De un país en llamas fue publicado en el ecuador de la vida del grupo madrileño, aunque claro está, eso no se sabía el 12 de mayo de 1985 cuando el álbum apareció en las estanterías de las discotiendas e inundaba las programaciones de emisoras de radio y las páginas de revistas. Mucho había cambiado en su sonido y en el entorno de la Movida Madrileña, de la cual Radio Futura fue esencial protagonista durante el cambio de década, y del lanzamiento de su disco debut Música Moderna (1980, EMI-Hispavox), del cual más tarde declararían que había dejado de representarlos. Radio Futura era sin duda una de esas formaciones cuya sola mención se relacionaba con el mencionado movimiento, reconociéndoseles además como uno de los miembros fundadores de dicha corriente. No obstante, su trayectoria musical durante aquellos primeros años fue irregular, llena de contrastes y enfrentamientos con su discográfica que les mantuvo en un prolongado parón a la hora de grabar nuevos temas. ¿A quién le puede apetecer bucear en las miserias ajenas? A un morboso sin remedio, la tasación de este álbum tiene una cualidad casi obscena. No en vano "De un país en llamas" es el disco más inhóspito, violento y agresivo que haya salido de la cabeza y las manos de la banda madrileña. Gracias a las letras que en este disco alcanzan un nivel casi inédito en la historia del rock español. Surrealistas y dolientes, pero también firmadas desde una pluma honesta que cree en valores como la amistad, las letras de Santiago Auserón dan forma a un disco extraño y atípico, repleto de todos los colores, muy latino y muy europeo a la vez. El disco fue grabado en Londres, (una moda de la época), y producido por dos músicos funk: Dunkan Bridgeman y Jo Dworniak, que llenan las composiciones de los madrileños de efectos de sonido, ruidos, ecos y ambientación de claro cariz industrial, que impone un ambiente sinuoso, inquietante y de imaginería urbana, con especial hincapié en la creación de estados de ánimo de desasosiego y temor a una oscura y apocalíptica realidad.
Su disco más denso y sombrío se abre con "No tocarte" para sentar las bases con ese riff circular y oscuro, quedaba claro el crecimiento. Es un tema rockero con cierto deje funk y la adición de las congas de Danny Cummings que coló influencias de Talking Heads. "La ciudad interior" es un funk blanco y siniestro se mueve entre la rítmica a lo Frankie Goes to Hollywood, fue el primer single, un tema extraño, con una carencia funk, que le da una acidez y una corrosión casi insoportable, una letra indescifrable que gusta oír, que engancha, y un estribillo violento y aterrador en su crudeza, poco adecuada como single. “El tonto Simon” es una historia sobre la España profunda llena de miseria y estereotipos que denotan la crueldad pueblerina de, espero, otros tiempos, todo ello con un trasfondo de son latino, Santi Auserón ya empezaba a tejer su historia musical futura. Lo mismo ocurre con "El viento de África" (hermana pequeña de "Semilla negra") a ritmo de calipso, o "En el chino". Las letras son, más que nunca, herméticas y brutales, sin concesiones a la comercialidad ni, a veces, a la interpretación.
"En el Chino", un tema cuya letra parece haberse adelantado más de una década, es un tema nocturno, sobre la peligrosa e incómoda vida en los bajos fondos, con descripciones realistas y conclusiones pesimistas, destaca un sonido de reminiscencias souleras y predominio eléctrico-industrial, otro gran tema. Aun así eso no nos impide gozar de joyas como la magistral y amenazante "Han caído los dos" que ya salva un disco por sí sola. es uno de los momentos de mayor atractivo del disco. Guitarras, congas, batería, bajo y voz entretejen un equilibrio estupendo, dejando que la interesante historia discurra. Estamos ante una descripción del amor un tanto oscura y críptica, pero con poderosas y hermosas metáforas que transforman el amor en una especie de maldición de la que es imposible escapar. Más que una canción de amor es una pesadilla gótica que te atrae de forma hipnótica a la vez que te estremece. “La vida en la frontera", de una contundencia emocional que sólo puede venir de la autenticidad más férrea, finiquita brillantemente este disco en el que se mezclan estilos tan diversos como el funk, los sones latinos, el soul, el rock e incluso influencias del Bowie de la época de "Scary Monsters"."De un país en llamas" es historia viva del rock español, hijo de una época mágica que poco o nada tiene que ver con la actual. Si alguien no lo conoce, se lo recomiendo sin dudarlo, pues no puede dejar indiferente a nadie este extraño monolito sonico esculpido por esa banda histórica que fue Radio Futura y que hoy me ha hecho más llevadera la reclusión y la labor de limpieza de vinilos.