viernes, 5 de mayo de 2023

Disco de la semana 326 - David Gilmour (1978)




"David Gilmour" (1978) es el primer disco como solista del guitarrista, cantante y compositor David Gilmour, relevante miembro de la banda británica Pink Floyd. En el momento de la grabación de este disco, no se había producido aún ruptura alguna en el seno del grupo, y Gilmour seguía siendo miembro activo y de pleno derecho, por lo que este disco de debut era, en realidad, solamente una experiencia paralela sin la ambición de desmarcarse de la nave nodriza.

Grabado en Francia, y situado cronológicamente entre los discos Animals (1977) y The Wall (1979) de Pink Floyd, es un disco que tiene algunas curiosidades relevantes, y del que pese a su indudable calidad, tan solo se publicó un single promocional para la canción "There's no way out of here", lo que no le impidió cosechar posiciones razonables en las listas de ventas (fue nº 17 en Reino Unido y nº 29 en Estados Unidos). Quizá por el hecho de tener que embarcarse en el nuevo y ambicioso proyecto que fue The Wall, las tareas de promoción de "David Gilmour" no fueron todo lo exhaustivas que pudieran haber sido.

Por otro lado, resulta bastante curioso que, aunque el muro fue una obra muy personal de Roger Waters, en la que ya empezó a comerle el terreno a Gilmour como ideólogo y líder de la banda, dos de las canciones que surgieron de las sesiones de éste "David Gilmour" acabaron formando parte del genial disco de Pink Floyd: "Comfortably numb" y "Run like hell", dos temazos de cuya ausencia pocos discos se recuperarían, lo cual habla también en favor de la calidad de "David Gilmour", y quizá explica la sensación o la sospecha de que temas instrumentales como "Mihalis" (que abre el disco y lleva el nombre del bote en el que Gilmour se instaló un pequeño estudio de grabación), "Raise my rent" o "Deafinitely" (que fue cara B del single de "There's no way out of here"), no fueran en realidad rellenos de emergencia para suplir la pérdida de dos temas capitales y difícilmente reemplazables.

Las curiosidades o coincidencias no quedan solamente ahí, sino que, ya puestos a elucubrar, el nombre de la que quedó como canción estrella del disco, y que probablemente sea el mejor y más elegante tema compuesto por Gilmour en su carrera en solitario, da bastante que pensar, porque "There's no way out of here" ("No hay camino fuera de aquí") encaja con la idea de estar rodeado por un muro de incomprensión y aislamiento, y el juego de palabras de "Deafinitely" ("Sordamente") en lugar de "Definitely" ("definitivamente"), nos recuerda inevitablemente al "numb" ("insensible") de "Comfortably numb".

Los guiños, inevitables o forzados, entre su trabajo en Pink Floyd y en solitario, salpican el disco "David Gilmour" en temas como el contundente "Short and Sweet", cuyos ramalazos de guitarra emparentan directamente con la ya mencionada "Run like hell" y el intenso instrumental de "Raise my rent" comienza de manera muy parecida al "Hey you" que vería la luz después en The Wall. Pero dónde más evidente queda reflejado que su labor en Pink Floyd seguía siendo relevante pese al monopolio de Waters es en la excelsa colección de solos de guitarra espaciales y apocalípticos que Gilmour se marca a lo largo del disco, en los que es claramente reconocible su particular estilo y su sello personal, que pondría también poco después en varios de los ladrillos del muro.

Aunque ya hemos dicho que la música del disco no suponía, ni mucho menos, una ruptura respecto al sonido de Pink Floyd, no es menos cierto que la grabación de este álbum fue una manera de salir fuera del claustrofóbico gigante, y respirar en el exterior, paseando por el campo y pisando la nieve, como parece sugerir la portada del disco y el título de su última canción, la intensa y cambiante "I can't breathe anymore" ("Ya no puedo respirar"), y en ese sentido, en temas en los que se suelta y se lanza a riffs de blues rock repetitivo ("Cry from the street") o incluso se atreve con el piano ("So far away") parece estar liberándose de las restricciones que se encontraba dentro de la banda.

La dinámica tras "David Gilmour" no fue muy diferente en los años siguientes, en los que Gilmour siguió volcándose en Pink Floyd, hasta el punto de que no grabó su siguiente álbum en solitario ("About face") hasta 1984, quedando su disco de debut escondido entre la nieve de su portada y la sombra de los dos discos míticos de Pink Floyd entre los que vio la luz, pero sigue siendo un disco ideal para ponerlo cuando queramos, simplemente, salir fuera y alejarnos por un momento de cualquiera de los muros que habitualmente nos ensordecen y nos vuelven insensibles, a desconectar del mundo y pasar un buen rato escuchando buena música.

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