La canción tiene un toque bohemio y de exaltación, como si el protagonista fuera un borrachín eufórico que describe su estado de ánimo en ese momento, y sus aparentemente etílicos "la, la, las" contrastan con el tono góspel y de algún modo paródico de los coros. La instrumentación es también parsimoniosa y divertida, y con esos ingredientes, no extraña que fuera elegida por los hermanos Cohen para una de las escenas más oníricas e hilarantes de "El Gran Lebowski" (1998).
Desde entonces, me resulta imposible escucharla sin que vengan a la cabeza imágenes del "Nota", alucinando con que vuela por el cielo entre imágenes kitch relacionadas con su afición a los bolos, tras ser golpeado y privado de su bien más precioso: su alfombra del salón. La verdad, no se me ocurre mejor escena que esta, para reflejar el feeling que transmite The man in me, ni canción más diferente y curiosa en el cancionero de Dylan, una especie de "patito feo" que de repente echa a volar con una sonrisa en el pico, demostrando que, efectivamente, la respuesta estaba "soplando en el viento", pero que eso no implicaba que ese vuelo sin motor tuviera que ser triste.
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