de este disco. No lo sé, pero cuando leo sobre las críticas que recibió por parte de algunos medios especializados, me dan ganas de buscar mi copia de "5" en la que guardo como oro en paño su firma, para grabarles un cassette con sus mejores temas, y hacérsela llegar junto a una postal de la Catedral de Salamanca. Si con eso no logro hacerles cambiar de opinión, tendré que plantearme escucharlo de nuevo, para seguirle buscando imperfecciones, hasta lograr entender que tienen los discos actuales (no quiero nombrar a nadie) que no tenga más y mejor cualquier disco de Lenny Kravitz o, al menos, cualquiera desde el primero hasta el "5".

domingo, 16 de octubre de 2022

Circus - Lenny Kravitz #MesLennyKravitz

Circus, Lenny Kravitz


Después de tocar el cielo con Are You Gonna Go My Way, el primer disco en meterse entre los 20 primeros álbumes de la famosa lista estadounidense Billboard 200, y de lograr que fuera todo un éxito también fuera de las fronteras de dicho país, Lenny Kravitz tenía la difícil tarea de superar, o al menos igualar el éxito alcanzado en su siguiente álbum. Así nació Circus, un álbum considerado por la crítica como uno de sus más flojos. Puede que tuviera que ver con esa percepción una de las temáticas que el artista abordaba en el disco, donde afirmaba que el rock había muerto, y que en esa época, durante la grabación del álbum, el estado de salud de su madre le tenía preocupado, la cual acabaría falleciendo unos tres meses después del lanzamiento de Circus, concretamente el 2 de diciembre de 1995 a la edad de 66 años y a consecuencia de un cáncer de mama.


Circus fue grabado entre los estudios Chateau Des Conde, Francia, los estudios Compass Point de Nassau, Bahamas y los Waterfront Studios de Hokoben, Nueva Jersey (Estados Unidos) bajo la producción del mismo Lenny Kravitz, y publicado el 2 de septiembre de 1995 por el sello discográfico Virgin Records. El disco llegó a alcanzar el puesto número 10 en la lista Billboard 200 de Estados Unidos y el segundo puesto en las listas de ventas del Reino Unidos, además de alcanzar muy buenas cifras con la certificación de disco de oro en Argentina, Francia, Países Bajos, Nueva Zelanda, España, Suiza, y los mencionados Estados Unidos y Reino Unido, y disco de platino en Japón. Como hemos comentado anteriormente, y a pesar de las buenas cifras obtenidas en ventas, fue considerado por la crítica como uno de sus trabajos más flojos.

En Circus, Kravitz abandona la fórmula y revitalizado sonido funk rock y soul rock de principios de los años 70 que utilizara en sus anteriores discos y que tan buenos resultados le había dado, para moverse entre temas que se mueven entre la delgada línea del pop y el rock con un ligero toque psicodélico.

Kravitz
manifestó en su momento que la creación del disco resultó ser para él un proceso muy tedioso. El preocupante estado de salud de su madre, unido a la tristeza e infidelidad que sentía también con el mercado de la música tuvieron mucho que ver con el resultado. En Circus aborda la temática del estilo de vida de las estrellas de rock, como podemos comprobar en temas como Rock and Roll is Dead, una canción que según Kravitz fue malinterpretada, ya que afirmaba que "Mucha gente no escucha la letra. Hay muchas canciones mías que tratan sobre la espiritualidad y sobre Dios, y supongo que al escuchar el estribillo de Rock and Roll is Dead no cavaron ni entendieron de que estaba hablando en realidad. No se molestaron en escuchar los veros para saber de lo que estaba hablando en verdad, sobre la superficialidad de la música, de como la imagen se estaba anteponiendo a la música, al talento y el arte. También habla de personas que sienten que tienen que vivir ese estilo de vida estereotipado para poder ser una estrella de rock. Es como, oye, sé tú mismo, no tienes que inyectarte heroína y actuar de cierta manera para ser un músico de rock and roll, se trata de la música". Como curiosidad, y en respuesta a esta canción, Prince lanzó la canción Rock and Roll Is Alive (and it lives in Minneapolis) como cara B de su sencillo Gold

Circus, el segundo sencillo del álbum que además da título al mismo. Un tema donde Kravitz define como un circo toda la industria que rodea al rock and roll, gerentes, fans, banqueros, inversionistas, y cada vez cuesta más ser uno mismo; o Can't Get You Off My Mind, tema donde nos habla de la vida del artista solo en una carretera solitaria. Kravitz manifestaba sobre la canción que "Esa letra no era un pastiche, salió de mi de forma natural, al igual que todas mis letras. No analizo la composición de las canciones, simplemente escribo", "Cuando estás mucho de gira como yo, la vida es una carretera solitaria, y me sentí solo en la carretera". Lenny Kravitz también aborda el tema de la fe y la religión en canciones como Gold Is Love, y The Resurrection.

Puede que Circus sea su trabajo más flojo, puede que sus coqueteos y escarceos con el pop rock y el pop psicodélico nos de cierta pereza, pero si le damos un oportunidad y prestamos atención a las composiciones, el disco nos resultará mucho más interesante de lo que a primera vista pueda parecer.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Are You Gonna Go My Way - Lenny Kravitz #MesLennyKravitz

Are You Gonna Go My Way - Lenny Kravitz #MesLennyKravitz

Mes Lenny Kravitz, vamos con uno de sus álbumes, el primero Are You Gonna Go My Way que es el primer sencillo lanzado por el músico estadounidense Lenny Kravitz, y será su tercer álbum de estudio, la canción Are You Gonna Go My Way fue escrito por Lenny Kravitz y Craig Ross, que dio nombre al álbum del artista. 

Como comentamos Are You Gonna Go My Way es el tercer álbum de estudio del cantante estadounidense Lenny Kravitz, lanzado el 9 de marzo de 1993 por Virgin Records. Fue grabado en Waterfront Studios, Hoboken, Nueva Jersey, por Henry Hirsch. 

Se convirtió en el primer álbum de Kravitz entre los 20 primeros en el Billboard 200 de los Estados Unidos y su primer álbum número uno tanto en Australia como en el Reino Unido, logrando un éxito mundial que ayudó a establecer su popularidad como intérprete.

El sencillo ha sido versionado por numerosos artistas, como Metallica, en un popurrí de "MTV Hits" en los MTV Music Video Awards de 2003, Tom Jones para la banda sonora de Jerky Boys, Robbie Williams en el álbum Reload de Jones de 1999 y Mel B en su sección solista de la gira Spice Girls 2007 Reunion Tour. La banda serbia de hard rock Cactus Jack grabó una versión de su álbum de versiones en vivo DisCover en 2002. Una versión remezclada se reproduce como tema de apertura en Gran Turismo 3: A-spec. Adam Lambert hizo una versión de la canción en noviembre de 2012 en su recorrido por Sudáfrica.

En cambio el álbum tuvo una buena acogida por parte de los fans y críticos musicales y todavía se considera uno de los mejores trabajos de Kravitz.
Musicalmente, contenía canciones inspiradas en artistas de rock clásico como Jimi Hendrix, John Lennon, Curtis Mayfield, Sly and Robbie y Prince, y la aportación de Craig Ross que aportó guitarras adicionales al álbum. 

La canción que dio nombre al álbum tuvo un video para acompañar la canción, dirigido por el cineasta estadounidense Mark Romanek. Consistía en Kravitz y su banda tocando en una gran arena circular, con tres balcones escalonados alejados del centro, llenos de gente bailando. Por encima de la banda y los bailarines, el diseñador de iluminación, el director Michael Keeling creó un candelabro de 983 tubos de luz incandescentes cilíndricos de 23 cm (diseñados originalmente para uso en acuarios) que se podían aumentar y atenuar para crear patrones de luz. Cindy Blackman aparece en la batería en el video musical, aunque no actuó en la grabación de estudio que se reproduce en la pista de audio del video.

Are You Gonna Go My Way se lanzó como un sencillo solo para transmisión al aire en los EE. UU. Y, por lo tanto, no era elegible para figurar en el Billboard Hot 100, pero alcanzó el número uno como Album Rock y el número dos en Modern. 
También alcanzó el top 5 en el Reino Unido, alcanzando el puesto número cuatro. Sigue siendo el sencillo más exitoso de Lenny Kravitz en Australia, donde alcanzó el puesto número uno durante seis semanas entre abril y mayo de 1993. Are You Gonna Go My Way es el único sencillo certificado Diamante en Brasil, con más de 500.000 descargas.

En cambio el álbum Are You Gonna Go My Way ha tenido mucho éxito no solo en los Estados Unidos, sino también en todo el mundo, particularmente en los principales mercados de Europa y América del Sur. Alcanzó el número 12 en el Billboard 200 y el número uno en la lista de álbumes del Reino Unido y la lista de álbumes de Australia. Hasta marzo de 2008, el álbum vendió 2,2 millones de unidades en Estados Unidos.

Daniel
Instagram Storyboy

domingo, 9 de octubre de 2022

Mama said - Lenny Kravitz #MesLennyKravitz

 


Lenny Kravitz tiene un talento increíble, puede escribir canciones, al menos muchas melodías atractivas y algún riff extraño, y sus letras son pasables y, a veces, mejores que eso. Y, como es bien sabido, toca la mayoría de los instrumentos en estos primeros discos. Es un gran cantante. Él es el productor, lo arregla todo (por supuesto) e incluso reclama crédito o co-crédito por los arreglos de cuerdas y metales. (¿Los escribió o los tarareó? De cualquier manera, aún más evidencia de talento). No se puede negar que tiene talento. La razón por la que Kravitz tuvo tanto éxito comercial en comparación con los otros revivalistas del rock clásico de su época, por ejemplo, es porque es un buen compositor. Si quitas las canciones, tienes a un tipo que podría haberse revolcado en la oscuridad o que tuvo que terminar como un músico de sesión conocido solo por los obsesivos con la música. Y eso es porque esta música que está haciendo en 1990 o 1991 está completamente fuera de sintonía con la época: no suena prácticamente en nada como el rock o el R&B de la época, excepto cuando se parece más a Prince. (Y eso no sucede tanto en este disco). En cambio, se dedica servilmente a la música de principios de los 70 (y finales de los 60 hasta cierto punto). Esta música suena mejor que muchas de esas cosas porque los valores de producción mejoraron enormemente en los años intermedios y porque Kravitz tiene un talento increíble. Pero sigue siendo nostalgia, nostalgia efectiva pero básicamente pura nostalgia.

 

Iniciamos esta obra tan innovadora con el precioso tema “Fields Of Joy”, una de las pocas composiciones de este excelso álbum cuya lírica y música no han sido compuestas íntegramente por Lenny Kravitz, en un sonido de melodía acariciante acompañado de un riff de guitarra folk-acústica, que muy rápidamente da un giro con un cable de alimentación eléctrica y con el solo eléctrico de Slash . No muchos lo saben, pero esta canción es una versión de una canción de "New York Rock and Roll Ensemble" de su álbum "Roll Over", que fue lanzado en 1971.  A continuación un tema “Always On The Run”, compuesto por el famoso guitarrista británico-estadounidense Slash (Guns N´ Roses) y el propio Lenny Kravitz, pasaremos de la serenidad a la intensidad rockera más urbana dentro de un espíritu cosmopolita que se mueve entre nuestras aspiraciones personales para no perdernos en la vanguardia, y la salvaje evolución del entorno que está redefiniendo constantemente nuestro mundo posmoderno. La canción está escrita sobre la madre de Kravitz, la actriz Roxie Roker e incluye la frase "Mama Said" (el nombre del álbum) que se repite a lo largo de la canción. El famoso riff de guitarra al estilo Zepp-Drix de Slash con las trompetas funky de Sly Stone produce una fusión sorprendente y animada.

"Stand by My Woman" fue la primera canción y solo causó un ruido mediático moderado, un tema con una clara influencia de John Lennon, una canción con una serena belleza de la reflexión donde aparecerá melódicamente engalanada con la esencia del arrepentimiento. "It Ain't Over 'Til It's Over" sigue siendo un excelente número de soul retro: funciona, porque la canción en sí es muy buena, debajo del remolino de los arreglos de cuerdas de los años 70 y el pulso del bajo está Lenny aferrándose a la esperanza de poder resucitar a un amor moribundo. Cuando escuché la canción, el amor sobre el que pensé que estaba escribiendo ya había terminado. Pensé que debería haber enterrado la melodía en lugar de desarrollarla como lo había hecho. Al escucharlo ahora, me doy cuenta de que las ideas que tenía para la canción son geniales, desde el redoble de tambores de apertura hasta el sitar (todas tocadas por Kravitz). La seducción llegará con el tema “More Than Anything In This World”, una de las más brillantes y talentosas joyas artísticas pertenecientes a esta obra maestra incomparable. Como fruto final de su eclecticismo creativo, dentro de esta dinámica sonora a través del constante cambio en los estilos musicales, la vibrante calidez regresará a nuestro espíritu en el tema “What Goes Around Comes Around”, con un final instrumental englobado dentro del jazz que es toda una delicia escuchar.


 

“The Difference Is Why” como otro de los momentos emocionalmente más profundos e intensos del álbum, esta exquisita composición irá meciéndonos delicadamente hasta dejarnos en la orilla de la contundente canción “Stop Draggin´ Around”, con la fuerza y la pasión tratando de abrirse paso en la jungla urbana, si anhelabas un poco de Jimi Hendrix , entonces escucha el riff y el sonido de la guitarra en la canción, así como la producción psicodélica al estilo de Eddie Kramer que nos lleva directamente a 1968. “Flowers For Zoë”, as una preciosa composición dedicada a su hija, nos adentraremos en un terreno sonoro influenciado por las corrientes musicales de la década de los setenta y de la psicodelia, siendo la versión del tema “Fields Of Joy (Reprise)”, la muestra más clara de esta reactualización de un estilo que aún continuará hipnotizando nuestra mente por su fascinante atracción sonora. A continuación, la excelsa canción “All I Ever Wanted”,marca otro giro que Kravitz tomó en Mama Said. Por supuesto que sabes que estaba en las nubes trabajando con el hijo de su ídolo John Lennon, pero la parte de piano de Sean no es más que acordes minimalistas con un poco de manipulación en los coros. La canción es más un escaparate de la impresionante versatilidad vocal de Lenny, donde pasa de un falsete alto a gritos de dolor y viceversa. Este gran tema tiene una continuacion emociona con el blues disperso de "When The Morning Turns To Light", un número alucinante contra la heroína con un sabroso solo de guitarra de Kravitz justo en el medio .“What The Fuck Are We Saying?”es otra delicatessen musical para ser degustada a medianoche mientras paseas por las calles de tu ciudad que, iluminadas por luces de neón, te permiten observar la locura humana en la cual estamos metidos hasta el cuello.  Finalmente, “Butterfly” pondrá el cierre a esta admirable obra musical a través del melódico sonido de la guitarra acompañada por la voz de Lenny Kravitz, ofreciéndonos estos últimos instantes de luz. Un glorioso álbum que el paso del tiempo ha convertido en preciada obra de arte dentro del mundo de la música.

 Conceptualmente, “Mama Said” es una auténtica delicia musical donde el funk, la psicodelia, el rock, y el soul, han sido armoniosamente integrados en composiciones espectaculares que te dejan irremediablemente entregado al inconfundible sonido Lenny Kravitz. Una delicatessen musical donde el talento creativo, unido a la cuidada estética visual del artista, se convirtieron en rotundo éxito comercial en todo el mundo con más tres millones de discos vendidos, y cuyos ecos sonoros, con Lenny Kravitz interpretando estos temas en directo, aún perduran en la memoria de muchos melómanos que asistimos a los conciertos de sus giras oficiales. Así de grandioso y espectacular se presentará el álbum “Mama Said” para los cultos lectores de Lux Atenea que aún no lo conozcan en su totalidad, y, a quienes ya conozcan estos temas, si la lectura de esta reseña les incita a una nueva audición del álbum, mi objetivo cultural estará sobradamente cumplido.

miércoles, 5 de octubre de 2022

Let Love Rule - Lenny Kravitz #MesLennyKravitz

 

Let Love Rule, Lenny Kravitz


     Lenny Kravitz en sus inicios se lanza en busca del éxito musical bajo el sobrenombre de Romeo Blue, y con un look a lo Prince, dada su gran admiración por el artista de Minneapolis. Pero ninguna discográfica se fija en el trabajo del artista, todas le decían que su música no era lo suficientemente blanca o suficientemente negra. Decide entonces abandonar el look Prince y busca inspiración en grandes artistas rockeros  y músicos de los años 70, como Led Zeppelin, Queen, Jimi Hendrix, Stevie Wonder, Curtis Mayfield o Kiss entre otros.

Es durante ese giro musical cuando Kravitz se lanza a la caza de una discorgáfica, consiguiendo que se fijen en él Warner Bros, Elektra, Geffen, Capitol y Virgin. Será esta útlima, Virgin Records, la que se lleve el gato al agua y  publique primer álbum de estudio, Let Love Rule, todo un pelotazo que alcanzará el puesto número uno en numerosas listas de éxitos, iniciando así una más que prometedora carrera. 

Let Love Rule es una acertada combinación de rock y funk con un ambiente de los años 60. Si bien es cierto que en Estados Unidos el disco consiguió un éxito moderado, fuera del país se convirtió en todo un éxito, especialmente en Europa. Tras su contundente debut discográfico, Kravitz recibe numerosas ofertas, primero para gira de clubes, y posteriormente como telonero de Tom Petty & the Heratbreaker, Bob Dylan y David Bowie. Kravitz, que había tocado prácticamente todos los instrumentos en la grabación de Let Love Rule, tuvo que armar rápidamente una banda de gira para poder tocar en directo.








Let Love Rule
es una combinación de funk rock, hard rock y soul psicodélico, y fue grabado entre 1988 y 1989 bajo la producción del mismo Lenny Kravitz. El disco fue publicado el 6 de septiembre de 1989 bajo el sello discográfico Virgin Records. Encontramos, entre otros, temas como el que da título al álbum, Let Love Rule,  todo un canto al amor. Cuando apareció la canción, Kravitz llegó a declarar que al principio todos decían que esta canción era una basura. ¿Acaso estaría bien cantar sobre el diablo o sobre violar niños? Se había perdido el concepto de cantar sobre el amor. El amor tenía que ser el resultado final de cada situación. La por entonces esposa de Lenny Kravitz, Lisa Bonet, dirigió y apareció en el vídeo musical de este tema; La psicodélica I Build This Garden For Us, que supuso el segundo sencillo lanzado del disco; Mr. Cab Driver, tercer sencillo del álbum, escrita por Kravitz después de tener un altercado con un taxista. A pesar de ser una canción contra el racismo y la discriminación, fue escrita por el artista con mucho sentido del humor. Kravitz relataba el incidente así: "Todo surge de un día que intenté llegar al estudio para grabar. Estaba grabando en Hooken, Nueva Jersey. En ese momento yo estaba parado en la esquina de West Broadway y Broome tratando de tomar un taxi, y llegué tarde al estudio. Después de pedir cerca de 20 taxis para que parasen, finalmente uno se detuvo ante mí, me subí y le dije adonde iba, y el me echó del taxi. Y al final del todo estábamos peleando en el taxi, y ya sabes, me estaba llamando "nigger", y realmente se salió de control. Fue horrible. Entonces volví a mi loft porque no podía llegar al estudio. Estaba enojado en ese momento. Acababa de estar en nuna pelea en medio de la calle sobre un taxi amarillo, y escribí Mr. Cab Driver. Trata sobre el racismo y demás, pero está escrito con sentido del humor".; Fear, la letra de esta canción fue escrita por su esposa de entonces, Lisa Bonet, quien además coescribió la letra de otra canción del álbum, Rosemary, una deliciosa balada. Fear es un tema con un sonido muy funky donde Kravitz nos habla de la ruina urbana. Durante la grabación de esta canción, Kravitz se lastimó la córnea de uno de sus ojos al romperse y volar una baqueta mientras tacaba la batería. Un tema que por momentos me trae a la mente el famoso sonido blaixplotation. El artista sólo fue a urgencias una vez terminada de grabar la canción. La psicodélica Freedom Train, con una excelente combinación entre el funk y el rock psicodélico de finales de los años 70, la preciosa balada de corte soul My Precious Love, con un acertadísimo saxo, o Blues for Sister Someone, uno de los temas más contundentes del álbum gracias a ese repetitivo riff de guitarra que te va atrapando y enganchando.

Let Love Rule suponía un excelente álbum de presentación para Lenny Kravitz, un artista que seguiría dando que hablar durante los siguientes 30 años, hasta día de hoy, pues el genial artista de Nueva York a día de hoy todavía sigue en la brecha.

domingo, 2 de octubre de 2022

#Mes Lenny Kravitz: Lenny en la FNAC de Callao



Comienza el #Mes Lenny Kravitz, y para presentarlo he pensado que no hay nada mejor que recordar una vieja anécdota con él mismo:

Durante la gira de promoción del disco "5" (1998), Lenny Kravitz llegó a Madrid para un concierto al que estuve pensando en ir, pero para el que finalmente no compré entradas (puede que el precio o la designación de Rosario como telonera fueran razones de peso para justificar mi ausencia). Pero el destino quiso que, pese a esa discutible decisión, si que viera finalmente a Lenny Kravitz, más cerca de lo que lo hubiera hecho durante su concierto.

Por aquel entonces, yo trabajaba en la Gran Vía madrileña, y entre el almuerzo y la vuelta al trabajo aprovechaba para dejarme caer por la FNAC de Callao, siempre a la caza de buenos discos y novedades. Y allí estaba yo, absorto en una de tantas búsquedas en la sección de cd's, cuando un hombre afroamericano y su hija se pusieron a buscar a mi lado. Giré la cabeza un segundo para mirarles, y volví a mi entretenimiento favorito mientras me decía a mi mismo: "Vaya, como se parece este tío a Lenny Kravitz".

Dediqué una segunda mirada furtiva al individuo que buscaba cd's a mi derecha, y lo que me dije a mi mismo en esa ocasión fue mucho más rotundo: "¡¡¡Pero que demonios, es Lenny Kravitz!!!". En ese momento, me giré hacia atrás y vi a varias personas, incluido un par de agentes de seguridad de la FNAC, que observaban desde una prudente distancia al astro musical, acompañado de su hija Zoe (que por entonces era solo una niña), y de un tipo con traje (yo), que a buen seguro no encajaba del todo en aquella estampa.

"¡Esta es la mía!", me dije. En aquella época ya había móviles, pero no hablamos ni mucho menos de los smartphones actuales, que han hecho que un "selfie" sustituya a un autógrafo, así que me puse a buscar, rápidamente, algo en lo que el autor de "Fly Away" (su single de éxito del momento) pudiera dejar su rúbrica. Con los nervios a flor de piel, solo encontré una tarjeta de visita de un responsable del área de calidad de mi empresa, con el que había tenido una reunión poco antes de salir a comer, así que la giré para que la firmara en el reverso y me armé de valor:

- "Hola, puedes darme tu autógrafo"? dije, en lo que para mí era un perfecto inglés, y casi perfecto debió ser, porque Lenny me entendió al instante.

- "Por supuesto", contestó educadamente, y claramente habituado a ese tipo de peticiones, mientras con un gesto de la mano me pidió la tarjeta y el bolígrafo que yo ya tenía preparados. Se los di con mi mano temblorosa, y Lenny los tomó con una mano, mientras en la otra llevaba varios cd's que, al parecer, iba a comprarse.

Hasta aquí todo bien, el plan funcionaba a la perfección. Pero entonces me soltó una frase, no muy larga, pero lo suficientemente rápido para que las barreras lingüísticas existentes entre los dos se dispararan al instante, como los mecanismos de cierre automático de las puertas de los coches.

-"¿Perdona, qué...?" le dije sin acabar la frase. No había entendido nada de lo que me había dicho.

El repitió la frase de nuevo, y yo entendí exactamente lo mismo que la vez anterior. Nada. Por fin, el empezó a hacer gestos con las manos, y de pronto comprendí, por suerte para mi gran objetivo, que ¡¡¡Me estaba pidiendo que le quitara la tapa al bolígrafo!!!

Se la quité rápidamente, y Lenny apoyó entonces la tarjeta encima de los cd's, sujetándola con el pulgar para poder firmar con el bolígrafo. Completada por fin la tarea, me devolvió amablemente la tarjeta y el bolígrafo, y me preguntó dónde estaba la sección de hip hop, y pese a haberle entendido esa vez a la perfección, volví a fastidiarla porque, la verdad, no es un  estilo al que yo tenga demasiado afecto. Suelo moverme como pez en el agua en la sección de rock, e incluso en otras secciones como las de blues, jazz y funk, pero en lo concerniente al rap y el hip hop, me tengo puesta a mi mismo una estricta orden de alejamiento.

Le dije que no lo sabía, y entonces Lenny me miró asombrado:

-"¿Pero... no trabajas aquí?", me preguntó extrañado.

-"Ahhh, no", contesté yo, más extrañado aún por la pregunta.

-"OK, gracias", contestó mientras hacia un gesto a su hija, para marcharse a continuación en busca de la maldita sección de hip hop.

Y ahí acabó todo, por mi aversión a un género musical en concreto me perdí la posibilidad de haber sido el guía de Lenny Kravitz por la FNAC de Callao, realizando mi tarea favorita en compañía de uno de mis ídolos. Mientras ambos se alejaban comprendí el motivo de aquel singular equívoco. La tranquilidad con la que me acerqué a mirar discos junto a él, sin enterarme de lo que ocurría a mi alrededor, y el traje y la corbata con el que iba a trabajar cada día a la oficina, fueron los salvoconductos que me llevaron en presencia del astro estadounidense. Mi desconocimiento del hip hop me retiró los permisos y me sacó de la escena. En la foto podéis ver la tarjeta con su firma, que guardé en el cd "5" que había comprado apenas un mes antes, como recuerdo de aquel mágico momento.

Y así fue como llegue a tener a Lenny Kravitz frente a frente, en una conversación tan breve como surrealista, pero una conversación, al fin y al cabo. Un suceso extraño, pero no tanto como que, en aquel concierto, tuviera de telonera a Rosario. Ambas cosas raras ocurrieron realmente, y por si acaso, desde entonces he perfeccionado mi inglés, y tengo controladas las secciones de hip hop de todas las FNAC cercanas. Nunca se sabe, y hay que estar siempre preparado. Entretanto ¡Que comience el #Mes Lenny Kravitz!

viernes, 17 de diciembre de 2021

0351: I'm waiting for the man - Velvet Underground

 

Estoy esperando a el hombre, tengo 26 dólares en la mano... Así comienza I'm Waiting for the Man, un intenso viaje en clave proto-punk y garage rock, hacia los infiernos del Harlem neoyorquino en busca de heroína. Escrita por Lou Reed, que comentó sobre la letra que "Todo acerca de esa canción es cierto, excepto el precio", podría interpretarse como una precuela de la mítica Heroin, incluida también en el disco The Velvet Underground & Nico.

Mientras que, hacia la mitad del disco, Heroin relata con pelos y señales la adicción del protagonista y el momento de "pegarse un chute", I'm Waiting for the Man suena casi al comienzo, describiendo la tensa espera de la compra de la droga entre la Avenida Lexington y la 125, sintiéndose "enfermo y sucio" y "más muerto que vivo", esperando a un camello que "nunca llega a tiempo, siempre llega tarde, lo primero que aprendes es que siempre tendrás que esperar".

Construida sobre un machacón ritmo de piano, bajo y guitarra, que ha sido copiado y versionado por toda una legión de músicos de diferentes generaciones, es una de las mejores canciones de la Velvet Underground. Su amigo David Bowie la llevó magistralmente a su terreno en directo, con la formación de los Spiders from Mars y en otras giras posteriores. Es también curioso escucharla en la voz suave y femenina de Vanessa Paradis en su disco de debut, producido por su entonces pareja Lenny Kravitz. Son solo algunos ejemplos de las múltiples visitas a la Avenida Lexington con la 125, para hacer suya una canción de incalculable valor. O quizá la consigas por solo 26 dólares, pero siempre te tocará esperar.

viernes, 31 de enero de 2020

El disco de la semana 163: Lenny Kravitz - Lenny



Vi hace poco un artículo sobre Lenny Kravitz titulado “Cuando Lenny Kravitz molaba”, y me llamó la atención la carga de contenido crítico que tenía el título. Es cierto que hace tiempo que no nos sorprenden sus propuestas, y que sus últimos discos tienden al riesgo mínimo y a la repetición de patrones musicales encaminados al “canta conmigo” de los estadios, pero la pregunta que me vino a la cabeza fue… ¿En qué punto exacto del camino Lenny Kravitz dejó de molar?

Para responder a esa pregunta hay que hacerse primero otra. ¿Qué es lo que hace que un disco mole? Sus primeros discos tenían varios singles brillantes que transmitían la frescura y la arrogancia de un joven y talentoso multi-instrumentista, que aspiraba a la corona que ostentaban totems como Michael Jackson o Prince, pero en conjunto resultaban discos demasiado inconexos, lastrados por temas lentos o de relleno, que hacían difícil la escucha completa.

¿Es eso suficiente para que mole un disco, o lo que hace que un disco sea bueno es el sabor que nos deja el conjunto? Si la respuesta correcta es ésta última, el disco que más mola de Lenny es, precisamente, “Lenny” (2001). Un disco en el que, sin himnos rutilantes que destaquen sobre el resto, consigue una estructura de sonido homogénea y reconocible en casi todos los temas, manteniendo un buen nivel de calidad a lo largo de todo el disco que hace improbable un abandono prematuro de la escucha. Y además fue el último molón, al menos para mí, ya que a los discos posteriores les aplica la etiqueta de "riesgo mínimo" que comentaba al principio. Así que, sin más, recordemos el último momento en el que Lenny "moló".


LENNY

Hablar del disco "Lenny" es hablar de otro momento muy concreto de mi vida, y de un monstruo de las ondas radiofónicas que nos dejó hace ya mucho tiempo. Un domingo cualquiera de aquel ya lejano 2001, acompañé a mi pareja a la sede de la empresa que había formado junto a otras socias. La pequeña oficina estaba situada en el piso bajo de un bonito edificio antiguo en la zona de Atocha, muy próximo al parque del Retiro, y el plan en principio no parecía muy divertido, ella tenía que trabajar un rato en su despacho y yo, básicamente, esperaría a que terminara sentado ante la mesa de un despacho contiguo. Lo que no sabía era que mi suerte iba a cambiar, y que la felicidad de un momento depende a veces de cosas muy simples, como un viejo transistor de radio, un refresco de cola y una bolsa de esos adictivos gusanitos naranjas. Esos son los tres objetos con los que, tras una inspección rápida del lugar, contaba para sobrevivir a aquella tarde.



Encendí la radio y fui buscando con la rueda del dial, hasta que en M80 Radio encontré un programa que llamó poderosamente mi atención. El locutor estaba haciendo la entradilla, y hablaba de embarcarse con él en un vuelo a través de la música. Era el Vuelo 605 y estaba a punto de despegar. Así que abrí la lata del refresco y la bolsa de gusanitos naranjas, y me abroché el cinturón ante el inminente despegue. El comandante Ángel Álvarez anunció por megafonía que el recorrido del vuelo de aquel día sería a través del nuevo disco de Lenny Kravitz, titulado simplemente "Lenny" y de inminente publicación.

Puedo decir sin exagerar que, aquel día, nació el germen de lo que hoy es 7días7notas, al menos en mi caso. La manera en la que Ángel Álvarez fue presentando cada tema antes de ponerlo, salpicando la narración de anécdotas sobre la grabación, comentarios sobre el sonido de los instrumentos, y datos sobre la trayectoria del músico estadounidense y su momento vital, es la que he intentado aprender y trasladar a mis reseñas sobre los discos, y el placer de estar sentado escuchando y descubriendo un disco nuevo con todo lujo de detalles, es el que siento ahora cuando me siento a escuchar un disco al mismo tiempo que me documento en Internet para poder después contarlo en este blog.

Ya desde el momento del despegue quedaron claras las intenciones de Lenny Kravitz con este disco. La rockera Battlefield of love destila la energía y el particular zumbido característico que el sonido de las guitarras tenía en muchos de los temas, y que le iba a dar al disco la sensación de unidad que "Lenny" tiene. Encontró ese sonido en el estudio de grabación casero de su casa de Las Bahamas, dónde registro la mayor parte de los temas, tocando la práctica totalidad de los instrumentos, a excepción de mínimas colaboraciones y de los puntuales arreglos orquestales de algunos temas. De hecho, tras la canción de arranque y el brillante single que posteriormente sería If I could fall in love, hay que esperar hasta el tercer tema, Yesterday is gone (My dear Kay), para escuchar un instrumento que no fuera interpretado por Lenny. Hablamos del solo de guitarra y el órgano Hammond interpretados por Craig Ross, su fiel guitarrista de acompañamiento en directo y en otros discos, que aparece en esta canción dedicada a Jay Kay, vocalista y líder de Jamiroquai, en la que Lenny le recomienda abandonar la nostalgia de las grabaciones analógicas y subirse al tren del progreso digital. "El ayer se ha ido, mi querido Kay".


El nivel del disco sigue volando a miles de pies de altura con Stillness of heart, otra de las canciones que saldrían como single destacado de esta colección de buenos temas. Craig Ross repite a los mandos del solo de guitarra y, salvo los arreglos orquestales, de nuevo Lenny asume la totalidad de la instrumentación y las voces. Tras el paréntesis que supone Believe in me, pieza de corte más electrónico y ambiental en la que Lenny procesa su propia voz para crear el ritmo de la canción, el disco retoma la senda de su sonido característico con Pay to Play, que destila un ritmo "afro" en el que se combinan los efectos de mezclas en la batería y el bajo con la omnipresente guitarra rockera de Kravitz.

Que el disco mole no implica que durante el vuelo no experimentemos algunas turbulencias, y quizá A million miles away sea uno de los momentos más bajos del disco, la concesión de Lenny en forma de balada para los fans más sentimentales. Sin ser un mal tema, se convierte en el momento más pausado del viaje, el único en el que aparece la tentación de saltar al siguiente tema. No existía esa posibilidad en un programa de radio de 2001 así que aproveché el momento para ir al otro despacho y preguntar a mi chica si le quedaba mucho. Y la verdad, mis deseos habían dado un giro de 180 grados. Quería que le quedara mucho, para poder escuchar el programa del Vuelo 605 completo.

"Me queda un rato todavía" fue su respuesta, así que con una disimulada sonrisa en los labios, volví a mi asiento y me abroché de nuevo el cinturón para escuchar God Gave us all con su rotunda combinación de guitarra, bajo y batería y sus coros de tinte gospel. Pero fue con Dig in con la que las señales luminosas del cinturón de seguridad se apagaron, y no pude evitar levantarme y sacar de la funda mi "air guitar" para mover las manos al rotundo ritmo de esta breve pero intensa canción, uno de los momentos más brillantes del disco.

La recta final incluye You were in my heart, una nueva recreación de Kravitz en terrenos más electrónicos, lo que no impide que la canción sea brillante e intensa y la electrónica esté utilizada en su justa medida, sin desentonar en el conjunto. Aquí encontramos el tercer instrumento no interpretado por Kravitz, ya que incluye unos sintetizadores a cargo de un músico llamado David Baron. En realidad sólo está distrayéndonos con ritmos más pausados para crear el contraste y la sorpresa con el arranque de Bank Robber Man, el tema más rotundo en términos de sonido e intensidad rock, en el que Kravitz y Ross se sueltan al máximo y lo dan todo con sus guitarras.

Tras este subidón de adrenalina, toca iniciar el descenso del Vuelo 605 e ir reduciendo velocidad en los motores, para lo cuál funciona muy bien un tema cómo Let´s get high, más lento y melódico pero igualmente acertado. El Vuelo 605 había llegado a su destino. Ella terminó su trabajo y yo conté las horas y los días hasta que el disco estuvo disponible en las tiendas. Gracias Ángel Álvarez, como echamos de menos aquellos programas, y aquellos discos de Lenny Kravitz que molaban lo suficiente como para que los desmenuzaras con tu habitual maestría a bordo del Vuelo 605.