Con sus melancólicos arreglos de piano y cuerdas, y con la profunda y apasionada voz de Elvis, en la que es una de sus interpretaciones vocales más sentidas e intensas, la canción consigue que por encima de cualquier otra versión, sea la imagen de Elvis Presley la que se instale automáticamente en nuestra mente, al escuchar a cualquier locutor radiofónico anunciar que "You Are Always on My Mind" va sonar a continuación.
En el otoño de su exitosa carrera, y asentado como un gran icono del rock and roll, con "You Are Always on My Mind" demostró una vez más su capacidad para llevar sus registros al terreno de la balada emotiva, entregando una nueva maestra para su vasta colección de hits legendarios. El momento culminante llega cuando, tras una transición instrumental a mitad de la canción, Elvis retoma con intensidad el estribillo, para dejar constancia de la cruda realidad del amante abandonado: "Tú estás siempre en mi mente".
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