Mostrando entradas con la etiqueta Damon Albarn. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Damon Albarn. Mostrar todas las entradas

sábado, 30 de noviembre de 2024

Cracker Island - Gorillaz - (Mes Gorillaz)

 


El octavo disco de estudio de Gorillaz fue el primero de la banda virtual liderada por Damon Albarn en alcanzar el primer puesto de las listas de ventas británicas desde Demon Days (2005), el que junto con Plastic Beach (2010) podría ser considerado su mejor álbum con el "disfraz" alternativo de Gorillaz. Fiel al espíritu de la popular banda animada, Cracker Island (2023) incluye colaboraciones con artistas tan variados como Stevie Nicks, Adeleye Omotayo, Thundercat, Tame Impala, Bootie Brown y Beck. Y sí, he olvidado mencionar a Bad Bunny, pero ha sido un olvido premeditado, porque para mí es el único punto discutible de un disco que, si Damon también se hubiera olvidado de llamar a Bunny, habría sido prácticamente perfecto, dotado de una cohesión muy reseñable a pesar de tener una lista tan larga y tan variopinta de invitados en el estudio de grabación.

Escarmentado de experiencias menos valoradas como Humanz (2017), Damon Albarn puso más de sí mismo en el proyecto, casi como si de un disco en solitario se tratase, dejando menos espacio vocal que en otros discos a sus invitados, recurriendo al productor Greg Kurstin para supervisar la producción, y dotando al disco de sus características atmósferas pop y de ritmos de teclados desde el primer minuto del primer tema, en este caso la canción titular Cracker Island, un brillante tema funky en el que destacan sobremanera el bajo de Thundercat y el efectivo y pegadizo contrapunto que los coros dan a la voz de Albarn.  

No menos brillante es Oil, una de las mejores canciones del disco, un melódico tema de synth pop que crece aún más con la aparición de la voz de Stevie Nicks. Igualmente pop, pero con toques más psicodélicos a lo Flaming Lips es The Tired Influencer, que es de las pocas canciones que no tienen una colaboración, y que ni mucho menos palidece ante los dos grandes temas del arranque del disco. El póker de ases lo cierra el diamante en bruto de "Silent Running", grabada con Adeleye Omotayo, otro excelso tema melódico con un estribillo memorable y todas las condiciones exigibles a un gran hit de Albarn y Gorillaz.

El barco cambia de rumbo en “New Gold”, colaboración con Tame Impala que, sí, tiene lo mejor de los dos mundos y funciona sorprendentemente bien, pero con la que quizá Albarn cae en el mismo error que en los discos anteriores, cediendo el cetro de la voz principal a sus colaboradores para regresar a unos Gorillaz más urbanos y modernos, pero a estas alturas de la película, ya debería saber que, aunque le honra la humidad de echarse a un lado y quedarse en la sombra, es su voz melancólica, envuelta en atmósferas a la vez melódicas y de pegadizo ritmo disco pop las que le dan a Gorillaz ese sello particular y esa fórmula que pasó de sorprendentemente exitosa en su disco de debut a ser la tónica habitual de sus entregas sucesivas.

Albarn vuelve a a tomar con fuerza y en solitario el timón vocal en la, de nuevo, melódica y agradable Baby Queen, otra de las que dan al disco ese sonido y ambiente tan cohesionado, y el disco continua su travesía viento en popa en Tarántula, canción de un corte similar a la anterior y un claro toque a disco funk suave y aterciopelado. Lástima que una Tormenta provocada por el marinero de agua dulce Bad Bunny casi haga encallar al disco. Habrá quién no esté de acuerdo con esto, pero lo siento, no puedo con esta colaboración y me parece el punto más bajo e innecesario que, como ya dije al principio, hasta aquí iba para disco perfecto.

Y aún reponiéndome del susto de ver el barco tan cerca de semejante arrecife de reggaeton, valoro aún más positivamente la relajada calma de temas como el melancólico Skinny Ape, que explota en un colorido tramo tecno pop en su tramo central, y la aparición de una nueva colaboración de peso en la bella Possession Island, con Albarn y Beck en modo acústico e introspectivo, para cerrar de manera épica y contundente el disco. Y con ella acaba también la historia de Cracker Island y el #Mesgorillaz, tal y como la hemos contado en 7dias7notas.net. Justo cuando ya creíamos que los mejores "días de Damon" ya habían pasado, y que ninguna barca lograría llegar a buen puerto en una olvidada “playa de plástico", un inesperado y colorido barco pirata atracó en una isla conocida como la "Isla del Cracker", dándole nueva vida a una aventura musical que ya creíamos agotada. Larga vida a Gorillaz, si su historia viene contada con una banda sonora como ésta.

miércoles, 13 de noviembre de 2024

Plastic Beach - Gorillaz (Mes Gorillaz)

 

Plastic Beach, Gorillaz


Gorillaz es una banda virtual británica creada en 1998 por el músico Damon Albarn y el artista Jamie Hewlett. Los personajes de la banda fueron concebidos por Hewlett y diseñados por Hewlett y Martin Stokes. La banda se compone principalmente de cuatro miembros animados: 2-D, Murdoc Niccals, Noodle y Russel Hobbs. Su universo ficticio se presenta en vídeos musicales, entrevistas y dibujos animados cortos. En realidad, Albarn es el único colaborador musical permanente y a menudo colabora con una variedad de artistas. La música de la banda es a menudo una colaboración entre otros músicos y miembros animados. Con la introducción del concepto de la playa de plástico, Plastic Beach, en su tercer álbum, muchos músicos han abordado los problemas ambientales detrás de esta cuestión.

Plastic Beach fue número uno en varios países y es considerado uno de los mejores discos de la década. Un álbum ecléctico con una sólida propuesta que se evidencia en canciones como Stylo, Rhinestone Eyes, EmpireAnts o On Melancholy Hill. Fue una mezcla musical arriesgada que dio sus frutos. El disco fue lanzado por primera vez al mercado en Japón, el 3 de marzo de 2010. Más tarde, el 8 de marzo, se lanzó al mercado en el Reino Unido, donde consiguió vender más de 100.000 copias en su primera semana. El 9 de marzo debutaría en Estados Unidos, llegando a ocupar el puesto número 2 en la lisa Billboard 200, vendiendo en ese periodo más de 200.000 copias.

Damon Albarn
Los creadores de Gorillaz, Damon Albarn y Jamie Hewlett, comenzaron a trabajar en un nuevo proyecto del grupo en noviembre de 2007, llamado Carousel, que fue evolucionando con el tiempo hasta convertirse en Plastic Beach, el tercer álbum de estudio del grupo. Sobre este tercer proyecto, Hewlett afirmaba: "Es incluso más grande y más difícil que 'Monkey' , y no va a encajar en ningún sitio y a nadie le va a gustar, ¡ja, ja, ja! Hemos empezado a trabajar, he hecho un montón de imágenes y Damon ha hecho un montón de música, pero no hemos descubierto cómo van a encajar. No puedo decir mucho sobre ello todavía, pero es como una película, pero no con una historia narrativa. Hay muchas historias, contadas en torno a una historia más grande... Originalmente era una película, pero ahora creemos que es una película y también es una cosa de teatro y... mira, es básicamente que hacemos lo que queremos sin preocuparnos de si es para una compañía discográfica o una compañía cinematográfica o lo que sea. Así que no estoy seguro de cómo resultará, o incluso si sucederá. Pero Damon ha escrito alrededor de 70 canciones para el disco, y tengo grandes planes para lo visual, pero ahora mismo, en este momento, sigue siendo una muy buena idea". Carousel iba a tratar sobre los aspectos místicos de Gran Bretaña.




Jamie Hewlett


Damon Albarn
tuvo la idea de 
Plastic Beach mientras estaba en una playa al lado de su casa recogiendo todo el plástico que había en la arena de la playa. El 17 de septiembre de 2008, Hewlett y Albarn anunciaban que habría un nuevo álbum de Gorillaz, y que serían los mismos personajes, pero un poco mayores y contados de una manera diferente. La primera vez que Albarn fue a Mali lo llevaron a un vertedero, y allí observó cómo se trataba la basura de forma diferente a como se hacía en Inglaterra; anteriormente había visitado un vertedero en las afueras de Londres para grabar el sonido de las gaviotas para el álbum.  En Mali, según Albarn, el vertedero tenía "más serpientes... como víboras, culebras de collar, lombrices de tierra, sapos, ranas, tritones, todo tipo de roedores, una cantidad enorme de ardillas, zorros y, obviamente, gaviotas. [...] Esto es parte de la nueva ecología. Y por primera vez vi el mundo de una manera nueva. Siempre he sentido, y estoy tratando de transmitir en este nuevo disco, la idea de que el plástico, lo vemos como algo en contra de la naturaleza, pero ha surgido de la naturaleza. No creamos el plástico, la naturaleza lo creó. Y simplemente ver a las serpientes viviendo en el calor de las bolsas de plástico en descomposición.. Les gusta. Fue un extraño tipo de optimismo el que sentí... pero tratar de llevar eso a la música pop es un desafío importante"

Al igual que con los álbumes anteriores de GorillazPlastic Beach presenta colaboraciones con varios artistas; cuenta con Snoop DoggHypnotic Brass EnsembleKanoBashyBobby WomackMos DefGruff RhysDe La SoulLittle DragonMark E. SmithLou ReedMick JonesPaul SimononSinfonia Viva y la Orquesta Nacional Siria de Música Árabe. Plastic Beach en un álbum de marcado carácter pop con un toque conceptualuna secuela explícita de su predecesor, su historia retoma aproximadamente en el futuro distópico donde se quedó el último álbum. su música gira a partir de su modelo repleto de colaboraciones. Estamos ante un disco esquivo, que pasa por debajo de la barrera de los géneros y reúne a distintas personalidades musicales que si no fuese por Gorillaz, jamás hubieran conectado entre ellas. El disco es un paisaje insaciable que combina pop con  hip hop, punk y música clásica de una forma muy armónica. 

En este tercer álbum Damon Albarn consiguió un logrado equilibrio entre la procedencia de sus invitados y la variación de géneros, pero siempre bajo una estampa reconocible y manteniendo la calidad de la obra. Si bien es cierto que podria acusarse a Gorillaz  de cierta dispersión en el disco, su finalidad final fue la de investigar en todos los ángulos posibles del pop, yendo más allá de un puñado de singles efectivos y la gracia de sus miembros animados. En esta ocasión, tanto él como su colaborador en el aspecto visual y argumental, Jamie Hewlett, consiguieron elaborar una obra más enfocada a transmitir claros mensajes de denuncia ecologista. Y todo ello utilizando como hilo conductor a "la primera banda virtual del mundo": Gorillaz.

domingo, 3 de noviembre de 2024

Gorillaz - Gorillaz (Mes Gorillaz)

 


Dedicamos el mes de noviembre a la discografía del grupo virtual Gorillaz, uno de los proyectos paralelos del siempre inquieto y versátil Damon Albarn, frontman de la banda británica Blur. Creada en 1998 por Damon Albarn y el diseñador gráfico Jamie Hewlett, la banda de Gorillaz está compuesta por cuatro miembros ficticios llamados 2-D (representado en la voz por Albarn), Noodle (guitarra), Murdoc Niccals (bajo) y Russel Hobbs (batería), personajes animados alrededor de los cuales Albarn y Hewlett construyen un universo ficticio musical y audiovisual.

En lo musical, Albarn es en realidad el único miembro permanente de la banda, asumiendo en la mayoría de las canciones la interpretación de la mayor parte de los instrumentos, y considerando Blur como la "nave nodriza" principal de Albarn, tengo la teoría de que Gorillaz no iba a ser más que una excentricidad destinada a dar salida a sus composiciones más electrónicas y menos introspectivas, una travesura visual y sonora con la que mover los hilos desde dentro y alejarse del foco mediático y de la presión de estar en una banda tan conocida como Blur. Sin embargo, el desmesurado éxito de aquella innovadora propuesta, hizo que Gorillaz se convirtiera en un proyecto paralelo y de larga duración, eclipsando en muchos momentos a su anterior banda, con la que fue espaciando cada vez más las entregas de nuevos discos, mientras seguía publicando álbumes nuevos con Gorillaz.

El principal culpable de este inesperado éxito fue su disco homónimo "Gorillaz", lanzado con el sello Parlophone en el año 2001. Para la grabación de las canciones del álbum, Albarn contó con la colaboración de Del the Funky Homosapien, Dan the Automator y Kid Koala, con los que lanzó en primer lugar el EP "Tomorrow Comes Today" a finales del año 2000. Con el lanzamiento del disco, salió también la canción "Clint Eastwood" como primer single promocional, alcanzando el cuarto puesto de las listas de Reino Unido y desatando la locura mediática y el consumo de merchandising relacionado con los cuatro dibujos animados de aspecto zombie y desaliñado. Pero lo nuestro es hablar de música, y de la buena, como la que emana a borbotones de las canciones del disco "Gorillaz".

El álbum comienza con "Re-Hash", un efectivo tema que bien habría encajado en alguno de los discos de Blur de aquella época, en la que ya se habían alejado de la etiqueta del "britpop" que tanto éxito les había dado, pero que a la vez les había encorsetado y encerrado en un estilo del que habían estado huyendo en sus últimas publicaciones. En realidad, a lo que suena "Re-Hash" es a Damon Albarn en estado de gracia, y por eso esta canción de afilado ritmo de guitarras acústicas y suaves melodías encajaría bien en cualquiera de sus transformaciones creativas. "5/4" es más machacona y caricaturesca, pero igualmente conocida en el ya amplio "universo Gorillaz", y con la excelsa "Tomorrow Comes Today", un tema tan relevante para esta primera aventura que, como ya he mencionado, tuvo su lanzamiento previo en formato EP, conforman el poderoso arranque del disco.

Como travesura sonora de un artista inquieto y, por aquel entonces, afrontando una crisis tanto personal como al frente de un grupo que daba cierta sensación de hastío y declive, "Gorillaz" es un disco imperfecto y con altibajos, y en esa última categoría podríamos incluir a "New Genious (Brother)" un tema atrevido y arriesgado, en el que Albarn canta en falsete, y aunque la atmósfera que genera es muy Gorillaz, la escucha se hace algo pesada y es uno de los temas que suelo saltar habitualmente.

Nada que ver con la siguiente canción, la ya mencionada "Clint Eastwood", auténtico himno de la banda y posiblemente la mejor canción que Albarn ha firmado como Gorillaz. El estribillo es simplemente memorable, y la combinación de este con los rapeados de las estrofas (a cargo de Del the Funky Homosapien) es absolutamente genial. Recientemente, Albarn reconoció en un documental que el ritmo de la canción lo había sacado de uno de los ritmos programados de un teclado de juguete, y lejos de restar con ello méritos a su composición, le dio aun más un aura de genialidad y atrevimiento a una canción mítica. 

El falsete y la psicodelia sonora son las señas de identidad de "Man Research (Clapper)", otro de los momentos descartables y de difícil digestión del disco. Más asequible es el urgente y guitarrero "Punk", otros de los temas que habrían pegado más en un disco de Blur que de Gorillaz. Le siguen "Sound Check (Gravity)", que alterna tramos en los que su título (Prueba de sonido) desvela el origen creativo del tema, con otras partes más melódicas, y Double Bass, tema prácticamente instrumental de aire oscuro y electrónico, y lo de "prácticamente" es porque tiene un corte abrupto tras el que Damon Albarn recita "All of which makes me anxious, at times, unbearably so" ("Todo lo cual me pone ansioso, a veces, insoportablemente").

Tras este tramo central oscuro y experimental, el disco remonta el vuelo con el también single "Rock the House", de nuevo con la voz de Del the Funky Homosapien rapeando en otro de los temas más famosos de esta primera entrega de la banda, y muy especialmente con "19-2000", otro de los singles y el mejor momento del disco junto a "Clint Eastwood", en el que 2-D (Albarn) alterna las voces con la pequeña guitarrista japonesa Noodle, que aporta un toque de mágica frescura al ya de por sí animado ritmo electrónico de una canción que tiene todos los ingredientes de un gran hit.

En posteriores discos de Gorillaz se hizo habitual que una larga lista de colaboradores de postín aparecieran cantando junto a Albarn, pero en el que fuera primer disco de Gorillaz fue toda una agradable e irreverente sorpresa que "Latin Simone (¿Qué pasa contigo?)" estuviera interpretada en castellano por el músico cubano  (con Ibrahim Ferrer). Lástima que sea el colofón de este nuevo tramo brillante, porque con Starshine el disco vuelve por derroteros sonoros extraños y oscuros, y aunque el sencillo y agradable ritmo de teclado y la melodía base de Slow Country sean apreciables, está claro que la experimentación y la rareza han vuelto a adueñarse de los surcos de "Gorillaz", que se recupera a tiempo para cerrar en todo lo alto con "M1A1", el tercero de los temas que se desvían hacia un rock más emparentado con Blur que con Gorillaz.
 
Con más de 7 millones de copias vendidas a nivel mundial, la broma de Gorillaz se convirtió en algo muy serio. El disco fue triple platino en el Reino Unido, donde alcanzó el tercer puesto de las listas de ventas, y platino en los Estados Unidos, siendo tal el éxito que la ficticia banda fue incluida en el Libro Guinness de los Récords como la banda virtual más exitosa del mundo. La crítica fue también unánime al respecto, alabando la habilidad de Albarn para experimentar con una enorme variedad de géneros musicales, que iban desde el trip hop, el rap y la psicodelia, pasando por el punk rock y el britpop marca de la casa, y llegando incluso a experimentar con el dub, el reggae y la música latina. Tal habilidad para mezclar estilos no podía realmente considerarse una broma, y acabó convirtiendo a Gorillaz en una banda de larga duración, con una carrera discográfica tan amplia y variada como para merecer una revisión exhaustiva en el "mes Gorillaz" que, con este primer disco, comienza oficialmente aquí, en 7dias7notas.com.

viernes, 10 de noviembre de 2023

Disco de la semana 352 - The Ballad of Darren - Blur



Cuando una banda regresa tras muchos años de inactividad o separación, es habitual que el disco que traigan debajo del brazo sea una mirada al pasado, en un intento de reverdecer los laureles de discos anteriores y ya muy lejanos. El gran valor de "The Ballad of Darren" (2023) es precisamente que, en el regreso de Blur tras los 8 años transcurridos desde "The Magic Whip" (2015), que a su vez fue también un retorno tras los doce años que lo separaban de "Think Tank" (2003), no busca replicar los esquemas del pasado. Muy al contrario, el nuevo disco de Albarn y compañía es un honesto y valiente ejercicio de presentación del momento vital de unos músicos que lo han vivido casi todo y que, con el paso de los años, tienen otras cosas que ofrecer.

Lo primero que nos encontramos al abrir el disco es la portada, que inevitablemente recuerda al disco "The Great Escape" (1995) por la temática común de mar y deportes acuáticos, pero mientras que los personajes de aquella portada estaban disfrutando de lo que parecían unas despreocupadas vacaciones, el "Darren" que suponemos protagoniza la portada actual está nadando solo en una piscina, mientras al fondo, en el mar, parece avecinarse una gris tormenta. Y de eso va esta singular "balada" convertida en disco, de la exploración de las complejas consecuencias de la "tormenta" emocional que supone toda ruptura sentimental. Aunque el protagonista sea "Darren" (el guardaespaldas de Damon Albarn) es el propio Damon el que, como responsable de la mayor parte de las letras de la banda, se sincera abiertamente y deja que sus emociones y pensamientos empapen de melancolía y belleza a las canciones del disco.

El álbum arranca con la suave intro de piano de "The Ballad", a la que le sigue la cada vez más cálida y profunda voz de Damon Albarn, en un medio tiempo que ya nos deja claro que hay heridas que curar, pero lo hace sin caer en la monotonía ni en una excesiva tristeza, reciclando una composición que Damon Albarn tenía inconclusa y que ya aparecía, a grandes trazos, con el título de "Half a Song" ("Media canción") en su colección de demos "Demo Crazy" (2003). Aquí, la acaba y la mejora, dándole un toque más sombrío y melancólico que nos recuerda al mejor Scott Walker y a alguno de los muchos "Bowies"

Tras este brillante comienzo, "St. Charles Square" no termina de convencer del todo, y no porque no sea una excelente canción (de hecho, es una de las elegidas como single), pero quizá sea la única canción que sí se plantea repetir la fórmula del éxito pasado, convirtiéndose en una isla extraña de energía y distorsión en mitad del melancólico mar que reina en el disco. Sería injusto no valorarla individualmente, porque al hacerlo vemos que es un claro hit marca de la casa, plagado de los característicos ramalazos de la guitarra de Graham Coxon, que recuerdan al "It's no game" de David Bowie, pero dentro de un disco como éste, corta abruptamente la dinámica de melancolía y delicados arreglos de la obra en su conjunto.

Tras este pequeño "sobresalto", llega una de las mejores canciones del disco y de toda la discografía de Blur, la aritmética y a la vez intensa "Barbaric", una joya de pop melódico y maduro con un estribillo antológico, del que es imposible no hacer mención al reseñar este tema, no solo por lo pegadizo del mismo, sino por la manera tan madura en la que afronta el tema de la ruptura sentimental, desde la tristeza y la añoranza, consciente de que es a dónde la vida les ha llevado a los dos, y lejos de cualquier atisbo de rencor o despecho: "Hemos perdido el sentimiento que pensamos que nunca perderíamos, ¿A dónde vamos ahora? ¿Y a qué precio? El sentimiento que pensamos que nunca perderíamos... Y es una barbaridad" .

No es una joya aislada, porque a continuación llega "Russian Strings" similar en brillo y si cabe aún más profunda en lírica y letra, expresando como ha encarado la separación: "Volé a Belgrado, me alojé en un hotel, ahogándome...". La guitarra de Graham Coxon brilla aquí sin estridencias ni distorsiones, al servicio de la canción y no por encima de ella, logrando un resultado realmente brillante, y especialmente apreciable cuando queda desnuda en los acordes finales de la canción. Con el eco del bello sonido de las notas de la guitarra, "The Everglades" nos pilla ya entregados a estos Blur maduros y profesionales. Con cierto toque acústico y unos bellos arreglos de cuerdas, la canción se inspira en la sobriedad y la profundidad de la música y las letras de Leonard Cohen.

"The Narcissist" es la siguiente joya en salir a la palestra, y la única razón por la que no nos sorprende tanto es porque fue el tema primer tema de "The Ballad of Darren" que se dio a conocer en radios y redes sociales, un redondo tema pop que no pierde el sentimiento de otros temas más calmados del disco. Le sigue "Goodbye Albert", un tema en el que los teclados y la guitarra recuerdan a canciones del pasado de la banda, pero de nuevo aportando un tono más triste de lo habitual y unas letras que son todo un ejercicio de nostalgia de tiempos pasados.

"Far away Island" habría encajado a la perfección en los discos de Damon con "The Good the Bad and the Queen" o más aún en en su trabajo en solitario "The nearer the fountain, the more pure the stream flows" (2021), y es una deliciosa pieza a ritmo de vals sobre el desarraigo y la nostalgia del que mira hacia atrás y contempla lo lejos que está del que un día fue. Algo más luminosa es "Avalon", que va creciendo de la balada al rock suave y melódico, apoyada en una destacable sección de vientos y en las notas del piano de Damon Albarn, omnipresente en la mayor parte del disco. 

No queremos que llegue el final, pero enfrentarnos a ese sentimiento es más dulce con una canción como "The heights", una balada-himno a la altura de los clásicos "To the End" o "This is a low", con un excelente trabajo de batería de Dave Rowntree y un inesperado cierre que recuerda a la caótica orquesta de "A day in the life" de The Beatles. ¿Qué más se puede pedir? Que no tarden otros ocho años en entregar una obra de estas proporciones, un disco intenso y honesto con el que nos han salvado un 2023 que musicalmente estaba resultando anodino y bochornoso, y del que hemos podido refrescarnos gracias a Darren y la soledad de su piscina, conscientes de que, por más que pase el tiempo, Blur sigue despertándonos un sentimiento que pensamos que un día perderíamos. Lo siguen haciendo, y es una barbaridad.

martes, 19 de abril de 2022

Grandes éxitos y tropiezos: Blur


Toca el turno en Grandes Éxitos y Tropiezos de analizar la discografía de una de las bandas más míticas del denominado "brit pop" de los años noventa. A lo largo de su trayectoria, y como corresponde a músicos tan inquietos como Damon Albarn o Graham Coxon, se han alejado de las restricciones de esa etiqueta, y ese esfuerzo por ampliar la paleta de colores y estilos ha tenido también diferentes resultados. Estas son nuestras recomendaciones para todo aquel que quiera adentrarse en el "borroso" universo musical de una de las mejores bandas que nos ha dado el Reino Unido:


Estás tardando en comprarlo:


Parklife (1994),
el segundo disco de la "trilogía inglesa" es una ácida descripción social de las costumbres, los estereotipos y las contradicciones de la Inglaterra de los noventa. Los textos de Albarn rezuman ironía, y están además apoyados en una brillante envoltura musical que lleva a la excelencia la mezcla entre el particular estilo de la banda, heredero de las propuestas conceptuales y sonoras de The Kinks en los setenta, con tramos en los que, ya sea de manera satírica o como homenaje a la tradición y el folclore ingleses, suenan como si el circo ambulante acabara de hacer su entrada triunfal en Londres. Considerado de manera casi unánime como la obra maestra del grupo por temas tan rotundos como Girls & Boys, Tracy Jacks, End of a Century, This is a low o la propia Parklife. Disco imprescindible para acercarse por primera vez al grupo, salvo que queráis escuchar la destacable trilogía en orden, empezando con el prometedor Modern Life is Rubbish (1993)que ya contenía los ingredientes que después se perfeccionaron en Parklife, y terminando con The Great Escape (1995) un buen disco con incluso con algunos hits comerciales relevantes (Country House, Charmless man, The Universal), pero en el que quizá la fórmula empezaba a dar algunos síntomas de agotamiento en otras canciones más prescindibles.

Si te queda pasta, llévate también:

Blur (1997) marca el comienzo de la huida del grupo de la etiqueta de grupo de "brit pop" impuesta por la prensa, y la búsqueda de nuevos horizontes y temáticas para su música. Influenciados por bandas como Pavement, endurecen su sonido y encriptan sus letras, entregando grandes temas como Beetlebum y Song 2, nuevos himnos imprescindibles de la banda, y un disco que está entre los más populares y destacados de la banda. Pueden incluirse aquí también otros discos interesantes como Think Tank (2003) que sin ser de los mejores álbumes del grupo, y adoleciendo de la ausencia del guitarrista Graham Coxon, tiene una atmósfera conceptual antibélica y apocalíptica bastante interesante, y el hasta ahora último disco de la banda, The Magic Whip (2015), con el que sorprendieron a propios y extraños cuando ya no se esperaba una nueva entrega de Blur. La cancelación de algunos conciertos de la gira en la que se habían embarcado, entre proyectos de Damon Albarn con Gorillaz y de Graham Coxon en solitario, les dejó unos días libres en Hong Kong. Pasaron el tiempo ensayando e improvisando, y Coxon se llevó las cintas y trabajó con ellas en solitario, para después reunir a los demás y convencerles de que tras aquellas sesiones se escondía un gran disco. Albarn se puso entonces a trabajar en las letras y después entraron al estudio para hacer realidad un disco de cuidada producción y canciones de gran calidad y madurez compositiva. Un gran regreso, y un digno final, si no se animan a retomar la nave nodriza de nuevo.   


Vuelve a dejarlo en el expositor:

Caen en esta casilla negativa dos discos de la banda. Empezaremos mencionando el insulso debut que fue Leisure (1991), no es un mal disco pero el sonido es demasiado espeso y carente de sorpresas, y se nota que la banda anda buscando su identidad y su sitio en el mundillo discográfico. Influenciados por la por entonces ya moribunda escena shoegazer, no aportan nada nuevo en un disco correcto pero en el que es demasiado evidente que no tienen un rumbo claro. El segundo disco a dejar en el expositor es "13" (1999), que paradójicamente contiene algunos grandes éxitos de la banda como Tender o Coffee & TV algunas de las mejores canciones de la banda, pero salvo en contadas excepciones (Trimm Trabb, No distance left to run) el enfoque oscuro y experimental resulta difícil de digerir, y la extraña y lisérgica instrumentación de las canciones no pasa de ser la maraña en la que ocultar un conjunto de temas más flojos y en general poco trabajados. Así que vuelve a dejarlo en el expositor, y llévate los que de verdad interesan.

 
Nuestro TOP 5
 
1.- Girls & Boys
2.- The Universal
3.- Beetlebum
4.- Out of time
5.- Tender

viernes, 4 de junio de 2021

Disco de la semana 228: Love travels at illegal speeds - Graham Coxon

 


No debe ser fácil abandonar la seguridad de un grupo de éxito para lanzarse a vivir la aventura de una carrera en solitario. No si, además, estás dejando atrás a compañeros a los que conocías desde el colegio. Y a pesar de esas dificultades, a veces uno tiene que hacer lo que le dicta el corazón, desobedeciendo a lo que para otros sería lo que dictaría la cabeza. Eso es lo que hizo Graham Coxon, guitarrista de Blur, que cansado del rumbo que su amigo de la adolescencia Damon Albarn imprimía a la nave nodriza tras superar los efímeros mares del brit-pop, decidió lanzarse al agua y nadar hacia las orillas del punk rock desenfadado y sin pretensiones.

Alcanzar las cotas de popularidad a las que llegaron los autores de "Parklife" o "The Great Escape" era una empresa imposible, pero eso no significa que el bueno de Graham Coxon, con su aspecto desaliñado y sus gafas de pasta, y su particular e inconfundible estilo con la guitarra eléctrica, no haya entregado un buen puñado de discos destacables, incluyendo la banda sonora de las dos entregas de la serie "The end of the f***ing world"  y Love travels at illegal speeds (2006), su sexto álbum en solitario y disco de la semana 228 en 7días7notas.

"El amor viaja a velocidades ilegales", como lo hacen las canciones de este disco desenfadado y urgente, en el que la guitarra punk rock de Coxon ocupa un lugar predominante, y en el que además su protagonista da rienda suelta a su faceta compositiva en solitario, con un buen puñado de canciones eléctricas y divertidas, plagadas de letras sobre relaciones de pareja que no siempre acaban bien (Standing on my own again) o fugaces encuentros en los garitos de la noche londinense, oscuros laberintos en los que el deseo puede hacer que caigas en las garras de peligrosas vampiresas (I can't look at your skin) o liberadas novias infieles (Don't let your man know).

Tras un breve receso (Just a state of mind es una de las pocas canciones que nos recuerdan su pasado en Blur), la jovialidad y el descaro a la hora de contar experiencias de pareja continúa en la pegadiza You and I, y en el acelerado ritmo de Gimme some love. El eterno adolescente de las gafas de pasta y los arrebatos guitarrísticos hace su aparición en I don't wanna go out, en la que clama a los cuatro vientos que no sabe si entrar, salir, ir de frente o darse la vuelta. Una sensación que todos hemos tenido alguna vez en la adolescencia, y que quizá él tuvo en el difícil momento de lanzarse al vacío, pero canciones como Don't believe anything I say o Tell it like it is son lo suficientemente brillantes como para asegurarle una red de seguridad que aguante cualquier caída.

Flights to the sea marca un nuevo momento de transición y calma, antes de adentrarse de nuevo en terrenos cercanos a los Blur más fiesteros (What's he got), antes de remontar el vuelo con la garajera You always let me down, y cerrar el disco con la sinuosa rítmica de See a better day. Con canciones y discos así, para Graham Coxon sin duda los días mejores habían llegado de nuevo, después de un largo viaje para empezar de nuevo, en el que por momentos alcanzaría las "velocidades ilegales" que proclamaba este disco.

jueves, 20 de febrero de 2020

La música en historias: Damon Albarn y Makelele






Damon Albarn es, probablemente, uno de los iconos más relevantes de la música inglesa de las últimas décadas. Ya sea por su dilatada carrera al frente de Blur, por su exitosa propuesta audiovisual paralela a los mandos de Gorillaz, o por sus brillantes y eclécticos movimientos al mando de The Good, the Bad & the Queen y otros proyectos en solitario, se ha convertido en una figura admirada y seguida por miles de fans en todo el mundo. Sin embargo, nada de esto fue suficiente para que, durante una improvisada sesión como DJ a la que fue invitado en un club de Londres, le reconociera uno de los integrantes de su equipo de fútbol favorito.

¿Me pones "Tomber la chemise"?
El propio Damon ha contado la curiosa anécdota, de manera distendida, en alguna de sus entrevistas. Mientras pinchaba discos para que la gente bailara en la pista,  Claude Makelele (por aquel entonces jugador del Chelsea) se encontraba en el área VIP de aquel club. En un momento de la noche, Claude se acercó hasta la cabina del DJ. Damon le vio llegar y pensó, ilusionado, que venía a saludarle, pero en lugar de eso Claude le pidió al oído que le pusiera una canción:
¿Tienes "Tomber la Chemise", de Zebda? ¿Me la puedes poner?
Damon no le entendió y se encogió de hombros, tras lo cual Claude sacó del bolsillo una exagerada propina para persuadirle. 


Seguramente Claude ya se las había visto con DJ's que no hacen caso a peticiones, eso nos ha pasado a todos, y nos hemos quedado con las ganas más de una vez, quizá por no tener el poder adquisitivo de un futbolista de élite, pero nunca habríamos pasado por alto que el tipo que pinchaba discos con aspecto desaliñado, barba de dos días y un diente de oro brillando en una abierta sonrisa, era el autor de "Parklife", "Girls and Boys" o "The Universal", por mencionar sólo algunas de las muchas canciones que harían palidecer a la insustancial petición del pelotero.

martes, 7 de enero de 2020

Canciones que nos emocionan: Lo que nos dejó el 2019





Un año se ha ido y comienza una década, que esperamos sea fructífera en proyectos, buena música y nuevos discos que nos emocionen hasta el punto de reseñarlos en nuestro blog. Esperamos que esos discos lleguen como agua de Mayo, pero ahora estamos aún con los últimos retazos de la nieve y los fastos de Diciembre y Enero. Es tiempo de nuevos propósitos y de las inevitables listas de los mejores discos del año que se nos fue. Los nuevos propósitos se acaban, en su mayoría, abandonando, pero las listas quedan para la discusión eterna sobre si un disco merecía o no estar incluido en ellas. Sin más ánimo que el de compartir y reconocer la valía de estas creaciones, nos apetece contar aquí cuáles son los discos de 2019 que más gustaron al equipo de 7días7notas. No es un ranking, no son mejores o peores entre ellos, y tampoco es una lista de discos sesudos y trascendentales, son simplemente los que más hemos disfrutado:



The Good, the Bad & the Queen - Merrie Land

Cada vez que Damon Albarn se pone serio y lanza su mirada introspectiva, irónica o simplemente descriptiva de la Inglaterra pasada, presente o futura, nos regala una obra maestra. Lo hizo con la anterior entrega de The Good, the Bad & the Queen y lo ha vuelto a hacer en 2019 con el excelso Merrie Land. Un Reino Unido gobernado por una marioneta que, a través de cada vídeo, va soltando los mensajes clave del disco, el Brexit, la confusión entre el respeto a los valores tradicionales y el aislamiento al que están llevando las decisiones más recientes, todo ello engarzado con la habitual y magistral nostalgia y melancolía que sólo la voz y la música de Damon son capaces de transmitir. Basta con ponerse el corte que da título al álbum, o la genial Lady Boston, en la que ha incluido un coro de voces gaélicas para seguir sumando temas redondos a su ya ecléctica y extensa paleta de colores.

Coque Malla  - ¿Revolución?

Pocos artistas en España han sido más injustamente infravalorados en algunos sectores, que el que fuera líder de Los Ronaldos y, hoy en día, dueño de una carrera en solitario cada vez más sólida y en constante crecimiento. Coque se cuestiona, desde el título del disco, si se trata realmente de una revolución, porque él sabe como nadie que esto ha sido fruto de un largo camino, y que cada uno de sus discos anteriores puso una piedra de la robusta atalaya desde la que ahora disfruta de una estabilidad y reconocimiento más que merecidos. Bromea en Instagram sobre las críticas positivas, prometiendo publicar también las negativas, pero éstas no llegan. Será por los brillantes arreglos orquestales o de la sección de vientos comandada por su hermano Miguel Malla, porque las canciones están trabajadas hasta el último detalle y sin fisuras, o porque esa estabilidad en la que vive actualmente contagia a unas composiciones que se vuelven más luminosas y positivas.

Gary Clark Jr - This Land


A sus 34 años, Gary Clark Jr publicaba en febrero de 2019 su sexto álbum de estudio, This Land, un disco quizás no tan comprometido política y socialmente como los anteriores, donde sólo el tema que da título al álbum hace referencia a un incidente racista que el mismo Gary sufrió en sus carnes en Austin, Texas, su ciudad natal. Gary sigue consolidándose como uno de los guitarristas estadounidenses más interesantes del momento, y esta año ha entregado un disco en el que es capaz de moverse en estilos tan diferentes como el blues, el reggae, el funk o el puro rock & roll con la pasmosa facilidad habitual, y defenderlo con solvencia en directo, como pudimos comprobar "in situ" en el concierto que dio en el Festival Cultura Inquieta en la localidad madrileña de Getafe.


Laura Cox Band - Burning Bright


Precisamente, hace poco tiempo, en 7dias7notas reseñamos el primer álbum de estudio de esta genial guitarrista francesa, un disco con buenas dosis de blues rock de carretera y manta. Es verdad que, en su disco de debut, lo borda todo sin inventar nada, y teníamos ganas de ver la evolución de Laura Cox y su banda en entregas de estudio posteriores. En 2019 ha desembarcado de nuevo con Burning Bright, y hemos podido comprobar que a los buenos presagios técnicos de su predecesor, le ha sumado en esta ocasión una mayor dosis de firmeza, personalidad y frescura a la propuesta. Laura está dando los pasos adecuados para afianzarse dentro del difícil mundillo de la música, y nosotros disfrutamos con ello.


Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

Leer más en https://www.rockandrollarmy.com/magazine/2019/10/02/laura-cox-burning-bright-earmusic-2019/ © https://www.rockandrollarmy.com/magazine
Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

Leer más en https://www.rockandrollarmy.com/magazine/2019/10/02/laura-cox-burning-bright-earmusic-2019/ © https://www.rockandrollarmy.com/magazine
Grabado en los estudios ICP con Howie Weinberg (Aerosmith, Oasis, The White Stripes) tras los controles, «Burning Bright» reúne una decena de composiciones de rock de amplio espectro. No es blues, ni es hard rock, pero tampoco es rock de corte más contemporáneo, sonido 90s o classic rock… es todo ello y más ya que la suma de los factores enriquece esas pinceladas individuales. Y es que en estos poco más de cuarenta minutos, Laura Cox consigue reunir un resultón conjunto de cortes que se venden solos. Es obvio que la francesa tiene habilidad para crear temas que repasan varias tendencias musicales, pero que sin embargo suenan en conjunto a obra compacta y, lo que es más importante, resultan atractivos a la oreja, sobre todo a medida que va aumentando el número de escuchas....

Leer más en https://www.rockandrollarmy.com/magazine/2019/10/02/laura-cox-burning-bright-earmusic-2019/ © https://www.rockandrollarmy.com/magazine
Christone "Kingfish" Ingram - Kingfish


Hace ya bastante tiempo que seguimos, con mucha atención, la carrera de este jovencito de apenas 20 años, aunque por su forma de tocar la guitarra parece que tuviera muchísimos más.
Este 2019 publicaba, bajo el paraguas de la discográfica Alligator Records, su primer álbum de estudio, titulado simplemente Kingfish, una primera entrega repleta de blues clásico, con alguna que otra píldora de blues rock más eléctrico y de influencias del blues del Delta. Quedaros con el nombre de Kingfish, creemos que en poco tiempo va a dar mucho que hablar.

Eternal Psycho - Your demons are real

Este grupo madrileño lanzó al mercado en 2019 su primer disco, grabado en los estudios SBA Radical de Área 51. Se autodenominan como metaleros, pero no quieren encasillarse en ningún estilo musical concreto dentro del Metal, lo cuál se percibe desde la primera escucha de su disco. Dentro de lo que podríamos llamar un disco de "Metal Melódico Industrial", ofrecen una gran variedad de diferentes sonidos y atmósferas dentro de cada uno de sus temas, con bases rítmicas contundentes y cuidadas armonías de guitarra, lo que le da al conjunto un toque ecléctico y diferente, haciendo la escucha del disco accesible tanto a los oídos más metaleros como a los menos iniciados en el género.


Bedouine - Bird Songs of a Killjoy


Segundo disco de la prometedora cantante siria Bedouine, que arrancó su carrera en 2017 con el homónimo Bedouine y en Junio de 2019 nos trajo este Bird Songs of a Killjoy en el que su suave voz es un regalo para el alma y los oídos. Es una propuesta diferente a otros discos que encontraréis en ésta y otras listas de mejores discos del 2019, y creemos que merece la pena prepararse un entorno tranquilo para una escucha relajada, sin estar sometidos a la esclavitud del tiempo y los mensajes entrantes del móvil, y dejar que las "canciones de pájaros" de Bedouine nos envuelvan suavemente.

 
El mató a un policía motorizado - La Otra Dimensión

Extraño y largo nombre para esta banda argentina de indie rock, que combina de manera efectiva el punk rock y el noise pop de guitarras distorsionadas. Buscaron ese nombre porque no querían un nombre típico, preferían algo que se saliera de la norma habitual. Viendo en versión original subtitulada la película "ROTOR", una especie de infumable cruce entre Robocop y Mad Max, en una de las escenas apareció el subtítulo "él mató a un policía motorizado", y de manera instantánea les gustó como nombre. Fueron una de las revelaciones del 2018 con su anterior disco, La síntesis O'Konor, nominado a Mejor Álbum de Rock en los Grammys Latinos de 2018. En 2019 atacaron de nuevo con La Otra Dimensión.

viernes, 5 de julio de 2019

El disco de la semana 134: The Good, the Bad and the Queen




Un artista es su obra. Y el público es soberano. Nunca dos frases hechas tuvieron juntas tanto sentido, como al referirnos a este disco. Ambas son la razón por la que el grupo "The Good the Bad and the Queen" se llama así, aunque realmente ese fuera simplemente el nombre del disco y de la brillante canción que lo cierra, y la banda se creara originariamente sin un nombre.



Ocurrió entonces que, entre todos, decidimos llenar el vacío y la extrañeza que nos producía seguir a una banda sin nombre, y asumimos fácilmente que ellos eran su disco. Un músico es, al fin y al cabo, su obra, así que no se hable más, el público es soberano y Damon Albarn (líder de Blur y Gorillaz), Paul Simonon (bajista de The Clash), Simon Tong (guitarrista de The Verve) y Tony Allen (batería de Africa 70) son "The Good, the Bad and the Queen" desde que en 2007 publicaron su obra maestra histórico - conceptual sobre la vida en un Londres apocalíptico.

Todo el disco gira en torno a la vida de la gente común y corriente en las calles de Londres, viviendo su humilde día a día mientras los políticos les meten en guerras que no han pedido y les niegan las pocas oportunidades de mejora. Las canciones reflejan la melacolía, la desilusión y la añoranza de un futuro mejor que van creciendo poco a poco en las calles. Estamos ante un disco de atardeceres otoñales en los canales y las fábricas de la ciudad, de hastío y desesperación bañados en pintas al calor del pub de la esquina, en el marco de una bella ciudad que se ha visto afeada por el clima, la inundación de drogas en los barrios pobres y la bajeza de sus políticos.

El disco arranca con la sencillez de la repetitiva guitarra y los sonidos de organillos de "History Song", a la que le sigue la nostálgica "80s life", mirada melancólica al pasado por el miedo a la guerra y a un futuro incierto. Musicalmente, tiene un tono más alegre y luminoso marcado por el piano de Damon Albarn y los efectos de sonido que salpican el tema. Ya empieza a dibujarse en nuestra mente el tipo de mundo apocalíptico que nos están presentando, pero es en "Northern Whale" dónde esa imagen se vuelve aún más nítida y potente gracias a la historia de una ballena del Norte que ha quedado varada en las aguas del Támesis. 

Para describir este paisaje sonoro y lírico, nada mejor que las letras de las canciones del disco, lo vemos en "Herculean", la canción que fue single de adelanto de esta espectacular obra:

"Sobre el oscuro canal,
junto a la refinería de gas,
celebrando la marcha de los fantasmas
que aparecen cuando el amor duele
Y el camello pasa por aquí,
todos los días, todas las semanas (...)
Por la mañana, nos lavamos la cara para ir al trabajo,
No hay peligro alguno.
Y todo se vuelve mejor cuando la vida continúa,
es algo más grande que tú, es el estado de bienestar
Seguiremos cantando que no es demasiado tarde para tí"

Ese estado de bienestar impuesto por los medios de comunicación, esas voces apagadas a base de inundar de drogas los barrios en los que pudieran surgir las protestas, se reflejan en lo más profundo de la desesperación del personaje que da voz al "reino de la desesperación" (Kingdom of Doom):



Viernes por la noche, en el reino de la desesperación
los cuervos vuelan a través de la habitación
Sobre todo ahora, hay un sonido en el cielo:
sigue todas las reglas y no preguntes por qué
Y cuando el atardecer del mundo comienza,
convirtiéndose en la noche,
veo todo en blanco y negro y entonces...
Bebo todo el día, porque el país está en guerra.




El disco entra entonces en una zona más sosegada con temas como "Behind the Sun", con cierto toque a Beach Boys pero manteniendo el tono taciturno y melancólico. "The Bunting Song" recupera el halo de misterio y el sabor a canción tradicional, mientras "Nature Springs" vuelve a la línea de guitarras leves y agradables, para romper al final en un amasijo de silbidos, violines y chirriantes efectos. La sencillez y los arreglos de cuerdas de "A soldier's tale" nos traen la esperanza y la defensa de un modo de vida en contacto con la Naturaleza, pero en el fondo ese tipo de vida nunca estará al alcance de los habitantes del reino de la desesperación.

Nadie escapa a la trampa de la rutina de cada día, le ocurre al bueno, al malo y a la reina por igual. Es precisamente en "The good, the bad and the queen" dónde el título de la obra cobra sentido. El sentimiento que intentan transmitir estas canciones puede ser aplicable a cualquier hijo de vecino, y al reconocernos en alguno de sus versos empezamos a vislumbrar la realidad en la que estamos atrapados, la rutina controlada por un gobierno al que le conviene que las drogas mantengan a la masa social suavemente adormecida:

Voy caminando hacia la parte alta de la ciudad,
 pero sé que es el lugar en el que debo estar.
Las calles están en silencio
y nadie dice nada en ellas
El sol sale entre las nubes y recarga los satélites
Recuperamos nuestra energía y comenzamos a hablar de nuevo
Es la bendita rutina para el bueno, el malo y la reina
Saliendo de los sueños sin daño físico alguno.
No echéis fuera a los camellos, son parte del partido político.
Los niños nunca se cansarán, porque todo se ha calmado lentamente...

Y cómo no podía ser de otra manera, el disco culmina en un apocalíptico final de sonido enloquecido y ascendente, en el que los cuatro músicos llevan sus instrumentos hasta el límite de lo físico y lo posible, transmitiendo al oyente la angustia y la rabia a través también de la música, y bajando magistramente el telón de la historia de un disco espectacular y fallidamente anónimo por decisión soberana.

sábado, 23 de marzo de 2019

Canciones que nos emocionan: Blur "Under the Westway"




"Under the Westway" es una joya aislada en la discografía de Blur, un singles mágico y solitario que no acabó en ningún disco concreto de la banda, y que fue grabado por los cuatro miembros de la banda tocando juntos en una sola toma.


Andaban rumiando lo que sería su regreso, tras un período en el que cada uno había tirado por su lado. Acabarían por juntarse como es debido con la grabación y lanzamiento de "The Magic Whip", pero antes hubo escarceos en forma de conciertos de reunión y, sobre todo, de aparición conjunta en la ceremonia de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. Y que mejor ocasión para lanzar un single que es una declaración de amor a una ciudad desde la melancolía mágica y característica de las letras de Albarn.


La canción describe aspectos generales de la vida londinense, que ocurren en un lugar concreto: Debajo de la Westway (parte elevada de la autopista A40 que cruza el Oeste de Londres sobre sus calles, y recurrente lugar en otras canciones de Blur como "For Tomorrow o "Fool's Day").

La mirada melancólica abarca desde el tiempo que suele hacer en Londres al tráfico imposible de la ciudad:


Hoy había cielos azules en mi ciudad, todo se hundía
Dijeron que traería nieve el domingo
la vieja escuela y el tráfico creciendo
Debajo de la Westway



Continúa el viaje por la autopista, pasando por el contraste entre las cometas de la infancia y las veladas referencias a atentados recientes: Aviones cayendo, ruido de sirenas, banderas cayendo y funerales militares:

Allí dónde estuve viendo cometas volar, en solitarias estelas
Brillando por encima de mí, el avión de combustible cayó

a la tierra donde el dinero siempre va primero
Y las sirenas sonaron


Ahora son flechas mágicas dando en la diana
Girando 180 grados y resistiendo hasta la última llamada
Cuando las banderas van cayendo
Y suena el "Last Post" (*) como si fuera una canción de amor
 

(*) Last Post: Canción que suena en los funerales militares en el Reino Unido.

Nada de esto parece positivo, y a pesar de ello la canción vira hacia el orgullo y el sentimiento de pertenencia que personalmente he llegado a entender. Tuve la suerte de vivir allí por un período corto de tiempo, pero el suficiente para que la ciudad se me metiera en los huesos en la misma medida en la que lo hizo el frío de su invierno. Mi casa estaba al Oeste de Londres, cerca de la autopista de la canción, por lo que estaba cantado que este tema se iba a convertir en una de esas "Canciones que me emocionan", sobre todo al llegar a la última parte en la que Damon Albarn canta a su ciudad, que desde entonces es también la mía:



Por lo que siento por tí
El paraíso no está perdido, está en tí
Pido perdón de manera permanente
Pero voy a cantar "Aleluya"
A cantarlo bien alto y cantártelo a tí
Estoy perdido en el mar
Hasta que una ola me saque de la Westway

lunes, 5 de noviembre de 2018

El disco de la semana 58: Gorillaz - Demon Days (Mes Gorillaz)





Soy fan de Damon Albarn desde los tiempos de Blur en los 90, y he abrazado con entusiasmo cada uno de los proyectos de un músico inquieto, imaginativo, adicto a las colaboraciones más diversas y dotado de una sensibilidad especial en la composición de todas sus canciones. Ya sea con Blur, Gorillaz, The Good the Bad and the Queen, o sacando óperas, musicales y discos en solitario, cuando escuchas una nueva canción nueva, enseguida sabes que la mano que mueve los hilos por detrás es la de Damon Albarn, porque disfruta creando música y esa sensación de estar pasándolo bien se transmite a sus canciones de una manera muy particular, incluso en las más melancólicas, es un sello característico del, por otro lado, variopinto "sonido Damon".


El proyecto Gorillaz surgió como la propuesta de un músico que sabía que, una vez que ha llegado a un punto de fama y reconocimiento consolidado, podía permitirse desafiar el status quo y arriesgar con su siguiente trabajo, pero también fue consecuencia de la necesidad de hacer algo nuevo, con unos Blur que agonizaban tras la marcha del guitarrista y amigo Graham Coxon. La respuesta fue un grupo basado en los dibujos animados de Jamie Hewlett, que aprovechaba el impulso de Youtube y la todavía rentable industria del videoclip, para ofrecer una refrescante propuesta visual que tenía detrás un elenco de músicos de sesión y múltiples colaboraciones de artistas del pop y el hip hop, con Damon Albarn como único miembro fijo.

No creo que esperaran que aquella rareza se convirtiera en el tremendo éxito en que se convirtió. El primer disco de Gorillaz no era más que una broma divertida, sin demasiada entidad como conjunto, pero con varios temas que tuvieron muchísimo gancho comercial. Para el segundo disco, Demon Days, se tomó las cosas mucho más en serio y entregó uno de sus mejores discos, a la altura de las propuestas de The Good, The Bad and The Queen o su disco en solitario, Everyday Robots. Dicen que cuando el demonio de aburre, espanta moscas con el rabo. Damon encontró el entretenimiento perfecto, concentrarse en hacer un disco enorme con un concepto global y apocalíptico. Bienvenidos a los días del demonio.

DEMON DAYS

La idea del disco, y de un proyecto de película que no llegó a convertirse en realidad, le vino a Damon en un viaje a China con su familia. La visión de largos campos de tierra y naturaleza deshabitada de aquel enorme país, en contraste con la masificación de sus grandes ciudades, le sugirió la visión de un planeta devastado, que impregnó algunos de los nuevos temas y le acabó dando al disco el empaque conceptual que no tenía su predecesor.

Como buen disco conceptual, comienza con una breve Intro que, individualmente, no llega a ganarse el calificativo de canción, pero que nos da la bienvenida y nos introduce en la atmósfera oscura y sinfónica que nos va a acompañar durante la brillante propuesta de Demon Days. Apenas unos trazos de una sección de viento, salpicados de un sampleado de "Dark Earth" de la película "El amanecer de los muertos", y enseguida hace su entrada triunfal el primer tema sólido del disco, "Last Living Souls" (las últimas almas vivientes), dónde se combinan de manera magistral la base electrónica con brillantes tramos melancólicos de guitarra acústica, piano y evocadores arreglos de violines y chelos.

"Kids with guns" tiene un enfoque más rockero y de denuncia, y nos evoca imágenes de niños blandiendo ametralladoras en cualquiera de los conflictos bélicos que asolan el planeta. Es el primer tema en el que aparece un artista colaborador, encarnado en esta ocasión en la voz de Neneh Cherry, que le da un contrapunto brillante a la atmósfera alienante de la canción.
El recurso de las colaboraciones es habitual en muchas canciones de Gorillaz, y llegó al exceso en el posterior e infravalorado "Humanz", pero en este disco está utilizado con acierto y equilibrio en la mayoría de los casos.

Los efectivos temas se van sucediendo sin tregua en esta primera parte del disco. "O Green World" es un canto sobre la destrucción del planeta, a ritmo de sintetizadores, guitarras y unas apocalípticas campanas en el tramo final, mientras que el coro de voces infantiles de la "Children Choir San Fernandez" de la pegadiza "Dirty Harry", combinado con un fresco ritmo de teclados, llevan el concepto de "Another Brick in the Wall" un paso más allá a nivel electrónico.

Llega el turno para "Feel Good Inc", redondo single dotado de un tremendo riff de bajo y un ritmo con el que es imposible no mover los pies, y fortalecido con la colaboración de los raperos De La Soul. Es además el segundo tema en el que se mezclan con acierto las partes más bailables y electrónicas con un excelso estribillo acústico, ambiental y melancólico. El resultado es uno de los mejores temas grabados por Gorillaz, y por Damon Albarn en el conjunto de su carrera.

"El Mañana" es uno de los momentos más intensos del disco, una descarnada y triste visión del contraste entre la inocencia infantil y un bélico y oscuro futuro en la edad adulto, una encrucijada entre quedarse estancado en el paraíso de la infancia, o mirar hacia adelante por un camino que lleva irremisiblemente a la muerte. Transitamos por la parte más oscura y negativa del disco, y a la falta de esperanza en el mañana hay que unirle que, en ese transitar sinfónico y electrónico por el descorazonador camino, cada nuevo planeta que vamos alcanzado está muerto ("Every planet we reach is dead"), y la desesperante búsqueda se prolonga en el tiempo. Llega Noviembre ("November has come") de la mano de una nueva colaboración, y salvando el triste estribillo de Damon, el mes y el recitado rapero de MF Doom se nos hacen demasiado largos y espesos.

En "All alone", el turno rapero es para Roots Manuva, pero el momento más álgido del tema es de nuevo el interludio sinfónico, en el que esta vez Damon cede la palabra a Martina Topley-Bird, que con su sugerente voz construye uno de los momentos más bellos del disco, trasladándonos a un mundo de ensoñación, al recurrente paraíso que, durante todo el disco, ha estado en constante choque con las imágenes apocalípticas de guerra y destrucción.

Toca después atravesar los dos minutos de "White Light", en mi opinión el momento menos inspirado e interesante del disco. Mi rechazo a esta canción es mayor si tengo en cuenta que, entre las canciones que se descartaron para esta obra, estaba una maravilla llamada "Hong Kong", interpretada con instrumentos tradicionales chinos, que habría elevado todavía más el nivel del disco. Podéis juzgar  si mi opinión es acertada, escuchando "Hong Kong" en el disco "D-Sides" que recopilaba caras B y descartes de "Demon Days", o viendo la increíble interpretación que hicieron de este tema en la presentación del disco en la Manchester Opera House.

Afortunadamente, el disco recupera rápidamente la senda de los singles poderosos con "Dare", efectivo dúo entre Shaun Ryder de los Happy Mondays y el contrapunto femenino de la suave voz de Rosie Wilson, y encontramos en el tramo final extrañas sorpresas, como el recitado de Dennis Hopper en "Fire Coming Out of the Monkey's Head". El petróleo se ha agotado en la Tierra, y el planeta es ya tan solo un gran cráter humeante.

Tras este apocalipsis, aún queda tiempo para que Damon nos regale un impactante final gospel para el disco, a través de dos temas engarzados por la cadena común de la London Community Gospel Choir. "Don't get lost in heaven" es un aviso a navegantes, si te pierdes en el paraíso irás directo al infierno. Comenzarán entonces los "Demon Days" del corte final, la inevitable era de la oscuridad y la destrucción. Pero aún estamos a tiempo. Mientras el demonio siga espantando moscas con el rabo, no estaría mal que hiciéramos más caso a los mensajes que el Planeta nos está enviando, y que entre todos empezáramos a cuidarlo. No está tan lejos esta brillante ficción de nuestra oscura realidad.