1688 - Queen - Jealousy
Lanzada en 1978 como parte del álbum Jazz, “Jealousy” es una de las composiciones más delicadas y emotivas de Freddie Mercury, quien además de escribir la canción, entrega una interpretación vocal profundamente sentida. Aunque no es de los sencillos más conocidos de Queen, esta pieza se distingue por su atmósfera íntima y su carácter casi confesional, alejándose de los arreglos grandilocuentes y la energía rockera que suelen caracterizar al grupo.
Desde sus primeros compases, “Jealousy” establece un tono introspectivo. El elemento central es el piano de Mercury, que guía la melodía con acordes suaves y un ritmo pausado, acompañado de una sección rítmica discreta pero efectiva, con John Deacon en el bajo y Roger Taylor en la batería aportando un soporte sutil. Brian May, por su parte, añade un matiz singular: en lugar de su característico sonido de guitarra eléctrica, utiliza una acústica con cuerdas de nylon, tocada de forma que imita el timbre de un sitar. Este detalle, logrado mediante técnicas de afinación y microfonía, otorga a la canción un toque exótico y melancólico.
La letra de “Jealousy” explora un sentimiento universal pero doloroso: los celos. Mercury la aborda desde un punto de vista personal, casi como una confesión íntima dirigida a una sola persona. El narrador reconoce que su inseguridad y desconfianza amenazan una relación, mezclando amor, miedo y frustración. No hay dramatismo exagerado en el texto; en cambio, se percibe una vulnerabilidad genuina, como si se tratara de un momento de sinceridad espontánea.
Uno de los aspectos más destacables es la interpretación vocal. Mercury, con su característico control y rango expresivo, logra transmitir emociones que oscilan entre la tristeza y la súplica. La manera en que su voz sube suavemente en los momentos de mayor tensión lírica y luego desciende con resignación crea un efecto narrativo que potencia el significado de la canción.
Musicalmente, “Jealousy” es minimalista en comparación con otras producciones de Queen de la época. No hay coros masivos ni cambios abruptos de ritmo; todo fluye de forma lineal, como un río que avanza tranquilo pero cargado de emociones en su corriente. Este enfoque hace que la pieza funcione como un paréntesis íntimo dentro del álbum Jazz, que por lo demás incluye temas mucho más eclécticos y energéticos como “Bicycle Race” o “Don’t Stop Me Now”.
Aunque no alcanzó gran éxito comercial —fue lanzada como sencillo en algunos países, sin figurar en listas importantes—, “Jealousy” ha ganado con los años un estatus de joya oculta para los fanáticos. Representa una faceta más vulnerable y melódica de Queen, mostrando que la banda no solo dominaba el espectáculo y la extravagancia, sino también la sutileza y la honestidad emocional.
En definitiva, “Jealousy” es un recordatorio de que, detrás del virtuosismo y la teatralidad, Queen también sabía capturar las emociones humanas más frágiles con belleza y sencillez.
Daniel
Instagram storyboy
No hay comentarios:
Publicar un comentario