jueves, 18 de diciembre de 2025

1813.- One Step Beyond - Madness

 

One Step Beyond, Madness



     1979, Londres hervía con la energía de la segunda ola del ska. En apenas tres semanas de grabación en los estudios Eden y TW, Madness dio forma a su debut One Step Beyon, un álbum que condensaba la urgencia juvenil y la irreverencia de los pubs del norte de la ciudad. Bajo la batuta de Clive Langer y Alan Winstanley, productores que más tarde trabajarían con Elvis Costello o Morrissey, la banda fuw capaz de captar en vinilo la electricidad de sus directos, con un sonido que mezclaba ska, rocksteady y new wave. El sello Stiff Records supo ver el potencial y lanzó el disco el 19 de octubre de 1979, logrando que alcanzara el número dos en las listas británicas y permaneciera más de un año en ellas. La producción fue deliberadamente cruda y festiva: saxos al frente, teclados incisivos y una base rítmica que sonaba como una apisonadora. A Madness no le importaba la sofisticación, quería transmitir una sensación de una fiesta desbordada. El álbum, con himnos como My Girl o Night Boat to Cairo, se convirtió en piedra angular del movimiento 2 Tone (Fue un resurgimiento del ska en Inglaterra a finales de los 70 y principios de los 80, que fusionó el ska jamaicano tradicional con el punk rock y el new Wave). Y en el centro de todo, como carta de presentación y declaración de intenciones, estaba la canción que le daba título, One Step Beyond.

One Step Beyond no nació en Londres, sino en Jamaica. Fue compuesta por Prince Buster en 1967 como cara B de su sencillo Al Capone. Madness, que ya había rendido tributo al músico con su primer single The Prince, decidió reinterpretarla en clave británica. Su versión añadió un elemento teatral: la célebre introducción hablada de Chas Smash, tomada de otro tema de Buster, The Scorcher. Ese “Hey you, don’t watch that, watch this!” se convirtió en un grito generacional, un aviso de que lo que venía era puro desenfreno. La grabación conserva la esencia instrumental del original, pero amplificada. El Saxo de Lee Thompson, los teclados de Mike Barson y la voz de Suggs se entremezclaban en un torbellino de poco más dos minutos de duración, pero que condensaba toda la filosofía de Madness: energía, humor y baile. En directo, el tema se transformaba en ritual colectivo, con el famoso “Nutty Train dance” que la banda popularizó en su videoclip y en pubs como el Hope & Anchor.

La canción es todo un ejercicio de minimalismo explosivo. La estructura se sostiene en un riff de saxofón repetitivo y contagioso, acompañado por un ritmo que recuerda al ska jamaicano pero acelerado por la urgencia punk de finales de los setenta. La producción de Langer y Winstanley potenció la crudeza: no hay ornamentos, solo capas de viento y percusión que nos invitan a bailar y sumarnos a la fiesta. La letra, reducida a un puñado de frases, es más una consigna que una narración. El grupo nos invita a dejarnos llevar, a abandonar la pasividad y sumergirnos en la música. One Step Beyond fue lanzada como sencillo el mismo día que el álbum, y alcanzó el número siete en las listas británicas. Su éxito consolidó a Madness como los "Nutty Boys", embajadores de un ska festivo y accesible que contrastaba con el tono más político de The Specials. La canción se convirtió en himno de la juventud británica, exportando el ska a Europa y América, y marcando el inicio de una carrera que, aunque luego derivaría hacia el pop, siempre mantuvo esa chispa irreverente.

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