El objetivo era llevar la propuesta de American Idiot un paso más allá, y esa ambición se nota tanto en la variedad de estilos que salpican el disco, como en la instrumentación y los arreglos de los temas. Si American Idiot era básicamente punk rock de guitarra, bajo y batería con algún toque de teclados y cierto aire de marcha militar en las piezas principales, 21st Century Breakdown es un gran collage de influencias que incluyen a Beatles, Clash, Ramones y Who, entre otros, y en el que incluyen mucha más variedad de instrumentos, con un mayor peso de piano y coros en buena parte de los temas.
PRIMER ACTO
El aire conceptual del disco se manifiesta ya desde el arranque, Song of the Century es apenas una intro a capella y con un efecto sonoro que simula que el sonido viniera de una radio antigua, dando paso a los acordes de teclado del comienzo de 21st Century Breakdown, canción titular y una de las canciones que más emparentan con la estructura musical de largas odas con efectivos cambios de ritmo de American Idiot. Es, sin duda, uno de los momentos más destacados del álbum, a la altura de lo mejor de su predecesor.
El ritmo no decae con Know your enemy, efectivo, contundente y pegadizo single con todas las credenciales típicas de la banda, y con ¡Viva la Gloria!, balada de piano y arreglos de cuerdas con la que presentan al personaje de Gloria. Hacia la mitad del tema, y tras un breve silencio, la canción muta en una nueva descarga marca de la casa, fórmula que repiten en Before the lobotomy, en esta ocasión con una intro melódica basada en una letanía acústica que no engaña a nadie, porque al escucharla sabes que va a explotar en algún momento, y lo hace tras (de nuevo) un breve silencio que es la antesala de un riff pesado y de una buena canción de complemento con influencias de The Who. Como contrapunto, Cristian's Inferno arranca muy punk, para derivar después en un estribillo para gritar en estadios, y es la intensa descarga de adrenalina que sirve de carta de presentación de Christian, a ritmo de Stooges o Ramones.
Tras dos temas correctos pero que carecen de la magia de los primeros, o de los de American Idiot, el primer acto cierra con Last night on Earth, una agradable y profunda balada con ciertas reminiscencias a Boulevard of Broken Dreams y al sonido de The Beatles. En conjunto, el primer acto podría ser calificado de notable, y hasta ese momento deja la sensación de estar saboreando un gran disco. Y no es que el segundo, o el tercero, sean malos, ni muchos menos, pero el disco da la sensación de ser excesivamente largo.
SEGUNDO ACTO
El segundo acto tiene la misma estructura que el primero, empezando por un tema efectivo y cambiante (East Jesus Nowhere) de cierto aire glam, reforzado después por un tema sorprendentemente refrescante y arriesgado (Peacemaker) en el que juegan con una melodía árabe y una energizante percusión, para después entregar tanto temas positivos y comerciales al estilo de bandas como Weezer (Last of the American girls), como intensos y acelerados trallazos de punk-pop (Murder City) que mejoran incluso a algunas canciones del final del primer acto.
A la altura de ¿Viva la Gloria? (Little Girl), la enésima canción de intro melódica que acaba tornando en rítmica y con pegadizo estribillo, y pese a su curioso e inesperado piano cabaretero, empieza a notarse cierta repetición de esquemas. Tan gemelos son los dos primeros actos, que el segundo termina de nuevo con una intensa balada épica con la que cerrar en lo más alto, y aún mejor, porque Restless Heart Syndrome es uno de los momentos álgidos del disco, en un lujoso despliegue de piano y arreglos de cuerdas, que hacen un impresionante acompañamiento a la banda y a la voz de Billie Joe Armstrong, que se atreve incluso con el falsete en algunos tramos.
TERCER ACTO
En conjunto el notable se mantiene, y a estas alturas solo podemos achacarle a 21st Century Breakdown que la moraleja de la historia de Christian y Gloria no es otra que "el que mucho abarca poco aprieta". A estas alturas, y con otro acto por delante, la propuesta se antoja excesiva, y ni las afiladas guitarras de garaje de Horseshoes and grenades pueden ya cambiar esa sensación en la escucha. The static age es un chorro de aire fresco entre tanta épica, y 21 guns es otro buen single marca de la casa, que vuelve a mostrar parecidos o reminiscencias del Boulevard of broken dreams que tanto éxito les dio en American Idiot, y probablemente habría sido un buen final de acto y de disco.
Sin embargo, cierran con una de esas canciones largas y cambiantes, que podrían recordarnos a American Idiot, pero American Eulogy es una larga e innecesaria amalgama de dos canciones power pop, tras un guiño a la canción de arranque (Song of the Century) en el primer tramo que resulta también innecesario, teniendo en cuenta que el último tema (See the light) es también una canción construida con el ritmo de teclado de Song of the Century, haciendo la función de "final que vuelve al principio" tan típica de los buenos discos conceptuales. Y ese quizá sea el mayor pecado de un disco que lleva por nombre "Desglose del siglo XXI": No haber sabido sintetizar mejor la propuesta de su segunda gran ópera punk rock, guardándose algunas canciones menores para otros proyectos, para hacer este desglose histórico y conceptual algo más llevadero. Una acertada selección de doce de las dieciocho canciones del disco, quitando un par de temas de cada acto, habría llegado incluso al sobresaliente, pero se quedó en un disco notable que, con los años, no ha podido quitarse de encima la pesada etiqueta de "proyecto fallido" o que no cumplió del todo con las expectativas que había generado, por no haber tenido en cuenta que, en la era del consumo digital rápido e inmediato, "lo bueno, si es breve, es dos veces bueno".
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