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viernes, 10 de noviembre de 2023

Disco de la semana 352 - The Ballad of Darren - Blur



Cuando una banda regresa tras muchos años de inactividad o separación, es habitual que el disco que traigan debajo del brazo sea una mirada al pasado, en un intento de reverdecer los laureles de discos anteriores y ya muy lejanos. El gran valor de "The Ballad of Darren" (2023) es precisamente que, en el regreso de Blur tras los 8 años transcurridos desde "The Magic Whip" (2015), que a su vez fue también un retorno tras los doce años que lo separaban de "Think Tank" (2003), no busca replicar los esquemas del pasado. Muy al contrario, el nuevo disco de Albarn y compañía es un honesto y valiente ejercicio de presentación del momento vital de unos músicos que lo han vivido casi todo y que, con el paso de los años, tienen otras cosas que ofrecer.

Lo primero que nos encontramos al abrir el disco es la portada, que inevitablemente recuerda al disco "The Great Escape" (1995) por la temática común de mar y deportes acuáticos, pero mientras que los personajes de aquella portada estaban disfrutando de lo que parecían unas despreocupadas vacaciones, el "Darren" que suponemos protagoniza la portada actual está nadando solo en una piscina, mientras al fondo, en el mar, parece avecinarse una gris tormenta. Y de eso va esta singular "balada" convertida en disco, de la exploración de las complejas consecuencias de la "tormenta" emocional que supone toda ruptura sentimental. Aunque el protagonista sea "Darren" (el guardaespaldas de Damon Albarn) es el propio Damon el que, como responsable de la mayor parte de las letras de la banda, se sincera abiertamente y deja que sus emociones y pensamientos empapen de melancolía y belleza a las canciones del disco.

El álbum arranca con la suave intro de piano de "The Ballad", a la que le sigue la cada vez más cálida y profunda voz de Damon Albarn, en un medio tiempo que ya nos deja claro que hay heridas que curar, pero lo hace sin caer en la monotonía ni en una excesiva tristeza, reciclando una composición que Damon Albarn tenía inconclusa y que ya aparecía, a grandes trazos, con el título de "Half a Song" ("Media canción") en su colección de demos "Demo Crazy" (2003). Aquí, la acaba y la mejora, dándole un toque más sombrío y melancólico que nos recuerda al mejor Scott Walker y a alguno de los muchos "Bowies"

Tras este brillante comienzo, "St. Charles Square" no termina de convencer del todo, y no porque no sea una excelente canción (de hecho, es una de las elegidas como single), pero quizá sea la única canción que sí se plantea repetir la fórmula del éxito pasado, convirtiéndose en una isla extraña de energía y distorsión en mitad del melancólico mar que reina en el disco. Sería injusto no valorarla individualmente, porque al hacerlo vemos que es un claro hit marca de la casa, plagado de los característicos ramalazos de la guitarra de Graham Coxon, que recuerdan al "It's no game" de David Bowie, pero dentro de un disco como éste, corta abruptamente la dinámica de melancolía y delicados arreglos de la obra en su conjunto.

Tras este pequeño "sobresalto", llega una de las mejores canciones del disco y de toda la discografía de Blur, la aritmética y a la vez intensa "Barbaric", una joya de pop melódico y maduro con un estribillo antológico, del que es imposible no hacer mención al reseñar este tema, no solo por lo pegadizo del mismo, sino por la manera tan madura en la que afronta el tema de la ruptura sentimental, desde la tristeza y la añoranza, consciente de que es a dónde la vida les ha llevado a los dos, y lejos de cualquier atisbo de rencor o despecho: "Hemos perdido el sentimiento que pensamos que nunca perderíamos, ¿A dónde vamos ahora? ¿Y a qué precio? El sentimiento que pensamos que nunca perderíamos... Y es una barbaridad" .

No es una joya aislada, porque a continuación llega "Russian Strings" similar en brillo y si cabe aún más profunda en lírica y letra, expresando como ha encarado la separación: "Volé a Belgrado, me alojé en un hotel, ahogándome...". La guitarra de Graham Coxon brilla aquí sin estridencias ni distorsiones, al servicio de la canción y no por encima de ella, logrando un resultado realmente brillante, y especialmente apreciable cuando queda desnuda en los acordes finales de la canción. Con el eco del bello sonido de las notas de la guitarra, "The Everglades" nos pilla ya entregados a estos Blur maduros y profesionales. Con cierto toque acústico y unos bellos arreglos de cuerdas, la canción se inspira en la sobriedad y la profundidad de la música y las letras de Leonard Cohen.

"The Narcissist" es la siguiente joya en salir a la palestra, y la única razón por la que no nos sorprende tanto es porque fue el tema primer tema de "The Ballad of Darren" que se dio a conocer en radios y redes sociales, un redondo tema pop que no pierde el sentimiento de otros temas más calmados del disco. Le sigue "Goodbye Albert", un tema en el que los teclados y la guitarra recuerdan a canciones del pasado de la banda, pero de nuevo aportando un tono más triste de lo habitual y unas letras que son todo un ejercicio de nostalgia de tiempos pasados.

"Far away Island" habría encajado a la perfección en los discos de Damon con "The Good the Bad and the Queen" o más aún en en su trabajo en solitario "The nearer the fountain, the more pure the stream flows" (2021), y es una deliciosa pieza a ritmo de vals sobre el desarraigo y la nostalgia del que mira hacia atrás y contempla lo lejos que está del que un día fue. Algo más luminosa es "Avalon", que va creciendo de la balada al rock suave y melódico, apoyada en una destacable sección de vientos y en las notas del piano de Damon Albarn, omnipresente en la mayor parte del disco. 

No queremos que llegue el final, pero enfrentarnos a ese sentimiento es más dulce con una canción como "The heights", una balada-himno a la altura de los clásicos "To the End" o "This is a low", con un excelente trabajo de batería de Dave Rowntree y un inesperado cierre que recuerda a la caótica orquesta de "A day in the life" de The Beatles. ¿Qué más se puede pedir? Que no tarden otros ocho años en entregar una obra de estas proporciones, un disco intenso y honesto con el que nos han salvado un 2023 que musicalmente estaba resultando anodino y bochornoso, y del que hemos podido refrescarnos gracias a Darren y la soledad de su piscina, conscientes de que, por más que pase el tiempo, Blur sigue despertándonos un sentimiento que pensamos que un día perderíamos. Lo siguen haciendo, y es una barbaridad.

martes, 19 de abril de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Blur


Toca el turno en Grandes Éxitos y Tropiezos de analizar la discografía de una de las bandas más míticas del denominado "brit pop" de los años noventa. A lo largo de su trayectoria, y como corresponde a músicos tan inquietos como Damon Albarn o Graham Coxon, se han alejado de las restricciones de esa etiqueta, y ese esfuerzo por ampliar la paleta de colores y estilos ha tenido también diferentes resultados. Estas son nuestras recomendaciones para todo aquel que quiera adentrarse en el "borroso" universo musical de una de las mejores bandas que nos ha dado el Reino Unido:


Estás tardando en comprarlo:


Parklife (1994),
el segundo disco de la "trilogía inglesa" es una ácida descripción social de las costumbres, los estereotipos y las contradicciones de la Inglaterra de los noventa. Los textos de Albarn rezuman ironía, y están además apoyados en una brillante envoltura musical que lleva a la excelencia la mezcla entre el particular estilo de la banda, heredero de las propuestas conceptuales y sonoras de The Kinks en los setenta, con tramos en los que, ya sea de manera satírica o como homenaje a la tradición y el folclore ingleses, suenan como si el circo ambulante acabara de hacer su entrada triunfal en Londres. Considerado de manera casi unánime como la obra maestra del grupo por temas tan rotundos como Girls & Boys, Tracy Jacks, End of a Century, This is a low o la propia Parklife. Disco imprescindible para acercarse por primera vez al grupo, salvo que queráis escuchar la destacable trilogía en orden, empezando con el prometedor Modern Life is Rubbish (1993)que ya contenía los ingredientes que después se perfeccionaron en Parklife, y terminando con The Great Escape (1995) un buen disco con incluso con algunos hits comerciales relevantes (Country House, Charmless man, The Universal), pero en el que quizá la fórmula empezaba a dar algunos síntomas de agotamiento en otras canciones más prescindibles.

Si te queda pasta, llévate también:

Blur (1997) marca el comienzo de la huida del grupo de la etiqueta de grupo de "brit pop" impuesta por la prensa, y la búsqueda de nuevos horizontes y temáticas para su música. Influenciados por bandas como Pavement, endurecen su sonido y encriptan sus letras, entregando grandes temas como Beetlebum y Song 2, nuevos himnos imprescindibles de la banda, y un disco que está entre los más populares y destacados de la banda. Pueden incluirse aquí también otros discos interesantes como Think Tank (2003) que sin ser de los mejores álbumes del grupo, y adoleciendo de la ausencia del guitarrista Graham Coxon, tiene una atmósfera conceptual antibélica y apocalíptica bastante interesante, y el hasta ahora último disco de la banda, The Magic Whip (2015), con el que sorprendieron a propios y extraños cuando ya no se esperaba una nueva entrega de Blur. La cancelación de algunos conciertos de la gira en la que se habían embarcado, entre proyectos de Damon Albarn con Gorillaz y de Graham Coxon en solitario, les dejó unos días libres en Hong Kong. Pasaron el tiempo ensayando e improvisando, y Coxon se llevó las cintas y trabajó con ellas en solitario, para después reunir a los demás y convencerles de que tras aquellas sesiones se escondía un gran disco. Albarn se puso entonces a trabajar en las letras y después entraron al estudio para hacer realidad un disco de cuidada producción y canciones de gran calidad y madurez compositiva. Un gran regreso, y un digno final, si no se animan a retomar la nave nodriza de nuevo.   


Vuelve a dejarlo en el expositor:

Caen en esta casilla negativa dos discos de la banda. Empezaremos mencionando el insulso debut que fue Leisure (1991), no es un mal disco pero el sonido es demasiado espeso y carente de sorpresas, y se nota que la banda anda buscando su identidad y su sitio en el mundillo discográfico. Influenciados por la por entonces ya moribunda escena shoegazer, no aportan nada nuevo en un disco correcto pero en el que es demasiado evidente que no tienen un rumbo claro. El segundo disco a dejar en el expositor es "13" (1999), que paradójicamente contiene algunos grandes éxitos de la banda como Tender o Coffee & TV algunas de las mejores canciones de la banda, pero salvo en contadas excepciones (Trimm Trabb, No distance left to run) el enfoque oscuro y experimental resulta difícil de digerir, y la extraña y lisérgica instrumentación de las canciones no pasa de ser la maraña en la que ocultar un conjunto de temas más flojos y en general poco trabajados. Así que vuelve a dejarlo en el expositor, y llévate los que de verdad interesan.

 
Nuestro TOP 5
 
1.- Girls & Boys
2.- The Universal
3.- Beetlebum
4.- Out of time
5.- Tender

viernes, 4 de junio de 2021

Disco de la semana 228: Love travels at illegal speeds - Graham Coxon

 


No debe ser fácil abandonar la seguridad de un grupo de éxito para lanzarse a vivir la aventura de una carrera en solitario. No si, además, estás dejando atrás a compañeros a los que conocías desde el colegio. Y a pesar de esas dificultades, a veces uno tiene que hacer lo que le dicta el corazón, desobedeciendo a lo que para otros sería lo que dictaría la cabeza. Eso es lo que hizo Graham Coxon, guitarrista de Blur, que cansado del rumbo que su amigo de la adolescencia Damon Albarn imprimía a la nave nodriza tras superar los efímeros mares del brit-pop, decidió lanzarse al agua y nadar hacia las orillas del punk rock desenfadado y sin pretensiones.

Alcanzar las cotas de popularidad a las que llegaron los autores de "Parklife" o "The Great Escape" era una empresa imposible, pero eso no significa que el bueno de Graham Coxon, con su aspecto desaliñado y sus gafas de pasta, y su particular e inconfundible estilo con la guitarra eléctrica, no haya entregado un buen puñado de discos destacables, incluyendo la banda sonora de las dos entregas de la serie "The end of the f***ing world"  y Love travels at illegal speeds (2006), su sexto álbum en solitario y disco de la semana 228 en 7días7notas.

"El amor viaja a velocidades ilegales", como lo hacen las canciones de este disco desenfadado y urgente, en el que la guitarra punk rock de Coxon ocupa un lugar predominante, y en el que además su protagonista da rienda suelta a su faceta compositiva en solitario, con un buen puñado de canciones eléctricas y divertidas, plagadas de letras sobre relaciones de pareja que no siempre acaban bien (Standing on my own again) o fugaces encuentros en los garitos de la noche londinense, oscuros laberintos en los que el deseo puede hacer que caigas en las garras de peligrosas vampiresas (I can't look at your skin) o liberadas novias infieles (Don't let your man know).

Tras un breve receso (Just a state of mind es una de las pocas canciones que nos recuerdan su pasado en Blur), la jovialidad y el descaro a la hora de contar experiencias de pareja continúa en la pegadiza You and I, y en el acelerado ritmo de Gimme some love. El eterno adolescente de las gafas de pasta y los arrebatos guitarrísticos hace su aparición en I don't wanna go out, en la que clama a los cuatro vientos que no sabe si entrar, salir, ir de frente o darse la vuelta. Una sensación que todos hemos tenido alguna vez en la adolescencia, y que quizá él tuvo en el difícil momento de lanzarse al vacío, pero canciones como Don't believe anything I say o Tell it like it is son lo suficientemente brillantes como para asegurarle una red de seguridad que aguante cualquier caída.

Flights to the sea marca un nuevo momento de transición y calma, antes de adentrarse de nuevo en terrenos cercanos a los Blur más fiesteros (What's he got), antes de remontar el vuelo con la garajera You always let me down, y cerrar el disco con la sinuosa rítmica de See a better day. Con canciones y discos así, para Graham Coxon sin duda los días mejores habían llegado de nuevo, después de un largo viaje para empezar de nuevo, en el que por momentos alcanzaría las "velocidades ilegales" que proclamaba este disco.

jueves, 20 de febrero de 2020

La música en historias: Damon Albarn y Makelele






Damon Albarn es, probablemente, uno de los iconos más relevantes de la música inglesa de las últimas décadas. Ya sea por su dilatada carrera al frente de Blur, por su exitosa propuesta audiovisual paralela a los mandos de Gorillaz, o por sus brillantes y eclécticos movimientos al mando de The Good, the Bad & the Queen y otros proyectos en solitario, se ha convertido en una figura admirada y seguida por miles de fans en todo el mundo. Sin embargo, nada de esto fue suficiente para que, durante una improvisada sesión como DJ a la que fue invitado en un club de Londres, le reconociera uno de los integrantes de su equipo de fútbol favorito.

¿Me pones "Tomber la chemise"?
El propio Damon ha contado la curiosa anécdota, de manera distendida, en alguna de sus entrevistas. Mientras pinchaba discos para que la gente bailara en la pista,  Claude Makelele (por aquel entonces jugador del Chelsea) se encontraba en el área VIP de aquel club. En un momento de la noche, Claude se acercó hasta la cabina del DJ. Damon le vio llegar y pensó, ilusionado, que venía a saludarle, pero en lugar de eso Claude le pidió al oído que le pusiera una canción:
¿Tienes "Tomber la Chemise", de Zebda? ¿Me la puedes poner?
Damon no le entendió y se encogió de hombros, tras lo cual Claude sacó del bolsillo una exagerada propina para persuadirle. 


Seguramente Claude ya se las había visto con DJ's que no hacen caso a peticiones, eso nos ha pasado a todos, y nos hemos quedado con las ganas más de una vez, quizá por no tener el poder adquisitivo de un futbolista de élite, pero nunca habríamos pasado por alto que el tipo que pinchaba discos con aspecto desaliñado, barba de dos días y un diente de oro brillando en una abierta sonrisa, era el autor de "Parklife", "Girls and Boys" o "The Universal", por mencionar sólo algunas de las muchas canciones que harían palidecer a la insustancial petición del pelotero.

martes, 7 de enero de 2020

Canciones que nos emocionan: Lo que nos dejó el 2019





Un año se ha ido y comienza una década, que esperamos sea fructífera en proyectos, buena música y nuevos discos que nos emocionen hasta el punto de reseñarlos en nuestro blog. Esperamos que esos discos lleguen como agua de Mayo, pero ahora estamos aún con los últimos retazos de la nieve y los fastos de Diciembre y Enero. Es tiempo de nuevos propósitos y de las inevitables listas de los mejores discos del año que se nos fue. Los nuevos propósitos se acaban, en su mayoría, abandonando, pero las listas quedan para la discusión eterna sobre si un disco merecía o no estar incluido en ellas. Sin más ánimo que el de compartir y reconocer la valía de estas creaciones, nos apetece contar aquí cuáles son los discos de 2019 que más gustaron al equipo de 7días7notas. No es un ranking, no son mejores o peores entre ellos, y tampoco es una lista de discos sesudos y trascendentales, son simplemente los que más hemos disfrutado:



The Good, the Bad & the Queen - Merrie Land

Cada vez que Damon Albarn se pone serio y lanza su mirada introspectiva, irónica o simplemente descriptiva de la Inglaterra pasada, presente o futura, nos regala una obra maestra. Lo hizo con la anterior entrega de The Good, the Bad & the Queen y lo ha vuelto a hacer en 2019 con el excelso Merrie Land. Un Reino Unido gobernado por una marioneta que, a través de cada vídeo, va soltando los mensajes clave del disco, el Brexit, la confusión entre el respeto a los valores tradicionales y el aislamiento al que están llevando las decisiones más recientes, todo ello engarzado con la habitual y magistral nostalgia y melancolía que sólo la voz y la música de Damon son capaces de transmitir. Basta con ponerse el corte que da título al álbum, o la genial Lady Boston, en la que ha incluido un coro de voces gaélicas para seguir sumando temas redondos a su ya ecléctica y extensa paleta de colores.

Coque Malla  - ¿Revolución?

Pocos artistas en España han sido más injustamente infravalorados en algunos sectores, que el que fuera líder de Los Ronaldos y, hoy en día, dueño de una carrera en solitario cada vez más sólida y en constante crecimiento. Coque se cuestiona, desde el título del disco, si se trata realmente de una revolución, porque él sabe como nadie que esto ha sido fruto de un largo camino, y que cada uno de sus discos anteriores puso una piedra de la robusta atalaya desde la que ahora disfruta de una estabilidad y reconocimiento más que merecidos. Bromea en Instagram sobre las críticas positivas, prometiendo publicar también las negativas, pero éstas no llegan. Será por los brillantes arreglos orquestales o de la sección de vientos comandada por su hermano Miguel Malla, porque las canciones están trabajadas hasta el último detalle y sin fisuras, o porque esa estabilidad en la que vive actualmente contagia a unas composiciones que se vuelven más luminosas y positivas.

Gary Clark Jr - This Land


A sus 34 años, Gary Clark Jr publicaba en febrero de 2019 su sexto álbum de estudio, This Land, un disco quizás no tan comprometido política y socialmente como los anteriores, donde sólo el tema que da título al álbum hace referencia a un incidente racista que el mismo Gary sufrió en sus carnes en Austin, Texas, su ciudad natal. Gary sigue consolidándose como uno de los guitarristas estadounidenses más interesantes del momento, y esta año ha entregado un disco en el que es capaz de moverse en estilos tan diferentes como el blues, el reggae, el funk o el puro rock & roll con la pasmosa facilidad habitual, y defenderlo con solvencia en directo, como pudimos comprobar "in situ" en el concierto que dio en el Festival Cultura Inquieta en la localidad madrileña de Getafe.


Laura Cox Band - Burning Bright


Precisamente, hace poco tiempo, en 7dias7notas reseñamos el primer álbum de estudio de esta genial guitarrista francesa, un disco con buenas dosis de blues rock de carretera y manta. Es verdad que, en su disco de debut, lo borda todo sin inventar nada, y teníamos ganas de ver la evolución de Laura Cox y su banda en entregas de estudio posteriores. En 2019 ha desembarcado de nuevo con Burning Bright, y hemos podido comprobar que a los buenos presagios técnicos de su predecesor, le ha sumado en esta ocasión una mayor dosis de firmeza, personalidad y frescura a la propuesta. Laura está dando los pasos adecuados para afianzarse dentro del difícil mundillo de la música, y nosotros disfrutamos con ello.


Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

Leer más en https://www.rockandrollarmy.com/magazine/2019/10/02/laura-cox-burning-bright-earmusic-2019/ © https://www.rockandrollarmy.com/magazine
Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

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Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

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Christone "Kingfish" Ingram - Kingfish


Hace ya bastante tiempo que seguimos, con mucha atención, la carrera de este jovencito de apenas 20 años, aunque por su forma de tocar la guitarra parece que tuviera muchísimos más.
Este 2019 publicaba, bajo el paraguas de la discográfica Alligator Records, su primer álbum de estudio, titulado simplemente Kingfish, una primera entrega repleta de blues clásico, con alguna que otra píldora de blues rock más eléctrico y de influencias del blues del Delta. Quedaros con el nombre de Kingfish, creemos que en poco tiempo va a dar mucho que hablar.

Eternal Psycho - Your demons are real

Este grupo madrileño lanzó al mercado en 2019 su primer disco, grabado en los estudios SBA Radical de Área 51. Se autodenominan como metaleros, pero no quieren encasillarse en ningún estilo musical concreto dentro del Metal, lo cuál se percibe desde la primera escucha de su disco. Dentro de lo que podríamos llamar un disco de "Metal Melódico Industrial", ofrecen una gran variedad de diferentes sonidos y atmósferas dentro de cada uno de sus temas, con bases rítmicas contundentes y cuidadas armonías de guitarra, lo que le da al conjunto un toque ecléctico y diferente, haciendo la escucha del disco accesible tanto a los oídos más metaleros como a los menos iniciados en el género.


Bedouine - Bird Songs of a Killjoy


Segundo disco de la prometedora cantante siria Bedouine, que arrancó su carrera en 2017 con el homónimo Bedouine y en Junio de 2019 nos trajo este Bird Songs of a Killjoy en el que su suave voz es un regalo para el alma y los oídos. Es una propuesta diferente a otros discos que encontraréis en ésta y otras listas de mejores discos del 2019, y creemos que merece la pena prepararse un entorno tranquilo para una escucha relajada, sin estar sometidos a la esclavitud del tiempo y los mensajes entrantes del móvil, y dejar que las "canciones de pájaros" de Bedouine nos envuelvan suavemente.

 
El mató a un policía motorizado - La Otra Dimensión

Extraño y largo nombre para esta banda argentina de indie rock, que combina de manera efectiva el punk rock y el noise pop de guitarras distorsionadas. Buscaron ese nombre porque no querían un nombre típico, preferían algo que se saliera de la norma habitual. Viendo en versión original subtitulada la película "ROTOR", una especie de infumable cruce entre Robocop y Mad Max, en una de las escenas apareció el subtítulo "él mató a un policía motorizado", y de manera instantánea les gustó como nombre. Fueron una de las revelaciones del 2018 con su anterior disco, La síntesis O'Konor, nominado a Mejor Álbum de Rock en los Grammys Latinos de 2018. En 2019 atacaron de nuevo con La Otra Dimensión.

viernes, 5 de julio de 2019

El disco de la semana 134: The Good, the Bad and the Queen




Un artista es su obra. Y el público es soberano. Nunca dos frases hechas tuvieron juntas tanto sentido, como al referirnos a este disco. Ambas son la razón por la que el grupo "The Good the Bad and the Queen" se llama así, aunque realmente ese fuera simplemente el nombre del disco y de la brillante canción que lo cierra, y la banda se creara originariamente sin un nombre.



Ocurrió entonces que, entre todos, decidimos llenar el vacío y la extrañeza que nos producía seguir a una banda sin nombre, y asumimos fácilmente que ellos eran su disco. Un músico es, al fin y al cabo, su obra, así que no se hable más, el público es soberano y Damon Albarn (líder de Blur y Gorillaz), Paul Simonon (bajista de The Clash), Simon Tong (guitarrista de The Verve) y Tony Allen (batería de Africa 70) son "The Good, the Bad and the Queen" desde que en 2007 publicaron su obra maestra histórico - conceptual sobre la vida en un Londres apocalíptico.

Todo el disco gira en torno a la vida de la gente común y corriente en las calles de Londres, viviendo su humilde día a día mientras los políticos les meten en guerras que no han pedido y les niegan las pocas oportunidades de mejora. Las canciones reflejan la melacolía, la desilusión y la añoranza de un futuro mejor que van creciendo poco a poco en las calles. Estamos ante un disco de atardeceres otoñales en los canales y las fábricas de la ciudad, de hastío y desesperación bañados en pintas al calor del pub de la esquina, en el marco de una bella ciudad que se ha visto afeada por el clima, la inundación de drogas en los barrios pobres y la bajeza de sus políticos.

El disco arranca con la sencillez de la repetitiva guitarra y los sonidos de organillos de "History Song", a la que le sigue la nostálgica "80s life", mirada melancólica al pasado por el miedo a la guerra y a un futuro incierto. Musicalmente, tiene un tono más alegre y luminoso marcado por el piano de Damon Albarn y los efectos de sonido que salpican el tema. Ya empieza a dibujarse en nuestra mente el tipo de mundo apocalíptico que nos están presentando, pero es en "Northern Whale" dónde esa imagen se vuelve aún más nítida y potente gracias a la historia de una ballena del Norte que ha quedado varada en las aguas del Támesis. 

Para describir este paisaje sonoro y lírico, nada mejor que las letras de las canciones del disco, lo vemos en "Herculean", la canción que fue single de adelanto de esta espectacular obra:

"Sobre el oscuro canal,
junto a la refinería de gas,
celebrando la marcha de los fantasmas
que aparecen cuando el amor duele
Y el camello pasa por aquí,
todos los días, todas las semanas (...)
Por la mañana, nos lavamos la cara para ir al trabajo,
No hay peligro alguno.
Y todo se vuelve mejor cuando la vida continúa,
es algo más grande que tú, es el estado de bienestar
Seguiremos cantando que no es demasiado tarde para tí"

Ese estado de bienestar impuesto por los medios de comunicación, esas voces apagadas a base de inundar de drogas los barrios en los que pudieran surgir las protestas, se reflejan en lo más profundo de la desesperación del personaje que da voz al "reino de la desesperación" (Kingdom of Doom):



Viernes por la noche, en el reino de la desesperación
los cuervos vuelan a través de la habitación
Sobre todo ahora, hay un sonido en el cielo:
sigue todas las reglas y no preguntes por qué
Y cuando el atardecer del mundo comienza,
convirtiéndose en la noche,
veo todo en blanco y negro y entonces...
Bebo todo el día, porque el país está en guerra.




El disco entra entonces en una zona más sosegada con temas como "Behind the Sun", con cierto toque a Beach Boys pero manteniendo el tono taciturno y melancólico. "The Bunting Song" recupera el halo de misterio y el sabor a canción tradicional, mientras "Nature Springs" vuelve a la línea de guitarras leves y agradables, para romper al final en un amasijo de silbidos, violines y chirriantes efectos. La sencillez y los arreglos de cuerdas de "A soldier's tale" nos traen la esperanza y la defensa de un modo de vida en contacto con la Naturaleza, pero en el fondo ese tipo de vida nunca estará al alcance de los habitantes del reino de la desesperación.

Nadie escapa a la trampa de la rutina de cada día, le ocurre al bueno, al malo y a la reina por igual. Es precisamente en "The good, the bad and the queen" dónde el título de la obra cobra sentido. El sentimiento que intentan transmitir estas canciones puede ser aplicable a cualquier hijo de vecino, y al reconocernos en alguno de sus versos empezamos a vislumbrar la realidad en la que estamos atrapados, la rutina controlada por un gobierno al que le conviene que las drogas mantengan a la masa social suavemente adormecida:

Voy caminando hacia la parte alta de la ciudad,
 pero sé que es el lugar en el que debo estar.
Las calles están en silencio
y nadie dice nada en ellas
El sol sale entre las nubes y recarga los satélites
Recuperamos nuestra energía y comenzamos a hablar de nuevo
Es la bendita rutina para el bueno, el malo y la reina
Saliendo de los sueños sin daño físico alguno.
No echéis fuera a los camellos, son parte del partido político.
Los niños nunca se cansarán, porque todo se ha calmado lentamente...

Y cómo no podía ser de otra manera, el disco culmina en un apocalíptico final de sonido enloquecido y ascendente, en el que los cuatro músicos llevan sus instrumentos hasta el límite de lo físico y lo posible, transmitiendo al oyente la angustia y la rabia a través también de la música, y bajando magistramente el telón de la historia de un disco espectacular y fallidamente anónimo por decisión soberana.

sábado, 23 de marzo de 2019

Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"




"Under the Westway" es una joya aislada en la discografía de Blur, un singles mágico y solitario que no acabó en ningún disco concreto de la banda, y que fue grabado por los cuatro miembros de la banda tocando juntos en una sola toma.


Andaban rumiando lo que sería su regreso, tras un período en el que cada uno había tirado por su lado. Acabarían por juntarse como es debido con la grabación y lanzamiento de "The Magic Whip", pero antes hubo escarceos en forma de conciertos de reunión y, sobre todo, de aparición conjunta en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Y que mejor ocasión para lanzar un single que es una declaración de amor a una ciudad desde la melancolía mágica y característica de las letras de Albarn.


La canción describe aspectos generales de la vida londinense, que ocurren en un lugar concreto: Debajo de la Westway (parte elevada de la autopista A40 que cruza el Oeste de Londres sobre sus calles, y recurrente lugar en otras canciones de Blur como "For Tomorrow o "Fool's Day").

La mirada melancólica abarca desde el tiempo que suele hacer en Londres al tráfico imposible de la ciudad:


Hoy había cielos azules en mi ciudad, todo se hundía
Dijeron que traería nieve el domingo
la vieja escuela y el tráfico creciendo
Debajo de la Westway



Continúa el viaje por la autopista, pasando por el contraste entre las cometas de la infancia y las veladas referencias a atentados recientes: Aviones cayendo, ruido de sirenas, banderas cayendo y funerales militares:

Allí dónde estuve viendo cometas volar, en solitarias estelas
Brillando por encima de mí, el avión de combustible cayó

a la tierra donde el dinero siempre va primero
Y las sirenas sonaron


Ahora son flechas mágicas dando en la diana
Girando 180 grados y resistiendo hasta la última llamada
Cuando las banderas van cayendo
Y suena el "Last Post" (*) como si fuera una canción de amor
 

(*) Last Post: Canción que suena en los funerales militares en el Reino Unido.

Nada de esto parece positivo, y a pesar de ello la canción vira hacia el orgullo y el sentimiento de pertenencia que personalmente he llegado a entender. Tuve la suerte de vivir allí por un período corto de tiempo, pero el suficiente para que la ciudad se me metiera en los huesos en la misma medida en la que lo hizo el frío de su invierno. Mi casa estaba al Oeste de Londres, cerca de la autopista de la canción, por lo que estaba cantado que este tema se iba a convertir en una de esas "Canciones que me emocionan", sobre todo al llegar a la última parte en la que Damon Albarn canta a su ciudad, que desde entonces es también la mía:



Por lo que siento por tí
El paraíso no está perdido, está en tí
Pido perdón de manera permanente
Pero voy a cantar "Aleluya"
A cantarlo bien alto y cantártelo a tí
Estoy perdido en el mar
Hasta que una ola me saque de la Westway

lunes, 5 de noviembre de 2018

El disco de la semana 58: Gorillaz - Demon Days





Soy fan de Damon Albarn desde los tiempos de Blur en los 90, y he abrazado con entusiasmo cada uno de los proyectos de un músico inquieto, imaginativo, adicto a las colaboraciones más diversas y dotado de una sensibilidad especial en la composición de todas sus canciones. Ya sea con Blur, Gorillaz, The Good the Bad and the Queen, o sacando óperas, musicales y discos en solitario, cuando escuchas una nueva canción nueva, enseguida sabes que la mano que mueve los hilos por detrás es la de Damon Albarn, porque disfruta creando música y esa sensación de estar pasándolo bien se transmite a sus canciones de una manera muy particular, incluso en las más melancólicas, es un sello característico del, por otro lado, variopinto "sonido Damon".


El proyecto Gorillaz surgió como la propuesta de un músico que sabía que, una vez que ha llegado a un punto de fama y reconocimiento consolidado, podía permitirse desafiar el status quo y arriesgar con su siguiente trabajo, pero también fue consecuencia de la necesidad de hacer algo nuevo, con unos Blur que agonizaban tras la marcha del guitarrista y amigo Graham Coxon. La respuesta fue un grupo basado en los dibujos animados de Jamie Hewlett, que aprovechaba el impulso de Youtube y la todavía rentable industria del videoclip, para ofrecer una refrescante propuesta visual que tenía detrás un elenco de músicos de sesión y múltiples colaboraciones de artistas del pop y el hip hop, con Damon Albarn como único miembro fijo.

No creo que esperaran que aquella rareza se convirtiera en el tremendo éxito en que se convirtió. El primer disco de Gorillaz no era más que una broma divertida, sin demasiada entidad como conjunto, pero con varios temas que tuvieron muchísimo gancho comercial. Para el segundo disco, Demon Days, se tomó las cosas mucho más en serio y entregó uno de sus mejores discos, a la altura de las propuestas de The Good, The Bad and The Queen o su disco en solitario, Everyday Robots. Dicen que cuando el demonio de aburre, espanta moscas con el rabo. Damon encontró el entretenimiento perfecto, concentrarse en hacer un disco enorme con un concepto global y apocalíptico. Bienvenidos a los días del demonio.

DEMON DAYS

La idea del disco, y de un proyecto de película que no llegó a convertirse en realidad, le vino a Damon en un viaje a China con su familia. La visión de largos campos de tierra y naturaleza deshabitada de aquel enorme país, en contraste con la masificación de sus grandes ciudades, le sugirió la visión de un planeta devastado, que impregnó algunos de los nuevos temas y le acabó dando al disco el empaque conceptual que no tenía su predecesor.

Como buen disco conceptual, comienza con una breve Intro que, individualmente, no llega a ganarse el calificativo de canción, pero que nos da la bienvenida y nos introduce en la atmósfera oscura y sinfónica que nos va a acompañar durante la brillante propuesta de Demon Days. Apenas unos trazos de una sección de viento, salpicados de un sampleado de "Dark Earth" de la película "El amanecer de los muertos", y enseguida hace su entrada triunfal el primer tema sólido del disco, "Last Living Souls" (las últimas almas vivientes), dónde se combinan de manera magistral la base electrónica con brillantes tramos melancólicos de guitarra acústica, piano y evocadores arreglos de violines y chelos.

"Kids with guns" tiene un enfoque más rockero y de denuncia, y nos evoca imágenes de niños blandiendo ametralladoras en cualquiera de los conflictos bélicos que asolan el planeta. Es el primer tema en el que aparece un artista colaborador, encarnado en esta ocasión en la voz de Neneh Cherry, que le da un contrapunto brillante a la atmósfera alienante de la canción.
El recurso de las colaboraciones es habitual en muchas canciones de Gorillaz, y llegó al exceso en el posterior e infravalorado "Humanz", pero en este disco está utilizado con acierto y equilibrio en la mayoría de los casos.

Los efectivos temas se van sucediendo sin tregua en esta primera parte del disco. "O Green World" es un canto sobre la destrucción del planeta, a ritmo de sintetizadores, guitarras y unas apocalípticas campanas en el tramo final, mientras que el coro de voces infantiles de la "Children Choir San Fernandez" de la pegadiza "Dirty Harry", combinado con un fresco ritmo de teclados, llevan el concepto de "Another Brick in the Wall" un paso más allá a nivel electrónico.

Llega el turno para "Feel Good Inc", redondo single dotado de un tremendo riff de bajo y un ritmo con el que es imposible no mover los pies, y fortalecido con la colaboración de los raperos De La Soul. Es además el segundo tema en el que se mezclan con acierto las partes más bailables y electrónicas con un excelso estribillo acústico, ambiental y melancólico. El resultado es uno de los mejores temas grabados por Gorillaz, y por Damon Albarn en el conjunto de su carrera.

"El Mañana" es uno de los momentos más intensos del disco, una descarnada y triste visión del contraste entre la inocencia infantil y un bélico y oscuro futuro en la edad adulto, una encrucijada entre quedarse estancado en el paraíso de la infancia, o mirar hacia adelante por un camino que lleva irremisiblemente a la muerte. Transitamos por la parte más oscura y negativa del disco, y a la falta de esperanza en el mañana hay que unirle que, en ese transitar sinfónico y electrónico por el descorazonador camino, cada nuevo planeta que vamos alcanzado está muerto ("Every planet we reach is dead"), y la desesperante búsqueda se prolonga en el tiempo. Llega Noviembre ("November has come") de la mano de una nueva colaboración, y salvando el triste estribillo de Damon, el mes y el recitado rapero de MF Doom se nos hacen demasiado largos y espesos.

En "All alone", el turno rapero es para Roots Manuva, pero el momento más álgido del tema es de nuevo el interludio sinfónico, en el que esta vez Damon cede la palabra a Martina Topley-Bird, que con su sugerente voz construye uno de los momentos más bellos del disco, trasladándonos a un mundo de ensoñación, al recurrente paraíso que, durante todo el disco, ha estado en constante choque con las imágenes apocalípticas de guerra y destrucción.

Toca después atravesar los dos minutos de "White Light", en mi opinión el momento menos inspirado e interesante del disco. Mi rechazo a esta canción es mayor si tengo en cuenta que, entre las canciones que se descartaron para esta obra, estaba una maravilla llamada "Hong Kong", interpretada con instrumentos tradicionales chinos, que habría elevado todavía más el nivel del disco. Podéis juzgar  si mi opinión es acertada, escuchando "Hong Kong" en el disco "D-Sides" que recopilaba caras B y descartes de "Demon Days", o viendo la increíble interpretación que hicieron de este tema en la presentación del disco en la Manchester Opera House.

Afortunadamente, el disco recupera rápidamente la senda de los singles poderosos con "Dare", efectivo dúo entre Shaun Ryder de los Happy Mondays y el contrapunto femenino de la suave voz de Rosie Wilson, y encontramos en el tramo final extrañas sorpresas, como el recitado de Dennis Hopper en "Fire Coming Out of the Monkey's Head". El petróleo se ha agotado en la Tierra, y el planeta es ya tan solo un gran cráter humeante.

Tras este apocalipsis, aún queda tiempo para que Damon nos regale un impactante final gospel para el disco, a través de dos temas engarzados por la cadena común de la London Community Gospel Choir. "Don't get lost in heaven" es un aviso a navegantes, si te pierdes en el paraíso irás directo al infierno. Comenzarán entonces los "Demon Days" del corte final, la inevitable era de la oscuridad y la destrucción. Pero aún estamos a tiempo. Mientras el demonio siga espantando moscas con el rabo, no estaría mal que hiciéramos más caso a los mensajes que el Planeta nos está enviando, y que entre todos empezáramos a cuidarlo. No está tan lejos esta brillante ficción de nuestra oscura realidad.

miércoles, 24 de octubre de 2018

El disco de la semana 20: Damon Albarn - Everyday Robots



 


Los "robots del día a día" o "Robots cotidianos". Esa podría ser la traducción del título del ¿primer? disco en solitario de Damon Albarn. Dudo en llamarlo su "primer disco en solitario" porque ya había firmado previamente discos con su nombre, como es el caso de "Mali Music" para Oxfam o sus óperas "Monkey journey to the West" y "Dr. Dee".


Y a la vez es su primer disco, sin discusión, de una manera tan genuina como no lo ha sido ningún otro primer disco de un ex-cantante de grupo famoso, porque Damon interpretó que hacer un disco en solitario implicaba hacer un disco personal, el primero en el que Damon desnuda su vida ante los micrófonos de una manera brillante, sencilla y sincera. Quizá no sea el primer disco de Damon Albarn, pero es el primer disco sobre Damon Albarn.

La propia yuxtaposición de dos temáticas contrapuestas es la base de esta entrega de canciones. La idea de un mundo actual, lleno de tristes personajes alienados por la tecnología, contrasta con las continuas referencias autobiográficas a su infancia y juventud, a un mundo pasado y diferente rescatado desde una mirada nostálgica.

Recomiendo encarecidamente que aquellos que no lo hayáis escuchado, veáis antes el documental que hizo para la BBC explicando el por qué de este disco, su génesis y elaboración a partir de un viaje nostálgico a los lugares que marcaron su infancia y adolescencia. El documental es como la sal previa al tequila, degustaréis el disco mucho mejor si la habéis tomado antes.

Damon Albarn "The Culture Show"
https://www.youtube.com/watch?v=ep6kjvu_HCQ

¿Ya lo vistéis? Vamos entonces a infiltrarnos ya en el mundo de los "Robots Cotidianos".

Es precisamente "Everyday Robots" la encargada de abrir el disco. Comienza con un extracto de lo que parece un monólogo y unas risas enlatadas, como si todo fuera una broma o le costara creer que sea cierto que los zombies tecnológicos caminan cada día por la calle como autómatas, mirando al móvil sin percatarse de que la vida está fuera de la pantalla. La canción muestra el tono que tendrá el disco, música minimalista aderezada con violines y extraños efectos de sonido, mientras Damon cuela su guitarra acústica o su teclado como base para la mayoría de los temas.

Más minimalista si cabe es "Hostiles". Damon a la guitarra acústica, con el apoyo de unos coros y unos efectos de ladridos de perro para llevarnos de vuelta a la temática opuesta del disco, a la mirada nostálgica e introspectiva de un músico que gira la cabeza hacia atrás y ve su pasado en el Londres gris de mediados de los 70

La melancolía dura poco, porque de un bandazo nos devuelve al mundo tecnológico en el que vivimos con "Lonely Press Play" uno de los temas más brillantes del disco. "Si te sientes solo, pulsa play". Un mensaje tan descorazonador viene sin embargo acompañado de un tono más alegre en la música, y la ejecución del tema es simplemente brillante apoyada en unos grandes arreglos de cuerda.

El punto disonante del disco lo marca "Mr. Tembo", canción inspirada en un elefante que conoció en Tanzania, la canción más alegre del disco y casi una tonada infantil con toques africanos. Y sin embargo mantiene el toque personal (dedicada a su hija) y nostálgico (ejecutada junto al coro gospel de la iglesia en la que Damon practicaba con el órgano en su adolescencia).

Las referencias en negativo a la tecnología y la deshumanización que provoca seguirán apareciendo, como cuando en "The Selfist Giant" hace referencia a lo complicado que es concentrarse en ser un buen amante cuando la televisión está siempre encendida. Como también continuarán los saltos atrás en "You and Me", larga oda estructurada en dos partes en las que profundiza en los desengaños amorosos y los problemas con las drogas de épocas pasadas. El tema va de lo más oscuro a lo más luminoso, por lo que pese a la temática funciona como rayo de esperanza.

En el cajón de las canciones autobiográficas cae "Hollow Ponds", punto álgido del disco para el propio cantante ya que, según declaró en el documental al que nos hemos referido, toda la idea del disco surgió de una visita a unos lagos a los que iba a bañarse en verano en su infancia y adolescencia.

En la sección de tecnología le toca el turno a las "fotografías que estás haciendo ahora mismo" ("The photograps you're taking now"), salteada con una grabación de audio y jugueteando con la electrónica sin salir del minimalismo reinante, para pasar después a la canción de corte más romántico del disco "The history of a cheating heart".

Y con "la historia del corazón mentiroso" desembocamos y náufragamos inexorablemente en los "fieros mares del amor" ("Heavy seas of love"), dónde el disco vuelve a la senda brillante y animada. Como curiosidad, surgió la posibilidad de una colaboración con Brian Eno, que al llegar al estudio preguntó si querían que produjera el tema o tocara los teclados, a lo que Damon respondió: "Quiero que cantes".

Al ver el resultado comprendes que lo ha vuelto a hacer. No solo ha entregado un disco brillante, sino que la broma del principio, con sus risas enlatadas, era una pista que anticipaba la gran broma final, la colaboración más inesperada, con Brian Eno dando el pintoresco contrapunto a la voz de Albarn, que no podía cerrar solo su "primer disco en solitario".