jueves, 20 de octubre de 2022

0658.- Todo tiene su fin - Los Modulos

 


Los Módulos fueron capaces de reunir en un mismo grupo el pop comercial de los 60 con la música progresiva que era lo que iba a estar en boga en los años 70, así que estamos ante el último gran grupo de los 60 o el primer supergrupo de los 70, no debe extrañarnos, por tanto, que los seguidores del pop español los consideren un grupo pop y los amantes de la música progresiva lo reivindiquen continuamente como uno de los suyos. Lo que parece quedar claro, etiquetas aparte, es que Módulos fue un grupo de gran calidad y estuvo formado por cuatro de los mejores músicos y compositores de su tiempo. Pero a pesar de este cartel, Los Módulos no fue un grupo de unos jóvenes que querían dedicarse al mundo de la música, sino que fue un grupo apoyado desde el principio por una potente casa discográfica. Los Módulos surgen en el Madrid del año 1969, cuando el cantante y guitarrista Pepe Robles (José Robles Martínez, nacido en 1948), quien también se ocupaba de tocar los bongos y de interpretar los instrumentos de viento, como la flauta o el oboe, fue requerido por el productor del sello Hispavox, Rafael Trabuchelli, impresionado por su talento cuando puntualmente formó parte de la banda Los Angeles, para liderar un nuevo conjunto musical. Trabuchelli  apuesta desde el primer momento por el proyecto y proporciona un local de ensayo en los sótanos del mismo edificio Hispavox. Para febrero de 1969, Los Módulos comienzan sus maratonianos ensayos, conformado como un cuarteto con Tomás Bohórquez (órgano Hammond y piano), Emilio Bueno (bajo), Juan Antonio García Reyzabal (batería y violín eléctrico) y el propio Pepe Robles (guitarra y voz). Poco antes del verano del 69 aparece un primer single con “Ya no me Quieres / “Recuerdos” (Hispavox, 1969), el disco se vende bien, está varias semanas en el top 20. Tras el verano se meten en el estudio de grabación para lo que será su primer larga duración. Al final de la grabación Trabuchelli les comenta que el LP queda algo corto de minutaje y el grupo desarrolla rápidamente una nueva canción. Cuando Pepe Robles va a registrar a Autores la nueva canción, se encuentra con que ya ha sido registrada por Reyzabal en solitario. Eso va a producir reclamaciones y pleitos entre ambos músicos. La SGAE toma la decisión salomónica de que aparezca firmada por ambos, aunque Reyzabal siempre reivindicó la autoría en solitario.

El tema en cuestión es “Todo tiene su fin”, seguramente una de las tres mejores baladas del pop español de todos los tiempos. Pura caricia sonora. La cosa se inicia con un órgano eclesiástico al que se une un coro plañidero cargado de eco. La voz destila calidad a cada nota y una complicada línea del bajo la subraya. Un breve solo de guitarra distorsionada que se repite dos veces y un continuo sube y baja en la densidad instrumental que consigue una tensión y reclama la contínua atención del oyente con un final de nuevo con el órgano catedralicio en plena ebullición acompañado por redoble de platos. A destacar la aparición de un par de trompas en el clímax del tema para reforzar al órgano. La letra es un canto a una ruptura amorosa considerada como liberación de una relación en la que se ha dado mucho más de lo recibido. En ella se señala que, aunque el protagonista sigue queriendo a su amante, el alivio obtenido con la separación compensa el dolor. Por favor escuchen esta canción en su versión original. Nunca serán cuatro minutos perdidos, tras escuchar la canción, volverás a tener esperanza, que la realidad existe, y una luz errante ilumina tu habitación. Ya nada importa, déjate llevar como el viento al humo.

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