Fue inicialmente ofrecida al músico Andy Williams, pero en el último momento los Bee Gees se arrepintieron y la grabaron para su propio disco el 28 de enero de 1971. Los tres hermanos se encargaron de las voces y armonías vocales de los coros, y en la parte instrumental Barry Gibb se encargó de las guitarras, acompañado por Alan Kendall y Maurice Gibb, que también tocó el bajo y el piano, con Geoff Bridgeford a la batería. Durante la grabación, se añadieron arreglos de cuerda y vientos a cargo de Bill Shepherd.
La canción se convirtió en uno de los mayores éxitos de los Bee Gees y en un clásico de su repertorio. Pese al relativo fracaso en los charts del Reino Unido (alcanzó el top ten pero no llegó a los primeros puestos de la lista), sí que saboreó las mieles del éxito y del primer puesto en las listas de ventas de Estados Unidos, Canadá y Australia. Con los años, se ha convertido por derecho propio en una canción habitual de las listas de las mejores canciones de todos los tiempos.
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