Estamos ante un giro brusco de una de las bandas que
nacieron a la vanguardia del renacimiento del garaje rock a principios de la
década, es el momento de abrazar al synthpop por lo que no encontramos hasta la
mitad del álbum apenas guitarras y los sencillos editados del álbum fueron los más
próximo que habían creado a la estética pop. Mal presagio para el amante de los
que piensan que el estilo ni se compra ni se cambia, imagino que si eras
seguidor del grupo en aquellos momentos y como ha pasado en este mundial de
Qatar, el estilo ni se cuestiona ni se cambia, este álbum probablemente fue una
gran afrenta para ti y seguramente lo hayas aparcado e incluso olvidado. Sin
embargo, si alguien cae si prejuicio sin duda puedes disfrutar de un disco con
sus grandes momentos y como no deleitarse con el magnetismo y la presencia de
Karen O.
Nada más empezar el álbum te das cuenta que el grupo da un giro
al electro, nos queda claro desde el primer tema, el single "Zero" donde con ritmos de
batería de cuatro en el piso y un taladro neumático de un sintetizador
principal que empuja la guitarra normalmente dominante a un segundo plano, un
buen beat, la voz de Karen O, la carismática cantante, se ha calmado, y cada
uno de sus grititos parece calculado al
milímetro, el enérgico Zero se coloca deliberadamente al comienzo para
establecer el tono del álbum y sepamos en el momento que nos vamos a encontrar,
oscura y satisfactoriamente diferente, es exactamente lo que esperarías de Yeah
Yeah Yeahs y completamente diferente al mismo tiempo; una de esas pistas que,
con grandes flechas de neón, señala exactamente lo que habíamos olvidado que
nos habíamos perdido. Es imposible no disfrutar de en “Heads Will Roll”, de Karen O usando toda la energía de estrella de
rock que había desarrollado durante la última década, para montar un maldito
espectáculo como esta nueva especie de baile, es la canción que realmente da al
disco un nivel más alto para mí fue su madurez y dolorosa vulnerabilidad. Contada
desde el punto de vista de la Reina de Corazones de Alicia en el País de las
Maravillas, Heads Will Roll está dirigida por el bramido de Karen O de "¡Que
te corten la cabeza, baila hasta que estés muerto!" y las guitarras
afiladas. Después de la introducción de dos canciones de baile aparece el lado
mucho más suave de It's Blitz! que sale a la palestra con Soft Shock, que si bien tiene un núcleo electrónico, es el primero tema
de una colección de pistas mucho más tranquilas a la que podemos juntar con Skeletons que utiliza una
instrumentación muy sencilla para construir un paisaje sonoro atmosférico e
íntimo que coincida con las letras pensativas, una pista realmente bella y
probablemente la pieza musical más dócil que Yeah Yeah Yeahs ha hecho hasta la
fecha, una balada, caracterizada por el alcance épico de su melodía y el tiempo
que tarda en ponerse en marcha por completo, pero no entra en la misma
categoría que las baladas a las que podrías estar acostumbrado de otros grupos
de synthpop. E incluso podemos incluir en esta terna a "Dull Life", que aunque tiene más guitarra, esta
suavizada. Además, la presencia de O es más dominante cuando está en este
entorno que cuando formaba parte de un producto más directo, y la naturaleza
más atractiva de su actuación hace que los momentos en los que se abre sea muy
buena. Si tuviera que destacar una pista más floja, tendría que elegir "Shame and Fortune", que se
atasca junto con un ritmo de fondo vagamente industrial y nunca llega a
engancharte.
“Runaway” se desarrolla
lentamente hasta un clímax tormentoso, es una de mis canciones favoritas de
Yeah Yeah Yeahs debido a lo serena y malhumorada que logra ser. Hemos repasado
cuatro pistas que son mucho menos dinámicas que el resto del álbum, pero
comparten y destaca el uso de sintetizadores y otros instrumentos electrónicos.
“
Dragon Queen” es una mezcla
interesante de lo viejo y lo nuevo, sea lo que sea, los YYY lo hacen a su
manera, con un ritmo bastante relajado, pero con suficiente brillo en las
guitarras para que sea fácil imaginar la bola de discoteca reflejando patrones
de luz en lo alto. En
“Hysteric”
descubrimos indicios de que la banda podría estar agotándose hacia el final del
álbum en términos de la energía aplicada a sus canciones, este segundo intento
de cerrar la brecha entre el material bailable y las baladas resulta un muy
buen trabajo, con su ritmo ligero y galopante y sus letras románticas y nada
cínicas, la banda tiene como objetivo crear la canción pop perfecta en sus
propios términos, y lo logran en gran medida. Es un error que
“Little Shadow” sea la canción final,
puede ser una de las más flojas, con el punteo distante de una guitarra
acústica y la voz lenta y tímida de Karen a la cabeza, y la canción retiene
cualquier sensación de liberación hasta que un ritmo de batería lento irrumpe
en medio. No me gustó este al principio, parecía más un ambiente que una
canción real, y una forma un poco plana de cerrar el álbum, ya que este
permanece sombrío en todo momento y no alcanza las alturas emocionales que
"Skeletons".
Hay pocas bandas que tienen un sonido tan único como Yeah
Yeah Yeahs, que fusionan sin esfuerzo una mezcla eléctrica de riffs de guitarra
arenosos, mezclas de géneros excéntricas y el chillido vocal inimitable de la
líder Karen O, Yeah Yeah Yeahs crean música fresca y sin diluir que es capaz de
no verse afectada por las tendencias musicales y estar a la moda atemporal. Dar
todo el mérito a Karen O sería una tontería en extremo, el guitarrista Nick
Zinner y ese baterista que nos recuerda a Igor de los Cazafantasmas Brian Chase
crean plataformas que convierten sus estilos vocales distintivos en algo
totalmente diferente. Aquí hay una porción coherente pero variada de brillantez
absoluta que nos recuerda exactamente lo que sucede cuando una banda es capaz
de desarrollarse en los márgenes de la corriente principal sin muchas de las
expectativas constantes que la acompañan.
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