sábado, 13 de diciembre de 2025

1808.- Un velero llamado libertad - Jose Luis Perales


Un velero llamado libertad se publicó en 1979 dentro del disco Tiempo de otoño, forma parte de aquella época de José Luis Perales en la que lanzaba prácticamente un álbum por año.  Fue su sexto álbum de estudio, producido por Danilo Vaona y Rafael Trabucchelli (se repartieron la cara A y la B). El álbum contiene diez temas que exploran las relaciones humanas, el amor y la libertad, temas recurrentes y magistralmente abordados por el artista, es un álbum muy triste, con mucha carga emotiva, su música, caracterizada por la melodía suave, la instrumentación orquestal y, sobre todo, por la profundidad y belleza de sus letras, capturó el espíritu de una época, es un testimonio del talento de Perales para transformar las vivencias cotidianas en canciones, manteniendo su vigencia y calidez a través de las décadas. Entre las canciones más destacadas e icónicas del disco se encuentran: me llamas, el amor o su icónica Un velero llamado libertad.

Nos detenemos en la última mencionada, la historia que describe la canción es la de un hombre que, cansado de su vida, decide dejarlo todo: "Ayer se fue, tomó sus cosas y se puso a navegar". Con apenas "una camisa, un pantalón vaquero y una canción", el protagonista se despide para emprender una aventura en el mar, en un acto que simboliza la huida de la rutina, las convenciones y las ataduras emocionales. Su embarcación, a la que le llama "Libertad", es la encarnación de su anhelo por una "forma diferente de vivir". Pero la historia no se basa en “hechos reales” ni en la experiencia persona del autor, sino que es completamente ficticia: invitado por el periódico El País, en junio de 2006, para responder a preguntas realizadas a través de Internet por sus seguidores, conto el momento en que surgió el tema: «En realidad recuerdo que estaba viendo una película en televisión; era un chico joven que se iba en un barco para no volver. En la canción, ya que los autores nos podemos permitir cualquier variación en el guion, en contra de lo previsto en la película, decidí que el chico volviera; era más lógico que la soledad, sobre todo porque las sirenas no existen». Ante otra pregunta recibida sobre la misma canción, Perales añadía que «el personaje que va en el velero es un hombre, y cuando regresa, los ojos azules como el mar son de la chica que le espera en el puerto. Qué gane el mejor».

La música logra crear una atmósfera de nostalgia, anhelo y, finalmente, esperanza. El uso de las cuerdas en el estribillo evoca la vastedad del mar y la magnitud del sentimiento de libertad, mientras que la dulzura de la melodía vocal siempre mantiene un tono íntimo. Es en el estribillo donde la música alcanza su máximo esplendor. La melodía se vuelve más abierta y ascendente, reflejando la idea de libertad y la expansión del horizonte. La orquestación se despliega completamente, con un uso prominente de cuerdas ricas y vibrantes que le otorgan ese sonido grandioso y cinematográfico, típico de las producciones de Rafael Trabucchelli.

Sin duda es uno de los temas icónicos del compositor y cantante Conquense, una canción que todos hemos cantado agarrados de la cintura y que hemos coreado a gritos en cada una de las orquestas que visitaban los pueblos allá en los años 80.


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