The Rubettes fue una exitosa banda de glam rock de segundo nivel que llegó demasiado tarde para ser parte de la explosión T-Rex/Bowie/Slade de principios de los 70. Aunque carecían en cierto modo de glamour real, tenían una imagen fuerte y tonta (trajes blancos y gorras flexibles) e hicieron tres o cuatro discos pop decentes. Una banda que comienza su carrera con un sencillo número uno internacional con tres millones de ventas solo tiene un camino por recorrer aunque lograron lanzar algunas cosas interesantes en su pronunciado descenso. Eran típicos de la segunda ola de bandas de glam rock del Reino Unido que apuntaban directamente al extremo más joven del mercado del pop adolescente que en el 74, se montaron en el espíritu de la época del Graffiti americano, casando rock y pop deliberadamente cursi de los años 50 y principios de los 60 con una imagen extravagante que hacía referencia al glamour, evitando al mismo tiempo el hecho de que no eran tipos andróginos de Bolan/Bowie, pero un grupo de músicos de sesión que no exudaban exactamente un poder de estrella brillante. La discografía de los Rubettes cubre una extraña variedad de estilos sin siquiera establecer una identidad musical distintiva para la banda, el grupo se reunió apresuradamente después de que su sencillo debut “Sugar Baby Love”, elaborado con músicos de sesión, ocupara un lugar destacado en las listas y todas sus mejores canciones provienen de las mismas sesiones de demostración originales que produjo “Sugar Baby Love”. De los músicos en esa grabación, el versátil cantante y guitarrista Alan Williams se convertiría en la cara de la banda, mientras que el baterista y cantante John Richardson también mantendría el rumbo durante los años 70 y el dúo contribuiría a la composición de los álbumes de la banda.
Vamos con la "sobredosis de azúcar", vamos a con un tema que está construida a partir de unos claros ingredientes: acordes potentes, batería robusta, coros y una gran mirada al pop de principios de los sesenta. “Sugar baby love, Sugar baby lo-ove, no quise ponerte triste...” El cantante está tratando de hacerle el favor a su novia, tratando de disculparse por un delito menor no especificado. Si fuera ellos, me habría limitado a una carta o una llamada telefónica. ¿Puedes imaginar a alguien haciendo esto afuera en la ventana del dormitorio de una niña por la noche y, con suerte, llamar a la policía? Pero lo petaron, incomprensiblemente todos hemos tatareado ese estribillo y lo confieso, no puedo odiar esta canción, no importa lo que represente. Mis pies avanzan bastante felices, tengo una tolerancia extremadamente alta hacia las secciones de palabras habladas en las canciones pop y, por supuesto, 'Sugar Baby Love' tiene que ir ahí. Gente, sigan mi consejo. Si aman a alguien, no lo piensen dos veces... no le canten nunca esto, pero deja que sus acordes os rodeen cualquier noche mientras os mirais a los ojos.
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