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sábado, 8 de febrero de 2025

1500.- Dreams - Fleetwood Mac

 


"Dreams" es uno de los platos fuertes del icónico disco de la banda británica Fleetwood Mac "Rumours" (Warner Records, 1977), y el segundo single que se lanzó para su promoción tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido. Como sencillo, fue el único de la banda que logró alcanzar el primer puesto del Billboard Hot 100 estadounidense.

Escrita por la vocalista Stevie Nicks en 1976 mientras estaban grabando temas en los estudios Record Plant de California, es una de las canciones más famosas y reconocidas del grupo. La inspiración le llegó a Stevie en aquel momento, y de una manera tan clara que tuvo una primera versión de la letra en tan solo diez minutos. El grupo vio en "Dreams" un filón dorado, y al día siguiente ya grabaron en el estudio una versión con batería y sintetizadores, que completaron días después con el bajo y las guitarras.

Muchos años después, y tras ser versionada por diversos grupos de generaciones posteriores (es especialmente destacable la versión que The Coors realizó en 1998), en 2020 tuvo un gran repunte de popularidad gracias a su utilización en publicaciones de TikTok, lo que provocó que volviera a entrar en las listas de ventas de muchos países, y en plataformas más actuales como Spotify o Apple Music. Y desde hoy, para los que formamos 7dias7notas.net, "Dreams" tendrá para ya para siempre un lugar especial en nuestros corazones, ya que es la canción 1500 que reseñamos en esta sección de "Historia de la Música en Canciones"​.

sábado, 30 de noviembre de 2024

Cracker Island - Gorillaz - (Mes Gorillaz)

 


El octavo disco de estudio de Gorillaz fue el primero de la banda virtual liderada por Damon Albarn en alcanzar el primer puesto de las listas de ventas británicas desde Demon Days (2005), el que junto con Plastic Beach (2010) podría ser considerado su mejor álbum con el "disfraz" alternativo de Gorillaz. Fiel al espíritu de la popular banda animada, Cracker Island (2023) incluye colaboraciones con artistas tan variados como Stevie Nicks, Adeleye Omotayo, Thundercat, Tame Impala, Bootie Brown y Beck. Y sí, he olvidado mencionar a Bad Bunny, pero ha sido un olvido premeditado, porque para mí es el único punto discutible de un disco que, si Damon también se hubiera olvidado de llamar a Bunny, habría sido prácticamente perfecto, dotado de una cohesión muy reseñable a pesar de tener una lista tan larga y tan variopinta de invitados en el estudio de grabación.

Escarmentado de experiencias menos valoradas como Humanz (2017), Damon Albarn puso más de sí mismo en el proyecto, casi como si de un disco en solitario se tratase, dejando menos espacio vocal que en otros discos a sus invitados, recurriendo al productor Greg Kurstin para supervisar la producción, y dotando al disco de sus características atmósferas pop y de ritmos de teclados desde el primer minuto del primer tema, en este caso la canción titular Cracker Island, un brillante tema funky en el que destacan sobremanera el bajo de Thundercat y el efectivo y pegadizo contrapunto que los coros dan a la voz de Albarn.  

No menos brillante es Oil, una de las mejores canciones del disco, un melódico tema de synth pop que crece aún más con la aparición de la voz de Stevie Nicks. Igualmente pop, pero con toques más psicodélicos a lo Flaming Lips es The Tired Influencer, que es de las pocas canciones que no tienen una colaboración, y que ni mucho menos palidece ante los dos grandes temas del arranque del disco. El póker de ases lo cierra el diamante en bruto de "Silent Running", grabada con Adeleye Omotayo, otro excelso tema melódico con un estribillo memorable y todas las condiciones exigibles a un gran hit de Albarn y Gorillaz.

El barco cambia de rumbo en “New Gold”, colaboración con Tame Impala que, sí, tiene lo mejor de los dos mundos y funciona sorprendentemente bien, pero con la que quizá Albarn cae en el mismo error que en los discos anteriores, cediendo el cetro de la voz principal a sus colaboradores para regresar a unos Gorillaz más urbanos y modernos, pero a estas alturas de la película, ya debería saber que, aunque le honra la humidad de echarse a un lado y quedarse en la sombra, es su voz melancólica, envuelta en atmósferas a la vez melódicas y de pegadizo ritmo disco pop las que le dan a Gorillaz ese sello particular y esa fórmula que pasó de sorprendentemente exitosa en su disco de debut a ser la tónica habitual de sus entregas sucesivas.

Albarn vuelve a a tomar con fuerza y en solitario el timón vocal en la, de nuevo, melódica y agradable Baby Queen, otra de las que dan al disco ese sonido y ambiente tan cohesionado, y el disco continua su travesía viento en popa en Tarántula, canción de un corte similar a la anterior y un claro toque a disco funk suave y aterciopelado. Lástima que una Tormenta provocada por el marinero de agua dulce Bad Bunny casi haga encallar al disco. Habrá quién no esté de acuerdo con esto, pero lo siento, no puedo con esta colaboración y me parece el punto más bajo e innecesario que, como ya dije al principio, hasta aquí iba para disco perfecto.

Y aún reponiéndome del susto de ver el barco tan cerca de semejante arrecife de reggaeton, valoro aún más positivamente la relajada calma de temas como el melancólico Skinny Ape, que explota en un colorido tramo tecno pop en su tramo central, y la aparición de una nueva colaboración de peso en la bella Possession Island, con Albarn y Beck en modo acústico e introspectivo, para cerrar de manera épica y contundente el disco. Y con ella acaba también la historia de Cracker Island y el #Mesgorillaz, tal y como la hemos contado en 7dias7notas.net. Justo cuando ya creíamos que los mejores "días de Damon" ya habían pasado, y que ninguna barca lograría llegar a buen puerto en una olvidada “playa de plástico", un inesperado y colorido barco pirata atracó en una isla conocida como la "Isla del Cracker", dándole nueva vida a una aventura musical que ya creíamos agotada. Larga vida a Gorillaz, si su historia viene contada con una banda sonora como ésta.