sábado, 8 de abril de 2023
0828.- Uncle Albert / Admiral Halsey - Paul McCartney
viernes, 28 de octubre de 2022
0666.- Instant Karma - John Lennon
miércoles, 7 de septiembre de 2022
0615.- Something - The Beatles
Tras las tensas sesiones del Álbum Blanco y Let it be, los rumores de un nuevo proyecto de The Beatles ponían los pelos de punta al personal de Abbey Road, anticipando los problemas y los conflictos de esas grabaciones. Sin embargo, en las sesiones de Abbey Road, Paul McCartney se mostró más conciliador, John Lennon menos sarcástico, Ringo igual de apacible, y George Harrison aportó la confianza y la madurez que había volcado en sus nuevas composiciones, brillando con luz propia en temas como Here comes the sun y, muy especialmente, Something, la primera canción de Harrison en aparecer como cara A de un single de The Beatles.
domingo, 22 de mayo de 2022
0507.- S.F Sorrow was born - The Pretty Things
lunes, 28 de febrero de 2022
#MesTheBeatles: Let it be - The Beatles
Tras la publicación de Abbey Road (1969), el último disco grabado por los Beatles, aun hubo margen para la publicación en 1970 de un álbum más de la banda. Grabado en su mayoría durante sesiones previas a las del anterior disco, y publicado días después de que Paul McCartney anunciara oficialmente que abandonaba el grupo, Let it be se convertiría en su duodécimo y último álbum de estudio, y la publicación final de un proyecto que, desde su concepción, atravesó por multitud de dificultades y contratiempos, y que se desarrolló durante un período de la banda de Liverpool en el que las brechas y las desavenencias entre sus cuatro miembros eran cada vez mayores.
La idea de este álbum surgió, precisamente, como medida de choque contra la situación interna del grupo, desgastada por las complicadas grabaciones del disco The Beatles, más conocido como el "Disco Blanco". McCartney pensó que lo mejor era un regreso a sus raíces como grupo, y propuso al resto grabar un puñado de canciones de rock sin mayores aderezos, para que los cuatro pudieran interpretarlas en un retorno de la banda al directo. Las sesiones de grabación de lo que iba a ser el disco y el concierto de Get Back (Vuelve) se llevaron a cabo en los estudios de Twickenham, en lo que supuso un nuevo cambio al abandonar su habitual base de operaciones de Abbey Road. Sin embargo, las grabaciones no hicieron sino empeorar las heridas abiertas entre los cuatro Beatles, con sesiones de ensayo en las que la tensión era asfixiante y las discusiones estaban a la orden del día, hasta el punto de considerar que el proyecto era un callejón sin salida y de decidir aparcarlo hasta nueva orden.
Paul McCartney intentó mantener el barco a flote durante estas sesiones, y fue el Beatle que más se esforzó en aportar material nuevo al proyecto (los tres sencillos Let it be, The long and winding road, y Get back), mientras un desmotivado John Lennon repescaba viejas ideas y canciones inacabadas (Dig a pony, Across the Universe, Don't let me down), al tiempo que mostraba un abierto desinterés por lo que después calificó como "el pedazo de mierda peor grabado de la historia". George Harrison (con sus dos aportaciones I me mine y For you blue) y, en menor medida, Ringo Starr, también parecían haber perdido el interés y la paciencia para lidiar con las interminables tomas y ensayos a los que un perfeccionista McCartney pretendía someterles, y en esa atmósfera asfixiante el proyecto de Get Back fue poco a poco apagándose.
Fue precisamente tras una discusión con McCartney, cuando Harrison anunció al resto que abandonaba el grupo. Las aguas volvieron temporalmente a su cauce, pero a cambio de renunciar al frío y megalómano escenario de Twickenham para reconducir el proyecto de concierto hacia los estudios de grabación que acababan de construir en la sede de Apple en Savile Row. La vuelta del guitarrista evitó que la sarcástica reacción de Lennon al posible abandono de su compañero, proponiendo sustituirle por Hendrix o Clapton, y seguir como si nada hubiera pasado, fuera nunca tenida en cuenta. En Savile Row, y a recomendación de un crecido Harrison, se incorporó a los ensayos el teclista Billy Preston, para tocar el piano eléctrico y el órgano durante las sesiones de grabación y en el planeado concierto, que tras considerar diversos escenarios (un barco, un hospital de niños enfermos o incluso las pirámides de Egipto) acabaría también reduciéndose en alcance y dimensiones, optando por la comodidad de actuar en su propia sede, enchufando los instrumentos en la azotea del edificio e invitando a un reducido grupo de periodistas y allegados.Ese fue el último concierto de la carrera de los Beatles, que se vio prematuramente interrumpido cuando las quejas de los vecinos de la zona alertaron a la policía. Varias de las canciones del concierto acabaron incluyéndose en el disco, junto con otras canciones que se añadieron de los ensayos o que se grabaron en los días posteriores, pero el disco quedó aplazado para hacer coincidir el lanzamiento con el del documental, primero, y con la posterior edición de Abbey Road, después. Fue entonces cuando Lennon decidió rescatar aquel "pedazo de mierda peor grabado de la historia" y prescindir por primera vez de George Martin como productor, para darle los mandos a Phil Spector, que no contó nunca con el beneplácito del ya ausente McCartney, que vio como su proyecto de retorno al rock and roll se había convertido en el característico "muro de sonido" de Spector, en el que no faltaban los edulcorados arreglos orquestales marca de la casa, o unos coros femeninos que nunca antes habían aparecido en un disco de The Beatles.
Al final, aquella ácida y excesiva declaración de Lennon sobre las grabaciones de las sesiones de Get back resultó ser completamente injusta, porque incluso en los momentos de mayor tensión y desgana, los Beatles eran capaces de entregar grandes y atemporales canciones. El remozado Get Back pasó a llamarse Let it be (Déjalo estar), tomando su nombre de otra de las grandes canciones que McCartney aportó al proyecto antes de su marcha, y nada tuvo que envidiar a sus predecesores en cuanto a éxito comercial, alcanzando el número 1 en las listas de ventas de Estados Unidos y Reino Unido. La película de las sesiones de grabación se publicó en 1970 y ganó un Óscar a la mejor banda sonora, pero a la entrega de los premios de la academia no fue ninguno de los cuatro Beatles. "El sueño había acabado" y todos prefirieron "dejarlo estar".miércoles, 23 de febrero de 2022
#MesTheBeatles: Abbey Road - The Beatles
Tras las tensas sesiones del Álbum Blanco, y el por entonces aparcado proyecto de Let it be, las expectativas que en el entorno de los Beatles generaba la noticia de una nueva grabación no eran precisamente positivas. Los técnicos de sonido recibieron la noticia de su designación para el proyecto casi como un castigo, anticipando los problemas y los conflictos con los que habían lidiado en las grabaciones anteriores. Sin embargo, y en contra de lo esperado, Paul McCartney se mostró menos autoritario y más conciliador, John Lennon fue menos sarcástico en sus comentarios, George Harrison aportó la confianza y la madurez que había volcado en sus nuevas composiciones y Ringo siguió aportando su personalidad apacible e inmutable ante cualquier situación, pero el problema (o la solución, dado el renovado buen ambiente de las grabaciones) fue que rara vez coincidieron todos juntos en una misma sesión, en lo que a la postre fue otro indicador más del cisma que ya se había abierto, sin remedio, en el seno de la banda.
Las primeras sesiones avanzaron sin la participación de Lennon, y la consiguiente presencia de Yoko Ono, debido a que ambos sufrieron un accidente de coche que les tuvo alejados del estudio durante la primera semana. Sus compañeros dieron solos los primeros pasos del proyecto, que curiosamente empezó con McCartney interpretando con su guitarra acústica Her Majesty, el fragmento oculto con el que cerrarían el último disco que grabaron juntos (después vendría Let it be, pero repescando las canciones de aquellas sesiones anteriores). Horas después, los tres Beatles disponibles grabaron la base de Golden Slumbers/Carry that weight, dos canciones que habían surgido de manera independiente (Carry that weight surgió durante el proyecto Let it be, como la típica canción destinada a Ringo) y que fueron el germen de la suite de fragmentos entrelazados en la que acabaría convirtiéndose la cara B del disco.
De esa primera semana sin Lennon es también el trabajo realizado con Maxwell's Silver Hammer, otra de las canciones que McCartney había ensayado durante las sesiones de Let it be, en la que Ringo sustituyó al ausente Lennon en algunas partes vocales. Para que el sonido del martillo fuera lo más real posible, hicieron llevar al estudio un pesado yunque contra el que golpearlo, y esa poco agradecida labor recayó en un Mal Evans con poco sentido del ritmo, requiriendo de varias tomas a petición de un perfeccionista McCartney, que logró exasperar a un impaciente George Harrison. Una vez se marcharon los demás, McCartney se quedó a trabajar en que el bajo sonara como una tuba, para darle al tema un acabado más añejo.La relativa calma y tranquilidad de aquella primera semana desapareció cuando Lennon hizo por fin su esperada aparición en el estudio, de la mano de una Yoko Ono que, como aún requería de un mayor periodo de reposo, había encargado una cama en los célebres almacenes Harrod´s. Los operarios entraron tras ellos y montaron la cama en el estudio de grabación, y acto seguido Yoko se acomodó en ella, ante la mirada de asombro del resto de miembros de la banda. Lennon declinó participar en los temas que ya estaban en proceso, de modo que los otros tres se dedicaron a trabajar en Something y Here Comes the Sun (los dos brillantes temas de Harrison, en los que se invirtieron los papeles y fue George el que abrumó a Paul con sus instrucciones y requerimiento) e incluso en Octopuss Garden, un divertido tema escrito por Ringo, que grabaron de manera alegre y distendida en el estudio.
Después le llegó el turno a Oh Darling, un tema con aires de rock and roll compuesto por McCartney, que se esforzó en llegar el primero durante varios días para ir puliendo en solitario un tema que le requería un gran esfuerzo vocal, y que estaba en realidad en un tono que, en otras circunstancias, habría encajado más en la voz de Lennon, pero habida cuenta del pasotismo que su compañero estaba mostrando hacia los temas del resto, McCartney no se planteó en ningún momento cederle la "voz cantante", y trabajó intensamente hasta lograr la toma perfecta.Por su parte, Lennon había trabajado de manera tímida e intermitente en el tema I want you (She's so heavy) durante las dos semanas posteriores a su aparición estelar rodeado de operarios de Harrod's, y cuando nadie parecía esperar de él mucha más colaboración, apareció un buen día de buen humor en el estudio, y con una canción nueva llamada Come together bajo el brazo. Casi como en los viejos tiempos, McCartney se implicó en el proceso de creación y aportó las líneas de bajo y de piano eléctrico, y sugirió tocarla a un tempo inferior a la versión que Lennon les había mostrado con la guitarra acústica. Lennon aceptó los cambios sin mayor problema, pero llegado el momento no recurrió a su viejo amigo para grabar las voces de acompañamiento, pese a que McCartney se ofreció a ayudar en el tema que acabaría abriendo Abbey Road.
Lennon discrepaba además con la idea de Paul y George Martin de construir una suite orquestal para el segundo tramo del disco, pero acabó claudicando y ofreció los temas Here comes the Sun King y Mean Mr. Mustard al conjunto. El buen humor parecía había vuelto a un Lennon más participativo y generoso, que invitó a McCartney a participar en estas canciones, pero las cosas volvieron a torcerse cuando hubo que entrelazar la siguiente canción de John (Polythene Pan) con otro tema de Paul (She came in through the bathroom window). Lennon criticó abiertamente la manera de tocar la batería de Ringo, y su negativa a volver a grabar el tema pese a los supuestos errores de su compañero, volvió a abrir heridas que estaban aún recientes. Esta vez fue Ringo quien esperó a que todos se hubieran marchado, para volver a grabar su parte de batería hasta que quedó correcta.
Salvo estos episodios menores, reinaba en general una aparente y falsa calma en el estudio, que se vio un día interrumpida por un
curioso episodio que, años atrás, no habría
tenido la mayor importancia, pero que en aquel momento encendió de nuevo la chispa del
malestar y el agotamiento latentes entre los miembros de la banda. Durante la grabación de The End, un tema que cerraba la intensa y cambiante suite final, los Beatles subieron a la cabina de control para escuchar una de las primeras tomas. En ese momento, y a través de los cristales de la cabina, vieron como Yoko Ono bajaba de la cama y abría un paquete de galletas de George Harrison para coger una galleta. Harrison no se contuvo y soltó un desproporcionado improperio contra lo que consideraba un hurto furtivo, y Lennon
entró al trapo en defensa de su mujer. Tras un intercambio de gritos,
todo pareció volver a su cauce, pero si una simple galleta era capaz de
desestabilizarles de aquel modo, era evidente que el The End del título de aquella canción era más que profético.
Y así llegamos al "final" soñado, ese que nunca querríamos que acabara, con los tres Beatles desmelenándose codo con codo y en directo en el estudio. McCartney abrió el fuego con el primer tramo, Harrison le siguió a continuación y Lennon se reservó el tramo final. Por tan solo unos minutos, fue como si nada hubiera pasado, y los tres estuvieran de nuevo en The Cavern o en Hamburgo, felices y despreocupados, disfrutando de la música que un día les unió para siempre, por más que se acabaran separando finalmente después de este álgido y, a la vez, agridulce final.
Un buen día, y a consecuencia de la misma desgana con la que habían afrontado algunos momentos de una grabación que, pese a todo, fue excelsa, salieron del estudio para hacerse una foto rápida con la que despachar la portada del disco. De nuevo esa decisión fue profética, porque en la foto los cuatro Beatles cruzan el famoso paso de cebra de Abbey Road en dirección contraria al estudio de grabación en el que habían grabado todos sus discos míticos, alejándose del pasado y mirando hacia un futuro marcado por caminos separados.jueves, 4 de noviembre de 2021
0308: Tomorrow never knows - The Beatles
Tomorrow never knows, incluida en el disco Revolver de The Beatles, marca el comienzo de una historia muy especial narrada en "El sonido de los Beatles: Memorias de su ingeniero de grabación" de Geoff Emerick y Howard Massey. El ingeniero de sonido al que hace mención el título era el propio Geoff Emerick, que con aquel disco y con tan sólo 19 años, debutaba como ingeniero principal de los Beatles.
Las innovaciones sonoras que Emerick puso en práctica durante la grabación de esta canción son innumerables, como el uso del sistema ADT (que permitía duplicar el sonido de la voz) o la utilización, por vez primera en un tema de los Beatles, del altavoz Leslie (que generaba efectos de vibrato de la voz sin la necesidad de recurrir al habitual Hammond). Todo ello en respuesta a la rocambolesca petición de John Lennon de sonar como cien monjes tibetanos cantando en lo alto de una montaña, y para acabar convirtiendo a Tomorrow never knows en la canción más experimental y psicodélica del álbum.
Y la cosa no quedó ahí. Se incluyeron guitarras tocadas a la inversa (El solo de guitarra de Taxman se cortó en varias partes que fueron invertidas y adaptadas al tono del tema), mezcladas con instrumentos orientales como el sitar o el tanbur, efectos de saturación del sonido y una interminable sucesión de bucles y loops que Paul McCartney había grabado en su casa, y que incluían desde acordes orquestales extraídos de una sinfonía de Sibelius, hasta efectos de flauta y violines interpretados con un mellotron.
El origen del título está en un error gramatical de Ringo Starr durante una entrevista en la BBC en 1964.
A una de las preguntas de la entrevista, Ringo respondió "Tomorrow
never knows" ("El mañana nunca sabe", para expresar que no se puede saber lo que va a ocurrir mañana. A Lennon le hizo gracia aquel error, y
acabó usando ese título para quitarle hierro a una canción inspirada en los efectos del LSD y el Libro Tibetano de los Muertos. Poco podía imaginar Emerick que, aquel día, estaba empezando a escribir la brillante historia sonora de una serie de discos insuperables (Sgt. Pepper's, Abbey Road...) pero es que "nunca se sabe lo que ocurrirá mañana". O como dijo Ringo, "El mañana nunca sabe".