jueves, 29 de mayo de 2025

Depeche Mode - Playing the Angel (Mes Depeche Mode)







Con cada disco de Depeche Mode, se imprime una historia persona, grupal y musical distinta. Cada disco de Depeche Mode es tan definitorio de una época que han llegado a atravesar a distintas generaciones, tanto con “Black Celebration” como con “Exciter” o “Violator”, la obra cumbre de los británicos, sonando tan diferentes pero tan familiares, y, al mismo tiempo, usando los métodos de cautivación que nos han enredado durante toda la carrera de este fabuloso trío una y otra vez, pero creando paisajes y sensaciones de otros colores. “Playing the Angel” es un álbum consistente, redondo, poderoso, entrañable… en fin, como cualquiera de los adjetivos que evoca Depeche Mode. No son elogios aduladores, en realidad reflejan el espíritu que la banda muestra en los doce temas. Visto de otra forma, su nuevo lanzamiento manifiesta claramente la esencia de estos tres hombres a medio comienzo del milenio, la cual no involucra solo la utilización de tecnologías actuales, sino también de sus historias actuales: Escucharás samples chirriantes y saturados, crujidos de discos y zumbidos eléctricos, zumbidos de amplificadores y gemidos ambientales analógicos en abundancia. En el futuro todo será muy poco convencional en la música pop y con este álbum podemos estar ahí desde el principio. La puerta está abierta: ¡entra!. En primer lugar, David Gahan, cuya voz a menudo sólo se utilizaba como instrumento adicional, ahora por fin puede trabajar como compositor. La dictadura del señor Gore ha terminado. Las tres canciones de Gahan, “Suffer Well”, “I Want it All” y “Nothing’s imposible” no brillan por su fuerza propia, lo hacen dentro de todo el contexto del disco. Cuando vas escuchando una a una no puedes dejar de sentir el golpe, pero “Playing the Angel” está tan bien elaborado, que constituyen un universo total. Musicalmente, lo más utilizado el sintetizador análogo, por otras partes suenan unos riffs muy potentes y también, por supuesto, se destacan unos coros femeninos maravillosos y también la enternecedora voz de Gore.

 “Playing the Angel” comienza con A Pain that I’m Used to, con una guitarra alarmante que da paso a unos beats más suaves y luego a la intensa interpretación de Gahan, que crea el ambiente de una película de estas policiales oscuras, donde se persigue a un asesino, como una urgencia de búsqueda. De fondo, la sierra circular electrónica chirría durante unos segundos, preparándonos para lo que nos espera. La canción se basa en un fondo electrónico pulsante y dinámico, que es reemplazado por riffs ásperos que hacen que la cabeza asienta en el coro, está garantizado que será un éxito incluso en la pista de baile. No en vano fue lanzado como segundo sencillo. En John the Revelator continúa ese juego de Gore de usar referencias apostólicas, la canción en sí, es un ejercicio de simplicidad pero que te impacta de una sola vez: los beats son muy sencillos, Gahan canta como si estuviera en medio de un estadio y para rematar, un coro femenino grandioso, que repite una y otra vez john the revelator… es de estas canciones que uno espera ver en un recital multitudinario, el título religioso y el coro gospel como coros ya indican hasta qué punto Gore tiene que volver a utilizar temas existenciales para expresar adecuadamente su mundo emocional. Suffer Well es una de las tres canciones que salieron de la pluma del Sr. Gahan. Al principio chisporrotea, bala, relumbra y emite un pitido muy agradable, como en los viejos tiempos, Duane Eddie también está de regreso. 

The Sinner in Me es más triste, pero al mismo tiempo, sensual, son esas cosas que solo sabe manejar Depeche Mode, aquí hay mucha más prominencia de la electrónica, aunque también lleva un riff hacia el final de la canción. El single Precious es una obra maestra, muy sofisticada, envolvente, a nivel de cualquiera de los singles del trío, y es ahí donde radica la magia de su música, porque durante toda su trayectoria se han manejado con exactamente las mismas herramientas pero siempre saben experimentar sin caer en lugares comunes ni en autoplagios y así nos hechizan como de la nada, ¿¿cómo lo hacen??Desafortunadamente, el límite de la bailabilidad absoluta se perdió por poco. Una hermosa y triste canción pop, también buena para tocar con una guitarra alrededor de una fogata, si tan solo los acordes no fueran siempre tan difíciles. Las canciones de radio y de las listas de éxitos que conocemos de Depeche Mode rara vez estuvieron entre las mejores de sus álbumes. El aliento de los viejos tiempos industriales envuelve Macro, cantada por Gore, cuando, después de tres minutos, los tambores a vapor irrumpen de repente en la temblorosa elegía suicida.

La composición de I Want It All de Bei Gahan tiene una composición sonora, al igual que "The Cure". Heer no necesita cascadas de ruido demasiado ambiciosas para crear atmósfera. "I Want It All" es una producción pop hipnótica con canciones de los Noventa y Ben Hillier es uno de los mismos números entre los escritores ingleses. En general, me interesaría saber cómo sonarían las primeras demos de Gahan y Gore. Nothing’s Impossible, el último tema creado por Gahan, diría que es la más plana del disco, es solo su voz encima de una base que no tiene muchos cambios y una guitarra electroacústica que aparece por segundos. De todas maneras, cada uno de estos temas suenan muy bien, Gahan ya está inmerso en la mecánica de su banda y compuso sin sobrepasar ni igualar a Gore, pues esa no es la idea, sino que participó como un miembro más que trabaja por el bien de la banda y no por el propio. Con su segunda balada, Damaged People, cuyos sonidos recuerdan definitivamente al álbum "Construction Time Again", Gore resume todo su arte: "Cuando estoy de mi lado / no tengo miedo / tengo miedo de sentir / ya estoy muriendo". La melancolía y la tragedia sobre las que se construye toda la carrera de la banda parecen surgir de esta simple línea, y la melodía, sí, en realidad suena un poco como los buenos viejos tiempos de "Black Celebration". No podría ser mejor. ¿Quizás demasiada teatralidad? Oh, no lo sé. A veces pienso que los chicos nunca habrían podido ser verdaderamente felices con títulos como ese. Hacia el final encontramos el instrumental Introspectre, la bailable ‘Lillian’, que suena a lo más primitivo pero también a lo más nuevo de Depeche Mode, el teclado surge como de lo más antiguo y los beats son de un sonido como el de Radiohead en “Kid A” en general un tema que posee mucha fuerza; finalmente llega The Darkest Star, tema de donde extrajeron el título del disco. Depeche Mode finalmente emerge de las profundidades de la angustia conmovedora, acompañado por coros y un staccato de piano pecaminoso. "No quiero que cambies / Cualquier cosa que hagas / No quiero que seas / Alguien más para mí", dice Gahan. Primero, en la última canción, los Depechies aflojan un poco los tornillos antes de liberarnos de su majestuoso e individual mundo sonoro

 No esperes un nuevo “Violator” ni menos un nuevo “Songs of Faith and Devotion” ni un “Ultra” ni un “Exciter”. No es necesario. Cada uno es tan importante como individuo, porque cada uno cuenta con una identidad específica y con su propio hilo conductor, que tienes que ver a este disco como un “Playing the Angel”, tal como los discos anteriores de Depeche Mode, es único, es un hito en el trayecto de la banda y tiene una personalidad infranqueable. Es una experiencia magnífica y revolucionaria. Este álbum marcará una vez más una nueva generación de música influyente, pero esto sólo se hará evidente en el contexto de los años.

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