En la cima del éxito, Joan Manuel Serrat se enfrenta a la
osadía de musicalizar la poesía libre y planeadora de Antonio Machado, nada más
y nada menos. Una tarea imponente por lo inmenso de estas palabras y porque es
material sagrado que corre por la sangre de varias generaciones. Una tarea que
se saldó con triunfo y que certificó la inmensidad artística del de Poble Sec,
estos poemas y esta música quedaron entrelazados inmediatamente hasta tal punto
que ya no pueden separarse. Hoy en día es tarea vana el intentar averiguar
dónde empieza Serrat y acaba Machado. Poesía y música forman un todo. Pocos
podrán recitar estos poemas sin canturrearlos como Joan Manuel nos enseñó.
"Llanto y coplas", "La saeta", "Cantares"... Inmortales,
imprescindibles. Por ellas lo sabemos. Serrat podía codearse con los más
grandes. De cualquier sitio.
Situando al poema, "La saeta" es uno de los poemas
más populares del poeta sevillano Antonio Machado. El poema forma parte del
libro "Campos de Castilla", publicado en 1912 por primera vez, la
crítica literaria le considera como uno de los libros más completos de Machado,
y el que mejor recoge el espíritu de la generación del 98, de la que formaba
parte. En el poema, Machado hace una crítica de la religiosidad tradicional
andaluza, encarnada en la saeta que se canta a un Cristo moribundo e inmóvil,
mientras que Machado prefiere al Jesús vivo y activo, como declara en la última
estrofa del poema.
Situando la canción, "La saeta" son dos minutos de
crescendo sin gran ambición, el tema suena realmente bien pese a que los
instrumentos quizás se encuentren desconectados entre sí, y una de las
interpretaciones más dolorosas de Serrat (pequeños temblequeos en su voz,
obviamente intencionales, le dan carácter: el tipo cree en lo que dice). En la
canción se hace una critica a la representación de la Pasion que son las
procesiones, se nos deja claro que quien lo canta no es creyente (“La fe mis
mayores”) pero sin embargo si cree en el mensaje de Jesus, en la forma que
predicó en Israel, del lado de los pobres y los marginados que no tienen ni
para una escalera para quitarle los clavos a Jesus el Nazareno.
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