viernes, 21 de octubre de 2022

Disco de la semana 298: Grand Prix - Teenage Fanclub



Seguro que conocéis o incluso formáis parte de alguno de esos "clubes de lectura" que se forman de manera informal entre amigos o compañeros de trabajo. El proceso es sencillo y sin un gran coste, basta con crear un grupo de Whatsapp y que cada uno recomiende cada cierto tiempo un libro que los demás deberán leer y comentar. Esa fue la idea de la que partió el "club de escucha" Sound and Vision, el grupo que creamos para compartir, escuchar y comentar discos, y que a su vez desembocó en lo que hoy es 7días7notas cuando uno de nosotros dijo: "¿Y si creamos un blog en el que comentar los discos que recomendamos cada semana en Sound and Vision?

Así es como he conocido recientemente a los Teenage Fanclub, banda escocesa formada en 1989 y de gran popularidad en los años 90, y su disco Grand Prix. La recomendación de este viernes pasado me ha llevado a descubrir una banda y un disco de gran calidad, una perla escondida en los mares del no siempre bien valorado power pop. ¿Y cómo es que cometí la torpeza de no conocerles en su momento? Pues porque en aquella época yo solo le hacía ojitos a Prince, Guns and Roses, Blur y Oasis, y ya me vale la tontería, porque al documentarme para esta reseña descubrí que estos últimos llegaron a decir en la época en que salió este disco que Teenage Fanclub eran "la mejor banda del mundo" aclarando a continuación que lo eran "después de nosotros, claro".


Grand Prix
no es su obra cumbre, ese honor hay que dejárselo a Bandwagonesque (1991), pero al abrigo del brit pop de mediados de los noventa, con éste su quinto álbum de estudio alcanzaron su mayor éxito comercial y la repercusión mediática que la banda merecía. La fórmula de Grand Prix es tan clara como efectiva: guitarras suaves y rítmicas, efectivos estribillos y armonías vocales que recuerdan a los Byrds o a los Beach Boys, y el típico sonido ligero de las bandas de surf rock de la costa oeste norteamericana, conformado un puñado de notables canciones, entre las que se encuentran algunas de las composiciones más brillantes del grupo, como Sparky’s Dream, con una efectiva intro de guitarra de slide blues, Neil Jung, una de las mejores canciones del disco y de la banda en general, o la delicada balada Tears, todas ellas dotadas de una cuidada producción e intensas melodías, que apoyaban unas letras generalmente sencillas e inofensivas.

El arranque del disco es estelar con About you, la ya mencionada Sparky’s Dream y la bella melodía pop de Mellow Doubt, dando el genial pistoletazo de salida de un álbum consistente y bien producido. Las perlas van cayendo una tras otra y pasando por la línea de meta de este Grand Prix, joyas sin desperdicio como Verosimilitude, la también mencionada Neil Jung, quizá el punto más alto del álbum, los quilates de Going places, la melancolía de Say No o la belleza de la "beatleliana" I'll Make It Clear mantienen el nivel del arranque y hacen que el tiempo pase volando, llegando al final del disco sin que apenas te des cuenta.

Al llegar a la meta, nos encontramos el que quizás sea el único pero que se nos ocurre ponerle a esta obra, que no es otro que la inclusión del extraño experimento de Hardcore / Ballad con el que cierra el disco, mezclando en la misma pista un inicio de rock intenso con un súbito corte al que sigue un tramo final de balada desnuda de guitarra acústica y voz. El guitarreo inicial queda forzado y la mezcla resulta innecesaria e incómoda, pero es quizá el único lunar digno de mención en un disco compacto y sin fisuras visibles. Es solo un tropezón en el último momento, quizá provocado por la distracción de ver ya la bandera a cuadros ondeando en el horizonte, marcando la llegada triunfal de Teenage Fanclub al panorama musical de los noventa, pisando el acelerador en su particular Grand Prix.

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