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"Kings and Queens of the Underground" es el octavo álbum de estudio de Billy Idol, lanzado el 17 de octubre de 2014. Este álbum marca un regreso significativo para Idol, siendo su primer trabajo de material original desde el también excelso "Devil's Playground" en 2005. Producido por Trevor Horn y Greg Kurstin, el disco es una mezcla de punk rock clásico y power pop, manteniendo la esencia rebelde y energética que ha caracterizado la carrera de Idol, pero con la novedad de la inclusión de ciertos toques nostálgicos en las letras de varias canciones.
Comienza sin tregua con Bitter Pill, una de las mejores canciones del disco, un compendio de energía rockera, sabor a carretera polvorienta y cuentas pendientes en el alma, narrado a base de guitarras contundentes y sintetizadores atmosféricos. La letra es una amarga reflexión sobre una vida de peligros y excesos, casi una road movie emocional, sobre una vida pasada que el protagonista sacrifica por seguir teniendo a su pareja a su lado. La voz rasposa de Idol está más en forma que nunca, y transmite la sensación agridulce de alguien que ha vivido esa vida canalla, y se aleja de ella asumiendo el sacrificio por amor, pero no por ello dejando de echarla de menos en ocasiones ("Es una pastilla amarga que me trago, solo para mantenerte a mi lado").
One Breath Away tiene un comienzo más aterciopelado y de menor octanaje instrumental, en el que Idol explota su vena de cantante de voz profunda, para subir después la intensidad en un efectivo estribillo y acabar igualmente explotando en un tramo final de intensas guitarras. Es una buena canción, pero es con Postcards From The Past con la que Idol vuelve a la primera división del disco, en lo que es una nueva reflexión sobre el pasado y las experiencias vividas durante una carrera musical de lo más intensa. Más allá de la temática y de la letra, lo que hace grande a este tema es la inesperada fiereza e intensidad de un Idol en plena madurez, con un tema plagado de potentes guitarras y sintetizadores, que no desentonaría en cualquiera de sus mejores discos de los ochenta.
Algunas versiones del disco incluyen la canción Hollywood Promises como tema extra, extendiendo el cierre con una mirada crítica a la industria del entretenimiento y una mordaz letra en la que Idol cuestiona las promesas vacías y la superficialidad de Hollywood. Con o sin ella, "Kings and Queens of the Underground" es un regreso de primer nivel para uno de los "reyes del underground" de los ochenta, que demuestra en este disco que, a pesar de los años, sigue siendo capaz de sacudir con fuerza los cimientos del panorama musical con su poderosa mezcla de punk rock comercial y su actitud rockera y canalla de siempre. No es nada nuevo, es simplemente el "puto Billy Idol" de siempre, y eso sigue siendo mucho en los descafeinados tiempos que corren.
Es difícil superar este arranque, pero entre las candidatas a lograrlo estaría sin duda Can't Break Me Down, otro himno de actitud canalla, con un toque mucho más desafiante y nada resignado ("Es una reacción natural, cuando golpeo contra el suelo, soy como el asesino originario, me levanto a por más"). Dotada de un ritmo acelerado, unos coros de estadio y un estribillo pegadizo, tiene una producción más elaborada que el tema anterior, que abunda en efectos electrónicos y que está claramente diseñada para ser un single de impacto. Algo así podría decirse también de Save Me Now, otra gran canción con una temática similar a Bitter Pill, pero mientras en la canción que abre el disco el protagonista se resigna y asume que tiene que sacrificar cosas por vivir en pareja, aquí directamente le pide a su amada: "Sálvame ahora" de esa vida desatada y peligrosa. La producción vuelve a ser brillante, combinando guitarras acústicas y eléctricas con efectos electrónicos.

Tras el bombazo anterior, llega el turno de la canción que da título al disco. Kings & Queens Of The Underground es quizá la más autobiográfica del álbum, una épica y melancólica revisión de su carrera en la que menciona los títulos de algunas de sus mejores canciones ("Kiss me deadly", "Rebel Yell", "Eyes Without a Face", "Hot in the City"...). En un tema de corte acústico y clásico, Idol narra su ascenso a la fama y las cicatrices que las mil batallas que libró le dejaron por el camino. El estribillo es una vez más memorable y épico, conformando en conjunto la mejor de las baladas del disco.
A continuación suena Eyes Wide Shut, que nada tiene que ver con la película de Stanley Kubrick, y que tiene un sonido más suave y menos energético que los grandes temas del arranque. Idol aborda aquí el tema del engaño y la desilusión, y la necesidad de escapar de ello y abrir los ojos a la realidad, para volver después a la nostalgia en la balada Ghosts in my Guitar, una nueva mirada relajada a los recuerdos de los buenos tiempos del pasado. Tras estos dos temas, merece una mención destacable Nothing To Fear, el tema en el que más brilla la voz de Idol en su modalidad grave y crooner de "Elvis del Punk", con otro efectivo estribillo y letras sobre la valentía y la determinación necesarias en la vida.
Con tanta buena canción, da miedo enfrentarse al momento en que el listón baje, pero afortunadamente, no hay "nada que temer", porque a continuación suena Love And Glory, una nueva mezcla de letra nostálgica y música de toques épicos, que se llegó a considerar como título del disco, y que suena sorprendentemente parecida a la música de ¡U2! Es verdad que su sonido es algo más rebajado y comercial que otras canciones, pero el cambio es curioso y no deja de ser una agradable sorpresa, que además contrasta con el salvaje tema final, porque Whiskey and Pills es todo un ejercicio de intensidad y frescura punk con el que Billy Idol se despide como empezó, con un nuevo despliegue de crudeza vocal e instrumental, y reflexionando sobre los excesos y las consecuencias de una vida de lo más rockera, en la que el whisky y las pastillas formaban parte del menú de cada día. Se agradece en este punto la vuelta a una producción más intensa, con una energizante línea de bajo, una batería contundente y una capa de guitarras pesadas con las que logra poner un destacable punto y final a la altura de los mejores momentos de "Kings and Queens of the Underground".
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