Una voz frágil, una personalidad reservada, una sensibilidad fuera de lo común... Nick Drake era un tipo normal y, al mismo tiempo, alguien completamente atípico, nacido en Rangún, Birmania, donde su padre había sido destinado, a Drake nunca le faltó de nada. La suya no es una historia de infancia difícil ni problemas económicos. Con el tiempo, su interés por la música creció y encerrado en su habitación de la Universidad de Cambridge, pasaba días enteros fumando cannabis y tocando la guitarra, muy influenciado por músicos como Bob Dylan o Phil Ochs, su habilidad con las seis cuerdas estaba fuera de lo común. Publica su primer álbum con tan sólo 21 años, Nick abría su corazón de par en par para recitar dudas y confesiones. Belleza descarnada, cruda y cercana en forma de susurrantes canciones en las que también cabía la esperanza , pero el álbum fue un fue un fracaso comercial. Además, se negaba a conceder entrevistas y apenas daba conciertos, lo que no ayudaba a su promoción. Él sólo quería componer y grabar. Tuvo tiempo de publicar otros dos discos, una escasa discografía que termino de forma abrupta después de que su madre lo hallaba muerto en su cama. En la mesilla había un libro de poemas. En el plato giraba un disco de Johann Sebastian Bach. Nadie, salvo su familia y amigos cercanos, lloró la muerte de Nicholas Rodney Drake el 25 de noviembre de 1974. No hubo obituarios en los periódicos. No se le dedicó ningún espacio en las televisiones de su país. Ni siquiera se produjo revuelo alguno entre sus fans. Apenas los había.
Su primer trabajo, Five Leaves Leftes un álbum profundo, un álbum con el que podría tener días en los que estas con la guardia baja y te conmueve y deshace todo tu presente en una sola escucha, desde que lo conocí hace muchos años, siempre supe lo que tiene de profundo, es todo, sus letras, el sentimiento que pone a la hora cantar y las pequeñas cosas que hacen los arreglos y la producción para que todo suene realmente fresco y rico. Líricamente hay mucho que disfrutar, es casi como una película y lo único que tienes que hacer es creerte un personaje de sus canciones que se mueve a lo largo del disco en cada una de las melodías, eso es algo de lo que Nick se deshizo a medida que evolucionaba más como músico, moviéndose en una dirección más simple disco por disco, nunca ha parecido tan doliente como cuando toca cualquier canción de este Five Leaves Left. Pocas pistas en el catálogo de Drake intercambian el mismo nivel de pesadez que "River Man", el punto culminante de su álbum debut de 1969, Five Leaves Left . Drake ofrece una interpretación melancólica, no muy alejada de las que eventualmente hicieron de su canto del cisne, el inquietante Pink Moon de 1972, uno de los discos más convincentes de la era de los cantautores. Después de un par de versos sin adornos, la orquestación arrebatadora comienza a rodar sobre la canción como oscuras nubes de tormenta. Hay pocos momentos en la música más evocadores que el penúltimo verso de la canción, en el que Drake habla de una oración "para que el cielo se lleve el viento" y las cuerdas finalmente traen la lluvia, el coctel es perfecto, una melodía inquietante, con misteriosos arreglos de cuerdas victorianos, letras fantásticas y una melodía única y extremadamente tarareable y es que ese tono sombrío en la voz de Drake acompañado por el arreglo de cuerdas ligeramente fuera de lugar es el tipo de cosas que John Lennon y Paul McCartney intentaron hacer con 'A Day In The Life' pero no lo consiguieron
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