La interpretación vocal de Springsteen es enérgica y apasionada, y dota del máximo realismo a unas letras que nos trasladan la experiencia de un joven Bruce que lucha por mantener su integridad y sus valores, mientras intenta salir a flote y no ahogarse en mitad de la vorágine de una ciudad como New Jersey, en la que la corrupción y la mala vida están esperando en cada esquina.
La enérgica combinación del poderoso ritmo de batería, las ásperas guitarras eléctricas y una intensa capa de órgano, hace de "It's Hard to Be a Saint in the City" el brillante comienzo de la larga lista de himnos de rock urbano que el "Boss" nos ha regalado durante su extensa carrera discográfica, y un tema que capta a la perfección la esencia de la desesperanza y la inquietud de la América menos favorecida y suburbial, y que sigue estando entre las mejores composiciones de Bruce Springsteen.
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