El sexto álbum de estudio de Black Sabbath, "Sabotage" (1975) no es tan solo una más de las muchas demostraciones de la banda de como facturar potentes discos de heavy metal clásico, sino que, para la ocasión, los Osbourne, Iommi y compañía se afanaron en dotar a las ocho canciones que componen el disco de una versatilidad de estilos y tendencias que habían desarrollado en menor medida en sus anteriores obras, más marcadas por su característico sonido oscuro y lúgubre.
El disco arranca con la enérgica "Hole in the Sky", con un característico riff de guitarra firmado por Tony Iommi. El "agujero en el cielo" es una amenaza inminente para un mundo sumido en la decadencia y la oscuridad, y una canción brillante al más puro estilo sombrío y poderoso de los mejores temas de Black Sabbath. Es un arranque continuista con el estilo y la atmósfera típicos de la banda, pero no hay que esperar mucho para comprobar que la intención de dar cabida a otros colores en su paleta es firme y decidida. En "Don't Start (Too Late)", pista instrumental que sirve como breve interludio previo al siguiente tema cantado, Tony Iommi toma las riendas y conduce la oscura diligencia hacia terrenos más verdes y luminosos, en un tremendo ejercicio de virtuosismo con la guitarra acústica, creando una pieza sorprendentemente suave y melódica.
Tras el receso acústico, "Symptom of the Universe" explota en todo su esplendor con otro de los más grandes y característicos riffs de guitarra de Iommi. Estamos ante una de las canciones más relevantes del disco y de la carrera de Black Sabbath, que nos lleva en volandas con su ritmo rápido y pesado, y que transita incluso territorios del rock progresivo en el puente a mitad de canción. Las letras no se alejan de las temáticas clásicas de la banda, y sumergen al oyente en un oscuro mundo de ansiedad y paranoia, del que no terminan de salir en "Megalomania", una de las canciones más largas del disco, y en la que tras un comienzo de órgano melancólico y la sombría voz de Ozzy Osbourne, nos encontramos con tramos en los que, de nuevo, la banda se desmelena y se lanza al rock progresivo. El avance gradual de la canción, salpicada de impresionantes cambios de ritmo y variaciones instrumentales, es realmente impactante. Como su propio título indica, la letras explora de manera introspectiva el tema de la megalomanía y el egocentrismo obsesivos.
Superado el largo e impactante tránsito por el mundo de la megalomanía, la energía heavy metal más básica vuelve con fuerza en "Thrill of It All", con otro riff poderoso y un estribillo más asequible y pegadizo. La megalomanía anterior quizá fuera consecuencia de la fama y la adicción a la adrenalina del éxito y los escenarios que sufre una banda de renombre, que se erigen aquí en los temas principales de la letra de la canción. Imposible no pensar en la relación entre la temática de esta pieza y el título de la siguiente, "Supertzar", un juego de palabras con el término "Superstar", que le pone efectivo nombre a la segunda de las canciones instrumentales de "Sabotage", que a diferencia de la anterior, tiene un planteamiento sonoro mucho más grandioso y orquestal, con un enorme coro y un imponente órgano destacando sobre el conjunto y creando un clima de majestuosidad que contrasta con la oscuridad del álbum y de la banda.
Un nuevo giro sorprendente nos espera en "Am I Going Insane (Radio)", una reflexión sobre la inestabilidad mental y la locura con un sonido que, aunque mantiene las credenciales básicas de la banda, es mucho más ligero y accesible. Es la pieza perfecta para abrevar y tomar aire antes de la traca final de "The Writ", una canción intensa y compleja que explora en sus letras temas tan intensos como el resentimiento y la culpa. Su riff de guitarra pesado va evolucionando a lo largo de sus más de ocho minutos, y la voz de Ozzy transmite de manera brillante la emoción cruda que acompaña a la canción, logrando una despedida épica para un álbum en el que demuestran que, aún manteniendo las características con las que crearon un género en sí mismo, tienen la versatilidad suficiente para moverse en terrenos progresivos y melódicos más arriesgados, en un acto de "sabotaje" de sus propios postulados, que para una banda tan oscura podía haber terminado en suicidio profesional, pero que abrió su propuesta musical a otros horizontes, impresionando a propios y extraños con el impactante resultado de este particular "Sabotage".
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