viernes, 9 de noviembre de 2018

El disco de la semana 68: The Strokes - Is this It







Recuerdo una actuación de The Strokes interpretando Take it or leave it, que encontré en uno de esos ratos de cacharrear por Youtube sin rumbo fijo, en la que la fuerza escénica del cantante, Julian Casablancas me recordó al carisma de Jim Morrison en sus apariciones televisivas. Su manera de atacar las frases frente al micrófono, la pose de “o paso de todo, o estoy colocado, o ambas cosas”, y su sorprendente invasión del patio de butacas, cantando mientras caminaba sobre los respaldos de los asientos como Jesucristo sobre las aguas, o como Iggy Pop sobre los brazos y hombros de la audiencia, me impactaron sobremanera. Para mí esa era la respuesta, el bofetón en la cara del insulso panorama musical, convertido en la España de los noventa en un auténtico páramo en lo que a programas televisivos especializados se refería.



Casablancas a punto de caminar sobre el público
Eso fue, en pocas palabras y en potentes imágenes, lo que supuso el disco Is this It para el panorama musical del momento, un auténtico pisoteo de las desgastadas fórmulas de finales de los 90, un chorro de aire fresco que nos hizo albergar la esperanza de que la nueva década sería mejor. Una vez apagados los otrora brillantes fuegos del grunge, el britpop y la nueva oleada punk, estrellas fugaces que ardieron en su propia combustión y dejaron la segunda mitad de los noventa tocando fondo y en penumbra, llegaron estos chicos bien de Nueva York y agitaron un avispero que parecía irremisiblemente adormecido. Su mensaje era claro y contundente. El título omitía el interrogante, pero era una pregunta que podía traducirse como “¿es esto lo que hay?, y que al final del disco te obligaba a valorar o a tomar una decisión al respecto. Esto es lo que hay. Tómalo o déjalo (“Take it or leave it”). Y decidimos tomarlo.

The Strokes - Take it or leave it
https://www.youtube.com/watch?v=C0qls7b5oAY

IS THIS IT

Nada mejor para explicar el sonido de Is this it que la frase con la que Julian Casablancas indicó al productor lo que quería de aquel primer disco: “Queremos sonar como una banda del pasado que hiciera un viaje al futuro para hacer su disco”. Para lograrlo, el grupo volvió a grabar en el pequeño estudio del East Village de Manhattan en el que habían registrado sus primeros temas. El sonido que buscaban era más cercano al garaje rock y a la aspereza sonora que reproducían sus maquetas en los conciertos, que a la pureza que se podía conseguir en el tratamiento de estudio.

Por esa razón, y siguiendo las indicaciones de Casablancas, las canciones se grababan en una sola toma y sin grandes arreglos posteriores, siendo lo más cercano posible a lo que habría sido un directo. La influencia del cantante en el sonido del disco fue capital, y en palabras del productor del disco, era capaz de estar adormilado tras tomar demasiadas cervezas, y despertarse en el momento de escuchar un golpe de batería desacompasado.

El proceso culminó con una colección de 11 canciones que reflejaban la aspereza buscada en ese supuesto viaje en el tiempo de una banda del pasado, y por las influencias que destilan las canciones, nos atreveríamos a decir que la banda en la que pensaban bien podría ser la Velvet Underground de su admirado Lou Reed, o el regreso triunfal del ya mencionado Jim Morrison desde la ultratumba para volver a comandar a los Doors más incendiarios. Casi como si no quisieran desvelar sus armas de inicio, el tema "Is this It" es en realidad el más lento del disco, para que creamos que la curación del hastío del final de los noventa va a consistir en una tirita y no en un tratamiento de choque.

Es sólo un truco de magia o un simple espejismo, del que comenzamos a darnos cuenta en el ritmo velvetiano de "The Modern Age" y en el sonido garajero y desnudo de "Soma". El ritmo pegadizo y aceleredado vuelve con "Barely Legal" ("Casi Legal"). Esté o no dentro de la legalidad, llegados a este punto ya no queremos bajarnos de este tren sin control al que los Strokes nos han subido, casi sin avisar.

Idéntico camino sigue la instrumentación de "Someday", "Alone Together" o "Last Nite", una de las canciones más conocidas del disco, aunque cediera el honor de ser la canción de lanzamiento del disco a "Hard to explain" (Difícil de Explicar"). Más que considerar difícil de explicar esta decisión, diremos que se explica en la gran cantidad de potenciales singles que contiene este disco, dotado además de una envidiable unidad de sonido y nivel de calidad en todos los temas, algo que no está al alcance de cualquier banda en su disco de debut.


Capítulo aparte merece el tema "New York City Cops", uno de los momentos más álgidos y brillantes del disco, que sin embargo fue suprimida de las ediciones posteriores por su crítica y despectiva letra contra la policía de su ciudad. Tras el 11S, la discográfica considero que no era lo más correcto cantar contra los heroicos agentes de la policía neoyorquina. Un descarado Julian clamaba en directo su desacuerdo ante esta censura, justo antes de que la banda comenzara con las primeras notas.


Portada alternativa de "Is this It"
Y tras una "Trying your luck" menos relevante, el cierre a lo grande llega con la bofetada en la cara con la que abríamos esta reseña, "Take or leave it", somos así y no nos vas a cambiar, o lo tomas o lo dejas, este ha sido nuestro disco y nos despedimos con un temazo lleno de rabia y sabor a clásico. Final perfecto para un disco que prácticamente también lo es, a pesar de los esfuerzos de la discográfica y sus managers por estropearlo, empezando por la censura de la desaparición de “New York City Cops” en beneficio de un corte (“When it Started") mucho más insustancial, y terminando por el absurdo cambio de portada en las ediciones posteriores, eliminado una portada icónica. El fotógrafo Colin Lane entregó al grupo la foto del trasero de una chica, acariciado por la mano de la propia chica enfundada en un guante de piel. La foto generó una inexplicable polémica que finalmente llevó a su retirada para posteriores ediciones. De nuevo Julian tuvo, nunca mejor dicho, la voz cantante, proponiendo como nueva portada una toma microscópica de una colisión de partículas.

No se puede decir que no encajara con un disco que fue una explosión sonora que nos devolvió la ilusión por el futuro de la música en la entonces nueva década. Esas mismas esperanzas las pusimos en un grupo que parecía que iba a romper todas las barreras, pero al igual que le ocurrió a Oasiscada disco siguiente fue siempre un poco peor que el anterior, cruzando la línea roja de no retorno tras First Impressions of Earth en 2006, último disco en el que se pueden encontrar varios singles potentes. Anuncian nuevo disco para 2020, y vuelve a ser comienzo de década, por lo que nunca debemos perder la esperanza. ¿Será éste el esperado retorno de The Strokes? ¿Volverán a “pisotearnos” con un disco de la envergadura del de su debut? No queda otra que esperar con incertidumbre, para saber si “esto es lo que hay” o si de nuevo volveremos a ilusionarnos.

jueves, 8 de noviembre de 2018

El disco de la semana 67: The Allman Brothers Band - Idlewild South

Idlewild South




     Para la semana número 67 de la aventura de 7dias7notas decidí que ya era hora de recomendar a esta banda. La semana anterior había salido a la palestra el grupo de rock sureño The Black Crowes, formación que a principios de los años 90 hizo que me interesara por ese sonido. Esto me llevó a indagar sobre este sonido, a ir tirando del hilo, descubrir muchas bandas, y preguntar a gente con muchos conocimientos musicales. Este maravilloso viaje que emprendí por entonces y que todavía prosigo a día de hoy por los caminos del rock sureño me llevó a conocer a The Allman Brothers Band (como no podía ser de otra forma) a través de un recopilatorio que compré por entonces. Grupo precursor del rock sureño y que al igual que otras tantas  formaciones, es originaria de Jacksonville, cuna del rock sureño.


      Aunque a los Allman Brothers nunca les gusto que los encasillaran dentro del género del rock sureño, pues solían mezclar otros estilos con una facilidad y una clase únicas. Y buena prueba de ello es el disco recomendado en esta ocasión, Idlewild South, una disco donde el rock sureño se entremezcla con el blues, el blues rock y el jazz, demostrando los increíbles músicos que formaban este grupo, músicos curtidos en mil batallas. Además de tener increíbles discos en estudio, el fuerte de los Allman Brothers era indiscutiblemente el directo. Para los anales de la historia de la música queda ya el famoso Live at The Filmore East, disco grabado durante tres conciertos que el grupo dio en la famosa sala de Nueva York, y que vería la luz ese mismo año. Demostrando la calidad que atesoraban con los temas que tocaron y con las largas improvisaciones musicales marca de la casa.

     En 1970, el grupo, que está formado por Gregg Allman (voz, piano, órgano), Duane Allman (guitarra solista), Dickey Betts (guitarra solista), Berry Oakley (bajo), Jai Johanny Johanson "Jaimoe" (batería, percusión) y Butch Trucks (batería, percusión), graban Idlewild South entre los Capricorn Sound Studios de Macon (Georgia), los Atlantic South Studios de Miami y los Regent Sound Studios de Nueva York. Una vez grabado el disco es publicado en septiembre de 1970, siendo el segundo álbum de estudio del grupo. El disco tardó cinco meses en grabarse, y se utilizan los tres estudios debido a la agenda del grupo, que tiene compaginar sus conciertos con la grabación del mismo.
 
     Comienza el disco con Revival, compuesta por Dickey Betts, fue el primer tema de la banda que no fue compuesto por Gregg Allman. Tema que originalmente se concibió como instrumental, añadiéndole finalmente letra. Las partes de guitarra acústica fueron grabadas por Duane Allman. La letra tiene referencias evangélica del tipo "Love is everywhere / El amor está en todas partes", y unos coros estilo gospel,  lo que hizo que este tema se convirtiera en uno de los favoritos y un himno entre la comunidad hippie. Revival supondría el primer éxito en las listas de ventas del grupo en Estados Unidos, al alcanzar el puesto número 92 en la famosa lista Billboard Hot 100. En este tema podemos comprobar la magnífica incorporación de elementos jazzisticos.

     Don't Keep Me Wonderin', compuesta por Gregg Allman, un blues con toques funky donde Duane Allman nos deleita con el slide guitar y el amigo de la banda Thom Doucette lo hace con la armónica.


     Midnight Rider, Compuesta por Gregg Allman y el roadie de la banda Robert Kim Payne. tema se desenvuelve alrededor del piano de Gregg y la guitarra acústica de Duane. El grupo había alquilado una granja a las afueras de Macon, Georgia, lugar donde Gregg se podía sentir libre de fumar marihuana y componer. Era tarde ya y una vez que a Gregg le empezó a fluir la composición del tema lo escribió en poco más de una hora, pero se quedó atascado en el tercer verso del tema, y no daba con la clave para continuar. Mientras que Gregg se encontraba atascado, al roadie de la banda Payne, quien era el encargado de vigilar el almacén donde el grupo guardaba los equipos, tuvo una inspiración y le ayudó a escribir las dos primeras frases del tercer verso de la canción. Gregg, teniendo reciente el tema, no quería esperar a grabarlo y decidió grabarlo esa misma noche, y con la ayuda de Payne se presentó en los Capricorn Sound Studios con la intención de grabarlo. Había un problema, era tarde y estaban cerrados los estudios, así que Gregg decidió llamar a los productores para que les dieran acceso al estudio, pero como era muy tarde, estos optaron por desestimar la petición de Gregg y emplazarle a presentarse por la mañana para hacerlo. Gregg no quedó satisfecho con la solución, así que decidió romper una ventana, accedió al estudio con payne. Una vez en el estudio se encontró con otro problema, no estaba la banda para grabarlo, cosa que no le detuvo, pues con la ayuda de payne, otro amigo que consiguió reclutar, Twiggs Lyndon, y el baterista Jaimoe, al que si consiguió localizar, grabó una primera demo del tema que posteriormente grabaría la banda al completo. En agradecimiento por aquello, Gregg más adelante hizo que Robert Kim payne figurara como compositor del tema y le cedió el 5% de todos los beneficios que el tema reportara.

     In Memoriam of Elizabeth Reed, compuesto por Dickey Betts en homenaje a Miles Davis, donde nos vuelve a regalar otro magnífico tema con base jazzística. Dickey se inspiró para componer el tema en una mujer con la que tuvo una relación en Macon, Georgia, y que era la novia por entonces del músico Boz Scaggs (cantante, compositor y guitarrista conocido por sus trabajos en la década de los años 70). Dickey decidió ocultar el nombre de la mujer y utilizó el nombre que aparecía en una lápida del cementerio Rose Hill, ubicado allí en Macon, y es que Dickey y los demás miembros del grupo solían ir allí a relajarse y escribir canciones. Este tema cuando era interpretado por el grupo en directo, nunca lo tocaban de la misma forma, y sobre él se marcaban geniales improvisaciones. Este fue el primer tema instrumental que fue compuesto por el grupo. En ese cementerio, Rose Hill, donde Dickey cogió el nombre del tema, se encuantran enterrados los componentes del grupo Duane Allman y el bajista Berry Oakley.


     Abre la cara B Hoochie Coochie Man, compuesto por el genial Willie Dixon. Maravillosa la versión que el grupo se marca de este tema. Tema que se convirtió rápidamente en un clásico del blues de Chicago, la letra hace referencia al Hoodoo, que era una práctica religiosa tradicional de la comunidad afroamericana desarrollada a partir de tradiciones y creencias religiosas provenientes de África Occidental. Unas prácticas que la comunidad afroamericana mantenía en secreto. También hace referencia el tema al Hoochie Coochie, que era una danza de caracter sesual y provocativa, y que se considera como una de las precursoras del conocido baile striptease. Tema que fue grabado por primera vez por Muddy Waters en 1954 y con el que los Allman Brothers se atreven, marcándose una memorable y maravillosa versión.

     Please Call Home, compuesta por Gregg Allman, magnífica balada que al igual que Midnight Rider está compuesta alrededor del piano y la guitarra acústica y que se sale del habitual y característico sonido de la banda que solía estar apoyado en las guitarras gemelas y el hammond.

     Y cierra la cara B y este magnífico álbum Leave My Blues At Home, compuesta por Gregg Allman, donde nos demuestran la perfecta compenetración que la banda tiene, y donde Trucks y Jaimoe en la percusión y Duane y Dickey a las guitarras, Oakley al bajo y Gregg a los teclados muestran una perfecta sincronización. Duane y Dickey mos regalan varios sólos en el tema marca de la casa.

     Idlewild South es uno de esos álbumes que si bien no deberían faltar en nuestra biblioteca musical, hay que escuchar al menos una vez en la vida.



El disco de la semana 66: The Black Crowes - Shake Your Money Maker

Shake Your Money Maker


     Todavía recuerdo la primera vez que escuché este vinilo por primera vez, año 1990, en casa de un amigo, ese sonido me impactó. Era todavía yo un crío y no había escuchado por aquel entonces nada parecido a aquello, me había gustado y mucho. A los Black Crowes les doy las gracias por haberme mostrado el camino del rock sureño, otro de tantos caminos musicales que tanto me gustan.

     El germen de la que se acabaría convirtiendo en The Black Crowes comienza en 1984, en la Walton High School de la localidad de Marietta, Georgia (Estados Unidos), escuela a la que asisten los hermanos Chris y Rich Robinson. Es allí donde forman un grupo llamado Mr. Crowe's Garden, en honor al libro infantil Johnny Crow's Garden escrito por Leonard Leslie Brookes, un nombre que acabrían modificando para acabar llamándose The Black Crowes. En sus inicios están influenciados por grupos como REM, el rock sureño y el pop psicodélico de los años 60, si bien van evolucionando hacia un sonido mas blues rock con el paso del tiempo.






     En 1990 y bajo el sello discográfico American Recordings publican su primer álbum de estudio, Shake your Money Maker, un disco que supondría el estreno de la formación con un rotundo éxito tanto por parte de la crítica especializada como por el público. Un disco con grandes dosis de blues rock, rock & roll e incluso algún que otro tinte de hard rock, y donde podremos apreciar influencias de grupos como los Rolling Stones, The Faces, Led Zeppelin, The Allman Brothers Band ó Lynyrd Skynyrd. A la postre se convertirá en uno de los mejores álbum debut de todos los tiempos, convirtiéndose en un disco indispensable en cualquier biblioteca musical. Durante la escucha del disco estos chicos nos envuelven en una vorágine de sonidos de rock sureño y rock & roll que van fluyendo para dejarnos un disco de muchos kilates. La formación que grabó Shake Your Money Maker estaba compuesta por Chris Robinson (voz), Rich Robinson (guitarra), Jeff Cease (guitarra), Johnny Colt (bajo) y Steve Gorman (batería y percusión). Contaron con el músico adicional Chuck Leavell para grabar las partes de piano y órgano hammond. Todos los temas son acreditados en la composición por los hermanos Chris Robinson y Rich Robinson menos Hard to Handle.

     Abre la cara A el tema Twice As Hard, y estos chicos ya nos enseñan los dientes y nos demuestran una solided y una seguridad con un tema interpretado con mucha fuerza impropio de una banda debutante. Y es que ese riff que va cogiendo fuerza según avanza el tema, los slides guitar que se entremezclan con el órgano, y la solidez del bajo y la batería dan cuerpo a un tema muy rockero, el inicio de un disco más que prometedor. Un tema donde nos hablas de lo difícil que es dejar a alguien para siempre, y si es por segunda vez más todavía.
   
     Jealous Again, donde de nuevo vuelven con la fórmula de guitarra y teclados compenetrándose a la perfección. Tema con un ritmo más melódico y algo menos crudo que el tema anterior, regalándonos un tema que nos invita a levantarnos de la silla y bailar sin parar.

     Sister Luck, un tema más suave, melódico e intimista que los anteriores, donde Chris acompaña al tema con un gran feeling. Tema con un sonido muy sureño al estilo Lynyrd Skynyrd. El ambiente que logran recrear va perfecto con una letra donde se lamentan de lo esquiva que puede ser la hermana suerte.

     Could I've Been So Blind, otro tema que va en la línea del disco, estos chicos no quieren que paremos y dejemos de mover los pies sin parar. Sobresaliente la guitarra distorsionada del tema y magnífico como acompaña la sección rítmica.

     Seeing Things, llegamos a uno de los momentos álgidos del disco, enorme balada con una genial melodía de guitarra, piano y órgano. Y si a esto le sumamos que Chris está magnífico en el apartado vocal y acompañado por un coro femenino sólo nos puede quedar un señor temazo, ideal para escuchar sentado en la mecedora del porche mientras cerramos los ojos y nos dejamos llevar.


     Llegamos a la cara B y el encargado de abrir es Hard to Handle, compuesto por Ottis Reding, Allen Jones y Alvertis Isbell, e interpretado por el propio Otis. Si el anterior tema era un momento álgido, con esta versión que se marca el grupo ya no hay duda de que estamos ante un disco con mayúsculas. Con una melodía pegadiza, el grupo construye alrededor unos riffs y una sección rítmica con mucha fuerza. Este fue el tema que les dio la fama y por el que se dieron a conocer, un auténtico trallazo.

     Thick N' Thin, el tema comienza con el rugido de un automóvil, después se escucha lo que parece ser un accidente y de repente entra todo el grupo para regalarnos un rock & roll tocado a una velocidad vertiginosa. Sobresaliente el bajo en este tema.

     She Talks To angels, balada donde las guitarras acústicas acompañan a Chris, quien con una voz intimista y acompañado de fondo por el lamento del órgano se encarga de dar un toque melancólico y a la vez magistral.

     Struttin' Blues, después de la calma llega la tempestad, con el tema de que se mueve entre el blues rock y el hard rock, con unos riffs de guitarras demoledores. Sensacional Chris en el apartado vocal.

     A este tema le sigue otro de los más cañeros, Stare It Cold, donde la batería marca desde el inicio, y las guitarras, el bajo y el órgano hammond se le suman para volver a llevarnos de fiesta, a seguir moviendo los pies sin parar.

     Para cerrar el disco aparece una pista oculta, Live to Fast Blues / Mercy, Sweet Moan, un blues clásico de poco más de un minuto que sirve de despedida y para poner el broche de oro a un disco magnífico. Está claro que en este disco The Black Crowes no inventaron nada, pero si fueron capaces de coger todas esas influencias y sonidos, y mezclarlos y sacarles partido con una gran exquisitez.


El disco de la semana 65: Jane's Addiction - Nothing's Shocking




A finales de los 80, se estaba desarrollando el germen de lo que en los 90 serían tendencias que influirían a toda una generación. Ocurrió con el grunge de Pearl Jam y Nirvana, el renacer punk de Rancid, Green Day y Off Spring y hasta con el impulso del hard rock de grupos como Guns and Roses y Metallica. En esa época de primeros pasos de lo que estaría por venir, en 1988 un nuevo grupo californiano de rock lanzó su disco de debut, que acabaría resultando tan adictivo como el nombre elegido por la banda, Jane's Addiction.


Nothing's Shocking retoma la sencillez y el minimalismo que tanto se echaron en falta en los sobrecargados sintetizadores que marcaron la mayor parte de entregas musicales de los artistas de éxito de los 80, y entrega una colección de temas de difícil clasificación. Son canciones de rock y metal del rock y metal, salpicadas de toques de Blues, Jazz, Funk y Soul, en una mezcla tan heterodoxa como original.Hablamos de un disco que muchos consideraron pionero en el cambio de la escena musical del momento, con la creación de lo que se dio a conocer bajo el término de "rock alternativo". Decir que lo inventaron ellos nos parece un poco excesivo, pero que Perry Farrell, Dave Navarro y compañía, en el final de una década marcada por la comercialidad, se anticiparon totalmente a la respuesta alternativa que vendría en la siguiente, es algo fuera de toda duda.



Arranca el disco con “Up the Beach", con las notas de bajo de Eric Avery y los gritos de Perry Farrell, para enganchar después con un riff de guitarra de Dave Navarro, que lo borda en canciones como "Ocean Size", alucinógeno tema de atmósferas psicodélicas. El rock se hace patente en la hererodoxa "Had a Dad", que antecede a los siete intensos minutos de "Ted, just admit it...", tema central que esconde el verso del que el disco toma su título, y una de las canciones de su repertorio que han alcanzado la categoría de míticas.  Inspirada en el famoso asesino en serie Ted Bundy, es una enloquecida colección de ambientes musicales, con un repetitivo y extraño estribillo que proclama que el “Sexo es Violento”. Con todos esos ingredientes, acabó siendo parte de la banda sonora de "Asesinos Natos" de Oliver Stone.

Vuelve el disco después al rock con "Standing in the shower thinking", antes de explorar de nuevo terrenos psicodélicos en “Summertime Rolls”. Tras "Mountain Song", una de las canciones del disco en la que más se pone de manifiesto la potencia de la guitarra de Navarro, nos regalan la llamativa e irreverente “Idiots Rule” en la que ponen en práctica un delirante ejercicio de pseudo funk setentero con personajes ilustres que lo dan todo en la sección de viento: Flea, bajista de Red Hot Chili Peppers, a la trompeta. Angelo Moorey, vocalista de Fishbone a la segunda trompeta. Y Christopher Dowd, teclista también de Fishbone, al trombón.


En el tramo final, encontramos la segunda de las canciones del disco que se convertirían en leyenda del grupo. “Jane Says” cuyo título es un homenaje a su admirado Lou Reed, autor de temas como "Lisa Says" o "Caroline Says",es un tema acústico y de aires folk dedicado a una antigua novia, en el que la voz de Farrell transmite un sentimiento que no le habíamos adivinado en otros cortes del disco. "Thank You Boys" es un minuto de anecdótico e irreverente music hall, un precalentamiento para cerrar a lo grande con "Pig's In Zen", el tema más heavy de todo el disco, en el que de nuevo Dave Navarro está enorme.





No quiero cerrar esta reseña sin hacer referencia al irónico título, sólo a sabiendas del disco que estaban entregando podían decirnos que "nada se está agitando", cuando estaban a punto de agitar el árbol del rock alternativo y hacer que cayeran al suelo todas las ramas secas y las manzanas podridas de una década desesperadamente enlatada en la comercialidad.

miércoles, 7 de noviembre de 2018

El disco de la semana 64: Heroes del silencio - El espiritu del vino









Hoy vamos a reseñar el tercer álbum de uno de los grupos más importantes de la historia del rock en España, nos estamos refiriendo a Héroes del Silencio, el grupo comandado por Enrique Bunbury que años más tarde dejaría a la banda para iniciar una exitosa carrera en solitario. Héroes del Silencio nacieron en Zaragoza, en 1984, como tantos otros grupos debieron de labrarse una carrera, lejos de las discográficas y del éxito, mediante concursos y tocando en garitos hasta que en 1987 la discográfica EMI les ofreció la posibilidad de publicar un EP con 4 temas. El disco tuvo una magnífica acogida tanto en ventas como en crítica y resulto ser el espaldarazo definitivo para la publicación de su primer álbum, “El mar no cesa” un disco que no pasó desapercibido, y con el que comenzó la leyenda, el siguiente ya fue el espaldarazo total, Senderos de traición se convirtió en todo un éxito que les llevo directamente al éxito que nunca habían soñado, y después del éxito, llega consagrarse y para ello publicaron El espíritu del vino, el tercer disco de la banda y que vamos a reseñar.




Nada más comenzar el álbum rápidamente constatamos que se han vuelto más potentes, vamos a decir que más Heavys, las guitarras y la batería han tomado el protagonismo y serán las estrellas absolutas en muchos de los temas. Este primer corte, titulado “Nuestros nombres” es una muestra de ello, bajo la producción de Phil Manzanera, evolucionaban su sonido levemente hacia el hard-rock setentero, dando más presencia a los riffs y un poco menos a las atmósferas creadas a base de arpegios preciosistas, lo que queda claro es que la guitarra de Juan Valdivia ha llegado para hacerse con el mando. También me gustaría recomendar el video musical que fue grabado en Los Monegros. La mística y las armonías extrañas aparecen de nuevo con el tema “Tesoro” otra gran letra llena de metáforas extrañas, el romanticismo, con un gran componente gótico que me encanta, musicalmente Valdivia se ha echado a un lado y ahora es Pedro Andreu a la batería quien toma el camino de la canción, personalmente es una de mis favoritas, joya. Con “Los placeres de la pobreza” nos regalan un auténtico trallazo, una canción que no tiene un minuto de descanso y donde Enrique hace virguerías con la voz mientras los músicos le llevan a un ritmo infernal que él aguanta sin ningún problema, como “pura sangre desbocado”… la letra es absolutamente maravillosa, con puntas de genialidad suprema como esa…. “En el suministro de charas, Masturbación de interrogantes, Para sólo escuchar, Un susurro de hilo de plata….” es una pasada entregarse sin mirar hacia ningún lado a esta canción.. de nuevo JOYA. Y sigue el ritmo, nos va a volar la cabeza tanta buena canción porque ahora nos entregamos a “La herida”, el segundo single del disco y otra canción que te quita el hipo con sus dos partes la primera pausada, de ritmo cadencioso y perpetuo, con esa armónica que le da un tono de rock sureño, un tono de epopeya, de leyenda, de cuento ancestral que te envuelve poco a poco, para a partir del minuto 4:30 explotar violentamente en una orgia de velocidad y ritmo, la letra otra pasada una historia sobre la amistad.



Cuatro joyas llevamos y continuamos para repoker porque ahora se asoma a nuestros altavoces “La sirena varada”, canción que parece estar inspirada en la obra teatral homónima de Alejandro Casona, en esta obra teatral un grupo de personas decide vivir al margen de la sociedad en un mundo imaginario, allí aparece el personaje de Sirena que dará un vuelco drástico a los acontecimientos. Estamos ante una de las letras del grupo que más debate ha creado, extraña, surrealista, nada que no hayamos encontrado en otras ocasiones. Musicalmente es otro tema de una potencia grande, más melódica pero dando de nuevo protagonismo a la guitarra. Tiene uno de los videoclips más difundidos del grupo, otro temazo. Con “La apariencia no es sincera” nos da un respiro, eso sí de calidad, que no de duración, porque se marcan un tema de más de siete minutos que se hace excesivamente largo, sin dejar de ser un buen tema si se hace un poco monótono y cansino. Y para compensar, quizás malamente, la rareza “Z” una simple melodía de 52 segundos que no lleva a ningún sitio, quizás un capricho oculto del grupo. Para terminar “Culpable” otra canción que no salió redonda, pero que en ningún momento desentona, con un estribillo muy apetecible pero muy dentro de los cánones de lo comercial.

Arrancamos de nuevo con un tema con potentes guitarras, “El camino del exceso” de nuevo se acerca el hard rock durante muchos tramos de la canción, un gran trabajo vocal de Enrique Bunbury hace de este tema muy interesante, aparece William Blake en la cancion por el que el cantante siente cierta admiración y nos regala dentro del tema una frase del autor: “El camino del exceso lleva al palacio del saber”. Con “Flor de loto” nos regalan sonidos orientales, en una balada realmente buena, incluyen un sitar dentro de los instrumentos que acompañan la voz, tema muy personal ya que Enrique la escribió tras adoptar a una niña a través de la ONG ayuda en acción, en uno de sus viajes a Nepal, pero la canción también está repleta de mitología hindú, desde su titulo fruto de una leyenda que contaba que una Diosa huyó al bosque asustada y llegó a un lago llamado Loto, donde acabó hundiéndose. Aquella zona estaba destinada a fracasados y perdedores en la vida, una especie de cementerio de derrotados y causas perdidas. Cuentan que la diosa luchó durante un largo tiempo para escapar de aquel lugar hasta que lo consiguió, pero lo hizo convertida en una hermosa flor, de largos pétalos. De ahí la Flor de Loto. “El refugio interior” es otra curiosidad, un tema instrumental de minuto y medio donde la batería toma protagonismo, curiosas las voces y risas que se oyen, pero no pasa de eso, eso si es el preludio para el tema siguiente la magnifica “Burbujas de Sangre” termina la bateira y al comenzar con un grandioso riff hace una gran efecto, te sube todo y te entregas de forma mas plena a otra de las canciones cercanas al Hard rock que nos regala el disco, un tema abrupto, lleno de fuerza y de mala leche, un tema dedicado en exclusiva a aquellos que no pueden soportar el éxito del grupo



“Tumbas de sal” puede romper ligeramente la dinámica del disco, un comienzo que te recuerda al rock and roll de los años 50 choca con la voz distorsionada de Enrique Bunbury, un tema muy psicodélico que nos habla de drogas, como curiosidad es manejable, antes de la masterpiece del disco la curiosidad de “Bendecida 2” una canción a capella de 37 segundos que sirve de introducción para “Bendecida” un auténtico poema épico, donde la tristeza y el amor se dan de la mano, hay que cerrar los ojos y disfrutar del cuento al que nos traslada, plagado de detalles. Está dedicada a la expareja de Bunbury Bendetta Mazzini y los “Lagos de Phokara” que se mencionan en la letra es un lugar de Nepal donde fueron de viaje en una ocasión. Cierra el disco “La alacena” una canción muy emotiva con el piano como protagonista, un tema excelente melódicamente y una gran exhibición vocal de Enrique que te llega a conmover.



Canciones que no soporto: Walk of life, Dire Straits


Walk of life, Dire Straits 


    
     Walk of life se grabó en 1985, incluido en el quinto álbum de estudio "Brothers in arms" de la banda británica Dire Straits. Dicho tema se convirtió en el mayor éxito comercial de la banda en el Reino Unido.

 
      El álbum "Brothers in arms" es para mí el mejor disco de estudio de Dire Straits, una autentica maravilla, gracias a temas archiconocidos como "So far away", "Money is for nothing" o la maravillosa "Brother in arms", todo un alegato contra la guerra. También aparecen temas quizás no tan conocidos como "Your latest trick", un pedazo de tema con tintes de jazz que demuestran el nivel y la versatilidad de la banda; o "Ride across the river" con unos ritmos selváticos y la guitarra de Mark Knopfler que te deja hipnotizado.

 
     En definitiva, todos los temas tienen algo, me aportan algo, menos uno, "Walk of life", tema al que después de tantos años, escuchas y más escuchas de este maravilloso disco, no le encuentro el sentido . Quizás en otro disco sí, pero en este es un tema que sobra. Fue compuesto por Mark Knopfler como homenaje a un cantante llamado Johnny Mathis. La intención es muy buena, no lo dudo, pero rompe la atmósfera creada por todos los demás temas del disco. No obstante hay una persona que piensa, o pensaba igual que yo, el productor de este disco, Neil Dorfsman pensaba que este tema no estaba a la altura del resto y se negó en un principio a incluirlo, pero tuvo que ceder por deseo expreso de toda la banda, que  querían incluirlo.

    
     El tema empieza con una pegadiza melodía hecha con un sintetizador que se repite durante todo el tema. Y es precisamente esa melodía la que me rechina continuamente cada vez que lo escucho, un tema demasiado normalito para estar en un pedazo de disco como "Brothers in arms". Podría haberse incluido en cualquier otro álbum, pero no en este.

El disco de la semana 63: Sign of the times, Prince




Nunca un disco de Prince estuvo tan enfocado y ligado a su tiempo, y a la vez, cómo casi siempre, muy adelantado a lo que musicalmente se hacía en su época, pese a incluir sus referencias habituales a estilos de corte clásico como el rock, el soul, el jazz, el blues y, por supuesto, el funk. A nivel global, la canción Sign of the times reflejaba como nunca las preocupaciones de una sociedad enfrentada a las muertes provocadas por "una gran enfermedad con un nombre pequeño" (SIDA), y al desengaño final de la absurda carrera espacial entre Reagan y Gorbachov, con el Challenger y el Columbia estallando en mil pedazos en directo por la televisión. Y más cerca del suelo, huracanes, jeringuillas y bandas callejeras armadas hasta los dientes. A nivel individual, siendo un estudiante de instituto que estaba formándose como persona y comprando sus primeros discos, la explosión de colores que en mi cabeza supuso la escucha de este disco, el primero de Prince que llegó a mis manos, me marcó ya para siempre con el Signo de los tiempos.

EL SIGNO DE LOS TIEMPOS (1987)

El propio Prince, en una entrevista para Musician en 1983, anticipaba de alguna manera el concepto de cómo el signo de los tiempos nos influye en lo que somos, marcándonos hasta el punto de ser prácticamente personas diferentes de una época de nuestra vida a otra, de la infancia a la adolescencia y de ésta a la edad adulta:

"Creo que estoy cambiando constantemente, porque oigo como cambia la música. El otro día puse mis tres primeros discos y escuché las diferencias. Y sé por qué ya no sueno así. Porque las cosas que tenían sentido para mí y las cosas que me gustaban por entonces ya no me gustan."

En 1987 había un kiosko de prensa en cada calle. El kioskero pasaba casi todo el día en un pequeño habitáculo, desde el que vendía periódicos, revistas, cromos y golosinas. Para hacer un poco más amena la larga jornada, en muchos de los kioskos tenían pequeños receptores de televisión, y el kioskero de mi barrio no era una excepción a esta pauta. Recuerdo como si fuera ayer que, un día que fui a comprar algo, en aquel pequeño televisor estaban poniendo el vídeo de Sign of the times, que consistía básicamente en una austera pero hipnótica presentación de la letra de la canción. El kiosko hace años que ya no existe, pero la imagen se me quedó grabada para siempre en mi cabeza.

Mis amigos y yo solíamos tomar el autobús L2 para ir al centro comercial a "conseguir" discos (la explicación a las comillas está contada en La música en historias "Los vinilos de Ocean" en este blog). Uno de esos primeros discos fue Sign of the times. En una primera escucha, sentado sobre la alfombra y frente al tocadiscos, en el salón de casa de mis padres, me impactó la alegría y energía desbordadas de Play in the sunshine y la melodía y ritmo desenfadado de I could never take the place of your man, pero no entendía por qué la había cortado en medio con un largo y tedioso duelo de guitarras psicodélicas. El trío de ases de aquellas primeras escuchas lo completaba It, por ser la que estructuralmente era más parecida a lo que en ese momento estaba haciendo Michael Jackson en Bad (Disco de la semana 39 y en aquel momento mi disco favorito)

Eran tiempos de estar en la calle con los amigos, pasábamos las horas apoyados en una barandilla en el callejón de nuestra calle, y ahí discutíamos sobre si el U Got the look de Prince era mejor canción que el The Look de Roxette, y otras discusiones filosóficas del mismo nivel de relevancia.

En 1987 mi nivel de inglés era bastante modesto, imaginaba a mi antojo las temáticas de las canciones en lugar de entenderlas, por lo que The Ballad of Dorothy Parker se convirtió inmediatamente en la balada de amor platónico por la chica que me gustaba por entonces, sólo porque su nombre era parecido al de Dorothy. No sabía ni me importaba que la canción realmente hablara sobre una prostituta, y no habría sido muy apropiado cantársela para declararle mis sentimientos, pero el rebuscado paralelismo entre los dos nombres la elevó a la categoría de canción bandera. Y no era la única, Dorothy estaba presente en otros temas. Era con ella con quién ser comprensivo y cariñoso en If I was your girlfriend, o con quién ir a bailar en Hot thing, para besarla al final de la cita mientras sonaban los románticos arreglos de viento de Slow Love. Pero aquello estaba condenado a no durar, como consecuencia de los altibajos e incompatibilidades descritos magistralmente en Strange Relationship.


EL SIGNO DE LOS TIEMPOS (2020)

En 2020 los tiempos han cambiado, y mucho. Hoy en día nos preocupa Trump, y su relación con China o Irán, y el cambio climático, que es responsabilidad de todos aunque esté personalizado en la figura de una niña sueca, a la que algunos idolatran mientras otros buscan razones para criticarla. Las consignas temporales de Sign of the times han quedado en parte obsoletas, pero musicalmente no ha perdido ni un ápice de su fuerza. Lejos de envejecer, se ha asentado como una de las obras maestras de la discografía del genio de Minneapolis.

Como decía, en 2020 ya no quedan kioskos de prensa. Ahora voy en coche al supermercado, y la barandilla de antaño ha sido sustituida por un grupo de Whatsapp, pero no es eso lo único que ha cambiado. El interludio de guitarras de I could never take the place of your man me parece hoy en día una maravilla, y el contraste entre temas de poderoso funk y hip hop como Housequake, la explosiva combinación de folk y gospel de The Cross, la potencia del jazz-funk en directo de It's gonna be a beautiful night o la grandeza minimalista de Starfish and Coffee y su cándida letra de canción infantil, me hacen reconocer aún más la maestría de un artista y un disco que rozaron la perfección. En algún momento, pasé de digerir difícilmente el falsete y la duración de Adore a embelesarme con una de las piezas musicales más conseguidas de su carrera y, Purple Rain aparte, probablemente el final de disco más épico de toda su discografía.


Liberadas de la carga emocional de antaño, el resto de canciones brillan hoy en mi cabeza por su enorme calidad musical, y valoro aspectos innovadores de su momento, como los coros adelantados a la voz principal en Forever in my life, o la percusión grabada a mayor velocidad en The Ballad of Dorothy Parker, que además fue la primera canción en ser grabada en Paisley Park, en aquel momento su recién estrenado domicilio y complejo de grabación. Los teclados estaban recién instalados y no estaban todavía bien ajustados, y eso le dotó al tema de un sonido muy peculiar y característico, que Prince no quiso corregir.

¿Y qué pasó con Dorothy? Transcurrido tanto tiempo, y dónde quiera que el camino de la vida le haya llevado, la Dorothy de este disco ya no existe realmente. Se marchó al país al que se fueron los kioskos de prensa y las tardes libres en las barandillas, pero sin drama alguno porque, cómo dijo Prince, "las cosas que tenían sentido para mí y las cosas que me gustaban por entonces ya no me gustan." Es simplemente el signo de los tiempos.

El disco de la semana 62: Manowar - Kings of Metal

Kings of Metal, Manowar



     19 de marzo de 1994, esa es otra de esas fechas que tengo guardadas en la memoria, contaba con apenas 20 años y tuve la suerte de poder ver en la mítica sala madrileña Canciller 2 a una de mis bandas del género metal favoritas, Manowar.

     Año 1979, Auburn, Nueva York (Estados Unidos), Joey DeMaio era un chico que estaba trabajando como técnico de bajo además de encargarse de la pirotecnia para el grupo Black Sabbath en su gira Heaven and Hell. En aquella gira Joey hace amistad con Ross Friedman, más conocido como Ross the Boss, quién era por entonces el guitarrista de la banda Shaking Street, que teloneaba a Black Sabbath en aquella gira. Joey y Ross deciden juntarse entonces para fromar su propia banda, y para ello fichan a Eric Adams como vocalista, al cuál Joey ya conocía de la la escuela, y a Donnie Hamzik para que se haga cargo de la batería, acababa de nacer Manowar.

     El grupo debuta en 1982 con el álbum Battle Hymns, disco donde aparecen temas como Dark Avenger, que tiene una narración recitada por el mismísmo Orson Welles. Gracias a ese primer álbum consiguen contrato con la discográfica Megaforce Records, sello independiente estadounidense especializado en heavy metal sobre todo, con el que editan en 1983 su segundo álbum de estudio, Into Glory Ride. En este segundo álbum el baterista Donnie Hamzik es sustituido por Scott Columbus, quien tiene una particular forma de tocar la batería e incorpora además un kit personalizado para la misma de acero inoxidable. El grupo sale a disco por año, y en 1984 publican el tercero, Hail to England, disco grabado en tan sólo seis días. Ese mismo año publican su cuarto disco Sing Of The Hammer, y comienzan su primera gira europea. Manowar ya se había ganado el respeto del público y la crítica, pero no sería hasta el año 1987 con la publicación de su quinto álbum de estudio que dan el espladarazo definitivo hacia la fama.



     Tras Sign Of The Summer el grupo consigue fichar con la potente discográfica Atlantic Records, y en 1987 publican Fighthing The World, disco que tiene varias curiosidades, fue el primer disco del género metal que fue grabado en formato totalmente digital, también consiguió apracer en la mismísima MTV. Uno de sus temas, Defender tenía una introducción de Orson Welles, quien había fallecido en 1985, tema que en realidad ya había sido grabado para su primer disco Battle Hymns en 1982, la banda no se decidió a publicarlo hasta este momento. Este es considerado como uno de sus mejores trabajos, si bien también fue criticado por ser algo más comercial que sus anteriores trabajos.

     El disco recomendado para la semana número 62 de la aventura de 7dias7notas es su siguiente trabajo, Kings Of Metal, para mí uno de sus mejores trabajos. Grabado en los estudios Universal Recording de Chicago y publicado bajo el sello Atlantic Records en 1988, el disco gira alrededor de las temáticas habituales del grupo, la mitología nórdica, las chicas, las motocicletas y el propio heavy metal.

     Abre la traca Wheels of Fire, un tema que empieza con el chirrido de ruedas de coches a todo trapo, para dejar paso después a Columbus que entra a una velocidad vertiginosa con la batería y marca el ritmo del tema donde los demás se le unen, regalándonos un vertiginoso tema de speed metal. En Kings of Metal, Joey DeMaio, Ross The Boss, Eric Adams y Scott Columbus se autoproclaman como los verdaderos reyes del metal, son unos machotes y como ellos mismos dicen:


They want to keep us down  

                              But they can't last                            

hen we get up we're gonna kick your ass 

Gonna keep on burnin'

We always will

Other bands play Manowar kill

Other bands play Manowar kill


Quieren mantenernos abajo
Pero no pueden durar
Cuando nos levantemos te patearemos el trasero
Vamos a seguir ardiendo
Siempre lo haremos
Otras bandas tocan Manowar mata
Otras bandas tocan Manowar mata

Le llega el turno a Heart of Steel, el tema empieza con Eric Adams demostrando sus dotes vocales, que las tiene y muchas, acompañado sólo de un pìano, el tema va cogiendo fuerza según va avanzando para acabar con mucha potencia . el sólo de Ross the Boss es sencillamente magnífico.
Sting of the Bumblebee, tema donde joey DeMaio realiza una adaptación para
Joey Demaio
su bajo del famoso tema clásico Flight of the Bumblebee de Nikolai Rimski-Korsakov. Tema tocado a una velocidad vertiginosa con el bajo por Joey, demostrando que es un auténtico virtuoso de dicho instrumento. 
The Crown and the Ring, llegamos al que es para mí uno de los puntos álgidos del disco, la grabación del tema fue hecha en una iglesia e interpretada por 100 hombres que hacen los coros. Eric demuestra el dominio vocal que tiene, logrando interpretar el tema por encima de los coros.
Kingdom come, tema donde el grupo vuelve a la fórmula de los potentes riffs de guitarras y Eric acompañado de coros. Ross the Boss vuelve a lucirse en este tema.
Pleasure Slave, es un tema que aparte de la temática, una mujer esclava, siempre me ha parecido el único tema que se encuentra un punto por debajo del nivel del disco.
Hail and Kill, otro de los temazos del disco, comienza con Eric Adams otra vez haciendo la introducción casi a capela, y entonces se desata la locura, tema demoledor, potente y contundente donde se luce toda la banda. La muerte, el fuego y el acero nos acompañarán durante el tema.
The Warriors Prayers, relato narrado por un abuelo a su nieto, donde cuenta las andanzas de estos cuatro guerreros de Manowar, tema que no es sino la antesala y la introducción de Blood of the Kings, otro de los temazos del disco, contundente y potente, donde el grupo hace continuas alusiones a otros trabajos de su discografía, Into glory Ride, Hail to England, The sing of the Hammers, Fighthing the World, incluso a Kings of Metal.


martes, 6 de noviembre de 2018

El disco de la semana 61: Los chicos - Rockpile of shit









Hoy nos tiramos a la piscina, y el motivo es que un artista como Beck dijera de lo mejor que había en el panorama musical era el grupo madrileño “Los chicos” nos has hecho pensar en que aparte de los grandes grupos emergentes que tenemos en nuestro país, y a los que dedicamos una sección, hay otros muchos grupos invisibles y que tienen una larga carrera musical y de lo que apenas sabemos nada, por esto, esta semana nuestra elección es esta banda de rock-punk-heavy y varias coletillas más.  Ellos mismos describen su música como pub-rock, soul-punk-country y mucho rock and roll con cerveza, fiesta y kalimotxo. Sus melodías son contagiosas y trasmiten una marcha y buen rollo espectacular, la música es una parte más de la diversión, fuera el aburrimiento. Entre sus influencias reconocen a Flamin’ Groovies, MC 5, Muddy Waters, Otis Redding, Nick Lowe, Graham Parler, Dr. Feelgood, entre otros y con esos nombres sobre la mesa no pueden sonar mal.  Buceas un poco y descubres que han tenido giras por Europa que han estado de diversos sellos musicales. Nacidos como un grupo de versiones rápidamente las musas acudieron y empezaron a crear sus temas que han paseado concierto tras concierto y que han plasmado en 8 LPs desde que en 2003 lanzaron el primero al mercado.



A Kingdom of Coolness: Rápidas guitarras punks que te meten en un buen rollo increíble, te retrae al auténtico punk de los años 80 de Inglaterra, dime si puedes parar un momento de moverte y gritar y creeré que eres de madera.

Rockanrolla: Y el punk se vuelve casi como un himno quinceañero cargado de melodía, rápido como una bala, con esas reminiscencias al pop británico…

I don´t wanna learn: Turno para el rock más clásico, aquel de los años 60, de los que nos lleva directamente al rey a Elvis Presley, pero las guitarras suenan duras, fuertes y la velocidad no para.

Older and better: Se suavizan un poco con este tema, pero el buen rollo sigue en lo más alto, buenísima la labor vocal en esta canción y esas guitarras que acompañan la letanía... “Pasan los años / Festejamos más duro que nunca / Preparaos / Porque somos más viejos y mejores”. 
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Rockpile of Shit: Es el tema que da título al álbum, y quizás el que mejor representa el tono del álbum, una canción que aúna el punk, la melodía, el buen rollo y la velocidad con la que tocan estos chicos.

Last day here: Llega el desfase la charanga, la improvisación y los sonidos imposibles con diversos elementos que se entremezclan con las guitarras.

Responsability Ville: Otra canción de charanga y de buenas sensaciones. Con sus tres minutos es el tema más largo hasta ahora ya que las anteriores apenas superaban los dos minutos, motivo para dedicarle más tiempo a las filigranas. Gran tema.



More beer: Esto por su título se podría considerar un himno para cualquier rockero, otra canción estilo punk pero sin agobios. Magnificas guitarras

Miami Beach: Podríamos encontrarnos un tema que se estila en aquel lugar, pero en vez de eso nos encontramos una nueva exhibición de velocidad en la canción y gran trabajo vocal, con toques country. Otra de las grandes.

Mommy on Mdma: Despues de la luz, vuelta al punk oscuro, pero sin que nos falte el buen rollo, ojo a la transformación en apenas dos y minutos, convirtiéndose en otro de los temas con el que no podras dejar de bailar. Himno.

Little man: Aquí tenemos otra de las joyitas del disco, si no se te pega y se te convierte en un clásico sin duda Los chicos no es tu rollo

Night Ride: La canción más desfasada y la más cruda de escuchar, jugando a ratos contra la armonía.

I know I don´t know: Y de nuevo el country, imposible no imaginar ese vaquero por la llanura cabalgando mientras va recordando su vida…. Es uno de los temas más suaves del disco.

Toga Land: Es el epilogo de un disco que nos ha hecho movernos y disfrutar de nuevo el tono de buen rollo punk