En 1978 fue un año en el que José Luis Perales afianzó su carrera, no solo como intérprete sino también como compositor. Sus obras se hicieron muy populares y sentaron las bases para los grandes éxitos que vendrían en los años siguientes, su participacion en el programa de televisión "300 millones" de RTVE, le dio una importante visibilidad, lanzo dos discos, "Como la lluvia fresca" que marcó un punto importante en la discografía de José Luis Perales, producido bajo el sello Hispavox, este trabajo consolidó su estilo característico de baladas melódicas y letras poéticas. El disco contenía un total de diez canciones llenas de emotividad y profundidad lírica que ya eran sellos del cantautor. El segundo disco que publicó fue Soledades, producido, como muchos de sus trabajos de la época, por el maestro Rafael Trabucchelli, una figura clave en el sonido característico de Perales, también fue publicado por Hispavox, la discográfica que albergó gran parte de su obra en España. Sin embargo, lo distintivo de "Soledades" radica en que fue un lanzamiento exclusivo para Hispanoamérica. Esto significa que, si bien algunas de sus canciones pudieron haber aparecido en otros álbumes españoles (como "Como la lluvia fresca"), "Soledades" se concibió como una colección específica para el público al otro lado del Atlántico, a menudo agrupando temas que ya habían visto la luz en España pero en diferentes configuraciones. La estrategia de lanzar álbumes con configuraciones diferentes para mercados específicos era común en la industria musical de la época. Para José Luis Perales, esto le permitió optimizar la distribución y la resonancia de sus canciones en una región donde su popularidad era inmensa y no hacía más que crecer. "Soledades" no es solo un conjunto de canciones; es un testimonio de la proyección internacional de Perales y de la conexión que estableció con su público latinoamericano, una conexión que se ha mantenido viva a lo largo de décadas.
Este trabajo incluye temas que se convirtieron en clásicos del repertorio de Perales y que resonaron profundamente en el continente americano, canciones como "Compraré", con su melancólica reflexión sobre el paso del tiempo y la adquisición de bienes materiales frente a los sentimientos, se convirtió en un himno. Otro tema significativo es "Pequeño gorrión", una metáfora sobre la libertad y la búsqueda de horizontes. La casada aborda la complejidad de las relaciones y las decisiones de vida con la sensibilidad característica de Perales. Por supuesto, la canción que da título al álbum, Soledades, que es mucho más que una simple pieza musical, es una de las composiciones más emblemáticas y profundas del cantautor y representa una de las cumbres de su habilidad para transformar sentimientos complejos en melodías conmovedoras y letras de una sencillez poética abrumadora. Desde el primer acorde, quedas envuelto en una atmósfera de melancolía y reflexión con una instrumentación, típicamente orquestal y sutil, donde la guitarra de Perales actúa de columna vertebral, creando un ambiente íntimo, casi confesional. La letra es una exploración magistral de la ausencia y la introspección, no habla de la soledad como un estado puramente negativo de aislamiento, sino como un espacio personal donde se encuentran los recuerdos, las añoranzas y, paradójicamente, la compañía de aquellos que no están físicamente presentes. Perales personifica a estas "soledades" como compañeras silenciosas que "llegan" o "vienen", trayendo consigo la memoria de un ser querido, de un tiempo pasado o de una emoción no resuelta. Soledades fue un gran acierto, no se sale de lo que le daba éxito y sigue la estructura de la balada clásica de Perales, con una progresión armónica que realza la carga emotiva de la letra. Los arreglos de Rafael Trabucchelli, característicos de la época, dotan a la canción de una riqueza sonora que eleva su mensaje, sin eclipsar la pureza de la composición original.