viernes, 16 de mayo de 2025

Disco de la semana 430: Puppet Show - Ally Venable

Puppet show, Ally Venable



     Ally Marie Venable, nacida el 7 de abril de 1999 en Kilgore, Texas, es una guitarrista, cantante y compositora estadounidense de blues rock. Apenas tenía 14 años cuando lanzó su EP debut, Wise Man (2013), que le valió una reputación como estrella en ascenso en la comunidad de blues del estado de Texas. En 2014 y 2015 fue nombrada guitarrista femenina del año en los premios ETX Music Awards, y ella y su banda, Ally Venable Band, fueron nombradas banda de blues del año en los premios ETX Music Awards de 2015 y 2016. un más que notable currículum para una artista en ascendente proyección que iba dando los pasos adecuados hasta el día de hoy, donde se ha asentado como uno de los cantantes, y sobre todo guitarristas de una generación que viene pegando muy fuerte. 

El primer álbum de Venable, No Glass Shoes, grabado con la discográfica Connor Ray Music, terminó en el puesto número 16 en las listas estadounidenses RMR Electric Blues Charts de 2016. Su segundo álbum, Puppet Show, la confirmaba como una de las figuras más prometedoras del blues-rock contemporáneo. Lanzó este segundo álbum de estudio, Puppet Show, el 13 de abril de 2018, bajo el sello discográfico Connor Ray Music. Con apenas 19 años, esta guitarrista y vocalista consolidó su lugar en la escena del blues con un trabajo que combina la fuerza del blues texano, la intensidad del rock y una sensibilidad lírica sorprendente para su edad. El álbum no solo debutó en el número 7 de las listas de blues de Billboard, sino que también recibió elogios de la crítica especializada por su madurez musical y destreza técnica.


Ally Marie Venable nació el 7 de abril de 1999 en Kilgore, Texas, y desde temprana edad mostró un talento excepcional para la música. Comenzó cantando en la iglesia y, a los 12 años, ya dominaba la guitarra, inspirada por iconos como Stevie Ray Vaughan, Jimi Hendrix y Miranda Lambert. Su debut discográfico llegó a los 14 años con el EP Wise Man (2013), seguido por su primer álbum, No Glass Shoes (2016), que alcanzó el número 16 en las listas de blues eléctrico de RMR. Estos trabajos tempranos la posicionaron como una estrella en ascenso en la comunidad blues de Texas, ganando múltiples premios en los East Texas Music Awards, incluyendo Guitarrista Femenina del Año (2014, 2015) y Banda de Blues del Año (2015, 2016). Puppet Show marcó un paso adelante en la carrera de Venable, consolidando su reputación como una artista capaz de combinar tradición y modernidad. Grabado en varios estudios, incluyendo Red Shack Studio en Houston y KE Bushman’s Studio en Bullard, Texas, el álbum contó con la producción de Rock Romano, Steve Krase y la propia Venable. La banda, formada por Venable (voz y guitarra), Elijah Owings (batería) y Bobby Wallace (bajo), se complementó en este disco con invitados de renombre como Gary Hoey, Lance Lopez, Eric Steckel y Steve Krase, quienes aportaron texturas adicionales al sonido del trío.

Puppet Show es un álbum de blues-rock con profundas raíces en la tradición texana, pero con un enfoque fresco que refleja la juventud y la energía de Venable. Las 10 pistas, con una duración total de 52 minutos, incluyen ocho composiciones originales y dos versiones de clásicos del blues: Backwater Blues de Bessie Smith y She Caught the Katy de Taj Mahal. El álbum destaca por su equilibrio entre la intensidad de los riffs de guitarra, la potencia vocal de Venable y letras que exploran temas como la superación personal, las relaciones tóxicas y la resiliencia. Destaca la habilidad de Venable para rendir homenaje a sus raíces mientras imprime su propia personalidad. La inclusión de invitados como Gary Hoey (guitarra en Devil’s Son) y Lance Lopez (guitarra en Bridges to Burn) añade calidad y virtuosismo, mientras que el uso de armónica de Steve Krase y los teclados de Eric Steckel enriquecen los sonidos de la banda. 



La calidad de Ally Venable con la guitarra es impropia de una persona con su edad, y l
a interacción entre la banda y los invitados crea momentos de gran intensidad. algo que se aprecia desde el primer corte, Devil’s Son, tema que cuenta con la colaboración de Gary Hoey. El álbum abre con un riff inquietante y poderoso, marcando el tono con un blues-rock robusto. La colaboración con Gary Hoey aporta un toque de ferocidad a la guitarra, mientras que las letras nos hablan de un hombre problemático. Ally demuestra que, además de dominar el instrumento de seis cuerdas, también posee una gran voz. Bridges to Burn cuenta con la participación de su mentor Lance Lopez. La interacción entre las guitarras de Venable y Lopez crea un gran momento, con partes dobladas de guitarra, mientras que las letras tratan sobre dejar atrás relaciones destructivasCast Their Stones:tiene ese sonido que evoca el rock de los 70. La canción aborda la superación de las críticas y la adversidad. La batería acelerada de Owings y el bajo funky de Wallace crean una base rítmica sólida, mientras que los efectos en la guitarra y la voz de Venable añaden un toque psicodélico. Backwater Blues, la versión de Bessie Smith comienza con una introducción acústica que rinde homenaje al blues tradicional, antes de transformarse en un jam de blues texano con la armónica de Steve Krase. Esta transición del tema, que empieza más íntimo para acabar muy explosivo muestra la versatilidad de la banda. En She Caught the Katy apuesta por el clásico de Taj Mahal. La poderosa voz de Ally y la línea gran línea de bajo en este tema, dan nueva vida a la canción, con un toque moderno que respeta la original.

Puppet Show, la canción que da título al álbum, es una reflexión introspectiva sobre la manipulación y la lucha por la autenticidad. Con teclados cálidos de Eric Steckel, la pista combina rock con un toque de soul, y Venable tiene su espacio para lucirse. Comfort in My Sorrows es una balada blues lenta donde destaca la tierna voz de Venable y su solo de guitarra, que rememora y rinde tributo al estilo de los grandes del blues de San Francisco. Survive cuenta de nuevo con la colaboración de Eric Steckel a los manods de r un órgano Hammond B3.  La guitarra de Venable brilla al entremezclarse e interactuar con el órgano de Steckel. Y mientras en Waste It On You Ally nos habla sobre relaciones fallidas, en Sleeping Through the Storm, la canción que cierra el álbum, nos habla de perseverancia a ritmo de un buen boogie rockero. Los riffs afilados y la batería de Elijah Owings nos regalan un enérgico final de un disco que nos habla resiliencia y de no perder la espranza. 

Puppet Show es un testimonio del talento y la ambición de Ally Venable, una artista que, con solo 19 años, logró crear un álbum que equilibra la reverencia por el blues con una perspectiva fresca y personal. El álbum captura la esencia de una joven artista en ascenso, respaldada por una banda sólida y colaboraciones de artitas consolidados en la escena musical, y pone de manifiesto un talento que continúa redefiniendo las fronteras del blues texano. El disco amplió su alcance internacional, pues tras su lanzamiento Venable y su banda realizaron giras extensas por el este de Estados Unidos, compartiendo escenario con artistas como Gary Hoey, Bernard Allison y Mike Zito. El éxito del álbum también la llevó a formar parte del show Ruf Records Blues Caravan 2019, donde actuó en más de 60 shows en Europa, exponiendo su música a una mayor audiencia. Puppet Show sentó las bases para sus trabajos posteriores, Texas Honey (2019), Heart of Fire (2021), Real Gone (20023) y Money & Power (2025), que han continuado elevando su proyección.

1597.- Wuthering Heights - Kate Bush

Enero de 1978 vio el lanzamiento de uno de los sencillos más inusuales en llegar a las listas británicas. El primero de muchos "primeros", su debut, Wuthering Heights, convirtió a Kate Bush, de diecinueve años, en la primera mujer en alcanzar el número uno con una canción de su autoría. Desbancó del primer puesto a "Take A Chance On Me" de Abba y mantuvo en el segundo puesto el primer éxito europeo de Blondie, "Denis". Y es que estamos ante una canción que desafía cualquier clasificación, lo que sin duda explica la reacción inicial mixta de los periodistas musicales, muchos de los cuales la consideraron una estrella de un solo éxito. El posterior lanzamiento del álbum de Kate, "The Kick Inside", demostró que estaban equivocados y demostró su talento prodigioso, con varios temas escritos en su adolescencia. Kate tuvo que esforzarse mucho para que Wuthering Heights fuera su primer sencillo. Los ejecutivos de EMI querían que otra canción del álbum, James and the Cold Gun, fuera la primera. La biografía de Kate escrita por Rob Jovanovic en 2005 cuenta cómo se sentó entre lágrimas en una oficina de EMI, insistiendo en que Wuthering Heights fuera el primer tema. El ejecutivo en cuestión, Bob Mercer, le dijo: «Francamente, no creo que haya ningún éxito en el álbum, así que la publicaré, chocarás contra la realidad y entonces entenderás de qué hablo. Afortunadamente, Kate ganó la discusión ya que la canción fue un éxito internacional, alcanzando el número uno en varios países europeos, así como en Australia y Nueva Zelanda, aunque tuvo poca aceptación en Estados Unidos, donde Kate solo ha tenido un éxito moderado.

Inspirada en la novela clásica de Emily Brontë del mismo nombre, Cumbres Borrascosas, la canción gira en torno a una escena inicial espeluznante, el Sr. Lockwood cruza los páramos de Yorkshire para visitar la casa de su casero, un hombre irascible llamado Heathcliff, que vive en una mansión aislada llamada Cumbres Borrascosas. Una vez allí, queda atrapado por una ventisca y se ve obligado a pasar la noche allí. El ama de llaves lo lleva a una habitación apartada donde ve tres nombres grabados en una repisa: Catherine Earnshaw, Catherine Linton y Catherine Heathcliff. Encuentra un viejo diario de Catherine y lee un poco antes de quedarse dormido. Durante una noche intranquila llena de pesadillas, oye repetidos golpes en la ventana y, medio dormido, rompe un cristal intentando arrancar la rama del árbol que cree que está allí. En cambio, unas manos heladas agarran las suyas y una voz sollozante suplica que lo dejen entrar. Lockwood intenta zafarse de la mano, obligado a frotar su muñeca contra el cristal roto, mientras las sábanas se cubren de sangre. Grita aterrorizado hasta que Heathcliff entra corriendo en la habitación. En lugar de creer que era una pesadilla, Heathcliff corre hacia la ventana y llama a gritos a Cathy. Ésta, entonces, es la base de la letra, cantada desde el punto de vista del fantasma de Cathy; el espíritu de una mujer obligada a vagar por los páramos hasta que pueda reunirse con el alma de su amante terrenal.

La melodía comienza con un piano tintineante y celeste, que evoca una noche gélida. La impactante voz de Kate, casi operística, da la voz: «En los páramos ventosos y sinuosos…». La inquietante voz de Kate encaja a la perfección con una canción tan singular y es probablemente lo más memorable de esta canción al escucharla por primera vez. Dos estrofas mantienen el ritmo antes de que la música descienda hacia el estribillo. Se utilizan citas directas de la novela: «¡Déjame entrar! ¡Tengo tanto frío!». Intensa, romántica y apasionada, es un brillante intento de condensar la esencia de la novela de las Brontë en cuatro minutos y medio de música. La pieza alcanza un punto álgido casi histérico, tanto musical como líricamente, con gritos de: "¡Oh! ¡Déjame tenerlo! ¡Déjame arrebatarte el alma!", antes de que se repita el estribillo y un imponente solo de guitarra tome el relevo. Este solo se suele atribuir erróneamente a Dave Gilmour de Pink Floyd (quien trajo a Kate a EMI), pero en realidad lo interpreta Ian Bairnson (Pilot/The Alan Parsons Project). La guitarra se impone considerablemente sobre el resto del fundido instrumental. Kate tocó un piano de cola Bosendorfer en la grabación y hay una gran sección de cuerdas, además de un uso extensivo de sintetizadores y percusión orquestal. Kate también trata su voz como un instrumento musical. El panorama post-punk de finales de los setenta fue quizás el momento perfecto para que apareciera esta canción; las cantantes habían tenido más espacio que nunca para experimentar vocalmente, y quizás gracias al punk rock el enfoque experimental y excéntrico de Kate fue más aceptable que en años anteriores.


jueves, 15 de mayo de 2025

1596.- Acordes - Los Pecos

El dúo musical Pecos, formado por los hermanos Francisco Javier Herrero Pozo y Pedro José Herrero Pozo, revolucionó la escena musical nacional desde su debut en 1978, nacidos en Vallecas, Javi 'el rubio' y Pedro 'el moreno' se convirtieron en ídolos juveniles durante las décadas de los 70 y 80. Aunque su éxito fue meteórico, su trayectoria ha estado marcada por altibajos tanto en lo profesional como en lo personal. Fueron criados en una familia humilde, donde desde muy temprana edad mostraron su interés por la música que culminó con el lanzamiento de su primer sencillo en 1978. El lanzamiento del grupo al mundo profesional fue en 1978 de la mano de Miguel Ángel Arenas quien consiguió un contrato con la casa Epic para grabar el sencillo “Esperanzas”, que fue número 1 durante cuatro semanas consecutivas. Tras mantener conversaciones con Adolfo Suárez, el productor sugiere que el dueto aparezca en revistas de actualidad como Triunfo, Cambio 16 y Dinero. Con esta promoción recibe 4 discos de platino por «Esperanzas». Salvador Dalí  y su mujer Gala quisieron conocerlos e invitaron al productor y a los jóvenes cantantes al teatro para ver una obra teatral de Antonio Olano titulada “Cara al sol con la chaqueta nueva”. A partir de aquí se le abren las puertas de CBS conociendo a Tomás Muñoz quien encomienda a Juan Pardo la producción de su primer álbum de estudio titulado “Concierto para adolescentes”(excepto en el tema “Esperanzas” que estuvo a cargo de Miguel Ángel Arenas) que superó las 300 mil copias vendidas.


"Acordes" sin duda representa la esencia del dúo y la sensibilidad de una época, con su melodía pegadiza, letras que exploran el desamor juvenil y arreglos orquestales característicos, se convirtió en un referente de la balada romántica en español de finales de los setenta. La canción se inicia con una melodía de piano melancólica y envolvente, que inmediatamente establece un tono de introspección y desazón. La entrada de las voces de los hermanos Herreros, con su armonía característica y emotiva, intensifica la sensación de vulnerabilidad y tristeza que impregna la canción. La letra, sencilla pero directa, narra la historia de un amor que se desvanece, dejando tras de sí un vacío y la dificultad de comprender el porqué de la ruptura. El estribillo, "Acordes que en el viento van / Palabras que ya no dirás / Recuerdos que en mi mente están / De un tiempo que no volverá", es el corazón de la canción. Su fuerza radica en la combinación de una melodía memorable y una letra que evoca la nostalgia y la sensación de pérdida. La imagen de los "acordes que en el viento van" sugiere la fragilidad de los sentimientos y cómo estos pueden disiparse con el tiempo, al igual que las palabras que ya no se pronuncian. Los recuerdos, en contraste, permanecen fijos en la mente, alimentando la melancolía por un pasado idealizado. Los arreglos musicales de la canción son un elemento clave de su atractivo. La instrumentación, con una destacada presencia de cuerdas y teclados, crea una atmósfera rica y emotiva que subraya la carga sentimental de la letra. Los crescendos orquestales y los cambios dinámicos intensifican los momentos de mayor angustia y añoranza, contribuyendo a la fuerza dramática de la canción.


miércoles, 14 de mayo de 2025

Depeche Mode - 101 (Mes Depeche Mode)

Mis compis me han puesto a prueba con el Mes Depeche Mode, adolescente con hermano adolescente, rivalidad músical y rivalidad por la cadena musical, mientras yo le machacaba con Michael Jackson y Sting, él me machacaba con Gun’s and Roses y Depeche Mode, había que odiar esos grupos porque con 14 años la rivalidad entre hermanos es lo que prima en ese momento, pero Depeche era importante para mi e incluso para el grupo de amigos comunes entre los que encontramos a Nevermind y Jorky, pero había que hacerse el machote y escucharlo a escondidas y decir que lo que escuchaba mi hermano era basura. Más tarde empecé a ir al instituto y estaba rodeado de personas que llevaban estas camisetas de Depeche Mode y me rendí a mi hermano. Tambien maduré.

En 1989 publicaron 101, lo que no sabíamos en ese momento era que 101 era más que un álbum en vivo, sino que también sería un documental que seguiría a la banda mientras conquistaba los EE. UU. en su gira Music for the Masses que culminó en esta actuación en el Rose Bowl, su espectáculo número 101. Seguir la estela de U2 puede ser (artísticamente) peligroso y es lo que algunos reprochan a Depeche por este proyecto que (aparentemente) copia el concepto del Rattle & Hum (88) de los irlandeses. De hecho algo de eso hay y sería una constante en el futuro, como por ejemplo: Songs of Faith and Devotion (93) respecto a Achtung Baby (91) y su siguiente gira mundial. Este álbum comparte con el proyecto multimedia (película, disco y libro) de U2 tanto su multiformato como una cualidad espantosamente monumental, aunque, siendo honestos, deberíamos hacer una distinción. Mientras los irlandeses se refugiaban en un sospechoso retorno a las raíces y en la a menudo manida y sobrevalorada autenticidad , los de Basildon se sumergieron en un retrato en vivo del (dulce) momento que vivieron. Un fiel reflejo de los conciertos que ofrecieron en esa época, auténticos rituales de masas que los elevaron desde ese mismo momento a actos multitudinarios en estadios. La parte documental en esencia, ayudó a inventar el mundo de los realities. La cuestión del formato documental, el acceso permitido o no, y lo que podría no reflejarse en el resultado final, especialmente si se trata de una producción oficial, son puntos axiomáticos que no necesitan profundizarse. La película se siente tosca, un poco improvisada, porque Pennebaker (, quien previamente había filmado documentales de rock sobre Dylan y Bowie) ya había ayudado a codificar ese enfoque. Compararlo con el ahora refinado mundo de los realities tal como lo conocemos, desde concursos hasta dramas de la vida real, puede parecer exagerado. Pero el punto de conexión no es el estilo, sino los fans. Cuando en las notas de la primera aparición de la película en DVD en 2003, Pennebaker escribió: «Se ha dicho que esta fue la primera de las historias del mundo real al estilo MTV», refiriéndose a la serie que comenzó poco después del estreno de la película, podría haber sido presuntuoso o quizás falso, pero aun así tenía toda la razón.

La película 101 fue un emocionante viaje por carretera, realzado por la participación de un ecléctico grupo de fans que siguieron a la banda en su propio autobús de gira. Precursora de los reality shows sobre viajes por carretera, 101 (el documental) resultó cautivadora y entretenida, combinando diversas actuaciones en vivo con los "chicos del autobús" de gira. Entonces, siendo la película una experiencia totalmente inmersiva y visceral, ¿cómo se compara el álbum en vivo? Después de todo, los álbumes en vivo solo pueden capturar la mitad de la experiencia de ir a un concierto; perderse la interpretación visual del espectáculo puede encubrir un mundo de defectos auditivos. Y para Depeche, sus conciertos en vivo se caracterizaban por una iluminación tenue y una peonza que representaba al líder Dave Gahan. A pesar de la maestría musical de Martin Gore , Alan Wilder y un Andy Fletcher que hacía gestos con los brazos, Gahan era el centro de atención. Su energía, sus giros, su estridente griterío, cautivaban al público noche tras noche. Así que lo que 101 hace bien es aprovechar esto, a pesar de lo que vemos en los diversos clips de la prensa local y los entrevistadores preguntando a la banda qué estaba pasando. En aquel entonces, llenar el Rose Bowl era, de hecho, un evento muy poco común para cualquier evento que no fuera deportivo: aún no eran realmente famosos, todavía estaban escalando posiciones; se les notaba un poco de hambre en la mirada. Al mismo tiempo, había un agotamiento evidente, que se apreciaba con mayor claridad en las secuencias donde David Gahan parecía estar al límite de sus fuerzas. No era ni de lejos tan malo como en los 90, y no todo eran nubarrones, pero aun así era inquietante verlo.

Con muy poca variación en la producción de canciones provenientes de grabaciones de estudio o mezclas extendidas de 12", los elementos en vivo de la voz de Gahan, el ocasional toque de guitarra de Gore y la emoción del público son lo que impulsa a 101 y lo convierte en una escucha divertida y placentera. El álbum también actúa como un detonante sonoro para tus momentos favoritos de la película 101. La expectación en el prólogo musical de "Pimpf" y el rugido ensordecedor que da la bienvenida a la canción que abre el show, "Behind the Wheel", con Gore a la guitarra, te acompañan a lo largo del álbum. Cuando escuchas "Never Let Me Down", te imaginas un estadio de brazos que se mecen de un lado a otro. Cuando escuchas "Somebody" o "The Things You Said", te imaginas a un dócil Martin L. Gore saliendo de la seguridad de sus sintetizadores hacia el centro de atención, y no solo escuchas, sino que ves su vulnerabilidad. El repertorio está repleto de los favoritos del público, desde "Stripped" hasta "Everything Counts" y "People are People", lo que aumenta el frenesí del público con cada nueva canción. La emoción del público al estrenar un nuevo tema es embriagadora, vibrando desde los altavoces hasta el cuerpo. Son sus gritos y estallidos de alegría los que le dan a 101 su energía en vivo.

Tras esta gira, Depeche Mode experimentaría con la incorporación de más instrumentos en vivo en sus grabaciones de estudio y giras, y como resultado, los lanzamientos en vivo posteriores ofrecen una experiencia auditiva superior. Pero 101 siempre será un delicioso éxito nostálgico de una banda que se hizo famosa en una escena musical que no era nada receptiva a los proyectos basados en sintetizadores. Canciones hieráticas cuyos personajes son estatuas de mármol con corazón y alma; sueños fríos y húmedos en edificios de vidrio y acero; Kraftwerk comprando algunas flores para el cadáver de Marlene Dietrich... La vida y su cáscara de metal vistas en una obra faraónica pero esencial. O al menos necesaria.


1595.- Ojalá - Silvio Rodriguez

La canción “Ojalá” fue compuesta por Silvio Rodríguez (San Antonio de los Baños, Cuba, 1946). Este cantautor es una de las grandes figuras de la llamada “trova cubana” y, en general, de la canción de autor del ámbito hispánico. La canción, aunque creada en 1969, se incluyó en el segundo disco LP del músico, Al final de este viaje (1978), diez años después de su composición. Según repetidas declaraciones de Silvio Rodríguez, la canción exhibe una temática de sufrimiento amoroso y fue compuesta en recuerdo de su primera novia, Emilia Sánchez, con quien mantuvo una relación cuando él tenía 18 años (es decir, en 1964), Emilia, según sus palabras, era una joven culta e inteligente, con un gran conocimiento literario que influyó en el cantautor. Sin embargo, su relación terminó cuando ella decidió estudiar medicina y regresó a su ciudad natal, Camagüey. Un primer amor que sin duda le dejó una profunda huella pese –o tal vez por causa– del poco tiempo que duró; amor frustrado no como consecuencia de una ruptura, o porque se agotara, sino por unas circunstancias de esas que surgen en la vida y que te juegan una mala pasada: Emilia se había trasladado de Camagüey a La Habana para estudiar medicina, y pasado un tiempo descubrió que esos estudios no le interesaban decidiendo volver a su pueblo para hacer Literatura... «Y yo –dice Silvio– me quedé solo, totalmente desolado». Refiriéndose concretamente a la canción  "Ojalá", Silvio comenta: "Porque fue un amor frustrado, no algo que se agotara, se me quedó como un fantasma, y por eso compuse esta canción en un momento quizás de delirio, de arrebato, de sentimiento un poco desmesurado: Ojalá esto, ojalá lo otro...». Lo cierto es –al menos ese es mi punto de vista– que nos encontramos con una hermosísima canción que no es otra cosa mas que la crónica de una pasión incurable; de uno de esos amores que siempre laten y que son inolvidables.

El tema se ha convertido en un clásico de la canción popular hispánica de temática amorosa. Su tema principal es la expresión, por parte del sujeto lírico o voz cantante, de su deseo de olvidar un amor, cuyo recuerdo obsesivo le está causando gran sufrimiento. Ojala ha sido objeto de interpretaciones diversas desde su lanzamiento. Con un arpegio inconfundible y una letra cargada de emociones, esta composición ha sido analizada durante décadas debido a la intensidad de sus versos. Las imágenes literarias predominantes son de carácter onírico y surrealista. Además, para la representación de las principales isotopías del texto, la letra de la canción evoca referencias textuales clásicas y modernas (entre las que cabe individualizar pasajes de Lucrecio, de la tradición petrarquista y de Luis Cernuda). A pesar de su origen personal, Ojalá se ha convertido en un himno interpretado de diversas maneras por sus oyentes. La canción ha trascendido generaciones y sigue siendo una de las obras más reconocidas de la trova cubana. Su impacto demuestra la capacidad de la música para conectar con emociones universales, independientemente de su contexto original. Hay quien ha interpretado dicha canción como un mensaje contra el régimen de Fidel Castro. Sin embargo, el propio Rodríguez salió a desmentir esta teoría: "Mucha gente interpretó que era una canción contra Fidel. Esa gente no escuchaba bien la letra de la canción porque cualquiera que la escuche se da cuenta de que está dedicada a una mujer".


martes, 13 de mayo de 2025

1594.- A una encina Verde - Joan Manuel Serrat

A finales de los setenta los cantautores empezaban a perder su importancia. Había nuevos vientos que empezaban a remover los viejos cimientos y a la vez que Serrat lanza “1978”, el álbum captura un espíritu de cambio y reflexión, aunque sin perder el sello poético y la sensibilidad característica del cantautor catalán. En este trabajo, Serrat nos presenta canciones que exploran temas diversos, desde lo personal hasta lo social, con letras cuidadas y melodías que transitan entre la balada melancólica y ritmos más vivos. El Nano deja a un lado los temas que le habían acompañado en el pasado como la naturaleza o la libertad para dejar paso a canciones que hablan de la cotidianeidad, la vida de la calle y otros con un sentido más ético. Para los arreglos Serrat vuelve a contar con Josep Maria Bardagí, con el que grabara el notable «Res no és mesquí» (Edigsa, 1977), y en lo lírico empieza un gran cambio. En "1978", Serrat consolida su madurez artística, ofreciendo un álbum que, si bien no es tan icónico como algunos de sus trabajos anteriores, se erige como un testimonio de su constante evolución y su compromiso con la palabra y la música en un momento crucial para España.


Me gusta especialmente el tema "A Una Encina Verde" donde el autoru establece una conversación íntima y contemplativa con un árbol longevo, la encina, que se convierte en un símbolo de resistencia, sabiduría y la persistencia del tiempo. Serrat personifica a la encina, atribuyéndole la capacidad de observar el devenir de la historia y la transformación del paisaje. A través de esta personificación, el árbol se erige como un testigo silencioso de los cambios, las alegrías y las penas de la vida humana. La canción comienza describiendo la majestuosidad de la encina, su tronco fuerte y sus ramas extendidas, evocando una sensación de solidez y permanencia. El narrador se acerca al árbol buscando refugio y consejo, como si la encina poseyera una sabiduría ancestral acumulada a lo largo de los siglos. La imagen de la encina "verde y paciente" subraya su capacidad para resistir las inclemencias del tiempo y los avatares de la historia. A medida que avanza la canción, Serrat utiliza la figura de la encina para reflexionar sobre la fugacidad de la vida humana en contraste con la longevidad del árbol. Las generaciones pasan, los paisajes se modifican, pero la encina permanece, observando el ciclo constante de la naturaleza. Esta contraposición genera una sensación de humildad y relativiza la importancia de los problemas cotidianos ante la inmensidad del tiempo y la naturaleza. Musicalmente, "A Una Encina Verde" se caracteriza por una melodía suave y melancólica, con arreglos sencillos que resaltan la belleza de la letra. La voz cálida y expresiva de Serrat transmite la serenidad y la profundidad de la conversación con el árbol. La instrumentación, a menudo con toques de guitarra acústica y arreglos de cuerda discretos, crea una atmósfera íntima y contemplativa que invita a la reflexión.



lunes, 12 de mayo de 2025

1593.- Gary Gilmore's Eyes - The Adverts


 

"Gary Gilmore's Eyes" ("Los ojos de Gary Gilmore") de The Adverts es una de las canciones más impactantes y provocadoras del punk británico de los años setenta. Lanzada en 1977, la historia de un paciente que, tras una operación de trasplante de córneas, descubre que ha recibido los ojos de un asesino convicto llamado Gary Gilmore, ejecutado en Estados Unidos, se convirtió en un éxito inmediato, alcanzando el puesto nº 18 en las listas del Reino Unido.

La audaz e innovadora letra  de T.V. Smith, líder de la banda, basada en un asesino real, no se queda simplemente ahí, sino que desarrolla de manera macabra e inquietante la casi cinematográfica historia, porque el paciente empieza a ver el mundo que le rodea a través de los ojos de Gary Gilmore, y la voz de T.V. Smith transmite a la perfección la urgencia y la sensación de desconcierto y horror del protagonista de la canción, ante lo que ve y lo que siente al verlo.

Musicalmente, "Gary Gilmore's Eyes" es una explosión de energía punk, con una banda que suena contundente, guitarras aceleradas y una estructura tan sencilla como efectiva. La producción, a cargo de Larry Wallis, dota a la canción de la crudeza y la inmediatez características del género, y la mezcla de la polémica y arriesgada temática y la actitud punk de The Adverts, convierte sin duda a "Gary Gilmore's Eyes" en una de las piezas clave para entender y valorar del punk británico primigenio.

domingo, 11 de mayo de 2025

Depeche Mode - Music for the Masses (Mes Depeche Mode)



Descubrí a Depeche Mode como muchas personas de mi generación, con ese disco doble sublime en directo que es "101" (1989), que de alguna manera resumía en una sola obra lo mejor de sus primeros discos. Fue ese disco para mí como uno de esos menús de degustación de los restaurantes de una estrella Michelín, de los que sales encantado de haber probado ocho exquisitos platos coloridos y diferentes, y algo achispado por los diferentes vinos con los que los expertos los han maridado, pero con el paso del tiempo, inevitablemente olvidas los ingredientes y los sabores de la inmensa mayoría de aquellos platos.

En mi caso, de todos menos de uno, porque ya conocía anteriormente el tema Never let me down again de una impactante escena de la serie 21 Jump Street (En España la llamaron "Jóvenes Policías"), uno de los primeros trabajos de un por entonces veinteañero Johnny Depp. Aquella canción, pieza clave del álbum Music for the Masses (1987), contribuía poderosamente a la intensidad de la escena, en la que dos coches conducían uno junto al otro a toda velocidad por una carretera de doble sentido, mientras una problemática adolescente jugaba con el riesgo "surfeando" las olas del viento con un pie en la ventanilla de cada coche.

Impactado por la intensidad que transmitía aquella canción, busqué el disco Music for the Masses (1987) y comprobé ilusionado que Never let me down again era, como no podía ser de otra manera, el tema con el que el disco arrancaba. Un himno a la amistad y la confianza, y un intenso viaje sonoro a base de coros apocalípticos, rotundos sintetizadores y una poderosa percusión. Como la chica de la escena, de algún modo me excitaba el riesgo que suponía haber comprado ese disco, sin saber si el resto de canciones me acabarían gustando (eran los ochenta una época en la que había que asumir esos riesgos, no existía Spotify ni Youtube Music, ni móviles ni nada por el estilo).

Pronto comprobé que la arriesgada apuesta me había salido bien, y de la excitación pasé a la satisfacción por la sofisticada producción del disco y las oscuras pero accesibles atmósferas que Depeche Mode creaban en temas como el minimalista y melancólico The things you said, o la intensa pieza de hipnótico ritmo que es Strangelove, otro de los temas incluidos en "101" y uno de los sencillos más relevantes de Music for the Masses y de la discografía de Depeche Mode.

La instrumentación vuelve a ser grandiosa e intrigante en temas como Sacred, que precede a Little 15, otro de los singles promocionales del álbum, y uno de los temas más sombríos de Music for the Masses, con su minimalismo instrumental y su misteriosa atmósfera. Ambas contribuyen a la oscura ambientación del disco, y sirven de puente hacia el tercer tema clave de una obra icónica e imprescindible: Behind the Wheel. Incluida también en 101, destaca por su poderosa línea de bajo y por la hipnótica y oscura atmósfera marca de la casa y tónica habitual del disco. 

Con semejante nivel de calidad, no es criticable que el disco pueda tener algunos momentos valle como en I want you know, una canción íntima y apasionada que vuelve al minimalismo y juega en una segunda división comparada con los grandes himnos que contiene un disco como Music for the Masses. La sensación de tramo medio, menos intenso y brillante desaparece rápidamente con To Have and to Hold, un tema tan breve como poderoso, de agresiva instrumentación y una atmósfera de los más opresiva.

Llega entonces el turno de Nothing, una de las canciones más enérgicas del álbum, en la que la producción brilla y el dinámico y optimista ritmo consiguen elevarte de nuevo y a tiempo para disfrutar en lo más alto con la excelsa Pimpf, que curiosamente en 101 sirve de dramática y poderosa entrada, y aquí es el apoteósico cierre coral e instrumental de un álbum top, como si el final de este disco y de esta etapa fueran intencionadamente el punto de partida del álbum en directo, que retomaba las cosas donde Music for the Masses las había dejado, para mostrarle al mundo lo mejor de esa primera época, y cerrar de algún modo ese brillante período para abrir otro no menos luminoso.

En los noventa, Depeche Mode volverían a impresionarnos con obras como Violator (1990) o Songs of Faith and Devotion (1993), que tendrán también su espacio en el #MesDepecheMode de 7días7notas, en un menú degustación del que ya le hemos hincado el diente a Music for the Masses, una de sus primeras obras maestras de synth-pop y rock electrónico, y un álbum que captura la esencia de Depeche Mode en su mejor momento, cuando escucharles era como surfear las olas del viento a toda velocidad por una carretera solitaria, disfrutando del riesgo y de la intensidad de una época en la que el término "música para las masas" era positivo e implicaba todo lo contrario a lo que hoy en día suponen los productos construidos para el consumo masivo. 

1592.- I Don't Mind - Buzzcocks

I Don't Mind, Buzzcocks



      Buzzcokcs, la banda británica de punk rock formada en Bolton en 1976, lanza en 1978 I Don't Mind, canción que supone el tercer sencillo de su álbum debut, Another Music in a Different Kitchen. La banda en ese momento está compuesta por Pete Shelley (guitarra, voces), Steve Diggie (guitarra rítmica, voces), Steve Garvey (bajo) y John Mayer (batería, voces). La canción no alcanzó el éxito comercial de otros temas de la banda, pero fue importante por su impacto y relevancia en la escena punk de la época. Fue publicada el 14 de abril de 1978 por el sello discográfico United Artists, con Autonomy como cara B, otra canción del mismo álbum escrita por el guitarrista Steve Diggle. Tanto la canción como el álbum fueron producidos por Martin Rushent, conocido por su trabajo con T. Rex. Muy destacable la intensidad de las guitarras de Diggie y Shelley y la precisión de la sección rítmica de Steve Garvey  y John Maher. La banda, en ese momento estaba en plena efervescencia creativa tras la salida del vocalista original Howard Devoto y el despido del bajista Gart Smith, siendo asumidas las tareas vocales por Pete shelley

El sencillo llegó en un momento crucial para Buzzcocks, quienes ya habían ganado notoriedad con su EP debut Spiral Scratch (1977) y singles como Orgasm Addict y What Do I Get?. Another Music in a Different Kitchen, grabado en 1978, alcanzó el número 15 en las listas británicas, consolidando a la banda como una fuerza mergente en la escena punk de Manchester. I Don’t Mind se caracteriza por tener unas melodías más suaves, algo que los diferenció de grupos contemporáneos más agresivos como Sex Pistols o The ClashI Don't Mind es un torbellino de poco más de dos minutos, con un ritmo acelerado y unos riffs de guitarra afilados. La producción de Rushent dio a la canción un toque pop que contrasta con la energía cruda, creando un equilibrio perfecto entre accesibilidad y actitud punk. La canción se hacía eco de la despreocupación juvenil, la actitud de indiferecnia adolescene y la sensación de confusión existencial, pero con un tono desenfadado que invitaba a no tomarse la vida demasiado en serio.

I Don’t Mind no fue un gran éxito comercial, pero su influencia ha crecido con el tiempo, siendo considerada una de las mejores canciones de Buzzcocks. La banda trajo “melodías nítidas, guitarras impulsoras y letras mordaces” al punk, y extendio su influencia no sólo a este género, también a otros géneros como el power pop, el pop punk y el indie punk. La canción también se convirtió en un clásico dentro de la escena musical de Manchester, escena que Buzzcocks ayudó a definir y expandir junto a bandas como Joy Division y The Fall.

sábado, 10 de mayo de 2025

Disco de la semana 429: Welcome to Sky Valley - Kyuss

 


“Welcome To Sky Valley” siguió un camino musical bastante similar al de sus anteriores discos, todos los elementos que te atrapan en sus primeros trabajos seguían estando allí , pero de alguna manera parecían aún más atractivos esta vez, no podría decrite si hay más material psicodélico en esta ocasión, pero creo que los momentos más alucinantes son quizás más seguros y expansivos. Lo primero que te llama la atención es la forma de tocar la guitarra de Josh Homme, ha vuelto a mejorar notablemente y en este disco intenta algunas cosas mas desafiantes y extremas, y lo lleva a cabo perfectamente, puede que sea la primera vez donde descubrimo que tiene un pleno control en su instrumento y eso suena genial además la voz de John García es tan apasionante y vital como siempre y por encima de todo nos dan una composición de canciones de muy alta calidad, ya que hay muchos ganchos y aspectos destacados para atraer al oyente. Curiosamente, el álbum está organizado en tres suites, cada una con tres o cuatro canciones aparentemente no relacionadas, no tengo idea de por qué estructuraron las cosas de esta manera y debo admitir que lo encuentro un poco extraño, preferiría poder saltar de una canción a otra cuando quisiera en lugar de tener que avanzar rápidamente o escuchar varias pistas primero, esto no es algo determinante en el album, pero vale la pena avisarlo. Las dos primeras suites son impresionantes, estamos ante “rock fumeta” de la más alta calidad. A diferencia de los lanzamientos anteriores de Kyuss, no añoro la voz de John García durante las largas secciones instrumentales, la banda finalmente encontró la capacidad de involucrarme completamente en sus instrumentales y eso hace que la experiencia auditiva sea más placentera. La tercera suite comienza tan brillantemente como las dos primeras, pero las cosas comienzan a aplanarse un poco en el medio antes de convertirse en otra pista monstruosa épica al final. “Demon Cleaner” es mi canción favorita del álbum la razón es simple me llega mucho mas, dicho esto, realmente me encantan temas como “Gardenia”, “Asteroid”, “Space Cadet”, “Odyssey” y “Whitewater”, desafortunadamente, Kyuss ha vuelto a incluir una pista de broma completamente inútil al final del álbum. “Lick Doo” no tiene otro propósito que quitarle algo de brillo a un álbum que por lo demás es muy bueno. Sólo dura un minuto, pero mentiría si dijera que no me dejó un ligero mal sabor de boca al terminar el disco.

'Movement I' arranca el disco con el excelente 'Gardenia'. Junto con el conocido 'Demon Cleaner', 'Gardenia' fue sorprendentemente lanzado como single (sorprendente para mí, ya que no podía imaginar que esto alguna vez se vendiera como single, pero ¿qué iba a saber yo?) Kyuss no eran muy conocidos aquí, al menos no en los círculos principales, como otros han dicho, esta canción es la quintaesencia del rock fumeta: el estilo de guitarra característico de Josh Homme a todo volumen, cuando se le une Drums & Bass. Lo que me encanta de esta canción es su rebelión, insinuaciones sexuales mezcladas con algunos riffs y cantos funky. El solo de guitarra de Josh Homme es simplemente maravilloso, su Ovation GP realmente resalta esas notas altas de una manera que nunca había oído hablar. ¿Y qué pasa con la voz de García? ruda simplemente no hay una mejor manera de describirlos. 'Supa Scoopa and Mighty Scoop' es otro fantástico tema de rock fumeta, casi todas las virtudes más destacadas de 'Gardenia' están presentes aquí también, pero esta vez con una interpretación vocal más inspirada, aunque un poco más mesurada y menos "rudo". El riff es simplemente brutal, se integra en el coro épico con un ritmo de tambor militarista. 'Asteroide' separa estas dos pistas y es una grabación lenta que luego alcanza un clímax impresionante en sus últimos 90 segundos aproximadamente, una epopeya espacial, completa con efectos exagerados, reverberación y eco y demás (funciona aquí). Se vuelve más rápido e intenso hacia el final.


'Movement II' comienza con el corto y agudo '100°, rápido, enérgico, el efecto de desvanecimiento al final es genial. La pista del medio, 'Space Cadet', desafortunadamente es lo mas flojito de este álbum, no estoy en contra totalmente de la elección de la banda de insertar pistas con cambios más lentos, pero en este caso realmente altera el impulso del álbum, escrito por Josh Homme, su epifanía guitarrista mientras estaba en Kyuss. Termina con el contundente 'Demon Cleaner', la última pista es un poco más lenta, un poco sabática, con redobles geniales y voces espaciales, es una canción muy profunda, con una letra interesante. Recientemente vi una pieza en un foro de entrevista basada en la realización de este CD donde Josh Homme dice que esta canción en realidad pretende hablar sobre cepillarse los dientes, jaja, ese tipo tiene un gran sentido del humor.

'Movement III' comienza con otra porción del paraíso del rock fumeta 'Odyssey', que es un poco más espacial que fumetas anteriores, Es un rifferage de metal de ritmo rápido mezclado con un trabajo de guitarra muy psicodélico, guitarras al revés, guitarras distorsionadas, lo que sea. Conan Troutman es una verdadera golosina, la canción destaca por estar basado más claramente en el blues tradicional, pero aún funciona bien dentro del álbum con el tratamiento estándar. La última canción "real" del álbum 'Whitewater' es otra canción de calidad, esta vez con una introducción atmosférica realmente genial, tiene energía real... golpea tus oídos, voces distorsionadas y psicodélicas con un estribillo épico... luego todo se diluye en una agradable sesión de enfriamiento para deprimir al oyente.

Y finalmente, por supuesto, está la novedad no incluida en la lista 'Lick Doo', que es simplemente una canción carnavalesca con letras tontas de "single entendre". Es un poco divertido en ese momento en que las pistas no listadas/ocultas comenzaban a volverse populares.

En general, Welcome to the Sky Valley es una marcha constante a través del desierto nocturno, donde los únicos momentos de alivio son los breves descansos de suave improvisación que ofrecen algunos tonos más brillantes. Dado que estas cualidades tan extenuantes son el pan de cada día de la mayor parte de la música rock, no es difícil ver por qué este disco se ha vuelto querido por mucha gente. 


1591.- Beyond the Realms of Death - Judas Priest

Beyond the Realms of Death, Judas Priest




Beyond the Realms of Death, de la banda británica de heavy metal Judas Priest, fue incluida en su álbum de 1978 Stained Class. Considerada una power ballad, fue escrita principalmente por el vocalista Rob Halford, con un riff principal creado por el baterista Les Binks. La canción, escrita en si menor, presenta una estructura verso-coro, con versos que emplean un riff acústico que evoca introspección, contrastando con coros y un outro más pesados, típicos del sonido metálico de la banda. Los solos de guitarra de Glenn Tipton y K.K. Downing, que aparecen tras el primer y segundo coro, dotados de una gran habilidad técnica, son considerados algunos de los mejores en la discografía de Judas Priest, y la voz de Halford, aguda y expresiva, eleva la canción a un nivel de dramatismo que hicieron que publicaciones como Allmusic describieran la canción como “la obra maestra del álbum”.
Les Binks, baterista de la banda en ese momento, recibió su único crédito como compositor en Judas Priest por el riff principal de esta canción. Este riff, junto con la producción de Dennis MacKay, ayudó a definir el sonido de Stained Class, un álbum que marcó un alejamiento de las influencias de Black Sabbath y Led Zeppelin presentes en los primeros trabajos de la banda.

Beyond the Realms of Death aborda temas de depresión, aislamiento y la lucha interna por encontrar libertad. La canción describe a un hombre que, abrumado por el dolor y la desesperanza, se retira a su mente, entrando en un estado de pseudo-catatonia. Aunque la letra sugiere que su muerte puede ser por suicidio, Halford aclaró en una entrevista con The New York Times en 1990 que la canción tiene un mensaje contra el suicidio, explorando cómo las personas con depresión tienden a aislarse de la sociedad. En su autobiografía Confess, Halford reveló que las líneas “I’m safe here in my mind / I’m free to speak with my own kind” reflejan su lucha personal como hombre gay en un entorno predominantemente heterosexual. La canción adquirió notoriedad en 1990 durante un juicio en el que los padres de dos adolescentes que se suicidaron tras escuchar Stained Class alegaron que mensajes subliminales en otra canción del álbum incitaban al suicidio. Aunque Beyond the Realms of Death no fue el foco principal, su temática depresiva fue mencionada por la fiscalía. El caso fue desestimado por falta de pruebas.

viernes, 9 de mayo de 2025

1590 - Kate Bush - The Man with the Child in His Eyes


1590 - Kate Bush - The Man with the Child in His Eyes

The Man with the Child in His Eyes es una de las canciones más emblemáticas de la carrera temprana de Kate Bush, lanzada en 1978 como parte de su aclamado álbum debut The Kick Inside. Con solo 19 años, Bush demostró una madurez artística sorprendente, combinando una sensibilidad lírica poética con una composición musical delicada y emotiva. La canción no solo consolidó su reputación como una artista única, sino que también reveló su capacidad para transmitir emociones complejas a través de su voz y melodías.  

Musicalmente, la canción es minimalista pero profundamente evocadora. El piano, ejecutado por la propia Kate Bush, es el elemento central, creando una atmósfera íntima y soñadora. Los arreglos de cuerdas, añadidos con elegancia, complementan la melodía sin abrumarla, permitiendo que la voz de Kate domine el espacio sonoro. La producción, a cargo de Andrew Powell, es sutil pero efectiva, enfatizando el tono nostálgico y misterioso de la pieza.  

La letra de The Man with the Child in His Eyes es ambigua pero profundamente sugerente. Kate Bush canta sobre un hombre que conserva la inocencia y la curiosidad de un niño, alguien que existe en un espacio entre lo real y lo imaginario. Algunos interpretan la canción como una reflexión sobre la dualidad en las relaciones, donde un hombre maduro exteriormente guarda una vulnerabilidad infantil. Otros ven en ella un guiño a un amor idealizado o incluso a una figura paternal.  

Versos como "He's here, he's here" y "I hear him in my mind" sugieren que este hombre podría ser una proyección mental, un sueño o un recuerdo. La ambigüedad es una de las grandes virtudes de la canción, permitiendo múltiples lecturas y conectando con el oyente en un nivel personal.  

La interpretación vocal de Kate Bush es magistral. Su voz, etérea y expresiva, fluctúa entre susurros delicados y notas más potentes, transmitiendo una mezcla de ternura y melancolía. Hay una cualidad casi teatral en su entrega, como si estuviera contando un secreto íntimo al oyente.  

Aunque The Man with the Child in His Eyes no fue tan comercialmente exitosa como Wuthering Heights, su impacto artístico es innegable. La canción mostró el lado más introspectivo de Kate Bush, alejándose del dramatismo gótico de su primer éxito para explorar una sensibilidad más íntima. Además, su éxito en el Reino Unido (llegó al puesto #6 en las listas) confirmó que Kate Bush no era un fenómeno pasajero, sino una artista con una visión única.  

Más de cuatro décadas después de su lanzamiento, The Man with the Child in His Eyes sigue siendo una joya en el catálogo de Kate Bush. Su belleza radica en su simplicidad y en la profundidad emocional que logra transmitir en poco más de dos minutos. Es una canción que invita a la reflexión, a la nostalgia y, sobre todo, a apreciar el genio de una de las artistas más originales de la música popular.  

Para quienes buscan descubrir la esencia de Kate Bush, esta canción es un punto de partida perfecto: un viaje a través de la inocencia, los sueños y la eterna búsqueda de lo inefable en el amor y la memoria.

Daniel 
Instagram storyboy 

jueves, 8 de mayo de 2025

1589.- Street Hassle - Lou Reed



Lanzada en 1978 como parte del álbum del mismo nombre, "Street Hassle" es una de las composiciones más crudas y emotivas de Lou Reed, una larga y memorable pieza que combina a la perfección el rock urbano y la poesía underground, para retratar la dureza y la desesperación de la vida en las calles de Nueva York.

Grabada en la por entonces innovadora técnica de la grabación binaural, "Street Hassle" tiene una compleja estructura dividida en tres partes diferenciadas. En la primera sección, conocida como "Waltzing Matilda", Lou Reed nos presenta una historia de deseo y superficialidad, a través de una mujer que sale de noche a buscar compañía, pero en el segundo tramo el tono vira de manera dramática hacia un desenlace oscuro y perturbador, narrando con frialdad la indiferencia de los que la rodean cuando ésta muere de una sobredosis.

La tercera sección, conocida como "Slipaway", es una melancólica reflexión sobre el amor perdido y la soledad, que tiene como pieza central un oscuro y desesperanzador recitado de Bruce Springsteen, sobre una base musical oscura y minimalista que contribuye poderosamente a la brutalidad temática de la canción. El efecto total es tan crudo e impactante, que "Street Hassle" es sin duda una de las obras maestras de Lou Reed, por más que por su difícil temática y su sombría instrumentación, no sea comercialmente la pieza más popular de su extensa discografía.

miércoles, 7 de mayo de 2025

Depeche Mode - Black Celebration (Mes Depeche Mode)

Black Celebration, Depeche Mode




     Londres, 1986, la niebla se desliza por las calles como un susurro, envolviendo los edificios en un abrazo frío. En un estudio de grabación, bajo la luz tenue de lámparas parpadeantes, cuatro figuras se mueven entre cables, sintetizadores y el humo de cigarrillos. Son Depeche Mode, y están a punto de dar vida a algo que definirá su carrera, y sonará en multitud de reproductores de oyentes. Black Celebration, su quinto álbum, supuso, una declaración, un lienzo pintado, un grito que se alza desde las profundidades de la modernidad.



Tras el éxito de
Some Great Reward (1984), Depeche Mode ya no eran los chicos tímidos de Basildon (Essex, Inglaterra) que jugaban con sintetizadores en garajes. Habían conquistado charts, pero también habían despertado críticas, su sonido había evolucionado de un pop electrónico burbujeante a algo más audaz, con letras que exploraban la ambigüedad moral y la sensualidad. Sin embargo, el mundo aún los veía como un producto de la moda new wave, y ellos estaban decididos a romper esa percepción.

Black Celebration nació en un momento de transición, Dave Gahan, el carismático vocalista, se sumergía en un torbellino personal, mientras Martin Gore, el cerebro lírico, canalizaba sus emociones en letras más introspectivas. Alan Wilder, el perfeccionista, y Andrew Fletcher, el ancla emocional, completaban un cuarteto que trabajaba bajo la presión de reinventarse. Contrataron nuevamente al productor Daniel Miller y al ingeniero Gareth Jones, pero esta vez el ambiente era diferente. Las sesiones en los estudios Westside de Londres y Hansa Tonstudio en Berlín Occidental estaban impregnadas de una urgencia casi palpable. El título, Black Celebration, surgió de una idea de Gore. No era solo un guiño a lo gótico, sino una reflexión sobre la dualidad de la vida: la celebración que coexiste con la melancolía. El álbum marcó un punto de inflexión, abrazando un sonido más oscuro y atmosférico que influyó en el goth y el synth-pop posterior.


El proceso de grabación no fue sencillo, el grupo experimentó con técnicas de sampling, capturando sonidos cotidianos (el chirrido de una puerta, el golpe de un martillo) para integrarlos en las pistas. En Hansa Tonstudio, cerca del Muro de Berlín, el ambiente opresivo de la ciudad dividida se coló en el disco. Las paredes del estudio, cargadas de historia, parecían susurrar, y canciones. 
Desde los primeros acordes de la pista homónima, Black Celebration te arrastra a un mundo donde la luz apenas se filtra. La canción abre con un sintetizador que suena como un latido distante, mientras la voz de Gahan murmura. Es una invitación a abrazar lo sombrío, a bailar en la penumbra. Además de ser el comienzo del álbum, esta pieza establece el tono del mismo: un equilibrio entre lo industrial y lo emocional, con texturas que evocan tanto la frialdad de una fábrica como el calor de un corazón roto. 
La melodía principal, ejecutada con teclados graves por Alan Wilder, recuerda a Tubular Bells de Mike Oldfield (usada en la película El Exorcista), lo que aporta una atmósfera siniestra, aunque algunos críticos señalan esta similitud como falta de originalidad. La canción dio nombre a la gira Black Celebration Tour de la banda. Fly on the Windscreen seguía absorbiendo esa tensión latente. Esta pista, originalmente un lado B, fue regrabada para el álbum con un ritmo más pesado y una letra que medita sobre la mortalidad, la inevitabilidad de la muerte. La versión Final regrabada es más pulida que la original, con un arreglo más robusto para encajar en el tono del álbum.  A Question of Lust  es una balada electrónica.. La voz de Gore, más suave que la de Gahan, ayuda a transmitir el lirismo de la letra, explorar un amor intenso pero frágil, con matices de devoción y duda. Fue una de las primeras colaboraciones con el productor Flood, quien luego trabajó en Violator. El video marcó el inicio de la relación con el director Anton CorbijnSometimes es una joya subestimada, un lamento minimalista donde Gahan canta sobre los malentendidos en una relación. La simplicidad de los arreglos de piano y el coro gospel  introduce un contraste inesperado con el tono oscuro del disco. Cierra la cara A It Doesn't Matter Two, con una melodía que flota en el ambiente como un suspiro, es otro de los momentos introspectivos del álbum. Utiliza un efecto electrónico repetitivo que crea una atmósfera hipnótica, complementada por la voz susurrante de Gore refleja la tendencia de Gore a explorar temas existenciales, un sello de su escritura en esta etapa.



Abre la cara B con el ritmo frenético de A Question of Time, que al igual que A Question of Lust, explora temas de deseo, poder y vulnerabilidad. Es uno de los temas más enérgicos y bailables, con un sonido industrial y una letra provocativa sobre los peligros al que se enfrentan las mujeres jóvenes ante posibles abusos. En la edición estadounidense, el sencillo tuvo un error de masterización que repite el intro. Stripped, el sencillo principal, es quizás el alma del álbum. Su introducción, con el sonido de un motor de motocicleta sampleado, da paso a un ritmo hipnótico. Gore escribió la canción como un himno a la vulneración, a despojarse de las máscaras sociales. Estamos, quizás, ante una de las composiciones más icónicas de Depeche Mode. El video, filmado en blanco y negro, refuerza esa estética austera y minimalista, mostrando al grupo destrozando un coche en un acto de catarsis. Here Is the House Una pieza pop bailable con una melodía optimista y armonías vocales, que contrasta con el tono sombrío del álbum. La letra reflexiona sobre la soledad inherente a las relaciones humanas. Hay quien definió esta canción como una "pieza pop perfecta" por su equilibrio entre melodía y emoción, y razón no le falta. World Full of Nothing es una delicada canción cantada por Gore, con una letra que explora la soledad y la vacío emocional. La instrumentación, minimalista, con teclados suaves y un tono introspectivo prosigue con el guion minimalista establecido del álbum. Dressed in Black es una pieza teatral con un tono catastrofista, que describe a una figura femenina "vestida de negro" como símbolo de pérdida o fatalidad. La canción apela al ficticio mundo gótico de la época, conectando con la subcultura que comenzaba a abrazar a la banda. New Dress critica la superficialidad de los medios, con Gore cuestionando por qué el mundo se obsesiona con la moda mientras ignora tragedias. Es una rareza en el disco, con un tono casi punk en su indignación, pero encaja en la narrativa de un álbum que no duda señalar las contradicciones humanas. Esta canción es, junto con The Queen Is Dead de The Smiths, una de las mejores canciones que reflejan el descontento de la juventud británica de la década de los 80, con la monarquía británica.


Cuando salió al mercado el 17 de marzo de 1986, no fue un éxito inmediato, alcanzando unas modesta cifras si lo comparamos con sus trabajos posteriores. Los críticos estaban divididos: algunos elogiaron su audacia, mientras otros lo consideraron demasiado sombrío. Sin embargo el tiempo dio la razón a los primeros, y el álbum se convirtió en un clásico de culto. Su influencia es innegable: bandas como Nine Inch Nails, The Cure y hasta artistas modernos como The Weeknd han citado el álbum Black Celebration como inspiración. Estamos ante el disco donde Depeche Mode encontró su voz definitiva, un puente entre el pop electrónico y el rock gótico.
El álbum también marcó un antes y un después en la relación de la banda con sus fans. Las giras de 1986 y 1987 mostraron a un Depeche Mode más teatral, con Gahan transformándose en un frontman magnético. Las imágenes en blanco y negro de los conciertos, con multitudes ondeando en éxtasis, capturan la fiebre que Black Celebration desató. 

Es Black Celebration un disco que no envejece, porque sus temas (el deseo, la mortalidad, la lucha interna) son eternos. En cada nota, en cada palabra, hay un pedazo de aquellos cuatro chicos de Basildon que soñaban con algo más grande, que encontraron en la oscuridad un lienzo para pintar su verdad. Y Mientras la niebla se disipa en las calles de Londres, el eco de Black Celebration permanece como un recordatorio de que, incluso en los momentos más sombríos, hay belleza en celebrar lo que somos. Y en algún rincón del mundo, alguien enciende un viejo tocadiscos, cierra los ojos y deja que el sintetizador los transporte.