martes, 19 de agosto de 2025

1692.- September - Earth, Wind & Fire

 

September, Earth, Wind & Fire


     Hay canciones que además de sonar, se sienten, canciones que son capaces de transportarnos, y September de Earth, Wind & Fire es una de ellas. Desde su lanzamiento en 1978, esta joya del funk y el disco se convrtió en toda una oda a la alegría, un rayo de sol en forma de música que iluminaba y sigue iluminando bodas, fiestas y reuniones casi cinco décadas después. Nos encontramos a finales de los 70, una época donde la música disco reinaba, pero comenzaba a mostrar señales de agotamiento. Earth, Wind & Fire, liderados por el visionario Maurice White, quería que su música fuera más que entretenimiento: "debía elevar el alma, unir a las personas", y September, escrita por White, Al McKay y Allee Willis, quería reflejar precisamente eso.

La canción nació en un momento de pura inspiración. Allee Willis, una compositora que trabajaba con la banda por primera vez, recordaba cómo Maurice White le transmitía una energía casi cósmica mientras trabajaban en el estudio. Aunque se ha especulado mucho al respecto, la fecha del "21 de septiembre" no tiene un significado literal. Willis explicó que simplemente sonaba bien, que el ritmo de las sílabas encajaba perfectamente con la melodía. Hay quien define la canción como "obra maestra de precisión y exuberancia", con lo que estoy totalmente de acuerdo. Los metales brillan como rayos de sol, la línea de bajo de Verdine White palpita como el corazón de una fiesta, y las armonías vocales, lideradas por Maurice y Philip Bailey, son puro terciopelo. La guitarra rítmica de Al McKay aporta un groove contagioso, mientras que la batería mantiene todo en movimiento, como si la canción misma estuviera bailando. Es imposible quedarse quieto cuando suena esta canción.

Lo que hace que September sea tan importante y popular es su capacidad para unir generaciones. Earth, Wind & Fire siempre buscó un mensaje de unidad y positividad, September no discrimina, invita: es para el que baila en una discoteca en 1978, para el que la escucha en una boda en los 90, o para el que la descubre en una playlist en 2025, es una canción por la que no pasa el tiempo, nunca envejece. La letra es sencilla pero poderosa, habla de amor, de recuerdos, de noches que no queremos que terminen. La nostalgia invade la canción, como si todos hubiéramos vivido ese septiembre, aunque no podamos señalarlo en un calendario. La canción fue incluida en el álbum recopilatorio The Best of Earth, Wind & Fire, Vol. 1, y su lanzamiento como sencillo en 1978 la catapultó al número 8 en la lista estadounidense Billboard Hot 100 y al número 1 en la lista de R&B de dicho país.

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