Emel Mathlouthi nació el 11 de enero de 1982, comenzó a cantar y actuar a los 8 años en un suburbio de su ciudad natal, Túnez, su primera canción la escribió con 10 años, soñaba con convertirse en una estrella de la música y lucho por ello, en la medida posible investigo los distintos sonidos que poblaban el panorama musical de finales de los noventa, decidiendo que el rock seria su futuro, pero llegó a explorar los sonidos góticos. Pink Floyd, Bob Dylan, Joan Baez, tratando de descubrir su propio sonido, a pesar de que creció con los discos de música clásica, jazz o "negro espiritual" de su padre, decide encontrar su camino entre todas estas influencias. Formó su primera banda en la universidad de Túnez cuando tenía 19 años, unos años más tarde, conmovida por la voz y las ideas de Joan Baez, dejó la banda y comenzó a escribir canciones políticas, descubriendo su frustración por la falta de oportunidades y la apatía de sus compatriotas. En 2005, se le sugirió que se uniera al cantautor libanés Marcel Khalifé, con el que empieza a escribir sus textos ... en árabe, escribe textos comprometidos y aborda el tema de los derechos humanos en Túnez en un país censurado pero que no piensa menos. Monta su grupo y actúa en El Teatro, un lugar emblemático, fue entonces cuando ante los peligros y amenazas que sentía, decidió exiliarse, trasladándose a Paris y estudiando en el Studio Cité des Arts y gracias ello su voz y sus textos viajan por todo el mundo.
En enero de 2011, hay una revolución
en las calles de Tunez tras la marcha de Ben Ali, es en ese momento cuando
resuena la voz de Emel, desde París, ella participa de este momento histórico a
través de un concierto especial "Nova escucha Túnez" en Radio Nova, apoyada
por muchos tunecinos exiliados o en el país, se convierte en un símbolo de la
Revolución, al que da un nuevo aliento, un nuevo aire e incluso una nueva era.
Un año después, en enero de 2012, editó su primer disco Kelmti Horra ("mi palabra es gratis"), compuesto por 10
canciones escritas principalmente en árabe con frases en francés e inglés, las
canciones están inspiradas en momentos clave de su vida y del mundo. El
resultado fue un disco a la vez clásico y electro y la empiezan a denominar la
"Björk Oriental", muchas veces debido a las percusiones estruendosas
que acompañan a esta voz aterciopelada, el disco Kelmti Horra se convirtió en
un himno durante la Primavera Árabe, le valió el título de "voz de las
revoluciones tunecinas" y luego una invitación para actuar durante la
ceremonia de entrega del Premio Nobel de la Paz en 2015.
Un artista muy recomendable, es
imprescindible escuchar y sentir en nuestros poros la sensibilidad que trasmite
Holm (A dream) escasa, inquietante, hermosa, melódica y serena…. y como no detenerse
en la versión que hace de The man who
sold the World de David Bowie.
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