martes, 26 de agosto de 2025

1699.- Hamburger Lady - Throbbing Gristle

 

Hamburger Lady Throbbing Gristle


     Nos vamos a centrar en esta ocasión en un grupo trangresor, considerados como los pioneros e inventores de la música industrial: Throbbing Gristle, banda británica cuyo nombre en jerga británica se utiliza para referirse a un pene erecto. Sus presentaciones en vivo, altamente confrontacionales, solían usar imágenes perturbadoras (incluyendo pornografía) y fotos de campos de concentración del régimen nazi, dándole al grupo una notable reputación.

Hamburger Lady, lanzada en 1978 en su segundo álbum, D.O.A.: The Third and Final Report of Throbbing Gristle, es un descenso de cuatro minutos a los rincones más oscuros del sufrimiento humano. La canción llegó a ser calificada por la crítica espcializada como “probablemente la mejor canción de Throbbing Gristle” y una “obra maestra nauseabunda”. Estamos ante una de las piedras angulares de la música industrial, un género que la banda creó en 1977 con su provocadora mezcla de electrónica avant-garde, musique concrète y confrontación directa.

Formada en 1975 por Genesis P-Orridge, Cosey Fanni Tutti, Peter “Sleazy” Christopherson y Chris Carter, Throbbing Gristle nació de las cenizas del colectivo de performance artística COUM Transmissions, que tenía una identidad centrada en desafiar las normas sociales a través del sonido y las imágenes. Hamburger Lady se inspiró en una carta del artista postal y escritor estadounidense Blaster Al Ackerman; es una representación desgarradora de una víctima de quemaduras (apodada así por su estado carbonizado e irreconocible) atrapada en una existencia incipiente de dolor y sedación. Ackerman, médico, detalló su sufrimiento en una carta que impactó profundamente a la banda. La narración canaliza esta angustia con una frialdad escalofriante: “Está muriendo, está quemada de la cintura para arriba”.

La canción es una clase magistral de minimalismo y amenaza. El sintetizador modular de Chris Carter se asemeja a un latido cardíaco, que imita tanto la vida como una amenaza inminente, mientras que la guitarra de Cosey (modificada y recortada a un palo y tocada con un slide a través de un Gristleizer) produce un zumbido industrial que parece maquinaria rozando contra carne. El lamento agudo de P-Orridge, creado con un silbato de llamada de pato y un Roland Space Echo, atraviesa la mezcla, evocando el tormento semi-consciente de la paciente. “Hay un zumbido, el cuerno de pato, la voz y un latido”, dijo Carter a la publicación Far Out Magazine, “Es bastante básico, pero tiene esta sensación de amenaza”.

La producción, manejada por la banda en su estudio de Hackney, The Death Factory, refleja el ethos DIY (significa 'Hazlo Tú Mismo', y es una filosofía que promueve la autosuficiencia y la independencia. Se refiere a la práctica de realizar tareas, proyectos o creaciones por uno mismo, sin depender de expertos, profesionales o empresas comerciales) de la banda. Rodeados por el estruendo industrial de las fábricas y los arcos ferroviarios del este de Londres, la banda creó un sonido que era tanto un producto de su entorno como de su visión radical. “Era nuestro mundo”... "Esos sonidos eran la banda sonora de cómo nos sentíamos”, afirmaba Cosey. La calidad cruda amplifica e intensifica la atmósfera claustrofóbica de la canción, como si nos encontrásemos en una sala de hospital donde la esperanza ha colapsado.

La canción fue tanto criticada como venerada por la crítica especializada. The Montreal Star comparó el álbum D.O.A. con “el sonido que hace tu refrigerador cuando se corta”; Treble calificó la canción como una “obra maestra del horror”, comparando su inquietud persistente con la película de terror Eraserhead (1977) de David Lynch. AllMusic elogió su “manipulación sónica escalofriante”, destacando su simplicidad como clave para su impacto visceral; y publicaciones como Science of Noise y Songtell resaltaron su exploración del sufrimiento humano, destacando su homenaje a la resistencia en medio del dolor implacable.

Hamburger Lady es un rugido crudo y visceral sin ningún tipo de sutilieza, contra la sociedad educada, todo un llamamiento a la rebelión cultural. Y hay quien se hará la siguiente pregunta: ¿es esto arte, horror o ambos?. Que cada uno decida, aunque para Throbbing Gistle la respuesta esta claro que es tan inquietante como la canción misma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario