En 1975 hubo varios momentos cumbres en la música española, pero quizás el mas destacado fue la puesta en escena de la ópera rock Jesucristo Superstar en su versión en castellano. Se trata de todo un atrevimiento en las últimas horas de la España franquista, política y moralmente conservadora y fuertemente apegada a la Iglesia Católica. El artífice fue Camilo Sesto que se entusiasma con la ópera rock cuando la ve en Londres. “La seguí de pie y de piedra me quedé. En ese momento me dije: ‘Esto se tiene que ver en España y la tengo que hacer yo, sólo yo’”, recuerda el cantante español. Para financiar la obra, al artista pone de su propio bolsillo 12 millones de pesetas, pero no solo fue dinero también mucho trabajo, para conformar al elenco, audiciona un total de 1.316 personas que, al decir de Jaime Azpilicueta, director teatral de la obra, “no sabían nada de musicales, pues en aquella época en España no se sabía de qué se trataba este género”, el papel de María Magdalena recae en Ángela Carrasco, dominicana de nacimiento y que desde 1972 vive en Madrid con varias incursiones en la televisión hispana. Teddy Bautista, quien personifica a Judas, es el vocalista del grupo rock progresivo Los Canarios, grupo que tiene entre sus hitos una original versión electrónica de Las Cuatro Estaciones de Vivaldi. Fue él quien se encarga de los arreglos y dirección musical de la obra, aplicando con intensidad sus gustos rockeros y clásicos. La obra se estrena el 6 de noviembre de 1975 en el Teatro Alcalá de Madrid. La primera función se aplaza en variadas oportunidades, porque la atención mediática está puesta en la salud del dictador Francisco Franco, quien -finalmente- fallece el 20 de noviembre. La obra se extiende hasta febrero de 1976. La estricta censura franquista casi deja fuera de escena la “Canción de Judas”, que abre la obra, ya que considera que el personaje de Teddy Bautista trataba a Jesús “con poca deferencia, destacando su raza judía por encima de su divinidad”. A los riesgos políticos por sobre la obra, se suman también los ataques de fundamentalistas religiosos, los que se manifiestan de diversas maneras. Anuncios de atentados con bombas en el Teatro Alcalá, que nunca se cumplen, y ataques en los medios: la prensa de derecha llama a la obra “Anticristo Superstar”. Son cientos los detractores que protestan arrodillándose en las afueras del teatro para rezar, con rosario en mano, por la salvación de las almas de los protagonistas y de los espectadores que acuden a verla. Andrew Lloyd Weber, compositor de la música original de la obra, dice tras ver a Camilo Sesto y compañía que “de todas las producciones realizadas a lo largo del mundo, se trata de las más equiparable a la original».
La canción “Getsemaní”, una de las principales de la obra, obtiene tal la popularidad que, incluso, llega al número 1 del ránking en la radio Vaticana. La obra es grabada en un potente LP que publica el sello Ariola también en 1975. El acierto también se extiende al álbum que, a la fecha, lleva más de cien millones de copias vendidas en todo el mundo. En Getsemani Camilo Sesto despliega un impresionante rango vocal que abarcaba Camilo con una variedad de matices que iban de graves a agudos, de la brutalidad a la sutileza, del rock a la balada aunado a la magistral interpretación donde se mete en el personaje y transmite toda la angustia y el miedo del nazareno. Su Getsamaní, que extasiaba audiencias pías y paganas con la misma intensidad que a él lo rompía por dentro, lo dibujaba apartado de los suyos, aduladores como Juan, revolucionarios como Simón Zelotes, pusilánimes como Pedro.
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