Disco de la semana 428: Corpiños en la madrugada – Sumo: El rugido primitivo de una leyenda
"En Argentina me curé, me salvé y me cagué de hambre... pero fui feliz."
— Luca Prodan
No hay forma de hablar de Corpiños en la madrugada sin hablar de ruido, caos y verdad cruda. Este disco no es un álbum en el sentido tradicional, sino una excavación arqueológica en el ADN de Sumo, una colección de grabaciones en bruto (1983-1984) que capturan el momento exacto en que una banda dejó de ser un proyecto de borrachos y se convirtió en un huracán.
Publicado en 1992, cinco años después de la muerte de Luca Prodan, el disco funciona como un mensaje en una botella lanzado desde el under porteño. No hay producción pulida, ni hits radiofónicos: solo la esencia de Sumo antes de que el mito los devorara.
Luca Prodan: El extranjero que reinventó el rock argentino
La historia de Sumo empieza con un italiano escapando de sí mismo. Luca Prodan, nacido en Roma, criado en Escocia y devorado por la heroína en Londres, llegó a Argentina en 1980 casi por casualidad. Un amigo le escribió: "Venite a las sierras de Córdoba, acá te desintoxicás". Lo que encontró fue un país gris, recién salido de la dictadura, pero con una energía subterránea que lo electrizó.
En Buenos Aires, Prodan formó Sumo con un grupo de inadaptados brillantes:
- Germán Daffunchio (guitarra), el cerebro musical.
- Alejandro Sokol (bajo), luego reemplazado por Diego Arnedo.
- Stephanie Nuttal (batería), una inglesa que añadió ritmos post-punk.
- Roberto Pettinato (saxo), el caos personificado.
No sonaban a nada de la escena local. Eran punk, pero con reggae. Eran rock, pero con jazz. Eran británicos, pero cantaban en porteño. Y, sobre todo, no pedían permiso.
Corpiños en la madrugada: El disco que no debería existir
Este álbum es un fantasma. Grabaciones de ensayos, recitales en bares mugrientos (Café Einstein, Parakultural), demos hechas en casetes desgastados. No fue pensado como un disco, sino como un acto de resistencia: la familia de Luca y sus excompañeros lo rescataron para demostrar que Sumo no nació grande, se hizo a los golpes.
¿Por qué el nombre?
La leyenda cuenta que en un recital, unas mujeres les tiraron corpiños (sosten) al escenario. Luca, en vez de sonrojarse, lo celebró: "Esto es rock and roll, che". El título captura esa mezcla de provocación, sexo y arte sucio.
Canciones: Un viaje al corazón del monstruo
Lado A: La noche que no termina
1. "Night and Day" (5:53)
- Un mantra oscuro, con un bajo que parece salido de Joy Division. Luca canta como un borracho filosófico: "Night and day, I think of you...".
2. "Mejor no hablar (de ciertas cosas)" (5:30)
- La versión en crudo del himno que luego popularizarían Los Redondos. Aquí suena más desesperada, como un consejo dado entre resaca y depresión.
3. "Banderitas y globos" (3:20)
- Una crítica social disfrazada de canción bailable. "Todo el mundo feliz, con banderitas y globos..." ¿Ironía o amargura?
4. "Teléfonos que suenan en piezas vacías / White Trash" (8:46)
- El momento más experimental del disco. Empieza como un blues deprimido y estalla en un punk furioso.
Lado B: Furia y sarcasmo
1. "Una noche en New York City (La rubia tarada)" (3:37)
- El himno definitivo contra la frivolidad. Luca escupe: "Ella quería ser como las de las revistas...".
2. "Divididos por la felicidad" (4:49)
- La canción que le daría nombre a la banda de Arnedo y Daffunchio. Aquí suena más cruda, más punk.
3. "Quiero dinero" (2:51)
- Un middle finger al capitalismo, en menos de tres minutos.
4. "Fuck You" (1:53)
- Puro punk visceral. Luca grita como si le ardiera la garganta.
5. "Disco Baby Disco (De Be De)" (3:07)
- Una burla al disco y a la moda vacía. *"Disco baby, disco de be de..."*
6. "Heroin" (cover de The Velvet Underground)
- La canción más dolorosa. Luca la canta no como un fan, sino como un adicto en recuperación.
Legado: ¿Por qué importa este disco?
- Es Sumo sin máscaras. No hay estudio, no hay edits, solo la banda en estado salvaje.
- Es Luca antes del mito. Se lo escucha vivo, imperfecto, humano.
- Es el sonido del under porteño en los '80: sudor, cerveza y poesía mala.
Un disco para oyentes, no para fans
Corpiños en la madrugada no es un álbum para coleccionistas. Es para quienes quieran sentir el rock en las venas. Para quienes prefieran una toma imperfecta con alma, antes que un hit pulido sin sangre.
Sumo no quería ser famoso. Quería ser libre. Y este disco lo prueba.
¿Vos ya lo escuchaste? 🚬🎸
Daniel
Instagram storyboy
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