
Tras otra década marcada por varios intentos fallidos, que se quedaron en buenos discos o, peor aún, en discos simplemente aceptables, la banda estadounidense liderada por Billie Joe Armstrong parece haber dado al fin con la tecla en "Saviors" (2024), su decimocuarto disco de estudio, publicado por la discográfica Reprise Records, un álbum en el que vuelven a contar con Rob Cavallo, que precisamente trabajó con ellos en los mencionados Dookie (1994) y American Idiot (2004), y con el que no habían coincidido desde la grabación de Tré! (2012).
Grabado en Londres y Los Angeles, la primera intención de la banda fue titularlo "1972", como homenaje al año de nacimiento de sus tres componentes, y así se publicitó en algunos posts iniciales, allá por el año 2021, pero finalmente el título cambió a Saviors, el título de una de los quince temas que finalmente engrosaron el disco, sin una idea o concepto general que las una o relacione entre ellas. Son, simplemente, quince retazos de punk rock desenfadado y sin pretensiones, casi todas ellas por debajo de los cuatro minutos de duración.

Le sigue a continuación el segundo single del disco, "Look Ma, No Brains!", una canción que según Billie Joe Armstrong es su favorita del álbum, y que nada tiene que envidiar a su antecesora o a muchas de las grandes canciones de punk rock que el músico californiano ha escrito a lo largo de sus ya más de treinta años de trayectoria. "Bobby Sox" sigue la misma línea desenfadada y sin grandes pretensiones, con una letra aún más sencilla y un video que lo dice todo acerca de las intenciones de sus autores, tocar y divertirse en una fiesta. Con algo más de empaque en las letras ("La vendetta es mi amiga, la venganza es más dulce que el vino") llega otro de los grandes temas del disco, "One Eyed Bastard", que fuera cuarto single y que transforma el estribillo de una canción de Pink ("Nananana..., I'm gonna start a fight") en un intenso riff de guitarra y bajo que encaja a la perfección con el intenso ritmo de una canción de pegadizo estribillo y renovada actitud punk.

"1981" es punk rock californiano en estado puro y despachado en poco más de dos minutos, un chorro de intenso aire fresco antes de bajar un poco los decibelios en con "Goodnight Adeline", más comercial en el buen sentido de la palabra, y más trabajada a nivel de solos y estructuras rítmicas más pausadas. En "Coma City" vuelven a la carga en cuanto a intensidad, pero la sensación es que no consigue llegar al nivel de los temas previos del disco. Lo mismo podría decirse de la correcta "Corvette Summer", con la que conforma un tramo del disco que tiene cierto aire a período "valle". No importa demasiado, porque recobran el pulso en el momento justo con "Suzie Chapstick", una de esas canciones con las que solo puedes quitarte el sombrero y entender por qué les sigues siguiendo y admirando después de tantos años.
El punk rock directo y de estribillo pegadizo sigue presente en temas como "Strange Days Are Here to Stay" y las guitarras pesadas pueblan la intensa "Living in the '20s", pero la siguiente parada reseñable la encontramos en "Father to a Son", en la que la añoranza y el recuerdo de la figura paterna en las letras nos trasladan a temáticas de hits anteriores como el ya clásico "Wake me up when September ends". A estas alturas, y salvo un par de momentos menos reseñables, el disco ya ha alcanzado el notable alto, y "Saviors" mantiene el nivel sin elevarlo especialmente, lo que demuestra que la decisión de titular el disco así no obedecía a ninguna razón excesivamente trabajada, y y que hay un buen puñado de canciones que podrían haber tenido ese mismo honor.
